Análisis semanal 207: La última gran coalición (06 de abril de 2018)

Año: 
2018

 

La incertidumbre (1) acabó. Casi seis meses después de las elecciones, las negociaciones entre el SPD y el CDU/CSU dieron frutos: el pasado 12 de marzo tuvo lugar la firma del acuerdo de coalición (2), a cargo de Angela Merkel, presidenta del CDU, Horst Seehofer, líder del CSU, y Olaf Schloz, presidente interino del SPD.

El gran ausente de este nuevo proceso, que dio vida a la inesperada e histórica renovación de la coalición entre ambas fuerzas políticas, fue el otrora candidato y paladín del SPD, Martin Schulz. Tal y como se reseñó en un análisis anterior (3), la aparición de Schulz fue todo un acontecimiento en la política alemana, lo cual sin embargo no se vio reflejado en las urnas. Los catastróficos resultados en las elecciones de noviembre, la falta de conocimiento sobre las dinámicas políticas domésticas, y los roces directos con su predecesor y entonces ministro de relaciones exteriores, Sigmar Gabriel, aventuran una explicación de la abrupta caída de la figura de Schulz dentro de la socialdemocracia (4). Mientras tanto Scholz, exalcalde de Hamburgo y ministro de finanzas en la nueva coalición, asumió la presidencia interina del partido, al tiempo que el nombre de Andrea Nahles, líder de la fracción socialdemócrata en el Bundestag, suena con fuerza para ocupar la vacante dejada por Schulz en la elección del próximo 22 de abril.

Alcanzar su cuarto mandato tuvo un precio considerable para Merkel (5): los socialdemócratas lograron quedarse no solo con relaciones exteriores, en manos del exministro de justicia Heiko Maas, sino que con la nueva coalición también obtuvieron la cartera de finanzas (Olaf Scholz) y de trabajo y asuntos sociales (Hubertus Heil), lo que, a pesar de sus magros resultados electorales, posiciona al SPD en ministerios claves y demuestra además la vulnerable posición en que el CDU/CSU llegaban a negociar. No es para menos: después de las fallidas conversaciones para conformar la coalición Jamaica con los verdes y los liberales, y entendiendo el gran riesgo que implicarían nuevas elecciones, Merkel no tuvo otro remedio que acudir a los socialdemócratas para reeditar la gran coalición. Especial mención merece el ministerio de finanzas, el cual además de controlar el presupuesto del gobierno federal, también juega un rol clave en el concierto europeo. La línea dura de austeridad y recortes impulsada como solución de la crisis de deuda inaugurada por Grecia fue impulsada y llevada a cabo justamente por Wolfgang Schaeuble, hombre cercano a Merkel y titular de finanzas durante los últimos años. Con el regreso de un socialdemócrata a esta cartera se visualiza un cambio de tono importante en la posición de Alemania, tanto a lo interno como en el marco de la Unión Europea (UE).

La nueva coalición entre conservadores y socialdemócratas podría ser la última de la era Merkel. Al tiempo que ambos bandos vieron su apoyo mermado a niveles históricamente bajos, la llegada de un partido de ultraderecha - euroescéptico al parlamento (6) marcó un oscuro hito en la política alemana, el cual además es reflejo de un movimiento de alcance regional. Ambos elementos apuntan al inicio de un proceso de reconfiguración de las fuerzas políticas en Alemania, a lo que además se suma que Merkel abrió la pelea por su sucesión al designar en la presidencia de su partido a Annegret Kramp-Karrenbauer (7), una de sus más cercanas colaboradoras. Aunado a esto, el propio acuerdo de la coalición establece una revisión pactada dentro de dos años, lo que además de ser una prueba sobre su solidez, se vislumbra como el espacio para que Merkel se retire del poder.

Ahora Merkel deberá liderar un nuevo gobierno de coalición con una posición debilitada frente al SPD, al tiempo que finalmente podrán iniciar las ambiciosas discusiones para reformar la UE de la mano del presidente Macron.