Análisis semanal 223: La Cumbre Trump-Kim Yong-un: ¿Qué se logró en Singapur? (14 de julio de 2018)

Año: 
2018

La cumbre entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, celebrada el 12 de junio de 2018, fue la primera reunión que tuvo lugar entre un líder de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y un presidente estadounidense en funciones. En la cumbre, ambos líderes prometieron establecer nuevas relaciones entre Washington y Pyongyang. Pero ¿qué fue lo que realmente se logró?

Antes de responder a este cuestionamiento debemos de entender brevemente la lógica norcoreana con referencia a la posesión de armas nucleares. La destrucción estadounidense causada contra centros urbanos, durante la Guerra de 1950-53, aún vive presente en la psique norcoreana. (1) Tampoco un tratado comprensivo de paz con su vecino, Corea del Sur, aliado regional de Estados Unidos, ha sido firmado de manera formal desde que se acordara el armisticio de 1953. Hasta fecha reciente, el 28 de abril de 2018, ambas Coreas firmaron una declaración en la que los líderes de ambos Estados acordaron firmar un tratado de paz, así como lograr una desnuclearización completa de la península. Técnicamente la RPDC ha permanecido en estado de guerra desde 1950.

Además, Estados Unidos nunca ha reconocido oficialmente a la RPDC como un Estado soberano a pesar de que, al igual que Corea del Sur, ese Estado haya sido aceptado como miembro de la ONU en 1991.  Las tensiones geopolíticas entre Kim Jong-un y Donald Trump  acaecidas previo a la cumbre del 12 de junio de 2018 aceleraron el proceso de obtención de capacidades nucleares norcoreanas.   Frente al trasfondo antes descrito,  la RDPC ha visto en  la posesión de una capacidad creíble de armas nucleares la única garantía de la supervivencia nacional. Asimismo, desde la perspectiva norcoreana, el arma nuclear es una plataforma de maniobrabilidad  que permite paridad, posicionamiento relativo y ventajoso en la balanza regional del poder. Estos objetivos han incluido otras opciones adicionales: recuperación económica del régimen, reconocimiento de la RDPC como estado soberano, garantías propiamente militares de seguridad.

En contexto, el aceleramiento de las capacidades nucleares y de misiles balísticos de Corea del Norte llegó  hasta el punto de que Estados Unidos se estaba quedando sin opciones cuando la administración Trump asumiera la presidencia. En otras palabras, la cumbre entre Kim Jong-un y Donald Trump es una consecuencia lógica de esta problemática, la cual le ha permitido a Corea del Norte lograr dos objetivos. Primero, los líderes norcoreanos siempre han querido ser vistos como actores principales en el teatro mundial. La posesión y credibilidad nuclear ha sido considerada por los norcoreanos como un instrumento para alcanzar el respeto, el prestigio y la legitimidad internacional, solo conferidos por el club de las potencias nucleares así como una relación ‘simétrica’ con Estados Unidos. La cumbre diplomáticamente ha sido una forma clave de lograr estos fines en cuanto que le ha conferido legitimidad y reconocimiento internacional al líder norcoreano, pareándolo  con el presidente estadounidense. Implícitamente la soberanía norcoreana ha sido reconocida.  Ambos líderes sentados en la mesa de las negociaciones donde el asunto de las violaciones a los derechos humanos internos en la RPDC no fue una cuestión determinativa. Líderes internacionales han aprobado la movida. (2)

Segundo, Kim Jong-un ha buscado el retiro estratégico de Estados Unidos de la Península Coreana y el desacoplamiento de los aliados estadounidense. En la cumbre de Singapur, Estados Unidos prometió garantías de seguridad para Corea del Norte y Kim Jong-un se comprometió a completar la desnuclearización. Así, Estados Unidos suspendería unilateralmente los ejercicios militares llevados a cabo junto a Corea del Sur en la zona.  Por un lado esta decisión puede ser interpretada como una concesión significativa a cambio de nada de momento, a como se expone más adelante, en cuanto que prospectivamente la concesión busca garantizar la decisión de Pyongyang sobre desnuclearización. Acertada o no esta posición, la maniobrabilidad conferida por el desarrollo norcoreano de capacidades nucleares le permitió a Kim Jong-un ser el causante del desmantelamiento de los ejercicios militares estadounidenses-surcoreanos en la región, mientras le permite al régimen norcoreano su consolidación y sobrevivencia.

Por otro lado, y de manera positiva, la cumbre redujo o eliminó, de momento, las amenazas de guerra o, sin sentido alguno, la guerra nuclear misma.  El tiempo confirmará si un régimen de paz estable y duradero es consistente con el establecimiento de nuevas relaciones entre ambos Estados así como con Corea del Sur. China también recibe beneficios. La reducción del riesgo de una guerra y las posibles negociaciones prolongadas con Corea del Norte son motivo para que China se sienta cómoda con los eventos; las coyunturas les permiten a los chinos no ser arrastrados en un conflicto mientras mantienen firme su influencia en la región. (3)

En este entramado el asunto de las lealtades y confianza mutua entre los actores está en juego en el tablero geopolítico regional. En la superficie de los eventos existen motivos para dar la bienvenida al acuerdo de Singapur. Sin embargo, en el fondo paradójicamente también hay razones para que los aliados estadounidenses se sientan incómodos, hasta tanto el significado, la intención o alcance exacto de la suspensión de los ejercicios militares no se aclare. Japón se siente estratégicamente reticente al respecto en tanto que considera que lo ejercicios militares conjuntos son esenciales para la seguridad del área.  De igual manera los ejercicios han constituido un instrumento importante que han asegurado a Corea del Sur que Estados Unidos está comprometido con su defensa. También los ejercicios militares han enviado la señal a la RPDC de que la alianza estadounidense-surcoreana es duradera y seria. Hasta la cumbre de Singapur, el objetivo ha sido disuadir a la RPDC de probar la determinación militar de Estados Unidos y Corea del Sur.

Reiteradamente, habrá que esperar  con el fin de observar si la suspensión de los ejercicios militares consolida o, en contraste, fracturan las alianzas y la seguridad asiática. No obstante, las garantías de seguridad que se confieran a Corea del Norte no podrán incluir el desmantelamiento de la presencia militar estadounidense en el área porque tal acción dejaría un vacío de seguridad lleno de incertidumbres. De igual manera el vacío dejado por una eventual retirada estadounidense sería llenado por China, el competidor por el poder en la región permitiéndole  consolidar y expandir la ya existente influencia china en la región. Que Estados Unidos tenga la voluntad de retirarse militarmente a cambio de no compromisos específicos y claros prometidos por Kim Jong-un, o sin ellos,  es un asunto por probarse.

Pero, ¿qué significa este compromiso de completar la desnuclearización? Kim Jong-un tiene un historial de incumplimiento de acuerdos previos. Por ejemplo, el acuerdo de 2005 firmado entre la RPDC, China, Japón, Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos, mucho más específico y de mayor alcance que el de Singapur, comprometió a Pyongyang a abandonar todos los programas y armas nucleares existentes. El acuerdo de 2005 también requiere que Pyongyang regrese al tratado sobre la no proliferación de armas nucleares y las salvaguardias de la Agencia Internacional de Energía Atómica en una fecha temprana. No obstante este acuerdo no fue respetado por la RPDC. (4)

En contraste, durante la cumbre llevada a cabo entre los líderes de Corea del Sur y la RDPC, el 27 de abril de 2018, ambos Estados acordaron buscar la paz y completar la desnuclearización. Sin embargo, ambas Coreas no  proporcionaron ninguna medida específica y clara correspondiente a  la desnuclearización de la península. Este acuerdo es ambiguo y no contiene pasos específicos a tomar por  Pyongyang para alcanzar este fin. (5)

El lenguaje del acuerdo alcanzado entre Kim Jong-un y Donald Trump sigue el mismo patrón de ambigüedad imbuido en el acuerdo del 27 de abril de 2018 logrado entre las dos Coreas. El lenguaje de este acuerdo es débil, carece de especificidad y está abierto para diferentes interpretaciones. El contenido de la declaración no hace referencia alguna a fechas y condiciones de la desnuclearización correspondientes a la línea roja ‘trumpiana:’ la demanda anterior al acuerdo de Singapur, supuestamente no negociable, de que Pyongyang se someta a una desnuclearización completa, en términos de sistemas de verificación, irreversibilidad, permiso de inspectores, monitoreo de destrucción y periodos de tiempo para el desarme. En otras palabras,  no existen detalles sobre qué pasos tomaría Pyongyang para la desnuclearización y  qué hará Corea del Norte después de abandonar su armamento nuclear.

Además, cualquier acuerdo nuclear dependerá de la voluntad norcoreana de permitir inspecciones externas sin ningún tipo de restricción al arsenal y al combustible nuclear del país.  Los últimos acuerdos nucleares no han sido efectivos debido a la reticencia de la RPDC de permitir verificación completa. La declaración de Singapur  no confiere motivo alguno que indique que la RDPC cumplirá con las convenciones internacionales y los regímenes de control de armamentos. No existe nada de momento en el acuerdo de Singapur que sea lo suficientemente específico como para que el acuerdo sea ejecutable. El trabajo arduo de convertir la retórica en sustancia quedará en manos de otros. (6)

Prospectivamente ambos líderes acordaron desarrollar el acuerdo en fechas posteriores. Sin embargo, es difícil prever que el refinamiento  y desarrollo del acuerdo de Singapur, en términos de la desnuclearización de la RDPC vislumbre, como moneda de cambio,  un posible retiro estratégico estadounidense de gran alcance en la región o reducción del arsenal nuclear estadounidense. La desnuclearización  es unidireccional y, a pesar de posibles fracturas que puedan emerger en la arquitectura de seguridad construida entre Estados Unidos y sus aliados en la región, la alianza permanecerá. El reto de la cuestión es cómo, bajo las nuevas coyunturas regionales, Corea del Norte puede ser traída en línea afectiva y de manera consistente a la sobrilla de seguridad de los aliados estadounidense sin perturbar los intereses chinos y la balanza del poder regional. En cualquier dirección que se desarrollen los eventos la balanza será delicada.

 Notas

Arauz Cantón, Bernie. Análisis semanal 165: Corea del Norte: Armas Nucleares y las Opciones Estratégicas de Occidente. OPI, 4 de octubre 2017,  http://opi.ucr.ac.cr/node/987.

Ma, Alexandra. Here's how world leaders are reacting to the historic Trump-Kim summit. Business Insider, 13 June 2018,  http://uk.businessinsider.com/how-world-leaders-are-reacting-to-trump-kim-summit-south-korea-japan-uk-more-2018-6.

Donald Trump and Kim Jong Un sign the blandest of agreements. The Economist, 12 June 2018, https://www.economist.com/asia/2018/06/12/donald-trump-and-kim-jong-un-sign-the-blandest-of-agreements

Sterling, Joe, This isn't the first time Pyongyang has flirted with denuclearization. CNN, 9 March 2018, https://edition.cnn.com/2018/03/09/asia/north-korean-denuclearization-promises/index.html; Arms Control Association, The Six-Party Talks at a Glance, June 2018, https://www.armscontrol.org/factsheets/6partytalks.

Korea summit: North and South agree to seek peace and complete denuclearization. The National, 27 April 2018, https://www.thenational.ae/world/asia/korea-summit-north-and-south-agree-to-seek-peace-and-complete-denuclearisation-1.725249.

Donald Trump and Kim Jong-un sign the blandest of agreements. The Economist, 12 June 2018, https://www.economist.com/asia/2018/06/12/donald-trump-and-kim-jong-un-sign-the-blandest-of-agreements.