Desde las páginas de opinión (marzo-abril 2015)
Costa Rica y organizaciones internacionales
El economista Jorge Guardia espera que Costa Rica avance en el proceso de ingreso a la Alianza del Pacífico, iniciativa regional formada por Chile, Colombia, México y Perú. Primero, argumenta que el país cumple con la mayoría de requisitos: tratados comerciales con los países integrantes y estándares democráticos. En segundo lugar, la Alianza representaría beneficios económicos, más comercio, producción y empleos. Por ello espera una reacción oficial ante la postergada inclusión (La Nación, 10/3/2015).
Claudio Alpízar se refirió al mismo tema en La República (12/3/2015) preguntándose sobre la “apatía” del gobierno a incorporarse en la Alianza. Confía también en que no habría problema para la afiliación y que se generarían cadenas de valor en lo político, económico y lo social. Pero además recalca en la importancia geopolítica del Pacífico.
El exembajador ante la Organización Mundial del Comercio, Ronald Saborío, explicó el origen y función de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Su nacimiento se remonta a la postguerra y a la búsqueda de una red de cooperación para identificar las mejores prácticas institucionales. Comenta cómo la presidenta Laura Chinchilla encaminó al país hacia la adhesión. En 2013 se ejecutó un plan de acción en 27 instituciones públicas que incluye estudios en diversas áreas. El siguiente año, cuando asume el nuevo gobierno, la exministra Anabel González presenta a su sucesor un informe de avances. Por su parte, la administración Solís Rivera confirmó el interés de convertir al país en un miembro de la OCDE, decisión que Saborío felicita (La Nación, 20/3/2015).
También Juan Carlos Hidalgo, comentarista del Cato Institute, comentó sobre la eventual incorporación a la OCDE, pero advirtiendo ciertos riesgos que conlleva. El ingreso no es garantía de un buen manejo institucional y las transformaciones requeridas implican también cambios en la mentalidad de funcionarios. Por otro, el proceso puede ser aprovechado por el gobierno para desarrollar reformas de su agenda y no de los requisitos de la OCDE, por ejemplo incrementar los impuestos (La Nación, 20/4/2015).
Sobre el mismo tema, un editorial de La Nación (22/4/2015) subrayó la responsabilidad que implica entrar en la OCDE. Se deberá trabajar para cumplir la “hoja de ruta” en las áreas de rendimiento e innovación educativa, políticas de bienestar social, administración pública, energía, normas comerciales, empleo e impuestos. Positivamente desde la OCDE la admisión al proceso fue unánime y desde el gobierno el presidente Solís y el ministro de Comercio Exterior manifestaron voluntad de avanzar ello.
Política exterior de Costa Rica: principios y dificultades
El canciller Manuel González Sanz se refirió, en las páginas de opinión, a lo que él llamó “universalización democrática”. Define a esta como el actual momento que vive América Latina, en el que la democracia predomina pero donde Costa Rica debe mostrar su esencia en el accionar. El país ha jugado “grandes campeonatos” como la abolición de la pena de muerte y del ejército, la declaración de neutralidad y la búsqueda de paz en Centroamérica. Le corresponde ahora defender los derechos humanos y demás valores que representa. En consecuencia de ello, en la OEA declaró - antes que las demás naciones miembros – que se debe mirar con atención la evolución de acontecimientos en Venezuela, que se garanticen las condiciones de una democracia, sobre todo libertad de oposición (La Nación, 25/3/2015).
El analista Francisco Barahona comentó el anterior artículo del Canciller (La Prensa Libre, 27/3/2015) y la declaración oficial sobre el mismo tema. Opina que esta posición es oportuna, aunque puede generar “tempestades diplomáticas” como protestas de los países miembros del ALBA. Sin embargo, Costa Rica estaría siguiendo los valores humanistas y pacíficos y sería coherente con el sistema democrático del país y el compromiso con los derechos humanos y la libertad.
El periódico La Nación afirmó en un editorial (27/3/2015) que el principal problema en la política exterior de Costa Rica es la política interna, en concreto las contradicciones entre funcionarios. Por un lado se llama la atención sobre las declaraciones de tres embajadores (en Venezuela, Bolivia y Corea) que produjeron las destituciones respectivas. Se identifica en dichos problemas una deficiencia en la selección de los diplomáticos que ignoran las normas y principios de la institución. Por otro lado, las declaraciones de la viceministra Carmen Muñoz en relación con la búsqueda del diálogo con Nicaragua, constituyen otro caso de incoherencia pues la Cancillería mantenía una posición de distancia. Finalmente existe el caso del presidente de la Asamblea Legislativa y diputado oficialista Henry Mora, quien proponía viajar a Managua antes que el mandatario interviniera para evitarlo. El diario advierte sobre los riesgos para la política exterior deseada ante tales circunstancias.
El politólogo Fernando Sánchez discutió sobre el papel de la diplomacia en un país sin ejército como Costa Rica. Indica que un país desarmado cuenta con la diplomacia y la capacidad para aplicar el derecho internacional como primera y única línea de defensa, por lo que el servicio exterior debería ser excelente. En la realidad, hay un desinterés general en temas de políticas exterior, tanto en el debate político como en los medios de comunicación. Los recursos son escasos en comparación con otros ministerios y la importancia institucional es baja. En cuanto a los funcionarios, muchos están sobrecargados, tienen cargos poco estables y los incentivos son poco atractivos. En fin, si la diplomacia tiene especial importancia ante la ausencia de la defensa militar, entonces urge reforzarla (La Nación, 20/4/2015).