Análisis semanal 267: Pensamiento político latinoamericano en tiempos de eurocentrismo: Una introducción al debate (20 de mayo de 2019)

Año: 
2019

 

Con el transcurrir de la historia, el pensamiento filosófico ha sido entendido, estudiado y referenciado, desde sus configuraciones en las distintas filosofías provenientes de las ideas alemanas, francesas, inglesas y hasta griegas. De esta manera, la historia de la filosofía ha sido el reflejo de la historia de Europa y sus respectivas cosmovisiones.

Este modo eurocéntrico de comprender la filosofía, como lo menciona Beorlegui (1), ha suscitado desde la segunda mitad del siglo XX – y desde antes-, una serie de cuestionamientos y críticas en torno a las formas de entender la filosofía, y desde dónde están surgiendo estos entendimientos. Es a partir de esta especie de ruptura con el pensamiento hegemónico filosófico, que se desprende una propuesta alternativa de pensamiento denominada filosofía periférica.  

En este sentido, el pensamiento político latinoamericano nace en conjunto a esa filosofía de la periferia, como una forma distinta de conocer y pensar al mundo desde otras realidades distintas y muy opuestas a las del viejo continente.   

No obstante, el modo de entender y responder al mundo desde este pensamiento latinoamericano recae en otro conjunto de cuestionamientos que gravitan sobre su identidad, autenticidad y validez.

De esta forma, el debate sobre el pensamiento político latinoamericano ha sido enmarcado por la duda, y se ha desarrollado sobre el interés por descubrir y dar respuesta a la pregunta sobre su existencia.

Un acercamiento a la identidad del pensamiento latinoamericano

El pensamiento político latinoamericano es el resultado de una perspectiva sociocultural, que no se desvincula del entorno universal. Es al mismo tiempo, una filosofía que encuentra como requisito, las circunstancias históricas y culturales del subcontinente (2). En otras palabras, el pensamiento político latinoamericano responde preguntas y cuestiones relacionadas con realidades histórico-culturales de la región.

La identidad de lo latinoamericano es representada a nivel cultural, política e histórica y se encuentra caracterizada, al menos para Caturelli (3), por un doble rostro compuesto por un legado indígena y una cultura europea, se trata de una identidad en constante disputa, y perseguida por la confrontación.

Por su parte, como lo afirma Gallardo (4), se trata de una filosofía que se orienta en evidenciar ideas y temáticas sobre ese “ser” de las circunstancias histórico-geográficas de América Latina; implicando centrarse en las problemáticas y situaciones concretas de la región. De esta forma, Latinoamérica en tanto constructo se torna en un objeto filosófico, que en palabras de Bondy (5), posibilita la interpretación de las realidades que instala.

La filosofía latinoamericana, según Candia (6), se ha interesado por dar respuestas ante lo propio y lo ajeno, intentando descifrar interrogantes sobre qué es la región, cómo se compone y cómo entenderla, a la luz de un pasado que ha intentado callar los rastros de la historia. Asimismo, resaltando un rompimiento con las ideas de la reflexión universal y utilizando la diversidad como parte importante de los cimientos que dan vida a este pensamiento.

El pensamiento latinoamericano, con su tendencia hacia lo social y político, intenta superar la especulación característica en la línea europea. Además, surge como un pensamiento que se identifica en su carácter práctico e interés por la resolución de problemas.

En esta línea, la esencia del pensamiento latinoamericano se nutre por la reflexión sobre la propia región, se caracteriza por pensar las distintas realidades regionales, dando cuenta de la cultura latinoamericana. Así, según Zea (7), exige como parte de sus elementos, una conciencia y asimilación sobre las realidades, la búsqueda de soluciones y contemplar la historicidad regional, en aras de direccionar la mirada hacia la región y sus problemas.

Ante la historicidad de la región, Latinoamérica se convierte en una categoría para analizar desde la otredad, incorporando en el proceso filosófico perspectivas sobre lo ajeno, lo bárbaro, lo otro (8). Se trata entonces de una categoría que se construye para entender al margen los distintos entendimientos sobre la filosofía y las realidades.

Asimismo, retomar el pensamiento en términos de Latinoamérica como conjunto, se convierte en una categoría válida, si se parte de que, a nivel regional, como lo indica Candia (9), se dio una evolución en conjunto de las ideas; marcada en primer lugar, por la coincidencia en los períodos, y segundo, por el desenvolvimiento paralelo a nivel filosófico en países como México, Chile, Argentina y Perú.

Reflexiones finales

Como bien lo indica Fornet (10), esta respuesta latinoamericana no intenta convertirse en una especie de pensamiento antieuropeo que niega la influencia de este en el mundo de las ideas. Por el contrario, consiste en generar una respuesta ante el supuesto del paradigma único y exclusivo.

Las filosofías, y en términos más generales, los pensamientos, aparecen en el tiempo como un intento de dar respuesta a esas preguntas existenciales que forman parte de la vida.

Sin embargo, el pensar o filosofar no se trata de actividades desmundanizadas, como le llama Beorlegui (11), consiste más bien en formas de acercarse y observar las distintas realidades desde las cuales están surgiendo las interrogantes. En donde, además, para el caso latinoamericano se parte de incorporar un elemento práctico con una mayor tendencia hacia lo social y político.

En esta línea, las nacionalidades, los contextos y los tiempos, se encargan de permear y direccionar esos pensamientos generando que las filosofías se construyan a través de esas historias nacionales, como lo indica Abellán (12). Sin que esto signifique, dejar de lado el diálogo entre distintas culturas y perspectivas.

El pensamiento filosófico latinoamericano surge en un contexto de reflexión filosófica que es atravesado por la contextualización y la integración cultural (13). Consiste en un reclamo al sentido y esencia tomado por la filosofía en tiempo pasados, y se convierte en una nueva oportunidad para repensar y reescribir la historia filosófica aceptando la existencia de la pluralidad de culturas, problemas y realidades.

Si se parte de entender el pensamiento como momentos de conciencia intelectual adquiridos por individuos, grupos, culturas (14), se debería concluir que la existencia del pensamiento político latinoamericano es el resultado de la construcción de conocimientos sobre Latinoamérica, que no necesariamente, debe surgir en Latinoamérica, pero sí voltear la mirada a la región.

Notas

[1] Beorlegui, C. (2010). Historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Una búsqueda incesante de la identidad (3era ed.): Deusto Publicaciones.

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.

[4] Gallardo, H. (1974). El pensar en América Latina. Introducción al problema de la conformación de nuestra conciencia: A. Salazar Bondy y L.Zea. Revista de Filosofía de La Universidad de Costa Rica, XII (35 (julio-diciembre)), 183–210

[5] Ibíd.

[6] Candia Baeza, C. (2007). Filosofía, identidad y pensamiento político en Latinoamérica. POLIS, Revista Latinoamericana, (18), 0.

[7] Gallardo, H. (1974). Op cit.

[8] Beorlegui, C. (2010). Op cit.

[9] Candia Baeza, C. (2007). Op cit.

[10] Beorlegui, C. (2010). Op cit.

[11] Ibíd.

[12] Ibíd.

[13] Ibíd.

[14] Ibíd.