Desde las páginas de opinión (enero-febrero 2015)
Relación China-Costa Rica
El exministro de Comercio Exterior y exembajador Marco Vinicio Ruiz se mostró complacido con la política de Luis Guillermo Solís respecto a China, la cual da seguimiento al acercamiento iniciado por Óscar Arias y continuado por Laura Chinchilla. Ruiz manifiesta que la visita a China realizada por el actual mandatario estuvo acompañada de signos claros de interés con el gigante asiático (La Nación, 7/1/2015).
También un editorial de La Nación (13/1/2015) comentó dicha visita presidencial en términos muy positivos. Se consideró el resultado en términos más de consolidación que de innovación, pero el seguimiento a acuerdos anteriores es adecuado, particularmente en la firma del memorando de entendimiento para estudiar la realización de una zona económica especial (entendiéndose dentro del modelo de zonas francas y no en un marco legal especial) además de la continuidad otorgada al proyecto de una nueva refinería, pero esta vez con un estudio a cargo de Recope. Falta aún desarrollar vínculos económicos significativos, según ilustró con cifras el periódico.
El embajador de la República Popular de China, Sr. Song Yanging, ofreció asimismo palabras de celebración y gratitud por los siete años de la relaciones entre ambos países y por las recientes acciones llevadas a cabo por gobierno del presidente Solís: la visita al Estado de China y la participación en la Primera Reunión Ministerial del Foro China-Celac. A estos espacios de diálogos, el Embajador añade en su balance la cooperación binacional desarrollada en las áreas política, económica, comercial, cultural y humanística (Diario Extra, 13/1/2015).
Algo más críticos resultaron los comentarios del exministro de Hacienda Guillermo Zúñiga. Por un lado, destaca el realismo de la política exterior del presidente Solís. Pero, por otro lado, cuestionó las declaraciones dadas por el mandatario en China en las que se reprochaba la relación bilateral basada en donativos y regalos (para Zúñiga, las relaciones, desde su inicio, abarcaron ámbitos financieros, culturales y económicos, no solo donaciones). Aunado a lo anterior, la administración se contradijo al recibir la donación china de 13 mil millones de colones, indicó el exministro. Espera, sin embargo, obtener información sobre proyectos a los cuales se destinará dicho monto (Diario Extra, 17/1/2015).
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)
La tercera cumbre de la Celac generó una plétora de comentarios en las páginas de opinión. Inicialmente se encuentra el editorial de La Nación (20/1/2015) el cual mantiene una valoración positiva sobre la presidencia de Costa Rica en la Celac – llamándola “prudente, realista, transparente, inclusiva e inteligente”. Sobre la Comunidad en sí, el diario opina que su desempeño ha sido contradictorio y que requiere de países más pragmáticos, realistas, activos y respetuosos de la democracia y los derechos humanos.
El editorial de Diario Extra (20/1/2015) felicitó las labores de organización llevadas a cabo por el gobierno actual para poder desarrollar la cumbre, a la vez que criticó a la presidencia de Laura Chinchilla por no haber presupuestado el evento. Considera que la Celac deja no solo ganancias diplomáticas y políticas sino también a la empresa nacional.
Nuria Marín Raventós opinó que la cumbre constituye para Costa Rica una excelente oportunidad para proyectarse al mundo, además de haber permitido ser un interlocutor regional ante la Unión Europea y China (25/1/2015).
Las relaciones entre la Unión Europea y la Celac fueron profundizadas por Federica Mogherini, quien funge como alta representante del a Unión Europea para Asuntos Exteriores y Políticas de Seguridad y vicepresidenta de la Comisión Europea. Admitió que participar en la tercera cumbre es una alegría y un honor y aprovechó la oportunidad para impulsar las relaciones en distintas dimensiones. La integración es una meta en común. Por otra parte, existen compromisos referidos al cambio climático entre países de la Cela y la Unión Europea, a la lucha contra la pobreza, al desarrollo sostenible, a la seguridad y a la educación. Por estas razones la reunión es propicia para sumar esfuerzos y “cambiar las cosas a ambos lados del Atlántico” (La Nación, 28/1/2015).
El político costarricense Rodolfo Piza expresó una visión algo más escéptica de la Cumbre de Celac. Primero, admite que habría preferido un menor gasto en su organización, aunque aplaude la digna representación del Presidente y el Canciller. En segundo lugar, sostiene que la Celac no debería ser prioritaria y resultan más relevantes Naciones Unidas, la OEA, el SICA, la Alianza Pacífico y los tratados de libre comercio. En ese sentido argumenta que la Celac es un complemento para las instancias interamericanas ya existentes. Además confiesa tener bajas expectativas sobre la Cumbre pues la responsabilidad para cumplir las metas propuestas recae sobre cada país (Diario Extra, 31/1/2015).
Otro editorial se refirió al comportamiento del presidente de Nicaragua Daniel Ortega durante la Cumbre – lo cual el periódico deploró – y a los acuerdos alcanzados – que se analizó con más cuidado. Respecto a la “Declaración política” se dice que es demasiado extensa en los puntos que contiene, además de ser reiterativa y de excluir metas claras respecto a los resultados y la forma de alcanzarlos. Pero aprueba que haya tratado los temas del desarrollo, el combate a la pobreza y la necesidad de respetar la democracia y los derechos humanos. Falta aportar más a la región, focalizando las acciones y rechazando la “instrumentalización por parte del ALBA” (La Nación, 31/1/2015).
Por su parte, Armando González atacó a la Celac por su incapacidad de actuar en temas de violación de los derechos humanos pues más bien está destinada a “responsabilidad a los Estados Unidos de todos nuestros males, trazar caminos in intención de transitarlos y fingir la unidad de un continente” (La Nación, 1/2/2015). De similar forma escribió el expresidente Miguel Ángel Rodríguez. La Celac enfatiza en temas económicos, no en la promoción y defensa de la democracia y los derechos humanos, señaló. En ese sentido, Costa Rica pertenece a dos organizaciones contradictorias: la OEA – que privilegia los derechos humanos y la democracia – y la Celac que pone por encima la soberanía. Argumenta que los costarricenses deberían privilegiar los derechos humanos sobre los intereses estatales (La República, 9/2/2015)
En contraste con las visiones anteriores, Tatiana Benavides destacó la relevancia de la Celac partiendo de su naturaleza como entidad política. Indica que la Celac no debe verse como una organización sino como una iniciativa que podría desarrollar a futuro mayor incidencia si contara con mecanismos para garantizar su cumplimiento. Más que un espacio de diálogo es también una “plataforma para presentarse como bloque en el sistema internacional” frente a socios extrarregionales como China, India, Rusia y la Unión Europea (Diaria Extra, 3/2/2015).
Complementariamente Mónica Segnini no considera que la Celac sea del todo inútil, justificando sus beneficios no políticos sino económicos, específicamente en lo que se refiere al “turismos de convenciones”. La organización, protocolo, atención y diplomacia constituyen un éxito del cual el país debería apoyarse para promoverse como un destino para las convenciones (La Prensa Libre, 3/2/2015).
Otros temas
El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos suscitó diversos comentarios, entre ellos un editorial de La Nación (6/1/2015) en el que se piensan sobre todo las posibles repercusiones hacia Costa Rica. Se dice que difícilmente habrá consecuencias inmediatas pero, de darse reformas económicas y jurídicas en Cuba, podrían producirse afectaciones a mayor plazo, especialmente en el turismo hacia Costa Rica. Como remedio se sugiere mejorar la competitividad en general – y no solo hacia Cuba – para enfrentar los distintos desafíos coyunturales.
Mónica Araya propuso, en un artículo publicado en el Diario Extra (6/1/2015), que las opiniones de los ciudadanos costarricenses deberían tener peso en las negociaciones internacionales sobre los temas ambientales. La autora pone a Lima como ejemplo de una negociación monitoreada por ciudadanos y empresas, pero París 2015 es la meta. Puntualmente considera que el Ministerio de Relaciones Exteriores, junto con el Ministerio de Ambiente y Energía, debería tomar en cuenta la opinión pública a través de coloquios, divulgación y consultas.
Respecto al servicio exterior de Costa Rica se encuentran dos artículos durante enero y febrero. El primero, de Armando González, apoya los nombramientos de embajadores para personas de confianza en lugar de realizar asignaciones burocráticas para los diplomáticos de carrera. Considera que el gobierno debe tener flexibilidad para adecuar las representaciones en otros Estados, mientras que los parámetros fijos para diplomáticos de carrera no garantizan mejores resultados (La Nación, 9/1/2015). El segundo artículo es una respuesta al anterior de González y proviene de Shara Duncan, presidenta de la Asociación Costarricense de Diplomáticos de Carrera. Ella apela ciertas generalizaciones realizadas en el primer artículo y defiende la preparación académica y profesional de los diplomáticos de carrera (La Nación, 21/2/2015).
El señor embajador de Japón en Costa Rica, Mamoru Shinohara, reseñó los 80 años de las relaciones entre su país y la nación en la que está acreditado. El vínculo diplomático inició en 1935, con el primer embajador japonés en Costa Rica, mientras que la cooperación económica nació en 1974 con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), con la cual se han generado beneficios educativos, como lo es la enseñanza del idioma japonés. En temas ambientales recientemente existe una cooperación intensa que ha servido, por ejemplo, para construir plantes de energía geotérmica. También existen apoyos recíprocos en el contexto global, como lo fue el trabajo conjunto a favor del Tratado sobre el Comercio de Armas (La Nación, 22/2/2015).
Por último, Claudio Alpízar en su columna de La República (26/2/2015) promueve una política exterior costarricense más beligerante hacia la defensa de la democracia, en particular respecto al caso de Venezuela. Para el analista, falta mayor determinación y fuerza del gobierno al respecto.