Coyuntura global (noviembre-diciembre 2011)

Estrategias globales se mueven al Este de Asia. Reunión de ANSA (ASEAN), disputas y cambios políticos en Myanmar. También: sucesión en Corea del Norte

El peso específico que van adquiriendo las distintas regiones mundiales es un tópico de central importancia en el seguimiento de la estructura del sistema internacional. En este período han llamado la atención ciertos desarrollos en la región latinoamericana, que se considerará adelante, y en el sur este asiático. En este último, se anota la reunión, del 17 al 19 de noviembre en Bali, Indonesia, de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático ANSA (ASEAN por sus siglas en inglés). Si se cuenta su antecesora, la Asociación del Sudeste de Asia (ASA) formada en 1961, serían 40 años para esta organización, aunque la ASEAN como tal se haya formado el 8 de agosto de 1967 en Bangkok entre Tailandia, Filipinas, Singapur, Indonesia y Malasia. Con el tiempo se incorporaron otros cinco países: Brunei, Birmania (Myanmar), Cambodia, Laos y Vietnam. Existe un número de países observadores y en lista de espera, siempre dentro de esta subregión. La ANSA es el núcleo alrededor de un gran número de esquemas de cooperación en la región asiática y más allá de ella, dentro de las que destacan las zonas de libre comercio con China y con la India, que entraron en vigor ambas en enero de 2010, y el conocido Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (conocido por APEC en inglés) en que participan muchos más países.

Reuniones como la de Bali, la 19 de la ANSA, son en la actualidad un conjunto que incluye organizaciones formales y de cumbres del más alto nivel, de las cuales naturalmente la de los miembros de la ANSA debiera ser la más importante. En esta oportunidad, sin embargo, la atención estuvo centrada en una de las otras, la número seis de la denominada Cumbre del Sur de Asia, organizada en el 2005 y que incorpora además de los diez de ANSA a otros ocho países: China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelandia e India más Rusia y los EEUU a partir de esta última reunión. En ella se destacó la asistencia del presidente Obama, señalando en forma oficial su incorporación a dicha Cumbre.  Con ello los EEUU han querido subrayar su presencia en la región y su percepción de ver el siglo XXI como “el siglo asiático”, tal como lo reiteró una vez más dicho presidente con motivo de la reunión.

Aunque los temas de las reuniones de la ANSA han continuado proponiendo el convertirse en una “Comunidad Económica” para el año 2015, la sombra de la crisis mundial y en especial la de la Unión Europea no ha podido dejar de estar muy a la vista. No escapa a los observadores el hecho de que la UE para muchos servía de modelo para muchos esquemas de integración regional. Pese a la “Visión” tan ambiciosa declarada en los documentos de la ANSA, en la práctica es muy poco probable que se siga la pauta europea: las desigualdades son aquí todavía más dramáticas que las que existieron allá, incluso con la incorporación de los países del este. Aquí no se ve aparecer ni las instituciones ni la burocracia que han acompañado al proyecto europeo, que muchos ven ahora con mucha suspicacia. El énfasis ahora está en la expansión tanto geográfica como temática, y en servir de núcleo de todo tipo de foros.

El Departamento de Estado norteamericano ha hecho énfasis en que ese país está haciendo un “giro estratégico” hacia esta región (se interpreta en el marco del retiro de Irak y Afganistán) y además de acercarse todavía más a tradicionales aliados como Tailandia, Filipinas y Singapur, se prepara para revisar sus relaciones con otros, muy significativamente con Indonesia, el país con la población islámica más grande del mundo, con Vietnam y con Birmania/Myanmar, país que recibió a principios de diciembre la visita (la primera en 50 años)  de la señora Clinton en el marco de lo que parece ser una significativa apertura política dentro de ese país. Todo esto se interpreta como el intento de balancear la creciente influencia china, indisputablemente la potencia emergente no solo en Asia sino en todo el mundo. Cifras revisadas a fines del año indican que podrá superar a los EEUU en unos diez años. Pese a la crisis del euro, el dólar ya no volverá a ser “rey” (significativamente el 26 de diciembre China y Japón acordaron hacer sus transacciones en yuanes) y se anticipa una compleja reconversión del sistema monetario internacional.

Por el momento, los países continúan esforzándose por ampliar su influencia y en búsqueda de equilibrios favorables. Es interesante que Birmania ha quedado señalada como sede de la reunión de ANSA en 2014, lo que para significa un voto de apoyo a la continuación de las reformas políticas en curso, asunto lleno de todo tipo de complicaciones.

También se apunta que en vísperas de la reunión se revivió el conflicto sobre las islas de mar de china, ricas en recursos, respecto a las que China disputa con varios países de la subregión, particularmente con Filipinas, que se apoya en su aliado los EEUU. Pese a ello, el tema no fue central en la reunión, aunque sigue pendiente. Será de ver hasta qué punto los países de la subregión asimilan el interés de este país en asumir un papel más importante en la misma.

Finalmente, es de apuntar, ahora en el noreste de Asia, la muerte, a los 70 años, del “supremo líder” norcoreano Kim Jong-il el 17 de diciembre y el aparato que acompañó la transición del poder a su hijo Kim Jong-un. Como es costumbre, la naturaleza del poder real en ese país, sin decir las consecuencias de esa transición continúan siendo materia de todo tipo de especulaciones, muchas sin base en evidencias sólidas dado el hermetismo de dicho país.

Se agudiza aún más la crisis en la zona del euro. La dupla “Merkozy” intenta fijar un rumbo. Se avecinan los “idus de marzo”

Las tensiones sobre el futuro de la zona euro llegaron a un clímax a mediados de Diciembre, sin que se llegara a suficientes acuerdos como para garantizar la continuidad del esquema. Pese al esfuerzo por presentarla como un éxito (incluso se incorporó un nuevo país a la UE, Croacia) de la que algunos llamaron  “la Cumbre del todo o nada”, celebrada en Bruselas del 8 al 9 de diciembre, lo único claro es la evidencia de los enormes problemas que quedan por resolver y una creciente incertidumbre sobre si esto será posible.

La estrategia diseñada el 5 de ese mes por la canciller alemana Angela Merkel y  el presidente francés Nicolas Sarcozy, ya conocidos como “Mercozy” por la prensa, debería conducir “a marchas forzadas” a restablecer la confianza en el euro y en la zona euro por un medio de un nuevo tratado de la UE. Como en la práctica esto no fue posible ya que el gobierno británico se opuso (se requiere unanimidad de los 27) las medidas de “pacto fiscal” acordadas se definirán por medio de acuerdos intergubernamentales entre los 17 países de la eurozona, quedando al resto la posibilidad de adherirse.

Pero son los mismos acuerdos, centrados en la ansiada “disciplina fiscal”,  los que para muchos distan de ser la solución (existe una intensa disputa sobre cuál sería ésta, si la hay…) Se trata de exigir el establecimiento de limitaciones constitucionales en cada país al endeudamiento y la posibilidad de imponer sanciones automáticas a los infractores. Todo ello con fecha fatal de fines de marzo del 2012. También se trata de reforzar el FMI para que pueda prestar a los amenazados, y adelantar a julio del 2012 del Mecanismo Europeo de Estabilidad, regido por el Banco Central Europeo (BCE) en conjunto con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)

Los acuerdos enfrentan tremendos escollos, comenzando con lo que significaría la ausencia o incluso el retiro británico de la UE. Luego está el hecho de que la austeridad es solo un elemento de la solución, que tiene que estar basada en el crecimiento económico, tan esquivo en esta época de crisis global.

La posición del gobierno británico de David Cameron le ha traído serias críticas en su propio país, a la vez que ha planteado seriamente la posibilidad del retiro de ese país de la UE. Esto al momento parece inconcebible, pero ya ha entrado dentro de las posibilidades. Los efectos de ello en el proyecto regional serían desastrosos, al punto de que hay un consenso en que sería el final del mismo. Pero antes deberá verse si es posible que el procedimiento de implementación de los acuerdos del 9 de diciembre funcione. Aquí se abren otras dudas, ya que la ratificación será fuertemente opuesta por muchos sectores de la opinión pública de casi todos los países de la zona del euro. Finalmente, está el hecho de que todo el mecanismo de recuperación de confianza se basa en una sola premisa, la de la austeridad fiscal, mientras que los inversores desean una mayor seguridad. El proyecto, avanzado por Sarkozy pero rechazado por Merkel, de crear un eurobono respaldado por el conjunto, puede que sea la única medida que haga recuperar la confianza. En un mercado a merced de la especulación descontrolada (el famoso “capitalismo de casino”) y con la espada de Damocles de las calificadoras de riesgo, que inexorablemente le van “bajando el piso” a país tras país, el panorama continúa totalmente incierto. El euro siguió a la baja el resto del año. Mucho se debatirá todavía en los meses que vienen en el Viejo Continente y fuera de él.

Algunos observadores comparan el reto de salvar al euro al “cruce del Rubicón” por Julio César; en este caso, por la UE encabezada por Alemania. Se supone que el pasarlo significaría una Europa mucho más fuerte y unida. Una apuesta riesgosa que ha hecho recordar que también a ese personaje le advirtieron del peligro de los “idus de Marzo”. ¿Se repetirá la historia, y cómo y a qué costo? ¿Y de quiénes?

Cumbre del Mercosur. Un proyecto que no se abandona

Al otro lado del Atlántico, y por las mismas fechas, otro esquema regional se va dibujando, contra los pronósticos de un sector de la opinión pública y medios internacionales que todavía lo ven son suspicacia. Se ha tratado de la cumbre de líderes de América Latina y el Caribe celebrada del 2 al 3 de diciembre en Caracas, en la que se creó la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), espacio que viene a ampliar otros, significativamente al llamado “grupo de Rio” existente desde 1986, añadiendo a los países caribeños con la significativa inclusión de Cuba. Esto como concretización del acuerdo tomado en  la llamada “Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe”, celebrada los días 22 y 23 de febrero del 2010 en México. El organismo agrupará en total a 33 países.

Como es frecuente en este tipo de encuentros, existió una buena dosis de retórica nacionalista sobre todo en algunos dirigentes que subrayaban que el nuevo organismo se libera de las “asimetrías” que implica la tradicional relación con los EEUU en el marco de la OEA, llegando incluso, en palabras del presidente uruguayo Mujica, a vislumbrar “una segunda independencia”.  Pero únicamente el presidente Correo de Bolivia indicó su intención de que el nuevo organismo sustituyera a la OEA. Los demás elaboraron de distintas formas sobre el significado de este amplio espacio. Así, el canciller costarricense Enrique Castillo, según reportó la BBC, dijo que la CELAC  debería ser un "mecanismo de diálogo y concertación", "más fluido y ágil" y que no debería ser una compleja organización que "tiene otras connotaciones, significaría edificios, plantilla de personal y burocracia que a nosotros como región no nos conviene, porque es duplicar otras organizaciones que ya existen". La misma opinión ha sido expresada por distintos analistas, que coinciden en identificar una “sensación de fatiga de cumbres en la región”, por lo que para que esta nueva organización tenga sentido deberá definir con toda claridad sus propósitos y del éxito que tenga en cumplirlos.

Otros analistas opinan que la CELAC dista de tener las dimensiones “históricas” que algunos discursos le atribuyen. Ven más bien el asunto como resultado de una coyuntura en la que coinciden distintos intereses de potencias regionales, como el de Brasil de vincularse más con América Central y el Caribe, o de México de de acercarse a América del Sur. Otros señalan que la presencia cubana es una oportunidad para que este país demuestre su voluntad de integrarse en forma más orgánica a lo que es actualmente la realidad de la región y –aunque resulte paradójico para algunos- sirviendo de elemento moderador a la retórica de mandatarios como Chávez, Correa y Ortega.

Posiblemente el reto más inmediato de la CELAC será el de definir su especificad dentro del marco de los muchos otros organismos y espacios de integración ya existentes, como la OEA, el ALBA, UNASUR, CAN, MERCOSUR, SELA, SICA Y CARICOM, para indicar solo los más importantes, cuyas competencias a menudo se traslapan.

Por de pronto ha quedado en manos de una “troika” formada por Venezuela, país que fue anfitrión, por Chile que lo será en la próxima reunión del 2012, y Cuba para el 2013, la formación de una agenda que justifique la nueva iniciativa. Esta combinación ha sido objeto de muchas conjeturas, tanto por la usencia de países “mayores” como por su singular combinación supuestamente “ideológico-neutral”.

Desde el punto de vista del futuro de la OEA, nadie duda que el CELAC no ha surgido para sustituirla, no sólo por la evidente importancia que la misma sigue teniendo en el continente, sino porque no existe otro espacio capaz de canalizar las tradicionales relaciones interamericanas con la inclusión de los poderosos “vecinos del norte”. No se puede olvidar que el peso de esta relación como muestra el hecho de que casi un tercio de los países que integran CELAC.

También estará por definirse el papel de la CELAC  en otros ámbitos, como el mecanismo de Cumbres Iberoamericanas en que participan España y Portugal, las relaciones con la UE y China, para mencionar solo los más importantes. Sin embargo, por ese lado no se espera tantas novedades, ya que estas relaciones ya cuentan con una red bastante desarrollada de acuerdos bilaterales, subregionales y regionales.

Cumbre del clima en Durban. Aspiraciones postergadas

Una vez más ha quedado comprobado que la diplomacia es el arte de evitar el fracaso, o por lo menos de disimularlo o postergarlo lo suficiente para crear la sensación de esperanza. Para muchos observadores, esto ha quedado comprobado en el último capítulo de las Conferencias sobre el Clima, en esta oportunidad celebrada en Durban, Sudáfrica, luego de catorce días de intensas negociaciones, con un “acuerdo de compromiso” presentado por la presidencia sudafricana de la conferencia, la ministra de Asuntos Exteriores, Maite Nkoana-Mashabane en las primeras horas del 11 de diciembre. Un acuerdo que para muchos no soluciona nada y que posterga todo lo importante, una vez más.

Lo que contiene dicho acuerdo permite la prolongación del Protocolo de Kyoto (que expira en el 2012) para Unión Europea hasta 2017, para que disminuyan sus emisiones. Pero la UE no logró que se incluyera al menos un esbozo de regulación para limitar las emisiones de efecto invernadero en países altamente contaminantes como China, Brasil y la anfitriona Sudáfrica, que no están incluidos en el mencionado protocolo, y que se continuaron oponiendo firmemente a cualquier limitación forzada. También se notó el papel poco activo de los EEUU, otro de los grandes contaminantes, que tampoco accedió a acelerar el proceso ni a asumir un compromiso directo “todavía”.

Porque mucho depende de cuando se empiezan a tomar medidas realmente efectivas. Para la UE y muchos otros países poco desarrollados y organizaciones ambientalistas esperar hasta el 2020 como proponían los países antes mencionados sería demasiado tarde.

Lo más que se logró es que se definiera una fecha más cercana para llegar a los ansiados acuerdos, el año 2015, por los que se iniciaría un proceso que se espera se caracterice por el carácter vinculante de los acuerdos y que se hagan efectivos en el 2020. También se espera un consenso en el principio de que la mitigación debe ser compartida por todos, aunque los más contaminantes tendrían que aportar más. Esto es significativo, si se tiene en cuenta que un importante grupo de países “en desarrollo” y que no tienen restricciones bajo el protocolo de Kyoto (se menciona tanto a la China como a India, pero también a Corea del Sur e incluso a Arabia Saudita), son al presente responsables del 58% de la emisiones mundiales, cifra que se espera aumente aún más.

Por otro lado, lo del carácter vinculante sería un avance, y constituyó unos de los puntos más seriamente discutido en esta reunión. Es conocida la tenaz oposición de la India en este respecto, ya que consideraban que este punto significaría dar un “cheque en blanco” que pondría en riesgo el bienestar de sus habitantes, que no son responsables de la “contaminación histórica” (aunque ahora sí lo son…) Como puede comprenderse, se trata de un asunto que tomará todavía muchas discusiones. Pero el acuerdo, logrado con la intercesión feliz de la delegación brasileña, en principio puede decirse que ha logrado un avance dejando atrás la división bastante artificial entre “ricos y pobres” que no siempre coincide con la responsabilidad de contaminar. Pero casi seguramente no se evitará que la temperatura mundial suba en unos 2 grados centígrados (algunos pronostican hasta 4 grados) en ese período, con las consabidas desastrosas consecuencias.

Algunos otros acuerdos son prometedores, si llegan a concretizarse. Uno de ellos es la posible creación de un fondo global “Verde” que para el 2020 canalizaría unos 100 billones de dólares de países ricos a pobres para ayudarles a reducir las emisiones y adaptarse al cambio climático. Pero no hay indicaciones todavía de cómo se formará tal Fondo, y con la crisis mundial es probable que también esta meta se postergue.

Para añadir al pesimismo reinante, casi de inmediato el gobierno canadiense anunció que denunciaría el protocolo de Kyoto, considerado como “cosa del pasado”.  Aunque para algunos esto era de esperar ya que este país ha violado impunemente las provisiones de aquél, la decisión y el momento de tomarla ha sido interpretada como una nueva señal negativa respecto al futuro del medio ambiente mundial.