El 50 aniversario de la Revolución de los Claveles
Miles de personas marcharon en Lisboa este jueves para celebrar el 50 aniversario de la “Revolución de los Claveles” portuguesa, que aplastó la dictadura fascista más longeva de Europa y trajo el país a la vía democrática. El apoyo a la extrema derecha ha estado en crecimiento en Portugal en los años recientes, pero una gran marcha tomó las calles de la capital portuguesa, llevando claveles y banderas mientras gritaban “25 de Abril - siempre. Fascismo - nunca más!”
La dictadura, conocida como Estado Novo, o la Segunda República Portuguesa tuvo como figura más importante a António de Oliveira Salazar, a quien se le otorgó el poder mediante la transición de la dictadura militar, conocida como Dictadura Nacional, que arrebató el poder a la Primera República Portuguesa en el Golpe de Estado del 28 de mayo de 1926 hasta la entrada de la nueva Constitución en 1933, dando inicio al Estado Novo con Salazar en el poder hasta 1968. Salazar, debido a sus condiciones de salud, dejó el poder en manos de su sucesor Marcelo Caetano, y este a su vez duraría solo hasta el 25 de abril de 1974, año de la Revolución de los Claveles.
Marcelo Rebelo de Sousa, actual presidente de Portugal y miembro del Partido Social Demócrata (PSD), proclamó al parlamento que todo el mundo “debe reconocer la fuerza vital de la democracia y tener la humildad e inteligencia para siempre escoger la democracia, aunque sea imperfecta, a la dictadura”.
La revolución no solo trajo fin a la dictadura en el 74’, sino también trajo sucesivamente el fin a la Guerra Colonial Portuguesa, conocida también como Guerra do Ultramar, y por ende trayendo la independencia de casi todas las posesiones coloniales portuguesas a excepción de Madeira y Macao. Emergiendo como naciones independientes los países de Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Santo Tomás y Príncipe, y Timor Oriental. La democratización de Portugal también abrió el camino a la inclusión de la nación a la Comunidad Económica Europea (CEE), predecesor de la Unión Europea, ingresando a esta en 1986.
A pesar de que su democracia multipartidaria se ha demostrado fuerte y estable, además de que la infraestructura del Estado se ha mejorado exponencialmente desde 1974 —gracias a sus membresía a la UE y sus fondos de desarrollo—, Portugal sigue siendo el Estado más pobre de Europa Occidental.