Rusia lanzó la noche del 22 de marzo de 2024 un nuevo ataque a gran escala contra ciudades ucranianas, dirigido principalmente contra instalaciones de energía eléctrica en Járkov, Zaporiyia, Krivói Rog y otras regiones del país. Se emplearon más de 60 drones y unos 90 misiles, lo que provocó apagones generalizados y dejó al menos cinco muertos, según autoridades ucranianas. El presidente ucraniano Volodímir Zelenski denunció que fue uno de los mayores asaltos a la infraestructura energética desde el inicio de la invasión rusa.