Lejos de lo que anticiparon muchos sociólogos prominentes del siglo XIX y principios del XX, la religión no se ha convertido en un factor marginal en la esfera de lo público. Las últimas décadas evidencian que la religión no ha quedado marginada a un asunto exclusivo de la vida privada de los individuos, sino que ha subsistido como una fuerza influyente en la vida política y social de muchos países.
Fue el politólogo francés Gilles Kepel en su célebre obra La Revancha de Dios (1991), uno de los primeros en referirse al resurgimiento del discurso y las movilización religiosa a partir de los años setenta, y cómo estos factores desafiaban a una modernidad “fallida” y amenazaban los espacios conquistados por el laicismo, especialmente en Occidente.
Hoy en día es ampliamente reconocido el papel que tiene la religión en ámbitos como las relaciones internacionales. De África central al sur de Asia, pasando por Medio Oriente, la religión ejerce una influencia notable en muchas de las dinámicas de las relaciones internacionales. ¿Cómo se presenta el panorama religioso mundial del siglo XXI? Según el estudio titulado The Changing Global Religious Landscape, elaborado por el Pew Research Center (1), hay un hecho que salta a la vista en las proyecciones sobre las tendencias religiosas de las próximas décadas: el siglo XXI será el siglo del Islam. En efecto, los musulmanes, que actualmente constituyen el 24% de la población mundial (1.752 millones frente a 2.276 millones de cristianos), pasarán a ser el 31% (3.000 millones) en el año 2060 y superarán a los cristianos hacia el año 2100.
Los musulmanes constituyen el grupo religioso más joven y con las más altas tasas de fertilidad del mundo. En el período comprendido entre 2010 y 2015, los nacimientos de musulmanes representaron el 31% de todos los bebés nacidos en todo el mundo, superando con creces la proporción de musulmanes de todas las edades en 2015 (24%). La población cristiana del mundo también ha seguido creciendo, pero de una forma más lenta. En los últimos años, el 33% de los bebés del mundo nacieron de padres cristianos, lo que es un poco mayor que la proporción cristiana de la población mundial en 2015 (31%). Por otro lado, la tendencia en cuanto a los que no practican ninguna confesión religiosa (16% de la población mundial), muestra una disminución, pues únicamente un 10% de los recién nacidos del mundo entre 2010 y 2015 nacieron de madres no afiliadas a ninguna religión. El estudio del Pew Research Center prevé también que, entre 2055 y 2060, sólo el 9% de todos los bebés nacerán de mujeres no religiosas, mientras que más de siete de cada diez nacerán, o bien musulmanes (36%), o cristianos (35%).
Buena parte del desarrollo del Islam se deberá al crecimiento de esta fe en África subsahariana. Para el año 2060, se estima que el 27% de la población musulmana del mundo vivirá en esta región, frente al 16% en 2015. Por otro lado, se pronostica que la proporción de musulmanes que viven en la región Asia-Pacífico disminuirá de un 61% a un 50%. Mientras que la participación de los musulmanes en el Oriente Medio y el Norte de África se mantendrá estable en un 20%.
Las proyecciones del Pew Research Center permiten plantear diversas conclusiones. Una de ellas es que la religión seguirá siendo un factor identitario relevante para buena parte de la población mundial durante el siglo XXI. Otra conclusión importante es que el Islam crecerá en el futuro con más rapidez que cualquier otra confesión religiosa en el mundo, y que seguramente sus expresiones se harán más y más visibles en los países occidentales. El Islam está allí para quedarse, y objetivamente continuará siendo un elemento del entorno socio-cultural. No obstante, dado el clima de xenofobia e islamofobia que existe en muchos de estos espacios (solo en Estados Unidos los crímenes de odio contra los musulmanes han crecido un 57% en lo que va del año) (2), el crecimiento del Islam en el mundo supone la necesidad de profundizar los espacios de conocimiento y diálogo inter-religioso que posibiliten el encuentro, la reivindicación de valores comunes como la paz y la tolerancia, y el rechazo a los fundamentalismo de cualquier tipo.
Lo anterior implica concebir el horizonte religioso del siglo XXI, no como un “choque de civilizaciones” que está lejos de ser una ley histórica inevitable, sino como una oportunidad para apreciar la diversidad y la convivencia.
Notas
(1) Pew Research Center. The Changing Global Religious Landscape. http://www.pewforum.org/2017/04/05/the-changing-global-religious-landscape/
(2) Anti-Muslim incidents rose 57% last year, according to a new report. Los Angeles Times. http://www.latimes.com/nation/la-na-anti-muslim-incidents-05092017-story.html