El autodenominado Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) ha sufrido en los últimos meses una serie de derrotas militares que le arrinconan cada vez más dentro de la desértica geografía de Siria e Irak. Se trata de avances positivos en la lucha contra el extremismo, que, sin embargo, deben valorarse con cautela, especialmente tomando en cuenta la probada capacidad de sobrevivencia del yihadismo.