Análisis semanal 64: Turquía: ¿una nueva síntesis turco-islámica? (6 de junio de 2016)

Año: 
2016

 

Desde la fundación de la República de Turquía en 1923 bajo las cenizas del imperio Otomano, el país ha experimentado recurrentes períodos de autoritarismo. Desde el gobierno fuerte y modernizador de su fundador y primer Presidente, Mustafa Kemal Ataturk—que en turco significa padre de los turcos—pasando por cuatro golpes de Estado (1960, 1971, 1980 y 1997), hasta el actual Presidente Recep Tayyip Erdogan, que ha mostrado recientemente tendencias autoritarias preocupantes. Lo relevante de las muestras de autoritarismo actual en Turquía es que se dan en un contexto regional convulso, mientras que en el contexto nacional el ejército ha sido ampliamente debilitado luego de una serie de reformas legales implementadas en el país desde el año 2001.

Desde la democratización del régimen, introduciendo el multipartidismo en 1946 y elecciones libres y justas en 1950, el ejército en Turquía se atribuyó la responsabilidad de ser el guardián de la República, bajo los ideales del padre fundador: Mustafa Kemal Ataturk. Esto le ha creado graves problemas al país turco, especialmente en lo que refiere al desarrollo y consolidación de una democracia robusta y el respeto a los Derechos Humanos. Mustafa Kemal, que gobernó el país de 1923 hasta su muerte en 1938, articuló una ideología que combinaba un positivismo científico, el nacionalismo y el jacobinismo francés, junto con un fuerte esfuerzo de occidentalización. Esta ideología, que pasó a conocerse con el nombre de kemalismo, ha tenido fuertes repercusiones en el país turco. Inicialmente, muchas de sus aspiraciones, como la occidentalización del país, no podrían haberse realizado en cierta medida sin la implementación de un gobierno autoritario que la impusiera. Pero de todos los aspectos de la ideología, tal vez el más problemático de todos ha sido la versión turca o kemalista del jacobinismo francés, que propugna una separación tajante entre el Estado y la religión, mas bajo la versión turca se convirtió en el control y supervisión de la religión por el Estado, cuya expresión en la esfera pública este último consideracomo retrograda (1).

De todos los principios de la ideología kemalista, el más fervientemente defendido por el ejército en sus frecuentes intervenciones en la política doméstica turca ha sido el jacobinismo francés o secularismo francés. Esta posición no empezaría a debilitarse dentro de los altos mandos del ejército sino hasta la década de 1980, en el marco de la Guerra Fría. En el último golpe de Estado directo del ejército turco a un gobierno civil de 1980 a 1983, los altos mandos del ejército, estatistas e intelectuales turcos idearon lo que llegó a conocerse como la “Síntesis Turco-Islámica” con el objetivo de contrarrestar los movimientos de izquierda en el país, y cuyo lema era “los cuarteles, la mezquita y la familia”. Esta “Síntesis” buscaba “traer a la juventud rebelde de vuelta al control del establecimiento [Estado], a través del énfasis en la obediencia a la autoridad y el temor a Dios” (2).

Luego de la caída de la Unión Soviética en 1991, la “Síntesis Turco-Islámica” como utilización de la religión para los propósitos de la élite en el poder dentro del “Estado profundo” turco pasaría al olvido, y el secularismo volvería a defenderse enérgicamente. Muestra de esto último fue el golpe de Estado posmoderno o suave que el ejército le hizo a través de la Corte Constitucional del país al gobierno del primer ministro islamista Necmettin Erbakan, y la clausura de su partido por la misma corte en 1998 por ir en contra del secularismo como principio constitucional.

Aunque la llamada “Síntesis Turco-Islámica” no puede en ninguna manera asociarse con el fenómeno del islamismo, esta sí contribuyó sin desearlo a la expansión y consolidación de esta ideología política en Turquía. El islamismo vino a ser una ideología atractiva al grueso de la población que se encontraba marginalizada, e incluso en muchos aspectos reprimida por la élite kemalista que dirigía al país. Es así como en un primer momento llega el Partido de Bienestar (PB) de Necmettin Erbakan al poder en 1997, solo para ser luego derrocado, y como en un segundo momento, uno de los partidos sucesores o herederos del legado del PBllegó al poder en Turquía en 2002, pero esta vez para quedarse. Se trata del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP por sus siglas en turco) del primero primer ministro y ahora presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha gobernado el país desde finales del 2002 a la actualidad.

Desde su llegada al poder, el AKP, a diferencia del PB, se identificó con la aspiración de la adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE), un anhelo importante del país, que ahora muchos sienten que ha sido saboteado por las mismas autoridades europeas. Es así como el AKP lideró los esfuerzos de equiparar la normativa nacional a la europea, trayendo consigo importantes reformas que vinieron a otorgar y garantizar importantes libertades civiles, políticas y sociales a la población, profundizar la democratización del país y su respeto a los Derechos Humanos, y de paso traer bajo control civil, y fuera del tablero deajedrez político doméstico, al ejército. Este proceso de reforma sucedió principalmente del 2001 al 2006, aunque continuó hasta el 2010, solo que para ese entonces el entusiasmo por el proyecto europeo ya había caído en el país (3).

Sin embargo, este proceso no fue fácil ni exento de obstáculos. El ejército y el Poder Judicial, los dos principales bastiones del kemalismo en el país, se opusieron al gobierno del AKP desde sus inicios por considerarlo un partido religioso, opuesto a los ideales de Mustafa Kemal. Incluso el ejército buscó en el 2007 realizar un golpe de Estado suave contra el AKP, no obstante, la pericia política de Erdogan, que también ya había aprendido la lección de lo sucedido en 1997, logró evitar que esto sucediera. Erdogan y el AKP se han logrado enfrentar a la élite kemalista, y más específicamente al ejército turco, a través de la presión externa de mayor democratización por el proceso de adhesión a la UE, junto con victorias electorales rotundas, especialmente en el 2007, 2011 y 2015. Además de esto, el descubrimiento de un plan del ejército de crear caos en el país para luego derrocar al gobierno democrático del AKP salió a la luz en el 2008, conocido como operación Sledgehammer, que solo era una pequeña parte de un caso judicial sin precedentes en el país sobre acciones ilícitas que ha cometido el ejército y las fuerzas de inteligencia en Turquía a lo largo de su historia, conocido como el caso Ergenekon. La sentencia contra 275 personas por este caso en 2013, además de la renuncia del Jefe del Estado Mayor de Turquía junto con todo su equipo marcó un parte aguas en la historia moderna de Turquía, al poder finalmente el país debilitar al ejército lo suficiente para traerlo bajo control civil definitivo (4).

El primer ministro entonces, Recep Tayyip Erdogan, probablemente sintió que se encontraba libre de cualquier contrincante político de peso en el país, por lo que empezó a mostrar tendencias autoritarias. Cuando en 2013 se desata una serie de protestas significativas por parte de la población que se oponía al plan de erradicar el espacio público del Parque Gezi, en la Plaza Taksim en el corazón de Estambul, y convertirlo en un centro comercial, Erdogan respondió con represión y brutalidad policial, lo que generó que las protestas se propagaran nacionalmente y nuevas demandas sociales se le añadieran, sin embargo, entonces Erdogan solo respondió con más represión (5). Sorpresivamente, Recep Tayyip Erdogan logró seguidamente ser elegido como Presidente de la República de Turquía, sustituyendo a Abdullah Gul de su propio partido en 2014. Desde que llegó a la máxima oficina del Poder Ejecutivo Erdogan ha impulsado enérgicamente la redacción de una nueva constitución, para sustituir la constitución de 1982 impuesta por la junta militar gobernante, y transformar el régimen político del país del parlamentarismo a un presidencialismo sin pesos ni contrapesos definidos y ostentando el Presidente amplios poderes por encima del Poder Legislativo y Poder Judicial del país (6).

A pesar de toda esta situación interna, el contexto regional en el que se encuentra Turquía actualmente le ha puesto presión al gobierno para revivir al ejército como un actor político importante. Eso sí, ahora bajo el control del AKP, ya que el nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército, Necdet Ozel, es visto como un personaje leal a Erdogan (7). Turquía está inmersa en una región altamente convulsa, conflictiva e inestable. Al sur tiene dos países que se encuentran actualmente en un conflicto armado serio, Iraq desde el 2003 y que ahora se enfrenta a la amenaza del Daesh o Estado Islámico, y Siria, que se encuentra en plena guerra civil contra más de mil grupos armados, así como al Daesh también. El conflicto en ambos países le ha traído a Turquía serias consecuencias por la proliferación de grupos armados separatistas de la minoría étnica kurda al sureste del país, además de la guerrilla tradicional del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Estos conflictos también le han generado a Turquía roces con Rusia, ya que la primera se opone al gobierno del presidente sirio Bashar al-Assad, mientras que Rusia lo defiende. Las tensiones estuvieron en su más alto nivel luego de que la fuerza aérea turca derribara a un avión militar ruso en la frontera con siria, en un suceso altamente polémico.

Por otro lado, Europa se encuentra en medio de una crisis humanitaria por la migración de miles y miles de personas huyendo de los conflictos de Afganistán, Iraq y Siria, así como en el Norte de África, conflictos en los que potencias europeas han tenido participación activa. A finales de 2015 y principios de 2016, la UE logró pactar con Turquía un acuerdo, altamente polémico y controversial, en el que la UE devolvía a Turquía los refugiados que se encuentran en Grecia a cambio de que la UE recibiría 1 refugiado por cada bote de refugiados que fuera devuelto a Turquía, así como US$3,3 billones de dólares para el gobierno turco, y la apertura para el tránsito libre en el espacio Schegen a los ciudadanos turcos (8). No sólo este acuerdo no se ha cumplido en su totalidad por las partes, sino que ha ocasionado gritos de alerta por las condiciones en que el gobierno turco ha tratado a los refugiados y la tolerancia europea a este respecto (9). Actualmente el acuerdo se encuentra amenazado por la tardanza de la UE de permitirle a los ciudadanos turcos transitar por el espacio Schegen sin la necesidad de solicitar una visa, y la negativa del gobierno de Turquía de reformar la Ley Anti-Terrorista del país, que define las actividades terroristas ampliamente (10).

Toda esta situación, percibida por las autoridades de Turquía como amenazas de seguridad externas contra su integridad territorial, le ha generado incentivos al gobierno turco para traer al ejército de nuevo a la escena política, ya no como un opositor, sino como un aliado. Sin embargo, todavía existen círculos kemalistas influyentes dentro del ejército, como dentro aparato estatal, por lo que esta alianza de conveniencia puede realmente convertirse en el inicio del fin para el AKP y las aspiraciones de hegemonía de su líder, Recep Tayyip Erdogan, como afirma Gonul Tol (11). Todavía no está nada definido, por lo que es tan probable que el ejército se rebele contra Erdogan, como que se alíe con el Presidente turco para generar una nueva “Síntesis Turco-Islámica” que combine religiosidad, nacionalismo y autoritarismo para hacer frente a las nuevas amenazas que enfrenta el Estado turco, especialmente las actividades separatistas kurdas.Solo el tiempo dirá que sucederá, aunque todo apunta que en cualquiera de los escenarios el factor en común será el aumento de prácticas políticas autoritarias.

Notas

(1) Fuller, G. (2014). Turkey and the Arab Spring. LEADERSHIP in the MIDDLE EAST. New York: Bozorg Press.

(2) Toprak, B. (2005). Islam and Democracy in Turkey. Turkish Studies, 6(2), pp. 167-186.

(3) Coskun, V. (2013). Constitutional Amendments Under the Justice and Development Party Rule. Insight Turkey, 15(4), pp. 95-113.

(4) Fuller, op cit.

(5) Yayla, A. (2013). Gezi Park Revolts: For or Against Democracy?Insight Turkey, 15(4), pp. 7-18.

(6) Keyman, F. (2014). The AK Party: Dominant Party, New Turkey and Polarization. Insight Turkey, 16(2), pp. 19-31.

(7) Tol, G. (2016). Turkey’s Next Military Coup. How Empowering the Generals Could Backfire. Foreign Affairs. [en línea]. [Consultado el 06/06/16]. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/articles/2016-05-30/turkeys-next-military-coup.

(8) Tisdall, S. (2016). Turkey-EU refugees deal may be biggest casualty of Erdogan supremacy. The Guardian. [en línea]. [Consultado el 06/06/16]. Disponible en:http://www.theguardian.com/world/2016/may/05/turkey-eu-refugees-deal-may-be-biggest-casualty-of-erdogan-supremacy.

(9) Spiegel Online. (2016). ‘Disaster in the Making’: The Many Failures of the EU-Turkey Refugee Deal.[en línea]. [Consultado el 06/06/16]. Disponible en:http://www.spiegel.de/international/europe/the-refugee-deal-between-the-eu-and-turkey-is-failing-a-1094339.html.

(10)The New York Times. (2016). Turkey Not Mulling Halt to Deal to Readmit Migrants From EU-Deputy PM. [en línea]. [Consultado el 06/06/16]. Disponible en:http://www.nytimes.com/reuters/2016/06/06/world/europe/06reuters-turkey-eu-immigration.html?ref=world.

(11) Tol, op cit. 

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