En uno de los primeros análisis post-electorales sobre la figura de Donald Trump de este Observatorio (1) se hacía el ejercicio de identificar tres facetas que marcarían la administración del 45avo presidente estadounidense. Una de ellas, Trump el obstinado, describía el temor e incertidumbre que rodeaba la llegaba del nuevo inquilino de la Casa Blanca, especialmente en términos de sus prioridades y lineamientos de política exterior. Las últimas semanas han probado que es ésta la faceta que ha prevalecido en este campo, con consecuencias aún difíciles de medir y prever para la estabilidad global, el balance de poderes, y el desenlace de conflictos concretos.
En primer lugar, debe señalarse la abrupta salida de Rex Tillerson del Departamento de Estado. Considerando la gran relevancia y el alto perfil del cargo, la llegada de este tycoon del petróleo con fuertes vínculos personales y de negocios con Rusia, y sin experiencia en la función pública, generó inquietudes en el sector, lo que se vio reflejado en la gran cantidad de votos en contra recibidos para su confirmación (2). Las tensiones entre el Secretario de Estado y el Presidente eran conocidas desde hace algún tiempo (3), y los rumores sobre la salida de Tillerson eran múltiples. Acorde a su carácter e impulsos, el pasado marzo Trump comunicó su decisión de despedir a la cabeza del Departamento de Estado mediante un tweet, y no fue sino hasta tres horas después que procedió a llamar a Tillerson al respecto.
Sin embargo, la inestabilidad e incertidumbre no solo afecta los altos mandos, la crisis de personal permea todos los pisos del Foggy Bottom (4). A las 38 Embajadas vacantes (5), se suman la salida de sendos funcionarios senior (6), la cancelación de varios programas de reclutamiento de alto perfil (7), y los recortes de presupuesto y personal (8). El último capítulo de esta novela de desmantelamiento del brazo diplomático de la política exterior estadounidense lo escribió la salida de uno de los principales negociadores del Acuerdo con Irán, y uno de los más destacados expertos del Departamento de Estado en temas de no proliferación (9). El debilitamiento del Departamento de Estado es un hecho (10).
La salida de Tillerson fue llenada con Mike Pompeo, el excongresista de línea dura, y entonces director de la CIA. El nuevo Secretario de Estado comparte la visión de Trump en temas tales como el acuerdo nuclear, el conflicto palestino-israelí, Siria y Corea del Norte. La propuesta de Trump para la dirección del órgano de inteligencia fue la veterana y entonces subdirectora de la CIA, Gina Gaspel. La nominación de Gaspel ha levantado revuelto, en tanto se reconoce su participación en la tortura de personas sospechosas de terrorismos en una cárcel secreta del organismo (11). No deben olvidarse las incendiarias declaraciones de Trump, cuando tan solo unos días después de su inauguración, y en su primera entrevista televisada como presidente, reafirmó lo ya dicho en campaña respecto a retomar la técnica waterboarding (12). La mayoría republicana predice una pronta confirmación (13), mientras que sobre el futuro rol de la CIA no hay panorama alentador.
Por otra parte, eventos recientes confirman la ausencia de una estrategia clara respecto a los asuntos que ocupan el debate en el propio seno del Consejo de Seguridad. La línea discursiva de la expansión de la influencia de Irán debido a las condiciones del acuerdo nuclear como un argumento para rescindir la que quizás es una de las principales herencias de política exterior de la administración Obama, contrasta con la actitud cambiante respecto a Siria (descrita en un análisis reciente (14) de este Observatorio), conflicto cuyo desenlace, en parte debido a la errática intervención estadounidense de los últimos meses, eventualmente consolidará la posición de Rusia e Irán en la región. Por otra parte, el reciente traslado de la Embajada de Tel Aviv a Jerusalén evidencia el gran poder del lobby judeo-israelí sobre la administración Trump, lo cual corresponde a un movimiento poco pensando que solo provocará mayores tensiones y protestas en la región. La decisión, en su momento amplia y duramente criticada por la comunidad internacional (15), vuelve la solución de dos Estados aún más difícil de alcanzar, por no decir que la descarta por completo (16). El único frente que muestra señales de éxito corresponde al histórico acercamiento entre las dos Coreas, aunque solo el tiempo dirá si la participación de la administración Trump fue determinante para uno u otro resultado.
Es difícil conocer y aún más entender la lógica detrás de la política exterior de Trump. De la mano de 280 caracteres, el presidente le comunica sus impulsos y decisiones a sus casi 52 millones de seguidores, mientras que en los pasillos del Departamento de Estado reina un silencio sepulcral.
https://www.nytimes.com/2017/02/01/us/politics/rex-tillerson-secretary-of-state-confirmed.html
https://www.justsecurity.org/53757/personnel-crisis-awaiting-secretary-state/
http://foreignpolicy.com/2018/04/09/mapped-38-u-s-ambassadorships-remain-empty-diplomacy/
https://www.theatlantic.com/international/archive/2017/03/state-department-trump/517965/
https://elpais.com/internacional/2018/03/13/actualidad/1520945716_821440.html
http://www.bbc.com/news/av/world-us-canada-38751516/donald-trump-waterboarding-absolutely-works
https://www.politico.com/story/2018/05/14/haspel-cia-trump-torture-588020
http://opi.ucr.ac.cr/node/1106
https://www.nytimes.com/2017/12/06/world/europe/trump-jerusalem-pope.html
http://opi.ucr.ac.cr/node/1048