Análisis semanal 61: La resolución pacífica de conflictos limítrofes en Centroamérica (20 de mayo de 2016)

Año: 
2016
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1. Introducción

La década de 1990 auguró buenos resultados para el conjunto de los países centroamericanos. Fueron los años donde se inauguró la transición democrática y la normalización de las relaciones económicas, comerciales y políticas tanto intra como extra-regionalmente. La región tardó cerca de 10 años (1987-1997) para alcanzar la paz, iniciar y concluir procesos nacionales para alcanzar el cese de hostilidades, reconciliación y desarme (Nicaragua, 1988; Panamá, 1990; El Salvador, 1992; Guatemala, 1996).

Además, luego de un historial político, caracterizado por el autoritarismo y la represión, en todos los países del área se constituyen gobiernos civiles, electos en comicios libres, transparentes e internacionalmente supervisados. De igual forma, los países sentaron las bases para el lanzamiento del Sistema de la Integración de Centroamérica (SICA).

La llegada de la democracia y la paz no cambió la permanencia de conflictos limítrofes fundados en diferencias en torno a los altercados territoriales en materia fronteriza y que, actualmente, constituyen uno de los aspectos que aún no ha sido resuelto en el marco de las relaciones interestatales del Istmo Centroamericano.

A pesar de ello, los países han avanzado en la consolidación de una serie de instrumentos regionales que facilitan el diálogo, generan mecanismos para la solución pacífica de los diferendos y disminuyen la desconfianza entre los Estados; pero los litigios en relación con los límites (marítimos y terrestres) continúan en no pocos casos sin lograr una desactivación plena.

Este tipo de conflictos o diferendos podría ser el fundamento contemporáneo para el surgimiento de una nueva era de desconfianzas entre los actores estatales de la región de Centroamérica. A lo largo de la historia, la proporción de conflictos vinculados al eje soberano territorial ha sido superior al cincuenta por ciento. Por esta razón, resulta una condición esencial para la confianza entre los Estados la reactivación de todas aquellas actividades que tiendan a incrementar el diálogo y la confianza entre los países.

Durante los últimos veinte años, los incidentes entre Estados y las amenazas al recurso de la fuerza han estado motivados, exclusivamente, por disputas fronterizas. Han contribuido a estos hechos, factores como, las fronteras con una definición poco clara o no aceptada por los Estados; los tratados no perfeccionados, sin reconocimiento o puestos en cuestión; así como acciones por parte de los aparatos de seguridad que han provocado o la muerte de alguna persona, el arresto de algún grupo o el uso del territorio de un Estado vecino.

Ello resulta preocupante, pues, en todo el continente y, particularmente en Centroamérica, aún hay una serie de fronteras terrestres con diferendos o reclamos sin resolver. Más aún, en el campo de la delimitación de áreas marinas y submarinas las fuentes de controversia también son variadas y están a la orden del día (FUNPADEM: 2000).

2. Una creciente conflictividad

La desactivación de los temas limítrofes resulta un elemento central. Los desafortunados roces entre países centroamericanos (Costa Rica-Nicaragua; Honduras-Nicaragua; Honduras-Nicargua-El Salvador; Guatemala-Belice, para citar algunos ejemplos) revelan el riesgo potencial que para la paz y la seguridad que significa la persistencia de asuntos pendientes de naturaleza territorial y fronteriza. Esta situación, a su vez, debe llevar a una reestructuración de los mecanismos para la resolución pacífica de controversias que existen en el Sistema de Integración Centroamericana, SICA.

Esta es una de las razones por las que los países aún mantienen un fuerte acento, en materia de amenazas, vinculadas con tales temas. Algunos de estos roces tienen que ver, por ejemplo, con el establecimiento efectivo de la frontera (caso Belice-Guatemala); o con la demarcación de los límites (los casos de Costa Rica y Nicaragua o del Golfo de Fonseca y el territorio denominado "los Bolsones", a pesar del fallo de la Corte Internacional de Justicia en este último caso) o el control nacional de la frontera. Cada una de estas dimensiones es central en la definición de las amenazas y en la forma que los Estados actúan para reclamar sus pretensiones.

En febrero del año dos mil, el Golfo de Fonseca fue escenario en menos de una semana de dos incidentes armados entre patrulleras navales de Nicaragua y Honduras. Posteriormente, en mayo del dos mil, Nicaragua detuvo cerca de 75 lanchas pesqueras hondureñas con cerca de 115 marinos a abordo. En el mes de marzo, del 2001, se volvieron a registrar tiroteos en el Golfo de Fonseca por parte de las navales de ambos países en la zona de Jalapa. Con lo cual, se volvieron a reanimar las históricas diferencias que han existido entre las dos naciones.

Como se puede observar, una frontera no delimitada o con un status no aceptado por los Estados será una frontera frágil en términos de su estabilidad. Las percepciones de amenazas de los Estados centroamericanos tienen un fuerte componente aún sobre este tipo de situaciones. En este sentido, los incidentes relacionados con estos hechos se perciben como un juego de "suma cero". Antes de invocar los mecanismos de solución pacífica los Estados tienden a responder con desconfianza y con la amenaza de recurrir a la violencia.

Es así que, el 15 de julio de 1998, el Gobierno de Nicaragua notificó a las autoridades costarricenses, que desde ese momento se impediría la libre navegación de las embarcaciones que transportaban policías y avituallamientos a los puestos fronterizos de Costa Rica sobre la ribera sur del Río San Juan. Desde entonces, los dos países han mantenido tensas relaciones diplomáticas. Las diferencias han alejado a estos dos países, se ha “sanjuanizado”  la relación bilateral y sus diálogos han tendido a ser encapsulados hasta que la Corte Internacional de Justicia no resuelva todas las demandas que han sido presentadas.

La desconfianza que genera este tipo de incidentes en las fronteras nacionales produce inestabilidad que pueden escalar rápidamente. La tentación al uso de la fuerza siempre está presente en las situaciones vinculadas a la soberanía territorial. Durante mucho tiempo la tensión que hubo en la frontera entre Honduras y Nicaragua, debido a la delimitación de aguas territoriales en el Mar Caribe, constituyó un claro ejemplo de esta forma de gestionar en el pasado las diferencias.

Hoy, luego del fallo de la Corte Internacional de Justicia, en el año 2007, los países han logrado mantenerse alejados de la desconfianza y más cerca del diálogo. Incluso, el ex presidente de Honduras, Manuel Zelaya, Zelaya aseveró que ese fallo de la CIJ había unido a Centroamérica y que, además, marcó uno de los capítulos más importantes en la solución pacífica de las controversias.

Sin embargo, la misma situación no se ha presentado, en otras ocasiones, en relación con las conversaciones sostenidas durante mucho tiempo sobre la delimitación marítima de Costa Rica con Colombia. En este caso, Nicaragua ha sostenido que tales conversaciones podrían lesionar sus intereses territoriales el Caribe (La Prensa:2000). Esta situación podría tender hacia escenarios más complejos, luego del fallo de la CIJ en el año 2012, cuando se otorga a Nicaragua posesión de un amplio territorio en el mar.

Así, pues, la tensión política entre Estados, como producto de problemas limítrofes o como resultado de la carencia de un control nacional efectivo del territorio nacional, continúa siendo el elemento primordial en las situaciones de tensión en los vínculos interestatales en América Central.

De la misma forma, se pueden mencionar las tensiones territoriales entre Guatemala y Belice, no solo por la llamada zona de adyacencia, sino también por la delimitación de los espacios marítimos en el Mar Caribe. Así mismo, la captura de lanchas hondureñas en el Golfo de Fonseca por parte de autoridades nicaragüenses; son tan sólo unos ejemplos, en la historia reciente de Centroamérica, que muestran la volatilidad que pueden tener y alcanzar las situaciones referidas a ámbitos fronterizos no delimitados o en los cuales se cuestiona la soberanía nacional.

Recientemente, el gobierno de Guatemala, por intermedio del Ministerio de Defensa, desplegó alrededor de tres mil soldados hacia la frontera con Belice, luego de que se advirtiera sobre la muerte de un menor supuestamente a consecuencia de un enfrentamiento con el ejército de Belice. Esta situación, ha vuelto a colocar en la agenda de los países, la renovación de los mecanismos de solución pacífica de este tipo de controversias.

Esta situación no es novedosa entre ambos países. En marzo del año dos mil, soldados beliceños aparentemente dieron muerte a dos campesinos guatemaltecos. Guatemala, por su parte, ese mismo año, capturó una patrulla beliceña. Para esa misma fecha, una bomba estalló en la embajada de Guatemala en Belmopán, capital de Belice, mientras que Guatemala expulsa al encargado de negocios de Belice. En enero del 2001, Belice acusó a Guatemala de promover una “invasión civil” y amenazar con la expulsión de 221 campesinos guatemaltecos radicados en el área limítrofe que ambos aún reclaman.

Como resultado de estos hechos, entró en crisis el Acuerdo sobre Medidas de Fomento de la Confianza, que ambos países había firmado en noviembre del 2000. A mediados del 2001, la OEA intervino con el fin de aliviar las tensiones y propiciar una ronda de negociaciones. En mayo de 2001 ambas naciones abordan el fondo de la controversia, presentado argumentos orales y escritos en donde defendían su postura respecto del diferendo territorial. Además, establecieron una Zona de Adyacencia y crearon una Comisión Mixta para promover las buenas relaciones entre las comunidades de la región.

3. Una historia con pocas definiciones

El fin del período colonial en Centroamérica heredó a las nacientes repúblicas (o provincias, en el caso de la Federación) un conjunto de regiones fronterizas sin una clara delimitación mediante acuerdos internacionales debidamente aceptados (Girot y Granados:1997). Incluso, durante la existencia de la colonia, no siempre se tuvo control territorial sobre estas zonas que, posteriormente, se convirtieron en el foco de los conflictos entre los Estados. En conclusión, durante este período, ninguno de los límites territoriales fue definido con rigor.

Hoy, este tipo de conflictos es posible agruparlos sobre la base de cuatro categorías o tipologías de conflictos. En primer lugar, están los conflictos que enfrentaron a países de la región con potencias extra-regionales, como por ejemplo la definición del límite entre Guatemala y la Honduras Británica (Belice), cabe también mencionar aquí la disputa sostenida por Nicaragua con Inglaterra sobre el territorio de la Mosquitia y la que mantuvo Honduras con los Estados Unidos por las Islas Swan o Islas Cisne. De igual forma, los límites de Guatemala con México o los de Nicaragua, Costa Rica y Panamá, con Colombia, así como los límites de Costa Rica con Ecuador, en el Océano Pacífico. Se pueden mencionar una serie de límites pendientes de Honduras, con países ubicados en el Caribe.

Una segunda categoría agrupa los litigios motivados por la separación de parte del  territorio de un Estado vecino, como por ejemplo, Chiapas, en le caso de Guatemala y México; o el territorio llamado hoy Guanacaste, en el caso de Costa Rica, con Nicaragua. Una tercera categoría, incluye las disputas que se presentaron por territorios que fueron marginales durante la colonia, cuya pertenencia estaba por tanto pobremente definida (aquí sobresale la lucha entre Costa Rica y Nicaragua por el río San Juan y los territorios ubicados en la fronteras terrestre en Nicaragua y Honduras).

Una cuarta categoría agrupa a un solo conflicto, por el que dos países se han enfrentado militarmente. Es el caso del conflicto entre Honduras y El Salvador, en la Guerra de las Cien Horas (mal llamada, también, Guerra del Fútbol).

4. La construcción de mecanismos pacíficos regionales

Con el fin de la guerra fría y la consecuente distensión global se empezaron a desarrollar esfuerzos por redefinir las agendas de defensa y seguridad regionales. Este proceso se acentúa, aún más, en Centroamérica luego de la firma de los acuerdos de paz (Esquipulas 1987, Nicaragua 1988, El Salvador 1992 y Guatemala 1996).

Centroamérica avanzó, no solamente hacia un nuevo esquema de seguridad, sino que avanza hacia un nuevo modelo de integración regional, el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), que cobró vida con el Protocolo de Tegucigalpa, firmado el 13 de diciembre de 1991. Este esfuerzo por la integración posee cuatro sustentos básicos: El Protocolo de Tegucigalpa (1991); La Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES, 1994); el Tratado de Integración Social (1995) y el Tratado Marco de Seguridad Democrática (1995). 

El Tratado Marco de Seguridad Democrática fue creado con la intención de concretar un nuevo modelo de seguridad regional sustentado en un balance razonable de fuerzas, el fortalecimiento del poder civil, la superación de la pobreza extrema, la promoción del desarrollo sostenido, la protección del medio ambiente, la erradicación de la violencia, la corrupción, el terrorismo, el narcotráfico y el tráfico de armas, entre otros. (Artículo 1)

Así, pues, el balance razonable de fuerzas constituye uno de los elementos importantes que sustentan el nuevo modelo de seguridad regional (Seguridad Democrática). Como resultado de ello, los Estados signatarios se comprometen a continuar los esfuerzos para la limitación y control de armamentos, por medio “de un balance razonable” de fuerzas y de acuerdo con la situación interna y externa de cada Estado. (Artículo 32) 

Además, para hacer posible este balance razonable de fuerzas y cumplir con la correspondiente adecuación de las fuerzas militares y sus presupuestos, los Estados centroamericanos deberán tomar en cuenta lo establecido en la Constitución de cada una de las Partes, y sus necesidades de defensa, teniendo como base factores tales como condiciones geográficas y fronterizas relevantes, y la presencia de fuerzas o asesores militares extranjeros, entre otros. (Artículo 33) 

De manera tal que, los aspectos fronterizos constituyen un elemento fundamental que determina para la región el balance razonable de fuerzas entre los Estados. Particularmente en una época donde los hechos han empezado a demostrar que la tendencia hacia la internacionalización y el aumento del intercambio regional de bienes y servicios, no implica necesariamente una disminución en las tensiones vecinales. (CEEN:2002)

Los recurrentes conflictos fronterizos entre las Repúblicas de Costa Rica y Nicaragua, por la navegación en las aguas del Río San Juan; el diferendo limítrofe entre Guatemala y Belice; los constantes incidentes entre Estados en las aguas del Golfo de Fonseca; entre otros ejemplos, son indicadores que podrían estar definiendo los escenarios sobre los cuales cada una de las instituciones militares de los países centroamericanos construyen sus políticas de defensa y de seguridad.

5. Los instrumentos de política regional y del Derecho Comunitario

Como se indicó al inicio, la década de 1990 auguró buenos resultados para el conjunto de los países centroamericanos. Este contexto, claro está, exigió una sustantiva transición de un ámbito estrictamente militar y de seguridad estatal, hacia enfoques civiles e integrales.

El Tratado Marco de Seguridad Democrática puede considerarse como el instrumento más importante en la definición de un nuevo concepto de seguridad, en el establecimiento de la agenda, las instituciones y el marco jurídico en materia de seguridad.

En su contenido se sientan las bases y principios de la nueva doctrina de seguridad, se establecen las áreas de preocupación central, define el marco normativo mínimo que debe regir el comportamiento de los Estados signatarios y diseña un nuevo esquema institucional para la ejecución de la nueva agenda de seguridad regional.

Por medio del Tratado, es posible afirmar la consolidación de una comunidad de intereses a cerca de la interpretación de las acciones regionales en torno a la seguridad. Además, existe un conjunto de normas que especifican las reglas por medio de las cuales el Modelo de Seguridad Democrática se hará efectivo, según lo establece su Artículo 2.

Finalmente, la institucionalidad establecida por el Tratado ha sido capaz de establecer reglas claras para solucionar de manera autónoma diferentes situaciones que se presenten. Por ejemplo, en relación con el tema de resolución pacífica de conflictos, Centroamérica ha utilizado efectivamente los mecanismos que establece el Tratado. A continuación se reseña los principales resultados de su activación en situaciones de crisis o riesgo.

5.1. La Declaración Trinacional El Salvador, Guatemala y Nicaragua: Integración para el Siglo XXI (mayo de 2000)

En esta reunión, los mandatarios decidieron fortalecer y continuar con la aplicación de Tratado Marco de Seguridad Democrática Centroamericana. El plan de acción estableció la necesidad de concretar el Modelo de Seguridad Regional establecido en el Tratado. De igual manera, se dio apoyo a los trabajos que realiza la Comisión de Seguridad Centroamericana.

Por otra parte, se tendió a garantizar la seguridad regional de los diferentes ámbitos a través de, mantenimiento de la comunicación entre los Estados Mayores de las Fuerzas Armadas y los Organismos de Seguridad. Se acordó, también, avanzar en el establecimiento de un sistema de comunicación, información y estadísticas de lucha contra la delincuencia y crimen organizado. De la misma manera, se promovieron mecanismos para el intercambio de información dirigido a mejorar los niveles de supervisión en los puestos fronterizos.

En materia de estandarización y coordinación de procedimientos, los Estados avanzaron en la actualización de los instrumentos y organismos regionales de seguridad en la lucha contra el crimen y la delincuencia. Se pusieron de acuerdo con el fin de armonizar leyes que tipifiquen y sancionen las diferentes modalidades del crimen organizado. A su vez, se promovieron mecanismos de gestión conjunta de cooperación internacional en la lucha contra el crimen y la delincuencia organizada.

En términos de capacitación y especialización se promovieron intercambios de experiencias, procedimientos mediante visitas recíprocas entre las autoridades competentes y el desarrollo de seminarios y talleres en áreas específicas militares, de seguridad, aduanas, migración y jurídicas relacionadas a las materias de seguridad.

Finalmente, en términos de la promoción de mecanismos especiales contra el Crimen Organizado se decidió crear un mecanismo conjunto de los Organismos de Seguridad y Defensa en la persecución del narcotráfico, terrorismo, tráfico ilegal de armas y personas, secuestros, extorsiones y contrabando. De estuvo de acuerdo en ejecutar planes de lucha contra el narcotráfico y delitos conexos; así como incentivar organizaciones técnicas de cooperación y coordinación para combatir las diferentes modalidades del crimen organizado.

5.2. La Declaración Presidencial de Pochomil

El 30 de marzo del 2001, los Presidentes de El Salvador, Honduras y Nicaragua se reunieron en Pochomil, Nicaragua, con el objetivo de solucionar las  preocupantes diferencias entorno a temas fronterizos suscitados entre ellos. En primer lugar, los Estados se comprometieron a no desarrollar una carrera armamentista y confirmar su consagración a la lucha contra la pobreza y el subdesarrollo, únicos enemigos de los tres países.

Por otra parte, reconocieron que la vía del diálogo, así como los mecanismos previstos por la diplomacia y el derecho internacional, son los únicos mecanismos para solucionar cualquier tipo de controversia. Asimismo, Nicaragua y Honduras reiteraron su compromiso con la aplicación de las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad acordadas en las Conferencias Regionales de Santiago (1995) y San Salvador (1998) y las establecidas en el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica.

Recientemente, los gobiernos de Nicaragua y Honduras iniciaron un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo que contribuya a evitar la creciente conflictividad alrededor del Golfo de Fonseca.

Tanto el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, como el entonces presidente de Honduras, Porfirio Lobo, acudieron a la cita, luego de que Honduras amenazar con recurrir al uso de la fuerza para reforzar sus derechos en el golfo.

5.3. La reunión extraordinaria de Presidentes de Centroamérica en Santo Tomás, Guatemala

El tema principal de los presidentes de la región, en agosto del 2001, versó sobre los conflictos limítrofes entre países centroamericanos y la consolidación de la paz. Particularmente, abordaron los problemas fronterizos que amenazaban en ese momento, con resurgir entre Honduras y El Salvador, además de incidentes menores ocurridos entre Nicaragua y Honduras.

En este contexto, se decidió que este tipo de problemas deben resolverse de manera pacífica, negociada o eventualmente en las cortes internacionales, informó el comunicado de prensa, emitido por la Secretaría de Comunicación Social del gobierno de Guatemala.

5.4. La Declaración Presidencial El Salvador-Honduras-Nicaragua

En febrero del año 2002, en el marco de la Reunión de Presidentes de Centroamérica, los Mandatarios de El Salvador, Honduras y Nicaragua se reunieron a fin de ratificar su compromiso con la paz y la integración centroamericana, particularmente, dado el período de inestabilidad y de constantes roces y diferendos limítrofes entre los tres países en el golfo de Fonseca.

Los principales resultados señalaron una reafirmación de la vocación pacifista arraigada en la visión solidaria y compartida de desarrollo regional. Se reconoció que, la confianza y la buena fe son esenciales para el mantenimiento de la paz y la seguridad regionales y para el fortalecimiento de las relaciones entre los países. Se comprometieron, en ese contexto, en solucionar de manera pacífica las controversias, incluyendo el dialogo directo para buscar soluciones a cualquier conflicto, diferencia o incidente.

Aprovecharon para instruir tanto sus respectivos Ministros de Relaciones Exteriores y Ministros de Defensa para que, junto con las Fuerzas Armadas, reforzaran los vínculos de seguridad y confianza; así como mecanismos de comunicación y encuentros entre las respectivas autoridades competentes, destinados a prevenir todo tipo de incidentes que puedan afectar las fraternales relaciones entre estos Estados.

5.5. Declaración Conjunta sobre Seguridad Regional

En setiembre del 2003, los Presidentes de Centroamérica acogieron, en el marco de la integración regional, instrumentos vitales para la seguridad centroamericana. Entre los principales se pueden citar, por ejemplo, el informe de la situación actual de la región, de acuerdo con el concepto y doctrina del modelo de Seguridad Democrática; y el “Programa de Limitación y Control de Armamentos en Centroamérica para Alcanzar el Balance Razonable de Fuerzas y Fomentar la Estabilidad, Confianza Mutua y la Transparencia”, adoptada por la Comisión de Seguridad.

Este Programa sobre Balance Razonable de Fuerzas (BRF) es una iniciativa de Nicaragua (Acuerdos Presidenciales No. 56-2003 y No. 148-2003) que pretende fortalecer las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad mediante el establecimiento de un BRF en Centroamérica, conforme lo establece el Tratado Marco de Seguridad. El Programa básicamente se construye a partir de los siguientes puntos:

1. Balance razonable de fuerzas: Define el perfil nacional para el BRF con base en las amenazas potenciales, nacionales y regionales. Es necesaria la presentación de inventarios (fuerzas armas y de policía) ante la Comisión de Seguridad. Establece los plazos de ejecución y establece los límites máximos de fuerzas y medios de las instituciones militares.

2. Control de armamentos: Establece la creación de un mecanismo de verificación y control de inventarios: nacional y regional. Determina el destino de los excedentes de armamentos. Determina parámetros sobre armamentos ofensivos y prohibidos. Establece una moratoria en la adquisición de nuevo armamento. Procedimientos para la calendarización de la destrucción (gradual y progresiva) de armamentos. Implementación de una Metodología Estandarizada de Gastos de Defensa. Destrucción de armamento incautado. Establecimiento de un registro uniforme para el armamento, explosivos y equipos.

3. Modernización y profesionalización: Continuar con la modernización y profesionalización permanente de las Fuerzas Armadas y de Seguridad Pública.

4. Otras Medidas para el Fortalecimiento de la Confianza y la Seguridad: Mecanismos de solución pacífica de controversias de acuerdo con el Tratado Marco. Suscripción de un Código de Ética regional para la transparencia en la transferencia de armas. Actualización de las legislaciones nacionales en materia de control de armas. Avance en la implementación de una serie de Tratados Internacionales en materia de control de armamentos.

5. Mecanismo de ejecución: El Consejo Intersectorial de Ministros de relaciones Exteriores, Defensa y Gobernación, Interior o Seguridad Pública, acompañados de los Jefes militares y policiales será el encargado de velar por la ejecución de este Programa. Contará con el apoyo de la Comisión de Seguridad y tendrá su secretaría en la Secretaría General de SICA.

Uno de los pasos más importantes en materia de violencia lo dieron los países de la región en diciembre del 2005, cuando firmaron una serie de acuerdos referidos a: la orden de detención y extradición simplificada; la recuperación y devolución de automóviles robados en la región; y un código de conducta de los Estados en materia de transferencia de armas, municiones, explosivos y materiales relacionados.

Con dicho instrumento, se espera que los Estados de la región cuenten con un mecanismo preventivo, de alerta temprana, ante las amenazas a la seguridad democrática en cualquiera de sus categorías y un programa permanente de Medidas de Fomento de la Confianza entre los estados de la región centroamericana.

6. Conclusiones

  • Ciertamente las fronteras y su percepción como fuentes de amenaza a la seguridad de los Estados son el elemento fundamental que está definiendo las tendencias en materia de gasto y defensa de los países.
  • Los conflictos entre los Estados siguen teniendo un enorme peso, a pesar de la existencia de gobiernos democráticamente electos.
  • Los incidentes ocurridos en los territorios cercanos a las fronteras constituyen la mejor justificación para reforzar las respuestas de tipo militar y de disuasión a los vecinos inmediatos.
  • El Sistema de Integración Centroamericano constituye un pilar fundamental para la concreción de esfuerzos para la solución pacífica de controversias.
  • Le diálogo bilateral o trilateral sigue siendo un mecanismo de contención de las escaladas y los conflictos al cual los países no deben renunciar.
  • El Tratado Marco de Seguridad Democrática constituye un instrumento fundamental que debe ser activado en el marco de una búsqueda de salidas pacíficas a las disputas o los incidentes entre los Estados.
  • Centroamérica posee un conjunto de mecanismos que favorecen la construcción de confianza entre los Estados y que deben ser reforzados desde las estructuras diplomáticas nacionales y regionales.
  • Los conflictos, intereses, diferendos alrededor de las fronteras no van a desaparecer en el corto plazo, razón por la cual, los Estados requieren reforzar sus esfuerzos por mejorar la generación de salidas pacíficas.
  • El Sistema de Integración de Centroamérica debe jugar un papel fundamental en la construcción de la paz y la estabilidad regional.
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