La vida después de Ángela Merkel
Ángela Merkel asumió la silla de la cancillería federal alemana el 22 de noviembre del 2005. Catorce años después, la mandataria anunció que no buscaría la reelección en las próximas elecciones que se espera se celebren entre agosto y octubre del 2021.
No sólo fue la primera mujer en asumir la cancillería en Alemania, sino que es también la única mandataria después de Konrad Adenauer que ha permanecido tanto en el poder, resaltando además el hecho de que llega el final de su gobierno en el tope de la aceptación popular.
Se le considera como la “tomadora de decisiones” y la líder de facto de la Unión europea. La firmeza del liderazgo de Merkel en situaciones como la crisis del 2007-2008, cuando impuso las políticas de austeridad alemana en Italia, España, Portugal y Grecia, a contracorriente del resto de países de la UE, que pretendían atender la crisis sólo poniendo más dinero en el mercado, le causó una pérdida de popularidad. Sin embargo, el tiempo le dio la razón y más bien cimentó su poder en el continente.
Sumando a esto la insistencia en mantener las sanciones económicas impuestas a Rusia ante el conflicto ucraniano; y su declarada oposición constantemente expresada ante el presidente Donald Trump, hacen que Europa la considere, la auténtica “defensora del orden liberal”.
Mientras la economía europea se veía afectada por la crisis económica, Merkel introdujo paquetes de estímulo, redujo las jornadas laborales y asumió por parte del estado la diferencia salarial, de manera que no se generara presión excesiva sobre los empleadores. Como resultado, Alemania fue el faro en medio de la tormenta; un país que pareció mejorar su economía mientras el resto se hundía en la debacle.
Impulsó la reforma energética; cerrando diecisiete reactores nucleares, favoreciendo la transición a fuentes alternativas de energía, lo cual, no sólo le ganó apoyo en todo el ambiente político alemán, sino que también posicionó al país como uno comprometido con la búsqueda de soluciones reales a la problemática del cambio climático.
La versión alemana de licencia de maternidad, ofrecida a cualquiera de los dos padres (Elterngeld), surgió durante su gobierno en el 2007, como una medida para “[…] disminuir la carga económica y aumentar el índice de nacimientos en Alemania […]” [1]. Bajo esta legislación, los padres pueden compartir hasta catorce meses con su hijo, mientras el Estado les subvenciona hasta el 67 % de su salario durante este periodo.
Una líder poderosa, símbolo de la estabilidad alemana -a quien sus propios conciudadanos llaman “Mutti”, la palabra alemana para Madre-, no sólo deja la silla de canciller, sino que también se retira de su partido la Unión Demócrata Cristiana (CDU), del que fue la presidenta desde el año 2000.
La decisión política de Merkel, según Bennhold y Eddy se produce en medio de un ambiente enrarecido que;
“[…] deja en claro que ni ella ni su país son inmunes a las fuerzas que han reordenado la política a través del continente- los cráteres del centro político, el surgimiento de las fuerzas populistas, el estallido de la crisis migrante; y una redefinición de las fallas políticas lejos de la histórica izquierda-derecha hacia una batalla entre liberales pro-valores europeos y su opuesto nacionalista.” [2]
Si bien el anuncio de Ángela Merkel no fue una sorpresa, sí causó conmoción en el imaginario de estabilidad política que se creía de Alemania. Es más, el anuncio, se ve como consecuencia lógica del resultado que horas antes había sufrido la CDU al obtener los peores resultados electorales desde 1996 en el estado de Hesse, y que semanas después se vio reiterado con otro tropiezo en Bavaria.
Se suma a la erosión del capital político de la canciller Merkel, el ascenso al Bundestag de la formación ultraderechista, nacionalista y xenófoba, “Alternativa para Alemania”, liderada por Alice Weidel y Alexander Gauland, que con 89 parlamentarios se convierte en la tercera fuerza política del país.
Muchos consideran la decisión de Merkel como el final esperado de una larga novela, cuyo desenlace se precipitó con la política permisiva de la mandataria que permitió la entrada a migrantes en busca de asilo, lo que terminó dividiendo su partido y aceleró la fragmentación del ambiente político alemán.
La pregunta que flota ahora en el panorama es: ¿quién será su sucesor?
Las miradas se vuelven con insistencia hacia la actual presidenta del partido, quien asumiera este cargo desde el 2018, Annegret Kramp-Karrenbauer.
Sin embargo, después de batallar con formarse un perfil político a la sombra de alguien como Ángela Merkel, Annegret anunció no sólo que no buscaría la cancillería, sino que también dejaría la presidencia del partido. Lo que se hizo oficial el 10 de febrero de este año.
Ante esta realidad, los nombres que surgen y que pasan por el vacante cargo de presidente del CDU, son Friedrich Merz -la alternativa más conservadora de Annegret Kramp-Karrenbauer- al punto de decir que “[…] la única manera de salir adelante es adoptar los principios de identidad en cuestiones de política económica y cultural, aún con la amenaza de polarizar Alemania.” [3]
La otra opción es Armin Laschet, quien, con treinta y nueve años y ministro de salud del gobierno de Ángela Merkel, puede ofrecer un mensaje de cambio generacional que podría resonar en Alemania. Se ha hecho un nombre frente al público como uno de los ministros más competentes y energéticos de un gobierno lleno de malestares. [4]
¿Qué será de Alemania sin Ángela Merkel?
Lo primero que hay que destacar es que, para todos los efectos y circunstancias, Alemania parece no estar preparada para la salida de Ángela Merkel, y este año podría ser decisivo para el futuro político alemán.
Los demócratas cristianos deben demostrar si pueden mantenerse como un partido que cuenta con el apoyo del pueblo -y si, por esa vía, pueden mantenerse en el poder-. Además, este año la democracia parlamentaria alemana tendrá un papel protagónico, especialmente el rol de los partidos, la disciplina partidaria y el voto libre. Finalmente, el 2020 “[…] demostrará si el CDU, su partido hermano de Bavaria, y la unión social cristiana (CSU) pretenden lidiar con las corrientes extremistas.” [5]
Hasta el momento, el plan de Ángela Merkel es esperar hasta las elecciones el próximo año. Pero este terremoto político tendrá réplicas, definitivamente. Sólo el tiempo dirá que será de una Alemania huérfana de “Mutti”, y -quizás- que será del mundo sin una Alemania sin su estabilidad política.
Notas
[1] Connolly, K. (7/enero/2015). Ten reasons Angela Merkel is the world´s most powerful woman. The Guardian. Recuperado de: [https://www.theguardian.com/world/2015/jan/07/ten-reasons-angela-merkel-germany-chancellor-world-most-powerful-woman]
[2] Bennhold, K. Eddy, M. (29/octubre/2018). Germany without Angela Merkel: Unthinkable? Think again, she says. The New York Times Recuperado de: [https://www.nytimes.com/2018/10/29/world/europe/angela-merkel-germany.html]
[3] Abadi, C. (10/febrero/2020). Why Angela Merkel´s succession plan failed. Foreign Policy. Recuperado de: [https://foreignpolicy.com/2020/02/10/angela-merkel-succession-plan-fail-annegret-kramp-karrenbauer-akk-chancellor-cdu/]
[4] Idém.
[5] Strack, C. (10/febrero/2020). Opinion: What awaits CDU and Germany after Angela Merkel. DW. Recuperado de: [https://www.dw.com/en/opinion-what-awaits-cdu-and-germany-after-angela-merkel/a-52330395]