Con las elecciones presidenciales de Francia en menos de una semana, el domingo 23 de abril, el mundo observa cuidadosamente los altibajos en las encuestas de intención de voto. Serán unas elecciones atípicas en un contexto nacional e internacional sumamente convulso. Por un lado, el Presidente actual, François Hollande, tenía la posibilidad de buscar la reelección. Sorprendentemente, dada su baja aprobación, decidió abstenerse de la contienda, siendo el primer presidente de la Quinta República que no buscó su reelección. Por otro lado, dos candidatos han sido electos a partir de primarias abiertas, otra situación excepcional en las elecciones francesas (1). Por último, es un proceso electoral que ha capturado la frustración y división nacional a raíz de un creciente nacionalismo y rechazo a la migración (2). Por tanto, la permanencia en la Unión Europea, el rol de Francia como líder europeo, y su propia concepción de país, libre, igualitario y fraternal, están en la cuerda floja.
Fuente: Daily Express.
Los candidatos
A finales del 2016, Francois Fillon, del partido Republicano, y Marine LePen, del Partido Frente Nacional, eran los favoritos en las encuestas nacionales. Sin embargo, a finales de enero 2017, la revista semanal Le Canard publicó alegatos de corrupción y nepotismo contra Fillon, desboronando su nivel de aprobación. En ese instante, el joven Emmanuel Macron, del partido En Marcha!, subió en las encuestas a un sólido segundo lugar. En cuarto lugar se encontraba Jean-Luc Mélenchon, del partido Francia No Sumisa y en quinto, Benoit Hamon, del Partido Socialista. Se esperaba que LePen y Macron quedaran empatados para el primer lugar, activando el Articulo 7 de la Constitución que obligaría a una segunda vuelta. En estas segundas elecciones, estaba pronosticado que Macron le ganaría a LePen, Fillon o Mélechon. Sin embargo, en los últimos días la brecha entre los candidatos se ha disminuido a cuatro puntos porcentuales entre LePen con 23% y Mélenchon con 19% de intención de voto, abriendo la posibilidad a cualquiera de llegar a los dos primeros lugares (3). Pero, ¿quiénes son los candidatos, y qué representarían para una nueva Francia?
Marine LePen es la presidenta del partido Frente Nacional desde el 2011. Fue la heredera de su padre, Jean Marie LePen, al liderazgo del Frente Nacional, en el cual ha tenido una larga trayectoria como dirigente. En las elecciones pasadas, logró un tercer lugar con 17.9% del voto. Ha liderado un movimiento para suavizar la imagen del partido y distanciarse del racismo o antisemitismo del pasado, hasta el punto de expulsar a su propio padre del partido por comentarios antisemitas. Su plataforma es proteccionista en lo económico, buscando soberanía monetaria y la recuperación fiscal de Francia; es nacionalista en que busca fomentar la independencia de Francia frente a organizaciones internacionales como la Unión Europea, las Naciones Unidas, la OTAN, etc. En cuanto a la migración, está totalmente opuesta a la regularización de la situación migratoria, busca la expulsión de los migrantes irregulares, y poner un tope sobre la migración regular para disminuir el flujo hacia Francia. En lo internacional, aboga por una relación más fuerte con Rusia por factores geopolíticos y para garantizar la seguridad energética de Francia (4). Siendo elegida, sería una aliada de Trump y del Brexit en la oleada aislacionista, y pondría a prueba el sistema europeo.
Emmanuel Macron fue el Ministro de Economía, Industria y Asuntos Digitales del 2014 al 2016, y fue el fundador del partido En Marcha! en el 2016. Se desarrolló profesionalmente como banquero de inversiones antes de ingresar al gobierno. Su plataforma política es social liberal, situándose en el liberalismo económico y social. En lo internacional, sus posiciones son continuaciones de las políticas del gobierno de Hollande. Su partido político es abiertamente europeísta, abogando fuertemente por la continuación de la integración europea. Asimismo, es un proponente de la política de “puertas abiertas” para la migración, de la canciller alemana Angela Merkel. Su visión energética es basada en el liberalismo económico y no en una política ambiental. Al principio, sufrió una controversia al estar casado con una mujer 24 años mayor, quien fue su profesora de colegio (5).
Francois Fillon fue Primer Ministro del 2007 al 2012, y fue diputado por París desde el 2012. Es el actual candidato del partido Republicano, el más prominente en el centro-derecha. Actualmente, se está llevando a cabo una investigación para comprobar si pagó miles de euros a su esposa e hijos por trabajos ficticios. Económicamente, aboga por reducir el tamaño del sector público, reducir los impuestos a los más ricos, e incrementar la edad de jubilación. Se opone personalmente a las uniones entre personas del mismo sexo, adopciones por estas parejas, y el aborto, aunque dice que no votaría en contra de alguna ley a su favor. En lo internacional, busca el dialogo entre Bashar al Assad y Vladimir Putin para terminar la guerra en Siria y atacar con fuerza al “totalitarismo islámico” (6).
Jean-Luc Mélenchon ha sido Miembro del Parlamento Europeo por el suroeste francés desde el 2009, y es candidato del Partido Francia No Sumisa. Se considera un republicano socialista y aboga por mayores derechos laborales y programas sociales. Busca la redistribución de la riqueza a partir de impuestos a quienes ganen más de 360,000 euros anuales. Es un crítico de la Unión Europea, la OTAN y la globalización económica. Está a favor de la migración y de la aprobación de la marihuana (7). Es considerado anti-alemán, especialmente en lo que se refiere al liderazgo alemán en Europa.
Benoit Hamon fue Ministro de Educación Pública, y ha sido diputado por Yvelines desde el 2014, y es candidato del Partido Socialista. Es considerado de izquierda y ambientalista. Busca instaurar un salario básico, la legalización de la marihuana y la eutanasia. En cuanto a la energía renovable, busca invertir hasta llegar al 50% del uso de energía renovable en el 2025. Está en contra del crecimiento económico desmesurado por el incremento al consumismo (8).
Una elección idiosincrática
A pocos días del encuentro final, la balanza se inclina entre aquellos candidatos abiertos a la Unión Europea y la integración, y aquellos quienes buscan reivindicar una Francia soberana y libre de ataduras supranacionales; entre “la apertura y el barbarismo”, o “el patriotismo y la globalización salvaje”. Aunque Fillon y LePen ambos tienen investigaciones abiertas, la contienda parece estar enfocada no en personalidades sino en sus plataformas políticas, y lo que significará para el rumbo del país elegir una o la otra. Ambos Mélechon y LePen buscan hacer un cambio histórico en el sistema político francés al distanciarse de las organizaciones internacionales de la cual Francia es parte. Sería un grave golpe para el multilateralismo y la integración europea si cualquiera de ellos fuese ganador. Asimismo, el ascenso de Mélechon en las encuestas ha sido catastrófico para la clase alta económica de Francia, quienes ven en su populismo económico el reflejo de Hugo Chavez o Fidel Castro. Actualmente, su base más fuerte está en los jóvenes de 18-24 años, con 44% de intención de voto, más 27% en aquellos de 25-34 años, y quienes han sufrido con un desempleo del 10%, trabajos de medio tiempo y un aumento de la desigualdad. Su campaña retoma temáticas familiares para los franceses, la caída de una “monarquía” económica y los beneficios de una revolución. Contrario a LePen (con quien comparte opiniones en lo internacional), ha sido claro en la importancia de acciones multilaterales, y el peligro de los ataques de misiles del Presidente estadounidense (9).
Entre tantas posiciones y contradicciones, el pueblo francés está viviendo su elección más difícil de los últimos años; una que podría cambiar drásticamente el futuro de Francia. El domingo 23 comenzará la verdadera campaña entre los ganadores de la primera vuelta, y tal vez podremos discernir entre los ganadores, la intención ideológica del votante. No obstante, será importante recordar que en Junio además habrá una elección legislativa, por lo que el rumbo del país seguirá en la lucha.