A partir del desmantelamiento, por parte de autoridades costarricenses, de una red de tráfico de personas que llevaba migrantes cubanos desde Ecuador hasta EE.UU., se desata una crisis humanitaria en Costa Rica. Esto, en tanto alrededor de dos mil cubanos, víctimas a la vez que usuarios de la red de tráfico de personas, quedan “varados” en Costa Rica, con un status migratorio, y sobre un todo, un futuro incierto. La respuesta institucional inmediata: otorgarles una visa extraordinaria de siete días para que pudieran continuar con su travesía hacia el Norte.