La celebración de las convenciones nacionales de los dos partidos más grandes de Estados Unidos, el Partido Republicano y el Partido Demócrata, marcó el banderazo de salida para el último tramo de la carrera presidencial en este país. A sólo cien días de las elecciones presidenciales, y con cada partido habiendo ratificado a sus respectivos candidatos, la campaña presidencial se pone más intensa que nunca, por lo que se hace necesario entender mucho de lo que ha pasado en las últimas semanas para comprender hacia dónde se dirige la campaña presidencial estadounidense.
El mes de julio fue un mes sumamente importante para la campaña presidencial precisamente porque ambos partidos políticos decidieron celebrar sus convenciones nacionales con una semana de separación, algo bastante inusual hasta el momento. Pero lo importante de todo esto es lo que pasó en las convenciones partidarias y sus repercusiones, por encima de si las dos fueron muy parecidas, o incluso si la demócrata copió el formato de la republicana. Mientras una convención mostró un partido desunido, en crisis y completamente estupefacto de lo que estaba sucediendo, el otro partido, a pesar de grandes crisis que estaba sobrellevando, logró mostrar un ambiente de unidad y fuerza para sus últimos días de convención.
Antes de abordar con algún grado de profundidad lo sucedido en ambas convenciones, cabe resaltar un aspecto fundamental de la política estadounidense: lo carnavalesco. Para la política norteamericana resulta fundamental combinar sus actos políticos con actos de entretenimiento como conciertos de música y con discursos de parte de celebridades de la sociedad estadounidense. Y es que la clase política estadounidense busca, para generar mayor atractivo en su población, hacerse parecer lo más que pueda a un show de entretenimiento. Esto no sólo le garantiza que más gente va a asistir o televisar sus actos políticos, ganándole visibilidad y apoyo a su candidato o candidata, sino que también más gente va a donar de su dinero para ver más de este tipo de actos.
No obstante, lo cierto es que esto demuestra una característica oscura de la democracia norteamericana. En la política en los Estados Unidos importa más qué tan agradable y fabuloso haya sido el acto político que su contenido en propuestas concretas a los problemas fundamentales de su país. Debe reconocerse que esto se ha agravado desde la llegada de la ley Citizens United en el 2010, que propició que la democracia estadounidense fuera gravemente influenciada por los grandes intereses económicos, precisamente en la regulación sobre donaciones económicas hacia los partidos políticos. Esto tiene repercusiones graves para la salud de la democracia estadounidense, no sólo porque pone a los principales partidos políticos en manos de los grandes intereses económicos, en vez de en manos de toda la ciudadanía—como se supone funciona una democracia—, sino porque también menoscaba la capacidad de terceros partidos de apelar a la sociedad estadounidense, afectando el pluralismo político del país. Desde entonces, la situación ha empeorado, pero lo cierto es que esto había venido consolidándose desde antes como una característica de la política norteamericana.
Luego de entender este punto fundamental sobre la política estadounidense, cabe ver qué paso en cada convención partidaria durante el mes de julio. La convención republicana, que sucedió una semana antes que la demócrata, se caracterizó por ser caótica, y por mostrar las grandes heridas que la candidatura oficial de Donald Trump ha creado en uno de los partidos del bipartidismo estadounidense. No solo grandes figuras de dicho partido se rehusaron a asistir a la convención, como los expresidentes George Bush y George W. Bush, y los ex candidatos presidenciales John McCain y Mitt Romney, sino que también su principal competidor en las primarias, Ted Cruz, se rehusó a apoyar la candidatura de Trump, e incluso llamó a votar conforme a la consciencia de cada persona. Donald Trump sabía lo que Ted Cruz iba a decir y aun así dejó que éste saliera a dar su discurso, pero entendiendo que para Donald Trump toda publicidad es buena publicidad, esto resulta ya no tan sorprendente.
En el discurso de aceptación a la candidatura presidencial por parte del Partido Republicano, Donald Trump mostró sus típicas características autoritarias, totalitarias, mentirosas e irreverentes, pero también mostró algo más. Entendiendo que la principal base de apoyo a Trump recae en la clase trabajadora blanca menos educada de los Estados Unidos, cualquiera que haya visto y escuchado el discurso de Donald Trump, y por ende cualquier discurso que haya dado durante esta campaña, comprenderá que a Trump no le interesa decir verdades o mentiras, o brindar propuestas y respuestas concretas a los problemas del país, sino decir lo que su audiencia quiere escuchar, sin importar si él mismo cree lo que está diciendo o no. Trump es, en todo sentido, el resultado obvio de que el elemento carnavalesco prevalezca sobre toda la política estadounidense; he ahí parte de sus fuentes y su origen. La otra parte de su origen se debe al gran sentimiento de inseguridad y desprotección económica de la sociedad, que, aunque no es completamente verídico o anclado en la realidad, permite el surgimiento de candidatos de “mano dura”, como él mismo se ha hecho llamar en su discurso.
Pero lo anterior es sabido y entendido, y no es lo novedoso del discurso de Donald Trump en la convención republicana. En su discurso durante esta convención, Trump mostró dos recursos retóricos novedosos: dirigirse directamente a los seguidores de Bernie Sanders, y apelar a las minorías étnicas del país. Donald Trump no sólo se dirigió directamente a los seguidores del competidor de Hillary Clinton en el lado demócrata, sino que incluso se auto-declaró el candidato que seguirá con la bandera levantada por Bernie Sanders durante esta campaña, aludiendo a que ambos han sufrido rechazo e incluso persecución por parte de los intereses políticos y económicos del país. Si bien Trump no se asemeja en lo más mínimo a lo propuesto por Sanders, ambos han sido atractivos al mismo sector de la población estadounidense, por lo que resulta obvio que Trump quiera capitalizar de la salida de la contienda del Senador de Vermont. Además, su discurso, que se basa más en generar emociones que en el raciocinio, puede llegar a ser mucho más efectivo que el discurso racional con el que Hillary Clinton ha buscado también apelar a esta población.
En cuanto a su apelación a las minorías étnicas del país, parece difícil que Trump realmente pueda llegar a ganar algún apoyo dentro de estas dado su discurso anti-migratorio, incluso xenófobo, así como su discurso islamófobo, o de rechazo hacia los musulmanes. Esta situación queda completamente clara cuando se observa el público que asistió a la convención republicana. Este público se caracterizó por ser abrumadoramente en su mayoría blanco, con ciertas personas aisladas afrodescendientes, asiáticas y latinas (1). Con su discurso de prohibirle la entrada a inmigrantes musulmanes, o de construir una muralla en la frontera con México, es poco probable que Trump reciba el apoyo de estas minorías, lo que favorecerá a Hillary Clinton.
En el otro lado de la calle política, durante la convención demócrata mostró una imagen muy diferente de la convención republicana. A pesar de que en el transcurso de los primeros días existieron pequeños altercados entre los simpatizantes de Clinton y de Sanders, al punto que el mismo Sanders salió abucheado por sus propios seguidores cuando el primer día les solicitó el apoyo a Clinton, pronto los ánimos se calmaron y el Partido Demócrata demostró un ambiente de unidad que muchos pensaron difícil. La tensión antes de la convención era sumamente alta luego de la filtración de miles de correos de la dirigencia demócrata en que se demostraba cómo la dirigencia del Partido Demócrata, especialmente la presidenta del Comité Nacional Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, favoreció a Hillary Clinton durante las primarias demócratas. Cabe decir que en los correos no se demuestra una relación directa de Hillary Clinton con este acto anti-democrático. El escándalo incluso le costó el puesto a Wasserman Schultz (2).
Afortunadamente para los demócratas, los partidarios de Hillary Clinton y Bernie Sanders venían trabajando juntos desde hace algún tiempo, buscando incorporar propuestas, mas no personas, dentro de la plataforma política de Clinton. Entre las propuestas incorporadas a la plataforma de Clinton está una propuesta para hacer que la Educación Superior sea más accesible para las clases más bajas, así como que la seguridad social sea más universal (3). Por esta razón es que cuando Hillary Clinton se dirigió directamente a los partidarios de Sanders en su discurso de aceptación de la candidatura presidencial del Partido Demócrata, afirmando que estos habían sido escuchados por ella, y que también ella adoptaría sus causas, era parcialmente cierto, dado que no todas las propuestas de Sanders fueron incorporadas en la plataforma de Clinton. La Candidata demócrata buscó apelar a los seguidores de Sanders con un discurso más racional que emotivo, lo que puede resultar poco efectivo a la hora de obtener su apoyo. Esto genera preocupación en el lado demócrata ya que muchos seguidores del Senador de Vermont han optado por apoyar a Trump, a pesar incluso de los llamados de Sanders de que le den su apoyo a Clinton.
El discurso de Hillary Clinton durante la convención buscó relacionarla con grandes figuras de la historia de los Estados Unidos, como los llamados “padres fundadores”, o el amado presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Rooselvelt, quien era del Partido Demócrata. Además de esto, Hillary buscó mostrarse como la candidata de la experiencia y de la unidad nacional, afirmando que gobernaría para todos sin importar de donde provinieran: republicanos, demócratas, independientes, etc. Esto le ha ganado el apoyo de importantes figuras del Partido Republicano, como por ejemplo cinco altos funcionarios durante la Administración de George W. Bush, Henry Paulson, Richard Armitage, Brent Scowcroft, Alan Steinberg, Kori Schake, miembros del empresariado republicano como Marc Andreessen, Dan Akerson, Chuck Robbins, Hamid Moghadam, William Oberndorf y Mike Fernández, e incluso ha recibido el apoyo del reconocido académico Robert Kagan. La lista asciende a 24 latas figuras del Partido Republicano (4).
Por lo demás, el discurso de Hillary Clinton fue el típico discurso de un líder demócrata, apelando a la clase media del país, y con propuestas económicas y sociales más progresistas que su contrincante republicano. Clinton incluso no tuvo miedo de referirse a temas de política exterior, a pesar del escándalo con el uso indebido de su cuenta de correo electrónico personal para manejar temas oficiales mientras fungió como Secretaria de Estado durante la primera administración de Barak Obama. Además, Clinton prometió por fin regular el acceso a armas de fuego en el país, algo que ha costad muchas más vidas en el país que lo que su contrincante llama el “terrorismo islámico radical”.
Por otro lado, la convención demócrata mostro una imagen completamente diferente de la republicana no sólo en su público sino en sus oradores. La convención demócrata se caracterizó por presentar mucha mayor diversidad étnica y religiosa, demostrando el fuerte apoyo que recibe Clinton de las minorías del país, muy diferente de lo que sucede con Donald Trump (5).
Luego de la celebración de ambas convenciones políticas se generó un debate muy intenso entre Trump y unos de los oradores que dieron un discurso durante la convención demócrata. Se trata de Khizr y Ghazala Khan, dos inmigrantes pakistaníes cuyo hijo murió sirviendo en el ejército durante la invasión de los Estados Unidos a Iraq. Khizr Khan criticó las políticas de Trump, especialmente su intención de prohibirle la entrada a inmigrantes musulmanes al país, y afirmó que el candidato republicano nunca ha leído la constitución estadounidense, y tampoco ha sacrificado nada en su vida. Trump criticó duramente a esta familia, y al parecer con esto entró en territorio desconocido, incluso para él mismo. Hasta el momento, todo escándalo producto de declaraciones controversiales de Trump le ha servido al candidato para ganar mayor visibilidad, e incluso, sorprendentemente, apoyo.
No obstante, parece ser que este nuevo escándalo no tendrá el mismo efecto que los pasados. La sociedad norteamericana es sumamente patriótica, incluso podría decirse nacionalista, y una línea roja, un límite que uno no debe sobrepasar en los Estados Unidos, es criticar al ejército, los veteranos de guerra, y en especial las personas que murieron durante los conflictos bélicos de este país y sus familias. Donald Trump cruzó esta línea roja de la sociedad, y todo parece indicar que no saldrá bien librado de este nuevo escándalo, justo al inicio de la recta final de la campaña estadounidense. El Candidato republicano recibió críticas duras de todos los sectores del país por este hecho, incluso por parte de miembros de su propio partido, como el veterano de la guerra de Vietnam y ex candidato presidencial, John McCain, quien se ha rehusado de apoyar públicamente a Trump (6).
El último tramo de la contienda presidencial estadounidense ha comenzado, y aunque es prácticamente imposible saber qué puede llegar a suceder, los acontecimientos recientes muestran algunos indicios. En las últimas encuestas de intención del electorado, Hillary Clinton ha salido con una ventaja de unos cinco puntos porcentuales sobre su contrincante, Donald Trump. Sin embargo, esta ventaja es la misma que los márgenes de error de las mismas encuestas por lo que puede que la ventaja sea inexistente. Además, justo después de las convenciones nacionales de ambos partidos, sus candidatos siempre salen más favorecidos en las encuestas del apoyo electoral que realmente tienen, por lo que tampoco es un buen momento para sondear la intención del electorado (7).
Lo cierto es que en alguna medida Hillary Clinton logró salir más fortalecida de su convención de lo que lo hizo Donald Trump. Sin embargo, la Candidata demócrata tiene varios obstáculos que sobrepasar. En primer lugar, el hecho de ser la primera candidata mujer a la Presidencia en la historia del país es un arma de doble filo. Aunque le puede conseguir un apoyo amplio de las mujeres del país, la sociedad norteamericana se caracteriza por ser bastante patriarcal y conservadora, por lo que ciertos grupos no ven con buenos ojos una mujer candidata, mucho menos una mujer Presidenta. En segundo lugar, Clinton deberá buscar la forma para mejorar su imagen que, aunque es más positiva que la que tiene Trump, todavía es bastante negativa (8). En tercer lugar, Hillary deberá buscar la forma de apelar efectivamente a la clase trabajadora blanca y a los evangélicos y cristianos, quienes le han dado el apoyo a Trump (9), dos sectores fundamentales del electorado estadounidense, con el objetivo de restarle fuerza a su contrincante. Aun así, lo importante de las elecciones presidenciales de este país es ganar los colegios electorales, dado que Estados Unidos todavía se rige bajo el sufragio indirecto.
A pesar de todo lo dicho anteriormente, también debe tomarse en cuenta un aspecto importante de estas elecciones. Si bien estas elecciones presidenciales en los Estados Unidos representan la elección entre una vía autoritaria, xenófoba, e incluso en ciertos aspectos totalitaria, o no. La otra opción de la papeleta electoral, Hillary Clinton, no representa algo novedoso en la política estadounidense, más allá de ser mujer. Aunque es sumamente loable lo que la Candidata demócrata ha logrado para avanzar la posición de las mujeres en la sociedad norteamericana, lo cierto es que ella, en sus posiciones políticas marcará una continuación de las políticas de Barak Obama en lo doméstico, pero en lo internacional será otra historia. En política exterior Hillary Clinton ha mostrado tener una posición intervencionista, sin miedo de utilizar la fuerza para conseguir los intereses del país en el exterior, algo que la acerca más a la acera republicana que demócrata. En otras palabras, como afirma Stephen Zunes Hillary Clinton es un halcón (10).
Por lo tanto, mientras que por un lado un candidato representa un quiebre radical, reaccionario y regresivo del sistema político estadounidense, como lo es Donald Trump, por el otro lado, Hillary Clinton representa una reinvención del mismo sistema político que había llegado a su agotamiento, permitiendo que surgieran figuras políticas poco usuales como el socialista democrático Bernie Sandiers y el mismo Donald Trump. La elección esta vez es entre un sistema que ha demostrado no servir a los intereses de las grandes mayorías, sino a selectas minorías, o una regresión reaccionaria y autoritaria cuyas principales víctimas serán las mismas de las que recibe su principal apoyo. Y debe quedar claro que los defectos del sistema político norteamericano no se resuelven con solamente derogar Citizens United, como Hillary Clinton ha prometido, sino que más bien deben llevarse a cabo reformas en aras de la profundización y consolidación de la transparencia, la rendición de cuentas y, sobre todo, la democracia política, social y económica de los Estados Unidos.
Notas
- Meyerson, C. (2016). So we counted all the women and people of color at the DNC and the RNC… Fusion. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: http://fusion.net/story/330193/dnc-rnc-women-people-of-color-numbers/.
- Cilliza, C. (2016). Debbie Wasserman Schultz had the Worst Week in Washington. Again. The Washington Post. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/07/31/debbie-wasserman-schultz-had-the-worst-week-in-washington-again/.
- Wagner, J. y Balz, D. (2016). How Clinton and Sanders avoided a broken convention. The Washington Post. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/politics/how-clinton-and-sanders-avoided-a-broken-convention/2016/07/31/6fbaee28-5720-11e6-9aee-8075993d73a2_story.html.
- Blake, A. (2016). The list of big-name Republicans in Hillary Clinton’s corner just got even longer. The Washington Post. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/06/30/heres-the-growing-list-of-big-name-republicans-supporting-hillary-clinton/.
- Meyerson, Op cit.
- Nelson, L. y Gass, N. (2016). McCain slams Trump over Khan fight. Politico. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: http://www.politico.com/story/2016/08/mccain-statement-226495.
- Silver, N. (2016). Election Update: Clinton’s Bounce Appears Bigger Than Trump’s. Five Thirty Eight. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: http://fivethirtyeight.com/features/election-update-clintons-bounce-appears-bigger-than-trumps/; Bump, P. (2016). In the first mayor poll after both conventions, Trump’s bump has vanished. The Washington Post. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/08/01/in-the-first-major-poll-after-both-conventions-trumps-bump-has-vanished/.
- Pew Research Center. (2016). 2016 campaign: Strong Interest, Widespread Dissatisfaction. [en línea]. [consultado el 30/07/16]. Disponible en: http://www.people-press.org/2016/07/07/2016-campaign-strong-interest-widespread-dissatisfaction/; Pew Research Center. (2016). Voters’ Perceptions of the Candidates: Traits, Ideology and Impact on Issues. [en línea]. [consultado el 30/07/16]. Disponible en: http://www.people-press.org/2016/07/14/voters-perceptions-of-the-candidates-traits-ideology-and-impact-on-issues/.
- Pew Research Center. (2016). Evangelicals rally to Trump, religious nones back Clinton. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: http://www.pewforum.org/2016/07/13/evangelicals-rally-to-trump-religious-nones-back-clinton/.
- Zunes, S. (2016). Hillary The Hawk. The Cairo Review for Gobal Affairs. [en línea] [Consultado el 30/07/16]. Disponible en: https://www.thecairoreview.com/essays/hillary-the-hawk/.
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