Análisis semanal 117: Alemania y el efecto Schulz (08 de marzo de 2017)

Año: 
2017

 

Después de liderar a los socialdemócratas alemanes durante siete años, Sigmar Gabriel declinó una nueva candidatura a la cancillería federal, en favor del hasta entonces eurodiputado Martin Schulz, quien también fue bendecido por Gabriel para ser el nuevo líder del Sozialdemokratische Partei Deutschlands (SPD por sus siglas).

Fuente: Daily Express.

La decisión de Gabriel fue clave para los socialdemócratas: su porcentaje de aprobación, así como el desempeño electoral de su partido, había venido en declive en las últimas elecciones. A pesar de su hábil negociación durante la formación de la tercera coalición de Merkel en 2013, su doble rol de vicecanciller y ministro de economía y energía, al tiempo que líder del SPD, no fructificó en términos electorales. Por otra parte, sin duda Gabriel quiso reafirmar su papel central dentro del partido frente al dos veces ministro de relaciones exteriores, y recién electo presidente federal Frank Walter Steinmeier (1), quién también disputara la cancillería federal en 2009, lo que motivó haberle cedido su lugar a un hombre cercano, que aunque con un perfil lejano al político promedio alemán, ha despertado la esperanza en los socialdemócratas, al tiempo que la preocupación en las filas socialcristianas: Martin Schulz.

La candidatura de Schulz, miembro del Parlamento Europeo desde 1994, y su presidente desde 2012, ha generado todo un boom en la política alemana. Hasta entonces todo apuntaba que en las elecciones de setiembre, Merkel conseguiría un cuarto mandato sin problemas, y el gran tema de discusión era la eventual llegada del partido conservador de derecha Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania, AfD por sus siglas en alemán) al legislativo. Desde el anuncio de Gabriel en favor de Schulz, el panorama ha cambiado muchísimo para la Canciller.

No obstante el desarrollo de la campaña durante los próximos meses, de momento parecen ser escasas las diferencias de fondo entre Schulz y Merkel. Aunque el primero ha buscado retomar el componente social propio del discurso socialdemócrata, en temas tales como Trump, la integración europea, o la migración; ambos presentan grandes cercanías. Mientras que Schulz luchó por fortalecer las competencias del Parlamento Europeo, Merkel ha sido una fiel creyente y defensora de la idea de una Europa unida frente a desafíos tales como Rusia o el Brexit.

Si se analiza en términos personales, ciertamente las diferencias saltan a la vista. El ritmo pausado, analítico y metódico de Merkel (2) contrasta con la energía, el carisma y fuerza de Schulz (3): así lo demuestra la reacción de ambos a la elección de Trump. Mientras que la canciller le recordó diplomáticamente al nuevo Presidente sobre las obligaciones internacionales de respeto a los derechos humanos, Schulz no dudó en tildar a Trump de hombre irresponsable, e incluso, como amenaza a la democracia.   

Valorando incluso la posibilidad de una nueva gran coalición de Merkel con los socialdemócratas, con Schulz como su vicecanciller, es claro que el nuevo gobierno deberá enfrentarse de lleno a los complejos retos que presenta el escenario internacional: paralelo a los flujos migratorios, el populismo de derecha ha continuado tomando fuerza (4), y su capítulo alemán, el euroescéptico AfD, se encuentran a las puertas de conseguir representación en el Bundestag. Al mismo tiempo, el fenómeno Trump plantea cuestionamientos directos al esquema mismo de seguridad colectivo de la OTAN, que enciende alarmas dentro de la Unión Europea, lo cual, sumado a la incertidumbre acerca de la potencial nueva dinámica con Rusia, evidencia el rol determinante que el liderazgo y posicionamiento de Alemania está llamado a desempeñar, no solo en y para Europa, sino como primer y último bastión de la democracia liberal occidental (5)