En marzo del año en curso, Bassirou Diomaye Faye llegó a la presidencia de Senegal, tan solo dos semanas después de haber salido de la cárcel.
El político de 44 años asumió la presidencia con promesas de campaña, como amplias reformas dirigidas a mejorar la calidad de vida de la población senegalesa, la lucha contra la corrupción, la revisión de los permisos de pesca para las empresas extranjeras y la obtención de una mayor parte de los recursos naturales del país para la población.