El gigante asiático, mayor importador de petróleo y hogar de la mayor flota de automóviles del mundo, está a punto de marcar un punto de inflexión en el mercado energético global. Según China National Petroleum (CNPC), la demanda de crudo alcanzará su punto máximo en 2025, cinco años antes de lo previsto. Este adelanto refleja no solo el impacto de las políticas ambientales y el rápido desarrollo de tecnologías limpias, sino también las dificultades económicas internas que han impulsado una transición acelerada hacia un modelo energético más sostenible.