Análisis semanal 67: Europa ha muerto. Qué viva Europa (¿...?) (27 de julio de 2016)

Año: 
2016

 

El pueblo británico se ha pronunciado: suficiente integración con la Europa continental.Con un 52% de votos a favor, el Reino Unido dejará de ser parte de la UE. Las repercusiones de esta decisión son complejas y difíciles de entender en toda su magnitud, al tiempo que el proceso de implementación de esta decisión, es decir, la salida de la Unión y la adopción de un nuevo esquema de relación, es igualmente obscuro. Algunas reflexiones al respecto permiten clarificar lo que se avecina, aunque es seguro que la incertidumbre derivada de esta decisión, que incluso a pocas horas del anuncio oficial de los resultados ya le había pasado la factura a la libra esterlina, será la tónica de los próximos meses.

El artículo 50 del Tratado de Lisboa establece que una vez que el Estado notifica de manera oficial su decisión de abandonar la Unión, inicia un proceso de negociación de al menos dos años. En dicho proceso, además de negociar la operacionalización de la salida de la Unión, los restantes 27 miembros darán discusión a sobre la dinámica de la relación futura con el Reino Unido. Finalmente, es necesaria una mayoría calificada que represente el 65% de la población europea, para la decisión final (1).

En cuanto a las reacciones europeas a la decisión, en un comunicado que refleja no solo el triste desagrado con el resultado del referéndum, sino también una importante dosis de pragmatismo, sus principales autoridades emitieron su visión sobre el tema. Los presidentes del Consejo, el Parlamento y la Comisión europea, en conjunto con el Primer Ministro de los Países Bajos, expresaron que continuaran defendiendo los valores centrales de la Unión, y que se encuentran preparados para iniciar las negociaciones sobre la salida del Reino Unido. Al mismo tiempo, recalcaron que mientras tenga lugar este proceso, las obligaciones y derechos del Reino Unido para con la Unión seguirán vigentes (2). 

Por otra parte, reportes de Google sugieren un importante grado de desconocimiento de la población no solo sobre los efectos de la salida de su país del UE, sino de la Unión como tal. La cuenta en Twitter que reporta las principales tendencias en búsquedas reportó un incremento de un 2450% sobre preguntas tales como ‘¿qué ocurre si dejamos la Unión?’ o  ‘¿estamos dentro o fuera de la Unión?’ (3). Lo anterior cobra sentido si tiene presente que mientras la campaña del Bremain estuvo basada en reportes técnicos y en expertos internacionales que anunciaban los perjuicios económicos de una eventual salida, la campaña del Brexit apelaba ala poca independencia del país en la toma de decisiones, en el marco de un malestar histórico por los crecientes flujos de migrantes europeos que recibía Londres cada año.

El tema migratorio fue en realidad clave en la campaña a favor de la salida: mientras que el ahora ex primer ministro David Cameron insistía en las posibilidades de modificar esta dinámica sin salir de la Unión, los defensores de la salida denunciaban, con mayor éxito, que solo se podría poner freno a la migración recobrando la independencia que la membrecía de la Unión le había quitado a los británicos. La fuerza detrás de este argumento fue liderada por la agrupación política que surge en 1994 con el sugestivo nombre  de United Kingdom Independence Party –UKIP– (4), la cual desde entonces mantenía (con poco éxito) un discurso anti-integracionista.

El panorama para la UE, así como para el Reino Unido, es sombrío e incierto. Para la primera, este hecho sin precedentes puede marcar el inicio de un lento pero imparable proceso de reconfiguración, y en el peor de los escenarios, desconfiguración. El descontento con la Unión nunca ha sido exclusivo del Reino Unido, al tiempo que el surgimiento de partidos de extrema derecha de un discurso incendiario contra la UE es igualmente común en el resto de  los miembros, lo que se constituye en elementos que, a partir de este impulso que implica la salida del Reino Unido, pueden conjugarse para un paulatino debilitamiento de la Unión. No obstante, este momento implica también una oportunidad para que la UE reflexione sobre su estado actual y aspire a reinventarse, de manera que el estado de la Unión refleje verdaderamente las demandas y aspiraciones de sus miembros.

Sobre el Reino Unido se asoma por su parte un complejo proceso, el cual además de implicar un importante esfuerzo de negociación con la UE para organizar su salida, significa igualmente un reacomodo interno, en términos legales primeramente, para adecuar su marco normativo a la nueva relación con la Unión. Asimismo, el fantasma de la independencia de Escocia, que había vuelto a su letargo posterior al referéndum por el cual se decidió mantenerse dentro del Reino Unido, ha vuelto a tomar fuerza (5). Esto en tanto el apoyo a mantenerse dentro de la Unión fue contundente en Escocia, lo cual plantea una seria interrogante para el futuro del país: ¿abandonar el Reino Unido para mantenerse en la Unión Europea? Esta es quizás una de las consecuencias menos previstas del resultado a favor de la salida:el reavivamiento de los reclamos independentistas a lo interno del propio Reino Unido.

Así las cosas, la principal tarea de las nuevas autoridades que se resulten como producto de la renuncia de Cameron tendrá como tarea fundamental acabar con la incertidumbre que se vive actualmente y, a pesar de que fue producto de una campaña con altos niveles de desinformación y que incluso los estrechos márgenes reflejan un electorado divido, dar curso a la decisión tomada en el referéndum, reducir la ansiedad que caracteriza de momento a la ciudadanía y a los mercados, y poner en marcha lo que podría ser el inicio de una etapa, nueva e incierta,en la vida de la Unión Europea, y sin duda de grandes transiciones políticas y económicas para el Reino Unido.

Notas

(1) Jonhson, H. 2016. Here’s how the Brexit will actually work. EnForeing Policy. Disponible en: http://foreignpolicy.com

(2) European Council. 2016. Statement by the EU leaders and the Netherlands Presidency on the outcome of the UK referendum. En: http://www.consilium.europa.eu/en/press/press-releases/2016/06/24-joint-statement-uk-referendum/

(3) Walton, M. 2016. Many UK voters didn’t understand Brexit, Google searches suggest. En Arstechnica. Disponible en: http://arstechnica.com/tech-policy/2016/06/brexit-google-search-trends-tech/

(4) Ver: http://www.ukip.org/

(5) De Freytas-Tamura, K. 2016. Scotland says new vote on Independence is ‘highly likely’. En The New York Times. 24 de junio. Disponible en: http://www.nytimes.com/2016/06/25/world/europe/brexit-scotland-independence-referendum.html

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