La semana del 14 de noviembre de 2016, el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se dirigió hacia Europa para una llamada “gira de despedida”. Sin embargo, más allá de expresar agradecimiento por el apoyo durante sus ocho años de gobierno, la Administración de Obama, eligió el continente europeo como escenario para contrarrestar los rumores de crisis en su relación con el bloque, dada la elección del aislacionista Donald Trump como próximo Presidente, y para reforzar un compromiso histórico e imprescindible entre aliados militares y económicos.
Según comentarios reiterados en campaña, el presidente electo Donald Trump considera que Estados Unidos mantiene un costo económico mayor a los beneficios que percibe por su liderazgo en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). En varias ocasiones aseguró retirar a los Estados Unidos de la alianza, a menos que los demás países contribuyan o devuelvan el dinero invertido en su protección.
Uno de sus aliados políticos, y candidato a Secretario de Estado en la nueva administración, Newt Gingrich, alegó que los aliados de la OTAN “deberían preocuparse por el compromiso estadounidense” ya que no estaban contribuyendo lo necesario, y que la OTAN es más bien un punto de debilidad, y no de fortaleza, para los Estados Unidos en el mundo (1). Según críticos de Trump, retirarse de la OTAN sería virtualmente rendirse ante la hegemonía rusa en la región, lo cual socavaría la paz y estabilidad en Europa, tan necesarias para el bienestar de Estados Unidos y el mundo. En una Europa del Este de dudosa estabilidad, especialmente con el renovado expansionismo ruso, la palabra y el compromiso de los Estados Unidos de mantener estos valores de democracia y libertad, es más que crucial para su persistencia.
No obstante, en una conferencia de prensa celebrada este lunes, antes de embarcar en sus últimas visitas, el Presidente Obama confirmó el compromiso de Donald Trump a la OTAN y a estas relaciones estratégicas, supuestamente expresado durante la reciente reunión entre ambos. Obama también señaló la importancia de garantizar el compromiso de los Estados Unidos a la Alianza Transatlántica y a sus obligaciones de seguridad, mediante la continuación de una política exterior de Estado, explicando:
La influencia y el trabajo que tenemos es el resultado no sólo del Presidente. Es el resultado de innumerables interacciones y arreglos y relaciones entre nuestros militares y otros militares, y nuestros diplomáticos y otros diplomáticos, y oficiales de inteligencia y trabajadores del desarrollo. Y hay una enorme continuidad bajo las noticias del día a día que nos convierte en esa nación indispensable cuando se trata de mantener el orden y promover la prosperidad en todo el mundo. Eso continuará (2).
Por lo tanto, es importante tomar en cuenta el simbolismo utilizado en la Administración Obama, para analizar lo que en su visita final a Grecia, Alemania y Perú, pueda significar para la continuación de estas alianzas estratégicas.
Según Joseph Micallef, autor del libro Historia Militar y Asuntos Mundiales, la política exterior de los Estados contiene elementos sustanciales y simbólicos. Lo sustancial es lo programático y aparente entre lo dicho y lo hecho, mientras que lo simbólico es el matiz en cómo se llevan a cabo estos dichos y hechos. Entre las acciones simbólicas más comúnmente utilizadas en la política exterior, están las primeras invitaciones a líderes extranjeros a la casa presidencial, los países que eligen visitar el presidente o su canciller, o de que manera se emite y envía mensajes a los demás Estados.
Micallef indica que, para los Estados Unidos, la presencia militar y su liderazgo en momentos de crisis global han sido puntos claves de su política exterior a lo largo de los años. No obstante, la administración Obama se ha visto incómoda en un rol de dominancia occidental, y ha preferido un estilo de liderazgo “desde atrás”, enfocando su accionar en los foros multilaterales (3). Ante un posible cambio hacia un aislamiento nacionalista por parte de la Administración Trump, las alianzas militares y económicas que Obama buscó construir se encuentran amenazadas.
En su arribo a Grecia, el 14 y 15 de noviembre 2016, Obama enfatizó lo apropiado que es visitar el país donde nació el ideal de la democracia, y se cultivaron muchos otros valores y principios de los Estados Unidos. Recordó el factor de la responsabilidad económica para la estabilidad de la Unión Europea, pero enfatizó en la importancia de una Europa unida y fuerte para el bienestar del mundo. Para ello, comentó sobre la necesidad de una enérgica relación entre la OTAN y los Estados Unidos. Reafirmando su apreciación al pueblo griego por su alianza y disposición en la OTAN.
Además, enfatizó cuán importante considera la OTAN, como una piedra angular de la seguridad de los países aliados, y como un espacio que provee una “continuidad significativa”. Recalcó que, aunque existe una transición de gobiernos, se reconoce en ambas bancadas que la alianza de la OTAN es absolutamente vital para la seguridad y prosperidad mutua (4).
El hecho de subrayar la democracia podría ser un mensaje a Donald Trump, su equipo y seguidores, para recordarles la relevancia de este principio en la fundación de su nación, e invitarlo a moderar aquellas iniciativas que puedan aislar a una parte de la población que votó mayoritariamente en su contra (al momento de publicación de este artículo, Hillary Clinton ganó el voto popular por más de 1.2 millones de votos) (5). Asimismo, Obama busca recalcarle a sus aliados, y al mundo en general, la trascendencia de la democracia para los Estados Unidos, más aún después de una elección tan conflictiva como la reciente. En ese sentido, el Presidente y Primer Ministro griegos reforzaron el valor democrático como un lazo ideológico entre naciones hermanas, y también recalcó el rol de la OTAN en la seguridad internacional y la lucha contra el terrorismo (6). Efectivamente, Estados Unidos no fue la excepción a la ola de nacionalismo y populismo que sacude al mundo, por lo que la búsqueda de unidad para una Europa dividida por nacionalismos, crisis económicas y terrorismo es ahora una prioridad para la estabilidad mundial.
El Secretario de Prensa de la Casa Blanca comunicó que de seguida Obama visitará Alemania para reunirse con la Canciller Angela Merkel sobre temas bilaterales, regionales y transatlánticos. Esta será la sexta visita del Presidente a Alemania, reflejando la importancia estratégica de la relación entre ambos países. Asimismo, el Presidente se reunirá con los mandatarios de Francia, Italia, Alemania y Reino Unido para hablar de su rol en los temas globales de mayor pertinencia (7).
Se comenta que, durante estas reuniones, el Presidente Obama tendrá que establecer el marco sobre la cual los líderes europeos tendrán que dialogar con Trump, una figura espectacularmente impopular e impredecible. Su visita a Alemania, entonces, reafirma su compromiso y hace énfasis en una política exterior “de Estado” para continuar con la cooperación económica y militar transatlántica. Es más, la visita también ha sido catalogada como una reflección de la fuerte relación de trabajo con la Canciller Angela Merkel, quien Obama ha llamado su “aliada más cercana” (8).
Para Obama, Merkel y Alemania representan socios clave en la continuación de su trabajo en temas como la OTAN, la estabilidad de la Unión Europea, las sanciones a Rusia y la lucha en Siria. Es por esto que la visita a Alemania es tan trascendental, ya que refuerza la posición de la administración Obama en estos temas, y demuestra un voto de confianza a Merkel y Alemania como sucesores de este liderazgo en un mundo que podría ver una separación de los Estados Unidos a los acuerdos clave que mantienen la estabilidad internacional.
En efecto, ante una política aislacionista de parte de la Administración Trump, Merkel sería la principal propulsora de los ideales y valores que establecieron la base para el orden mundial después de la Segunda Guerra Mundial y durante el expansionismo de la Unión Soviética. No obstante, su rol sería mayoritariamente de liderazgo político, ya que Alemania difícilmente podría reemplazar la sombrilla nuclear que da la potencia militar de Estados Unidos.
En su mensaje de felicitaciones, Angela Merkel ofreció a Trump una cooperación cercana pero condicionada a los valores de democracia, libertad, respeto por la ley y la dignidad de las personas sin importar sus diferencias (9). Si su administración respeta estos valores transcendentales, el trabajo en conjunto seguirá, pero es claro que Alemania y el resto de Europa están consolidando un Plan B.
Bajo este escenario, la Unión Europea acordó el lunes un plan de defensa que le permitiría actuar rápidamente en situación de crisis sin la intervención de las Naciones Unidas o el apoyo de Estados Unidos. Efectivamente, Europa busca autonomía e independencia en la conducción de su seguridad, ahora que sea posiblemente amenazada por la inacción de Estados Unidos ante obligaciones de tratados internacionales. En respuesta, varios aliados de la OTAN han prometido aumentar su gasto militar hasta llegar al 2% acordado, y el resto han buscado reforzar la cooperación militar entre sus países (10). Dada la incertidumbre y desconfianza del panorama, es más que claro esperar un incremento significativo en el armamentismo mundial.
Por último, al final de esta semana, Obama visitará Perú para asistir a la Conferencia de Lideres de la APEC (el Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacifico), para reforzar el apoyo estadounidense a la integración regional y el libre comercio. Se reunirá con líderes de otros países parte del Acuerdo Traspacífico de Cooperación Económica, lo cual implica una presión substancial a lo interno para apoyar y aprobar el “TPP”, también bajo amenaza de ser enterrado por la Administración Trump (11).
Es interesante comentar que el Presidente Putin de Rusia también estará asistiendo a la reunión del APEC en Lima, por lo que probablemente se tratarían temas de la transición de gobierno de Estados Unidos y el fin de la guerra en Siria (12).
Estos viajes reflejan el compromiso del actual Presidente con la integración europea, la OTAN, y la cooperación con Asia y el Pacífico, y ponen en duda cuán firme será la política exterior de Estado que sostiene Obama ante el cambio de administración. También lleva a consideración cuán grande será la diferencia entre el candidato Trump y el Presidente Trump, en temas de política exterior, y si al final cederá ante la presión de sus consejeros nacionales y de los demás lideres internacionales.