Análisis semanal 54: ¿Qué bola, Cuba? (21 de marzo de 2016)

Año: 
2016

 

En su twitter justo a su llegada a la isla caribeña, en lo que es una visita oficial histórica de un Presidente estadounidense a Cuba, el presidente Barak Obama publicó “¿Qué bola, Cuba?”. Esta frase, de uso popular en la población de la isla para significar un saludo, se puede tomar como representativa de lo que realmente el Presidente estadounidense está realizando con su visita oficial a Cuba. Más que un cambio histórico, esta visita del presidente Obama, que empezó desde el domingo 20 de marzo y se prolongará hasta el martes 22 de marzo, se enmarca dentro de una política de softpower, que tiene por objetivo alinear a la isla caribeña paulatinamente a los intereses estadounidenses.

Esta política de softpower queda en mayor medida evidenciada precisamente por la agenda y actividades que el Presidente estadounidense y su inmensa comitiva están llevando a cabo en la isla—tanto los eventos mediáticos como los de mayor significancia. El presidente Obama tiene agendada una serie de visitas a distintos museos y lugares icónicos de la isla, así como presenciar un juego de baseball entre el equipo nacional cubano y el Tampa BayRays estadounidense. A parte de estos eventos de carácter más mediático, existen otros cuya relevancia política y económica es mayor. En primer lugar se puede mencionar la reunión oficial, así como la cena ceremonial, entre el presidente Obama y el presidente cubano, Raúl Castro.También está agendada una reunión entre empresarios estadounidenses y el incipiente sector privado cubano, que tiene por objetivo aumentar las inversiones estadounidenses en la isla, al parecer con énfasis en el sector turismo y hotelero. Otro acto político de relevancia es la intención de Obama de reunirse con disidentes del régimen cubano, suceso que el gobierno cubano ha criticado. Por último, el acto con mayor relevancia política y mediática puede decirse que es el discurso que Obama tiene planeado dar el día martes 22 de marzo en televisión nacional ante todo el pueblo cubano Al Jazeera 2016; Hirschfeld, 2016; Yuhas, 2016). 

Toda esta agenda evidencia un claro interés del mandatario estadounidense por simpatizar con el pueblo cubano, aunque sin realizar mayores concesiones en el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas. Se debe recordar que, aunque se abrieron embajadas en ambos países, actualmente la embajada estadounidense en Cuba se encuentra sin Jefe de Misión, es decir Embajador, ya que este debe ser nombrado por el Poder Legislativo estadounidense. Lo mismo sucede con la situación del embargo económico que la isla sufre injustificadamente desde 1962, y cuya terminación supondría una mejora económica y de calidad de vida para toda la población cubana.

Pero a parte de estas trabas de un Senado y Cámara de Representantes dominada por un Partido Republicano que se posiciona en contra de la reapertura de relaciones con Cuba, también existen temas difíciles de solucionar entre ambos gobiernos. El tema de las indemnizaciones económicas es un aspecto que no ha podido solucionarse, ya que la posición estadounidense afirma que Cuba debe indemnizar a las empresas estadounidenses expropiadas luego de la revolución de 1959, mientras que el régimen cubano alega que es más bien Estados Unidos el que debe indemnizar a la isla por todos los años que ha sufrido el embargo. Otro tema que ha generado controversia es la base militar de Guantánamo, la cual el presidente Obama afirma que no está en negociación, pero que el régimen cubano desea que se cierre la base y se le devuelva el territorio a Cuba. Aunque Obama ha afirmado que desea cerrar la base militar de Guantanamo, lo cierto es que este territorio representa además un lugar estratégico para el comercio marítimo internacional, por lo que es poco probable que Estados Unidos lo devuelva a Cuba (García, 2016; Hatuqa, 2016). Hasta que estos asuntos de importancia mayor no se resuelvan, o por lo menos el asunto del embargo económico, lo cierto es que no se puede hablar de una reapertura de relaciones en condiciones de igualdad.

A pesar de todo lo anterior, la política del presidente Barak Obama hacia la isla no ha estado exenta de críticas. Al interior de Estados Unidos los republicanos representan la voz más crítica hacia la política de acercamiento a la isla caribeña. Mucha de la crítica la atribuyen a que Obama ha hecho muchas concesiones y ha legitimado al régimen cubano al sentarse a negociar con éste, pero que realmente Estados Unidos no ha recibido nada a cambio.

Nada más lejos de la realidad. Estados Unidos es el que ha obtenido los mayores réditos en esta política de acercamiento a Cuba. Estados Unidos ha abierto 110 vuelos diarios a Cuba, para que empresarios y turistas estadounidenses puedan viajar constantemente a la isla, y tras de todo, ha fomentado las inversiones hoteleras en la isla de grandes corporaciones de este mercado como lo son Marriott, Starwood y Airbnb (Roberts y Watts, 2016). Todo esto lo ha hecho sin tener que levantar el embargo económico de la isla. Esto pareciera ser, entonces, una política de acumulación de capital en un mercado capitalista emergente, en claras condiciones de desigualdad.

Por muchos años Cuba fue la joya en la corona del imperio español durante la colonia. En el período de lucha por la independencia de esta isla, Estados Unidos intervino y se la adueño en forma de protectorado, hasta que en 1959 la revolución cubana puso fin a la presencia estadounidense en la isla. Desde entonces las relaciones con la isla han sido marcadas por intentos de invasión fallidos (Bahía de Cochinos, 1961), el embargo económico de 1962, y la crisis de los misiles del mismo año, por mencionar algunos acontecimientos de relevancia. Sin embargo, gracias a décadas de la política del “garrote”, ahora parece que la política de la “zanahoria”, por mencionar aspectos centrales de la doctrina de Theodore Roosevelt, es la que es más efectiva para relacionarse con Cuba, pero no por ello significa que los intereses estadounidenses para con la isla hayan cambiado luego de tantos años.

A todas luces, si realmente se desea que este proceso de restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba sea el más adecuado y equitativo para ambas partes, y que Cuba no se convierta en la joya de la corona estadounidense, no se debe olvidar la advertencia que hace más de un siglo pronunció José Martí—tan mencionado en esta visita histórica de Obama a Cuba—en su obra Nuestra América:

Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerque, demandando relaciones íntimas, un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña. Y como los pueblos viriles, que se han hecho de sí propios con la escopeta y la ley, aman, y sólo aman, a los pueblos viriles; como la hora del desenfreno y la ambición, de que acaso se libre, por el predominio de lo más puro de su sangre, la América del Norte, o en que pudieran lanzarla sus masas vengativas y sórdidas, la tradición de conquista y el interés de un caudillo hábil, no está tan cercana aún a los ojos del más espantadizo, que no dé tiempo a la prueba la altivez, continua y discreta, con que se la pudiera encarar y desviarla, como su decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia ostentosa, o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento... El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Sino, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a oídos inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad (1971, p. 126)

Fuentes consultadas

Al Jazeera. (2016). Obama embarksonhistoric Cuba visit. [en línea]. [consultado el 21/03/16]. Disponible en: http://www.aljazeera.com/news/2016/03/obama-embarks-historic-cuba-visit-160320200832927.html.

García, M. (2016). ¿Cuánto y cómo paga EE.UU. a Cuba por el alquiler de Guantanamo?. BBC Mundo. [en línea]. [consultado el 21/03/16]. Disponible en:http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/03/160307_cuanto_como_paga_eeuu_cuba_alquiler_guantanamo_dgm.

Hatuq, D. (2016). Cuba and the US: Theend of an era?. Al Jazeera. [en línea]. [consultadoel 21/03/16]. Disponible en:http://www.aljazeera.com/indepth/features/2016/03/cuba-era-160315132621309.html.

Hirschfeld, J. (2016). Obama and Raúl Castro Meet in PivotalMoment in U.S.-Cuba Thaw. The New York Times. [en línea]. [consultado el 21/03/16]. Disponible en:http://www.nytimes.com/2016/03/22/world/americas/obama-and-raul-castro-to-meet-in-pivotal-moment-for-us-cuba-thaw.html?_r=0.

Martí, J. (1971). PáginasEscogidas. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

Roberts, D. y Watts, J. (2016). Obamas tour Old Havana as Cubans catch a glimpseof city’s future. The Guardian. [en línea]. [consultado el 21/03/16]. Disponible en: http://www.theguardian.com/world/2016/mar/21/obamas-touch-down-in-havana-but-cuban-concern-is-whether-business-takes-off.

Yuhas, A. (2016). Obama in Cuba: US president meets with Raúl Castro on historic trip- live. The Guardian. [enlínea]. [consultado el 21/03/16]. Disponible en:http://www.theguardian.com/world/live/2016/mar/21/barack-obama-cuba-visit-raul-castro.

 

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