Coyuntura global (enero-febrero 2012)

La diplomacia latinoamericana se calienta con Las Malvinas y visitas polémicas.

Próximos a conmemorar el desastroso conflicto que enfrentó a Argentina y el Reino Unido desde el 2 de abril al 14 de junio de 1982, en el período que reseñamos han aparecido serios roces entre ambos países, que podrían escalarse de no mediar una adecuada diplomacia preventiva.  A lo largo de estos años las relaciones entre esos dos países se han desarrollado con todo tipo de altibajos, y se han convertido en un tema recurrente de las relaciones interamericanas en especial entre países del sur, manifestar regularmente el “apoyo a las demandas argentinas” sobre las mencionas islas. 

Desde que terminó el conflicto bélico en 1982 el tema estructural que sigue sin resolverse es el mismo. Argentina ha insistido en la necesidad de entrar en negociaciones bilaterales para tratar la soberanía de las islas, mientras que los británicos dicen que puesto que los isleños no desean dejar su vínculo con el Reino Unido no hay nada que negociar. Un elemento importante de tensión ha sido el interés de algunas empresas británicas por explorar aguas profundas en torno a esas islas en busca de petróleo, aunque en ningún caso se ha podido comprobar con certeza que existan reservas del hidrocarburo.

La política exterior argentina últimamente ha desarrollado en los últimos años una ofensiva diplomática para fortalecer su posición, logrando el apoyo de bloques regionales como UNASUR y CELAC y de la misma OEA, y más recientemente de los países vecinos del Mercosur en el sentido de no permitir la entrada a sus puertos de vascos con la bandera de la “Falklands” (nombre que para los británicos tienen las Malvinas), lo cual s su vez ha sido interpretado por los británicos como una forma de “bloqueo”.

Los fuegos en esta oportunidad han sido encendidos por la Presidenta Cistina Fernández el 7 de febrero, por medio de un anuncio de que su  gobierno presentará una protesta ante la O.N.U. "a raíz de la 'militarización' del Atlántico Sur por parte de Gran Bretaña", luego que el gobierno británico anunciara su intención de enviar un moderno destructor a las Islas Malvinas, en fecha próxima. La Presidenta argentina anunció que:  "Vamos a presentar una protesta ante el Consejo de Seguridad de la O.N.U. por esta nueva militarización del Atlántico Sur, que implica un grave riesgo para la seguridad internacional" (...) "Este es un reclamo avalado por el conjunto de la sociedad argentina y latinoamericana. Malvinas se ha transformado en una causa latinoamericana".

La reacción británica no se hizo esperar, y el gobernador de las Malvinas, Nigel Haywood, denunció  "políticas deliberadas" tomadas por Argentina "para hacer difícil la vida de los habitantes de las islas", y advirtió a Argentina que “si continúa con declaraciones fuertes y engañosas, las vamos a desafiar. No se puede atacar a uno y luego cuando éste se defiende, acusarlo de ser agresivo".

Tal como se había anunciado, el 10 de febrero el canciller argentino Héctor Timerman  formalizó la denuncia contra Gran Bretaña ante las Naciones Unidas por la "militarización" del Atlántico Sur, en una reunión en Nueva York con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Luego se han sucedido intercambios bastante fuertes, con ambos países acusándose de “colonialistas”. Y aunque distintos expertos señalan que la geopolítica mundial ha cambiado muchos desde los años 80 y que un nuevo conflicto armado es bastante improbable y que la situación del momento puede ser atribuida al interés de ambos gobiernos de desviar la atención respecto a situaciones presupuestarias, la retórica agresiva ha continuado, con la prensa amarillista atizándola, de manera que es de esperar que el aniversario esté acompañado de acciones de potencial peligro.

Por otro lado, en este período se toma nota de los preparativos para la VI Cumbre de las Américas a mediados de abril, donde se espera que hasta 32 gobernantes de la región se hagan presentes. En esta oportunidad, se espera ver una presencia latinoamericana  acorde con los avances que en materia de coordinación regional se han venido haciendo de parte de países “al sur del rio Grande”, como por ejemplo la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que desde principios de enero recién pasado viene anunciando (por medio de su comité coordinador formado por Chile, Cuba y Venezuela) su intención de hacer que América Latina se exprese, según dijo el canciller cubano en dicha reunión,  “con voz propia, de manera soberana, frente a los grandes desafíos de la coyuntura internacional”. Posiblemente habrá que esperar para la anunciada cumbre de la CELAC en enero del 2013 para ver como estas ideas se concretizan, aunque antes habrán tres encuentros de cancilleres, dos en Chile, en julio del 2012 y en enero del 2013 y uno en Nueva York, en septiembre, que probablemente darán pistas al respecto.

Finalmente este período ha sido testigo de una visita más (la quinta desde el 2007, en este caso de apenas cinco días) del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, a la región, en este caso a Venezuela, Cuba, Ecuador y Nicaragua. Esta visita se ha sucedido en momentos de alta tensión en las relaciones de Irán con las potencias occidentales, con amenazas de posible cierre del estrecho de Ormuz como respuesta a las sanciones que biscan frenar el programa nuclear de ese país. La visita de Ahmadineyad ha incluido su presencia en la toma de posesión de Daniel Ortega, pero significativamente no incluyó a Brasil, país que aparentemente se ha distanciado un tanto de Irán en el aspecto diplomático, no así en el económico.  Distintos observadores han coincidido en que la visita busca conservar y posiblemente ampliar los apoyos con los que cuenta Irán frente a las crecientes sanciones que recibe. También se ha hablado de explotación en minas de uranio en Venezuela y Ecuador a cambio de inversiones en proyectos de desarrollo económico, como por ejemplo un puerto de aguas profundas en Nicaragua. Aunque efectivamente las relaciones económicas y financieras de aquel en otros de AL han crecido notablemente, la visita parece tener más que nada el propósito de mejorar la imagen del gobierno iraní ante su propia población, seriamente afectada por las sanciones. Tampoco se descartan otros objetivos como la colocación de agentes secretos y posibles ataques informáticos contra webs oficiales norteamericanas.

La crisis en Siria se prolonga. Acciones de la ONU, UE y los “Amigos de Siria”

Las intensas discusiones respecto a la posición de las Naciones Unidas, y en particular del Consejo de Seguridad, respecto a la crisis siria se han continuada con pocos avances concretos, aunque lagunas decisiones podrían significar un cambio positivo en un futuro próximo. En todo esto es patente la continuación del conflicto inherente entre la proclamada “responsabilidad de proteger” en situaciones tan palpablemente dramáticas como la de aquel país (y que fuera el factor central en la caída de Gadafi hace unos meses) y la fundamental premisa (también contendía en la Carta) de no intervención en asuntos internos. Problemas de interpretación son a la vez indicadores de diferentes percepciones de los intereses estratégicos de actores clave.

Durante todo el mes de enero circularon diversos borradores de acuerdo en el Consejo, solo para encontrar la férrea oposición de dos de sus miembros con poder de veto, China y Rusia, totalmente opuestos a cualquier posibilidad de intervención militar. Para principios de febrero muchos países habían retirado sus misiones de Damasco, a la vez que el ministro de relaciones exteriores de Rusia,  Serguéi Lavrov , visitaba ese país para negociar alternativas. La opción de pasar el tema a la Asamblea General ha sido considerada, con una resolución preparada por Egipto para condenar al gobierno de Bashar al-Assad por violación a los derechos humanos, lo que se tradujo en una resolución de ese cuerpo (137 votos contra 12, entre ellos de China y Rusia, mas 17 abstenciones) el 16 de febrero,  pidiendo su renuncia, así como poniendo un plazo de 15 días para poner en ejecución un plan propuesto por la Liga Árabe. Pero el hecho de que la asamblea no tiene facultades ejecutivas para intervenir ha hecho más evidente que se necesitan otras medidas, posiblemente una combinación de ellas, para forzar al menos un alto al fuego y el inicio de una salida pacífica en Siria. Y para ello de nuevo el papel del Consejo de Seguridad es central, aunque no único, como se ha venido haciendo evidente en esta coyuntura.

En esta coyuntura el presidente Francés Nicolás Sarkozy convocó a una reunión denominada de “Amigos de Siria”, que tuvo lugar en Túnez el 24 de Febrero, con la participación de más de 60 países y representantes de las Naciones Unidas, la Liga Árabe, la Unión Europea y otras organizaciones internaciones. Un día antes, el ex Secretario General de las UN, Koffi Annan, había sido designado enviado especial de ellas y de la Liga Árabe  para Siria. Todo en el marco de un recrudecimiento de las acciones militares en ese país, pese a que Annan logró un primer compromiso de Assad, contendido en un plan de seis puntos, de retirar sus fuerzas de las áreas pobladas.

Para el 27 de febrero la Unión Europea había incrementado las sanciones contra Siria, y se reactivaban  las negociaciones diplomáticas a fin de poner en acción medidas mas efectivas de parte del Consejo de Seguridad, que aunque no implicaran la intervención militar, lograran al menos una tregua efectiva de las acciones armadas. Para esto sería esencial el apoyo o al menos la abstención de China y Rusia. Pero aún así es un hecho que las condiciones geopolíticas del conflicto sirio son muy diferentes de las que existieron hace unos meses en el norte de África y todo hace suponer que Assad logrará asegurarse, al menos en el corto plazo, el control de los recursos decisivos de poder, suficiente como para  seguir diezmando, con más o menos velocidad, a sus opositores. 

Davos,  Foro Mundial y Seguridad Internacional.  Reflexiones urgentes en medio de las crisis

El titulo de la convocatoria a la reunión del Foro Mundial Económico en Davos del  25 al 29 de enero fue “La Gran trasformación. Configurando nuevos modelos”  está a tono con el optimismo que suele privar en estas convocatorias. Tampoco sorprende que se hayan avanzado temas sugestivos como ¿el capitalismo tiene futuro? ¿si no lo es, qué debería cambiar? Que más parecieran ser tópicos de un curso universitario y no de un cónclave que esta vez ha reunido a más de 2.600 personas de las más ricas y poderosas en el romántico paraje suizo. Provisto, eso sí, de la mejor seguridad policíaca imaginable, que ha contenido muy razonablemente, en medio del frío y las nevadas,  las contadas protestas de grupos juveniles que como de costumbre se suceden en esta  oportunidad. Y por supuesto, tampoco han faltado las múltiples reuniones de negocios aprovechando las mejores cocinas de los hoteles de cinco estrellas que pululan en el lugar.

No han faltado declaraciones contundentes pero de eficacia dudosa, como la del profesor Klaus Schwab, fundador del foro, quien dijo que  "El capitalismo en su forma actual ya no encaja en el mundo que nos rodea". Como de costumbre, la prensa ha recogido distintos comentarios de distinguidos participantes en el foro, dentro de las que destacan reacciones a un  estudio mundial publicado pocos días antes del mismo,  el “Barómetro de Confianza Edelman”, el cual indica que ha habido una fuerte caída de la confianza del público, no sólo en los negocios sino especialmente en los gobiernos de todo el mundo. En sus palabras: “Las élites políticas y económicas están en peligro de perder por completo la confianza de las generaciones futuras." Para esto algunos han propuesto la fórmula del “capitalismo responsable”, sin que se avance sobre la crucial pregunta “responsable ante quién”. Junto con esto, volvieron a aparecer temas como la pobreza y desigualdad mundiales, el surgimiento e nuevas potencias, y muchos otros que han ocupado las salas de conferencias y eventos organizados por poderosos bancos y gigantes industriales.

Algunos han comentado que las empresas enfrentan un mundo de “trasparencia radical” en que el público, inducido por los medios, exigen que los dirigentes se comporten “de la manera que ellos quieren”, lo cual obviamente riñe con el espíritu de la empresa capitalista. Con esta tónica, el clima general del evento ha sido de “mucha seriedad”, lo que no ha hecho que nadie pierda su apetito.

Igualmente serio debió ser el ambiente de la 48 Conferencia Mundial de Seguridad efectuada en Munich a partir del  3 de febrero, donde cerca de 350 expertos y funcionarios participaron por tres días con la presencia de diez jefes de estado y cuarenta ministros de defensa, e incluyendo a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton; el ministro alemán de Defensa, Thomas de Maziere;  su par estadounidense, Leon Panetta, y otras autoridades como el ministro español de Exteriores, José Manuel García Margallo. En esta oportunidad se discutieron un gran número de temas desde el suministro energético y de materias primas, los roces con Irán por su programa nuclear y el papel de la propia Alemania como clave de estabilidad del sistema europeo.

Esta conferencia recoge el pulso de la seguridad año tras año, y el pasado la tomó con una situación inesperada, la de la “primavera árabe” que para ahora ha evolucionado a un escenario mayor, con el retiro de tropas aliadas en Irak y Afganistán, el tema nuclear en Irán y la revuelta popular en Siria. En otro ámbito, hace un año se celebraba en dicha conferencia el tratado bilateral START entre los EEUU y Rusia, relativo al desarme nuclear, con el que fue el acuerdo de reducción de misiles de largo alcance y cabeza nuclear más importante desde el fin de la Guerra Fría. Un año después la Conferencia toma nota del estancamiento de ese proceso. Rusia ha declarado que no tiene la intención de reducir su arsenal táctico de 3.800 armas nucleares, y por su parte EE. UU. se sigue aferrando al suyo. También las negociaciones sobre más restricciones en las Fuerzas Armadas de Europa siguen congeladas. El presidente de la Conferencia, Wolfgang Ischinger, al indicar que la deuda soberana, el cambio climático, la proliferación nuclear y el extremismo dominarían  la agenda de este año, también  propuso un nuevo organismo global para enfrentar de forma efectiva nuevas amenaza, desde terrorismo nuclear y bioterrorismo, hasta ciberseguridad y las pandemias sanitarias. Como otro tema interesante, se ha hablado de una  llamada "Iniciativa de Seguridad Euro-Atlántica" espera enfocarse en las dimensiones militares, humanas y económicas de la seguridad. 

El mismo Ischinger se quejó del estancamiento en los esfuerzos por lograr una asociación de seguridad con Rusia puesto que “tanto Occidente como Rusia continúan desconfiando el uno del otro y se juzgan mutuamente, esencialmente según criterios militares”. Un estudio con nuevas propuestas para un sistema de misiles de defensa común, elaborado por especialistas estadounidenses, europeos y rusos, que se ha presentado durante la Conferencia de Seguridad de Múnich podría ser de ayuda. Finalmente, como era de esperar, se ha analizado el  nuevo enfoque estadounidense en Asia Pacífico, ya que el mismo podría provocar que Europa redoble sus propios esfuerzos de seguridad y desarrolle su propia "política de Asia". Todo esto en el marco de una mayor presión de los EE.UU porque Europa ponga más en la alianza de la OTAN, asunto que se enfrenta a las dificultades planteadas por la crisis financiera que se vive en esta coyuntura. Todos están ante el imperativo de ahorrar gastos militares, e incluso se discute la posibilidad de que EE.UU “abandone su estrecha alianza con Europa”, asunto inconcebible en otros tiempos.

Finalmente, un tono muy distinto pero igualmente crítico imperó en el Foro Mundial celebrado en Puerto Alegre, Brasil, del 24 al 29 de enero. En esta oportunidad, cerca de 30 mil personas entre sindicalistas, ambientalistas, estudiantes y otros activistas sociales manifestaron contra el sistema capitalista y le modelo neoliberal, la desigualdad social, la destrucción del medio ambiente, entre otros candentes temas.  Entre ellos han destacado representantes de los "indignados" de España, de los estudiantes de Chile, del movimiento "Occupy Wall Street" y de la Primavera Árabe, así como importantes voces anticapitalistas.

Significativamente, se hicieron objeciones fundamentales a proyectos como el del gobierno brasileño de construir una enorme planta hidroeléctrica en la región amazónica del Xingú, así como al proyectado código forestal que en ese país podría poner en peligro los bosques de ese país. También se protestó por las remociones forzosas de pobladores en zonas destinadas a albergar obras del Mundial de fútbol que se realizará en Brasil en el 2014 y luego en los Juegos Olímpicos programados para el 2016. Como dijo uno de los dirigentes, se trataría de “un proceso de higiene social”, de “limpieza de las ciudades, de maquillaje urbano para recibir a turistas”

El foro, convocado con el tema de “Crisis capitalista, justicia social y ambiental”, es una preparación para la Cumbre de los Pueblos, a celebrarse en paralelo a la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (Rio+20) a celebrarse en junio en Río de Janeiro. La consigna “otro mundo es posible”, inaugurada al inicio de estos foros en 2001, continuará guiando sus actividades, anunciaron sus portavoces.