Durante las últimas semanas se ha venido observando un mayor interés internacional por llegar a una solución conclusiva al conflicto que actualmente se está desarrollando en Siria. Este interés ha surgido principalmente a partir de la crisis de refugiados que se ha desarrollado producto del conflicto, en que millones de sirios han huido del país (se estima que suman alrededor de 4 millones), los cuales han buscado refugio principalmente en Europa, mientras que 11 millones de sirios se han visto desplazados de sus hogares en el interior del país (BBC News, 2015). Esta situación le ha generado serias presiones internas y externas a la Unión Europea en su trato no solo de la crisis de refugiados, sino que también sobre el conflicto sirio en general. Esto ocasionó que ciertas potencias europeas, especialmente el Reino Unido y Francia, hayan buscado involucrarse más de lleno en el conflicto sirio y la lucha contra el Estado Islámico dentro de la coalición de 62 países que lidera Estados Unidos en el combate contra este último actor (Yarnoz, 2015). No obstante, la coalición internacional parece haber perdido empuje, incluso algunos hablan de que la lucha se ha estancado contra el Estado Islámico, e incluso el General de Marina retirado, John R. Allen, anunció que renunciaría pronto como el enviado de la administración de Obama a la coalición de lucha contra el Estado Islámico debido a su frustración por la falta de una estrategia más contundente en la lucha contra esta organización por parte del Pentágono (DeYoung, 2015). Asimismo se ha observado un claro repliegue del uso del poder estadounidense en la región por parte de la administración Obama, lo cual le permite a otras potencias explotar para su beneficio este vacío de poder. Este es el contexto en el que Rusia decide intervenir más directamente en el conflicto sirio y la lucha contra el Estado Islámico.
Desde hace ya algún tiempo, Rusia ha decidido expandir la única base militar que tiene fuera de territorio nacional, la base naval en Tartus con su aeropuerto en Latakia, en territorio Sirio. Se dice que ha expandido la base militar para alojar alrededor de 2,000 soldados rusos, y ha traído al país 28 aviones de combate (su-24 y su-25), como también tanques, y otro tipo de hardware militar (CL, 2015). Este esfuerzo ruso por expandir su base militar en Siria coincidió con la crisis de los refugiados sirios desatada en Europa y los anuncios de Francia y Reino Unido de intervenir más directamente en su lucha contra el Estado Islámico, que se ha convertido en la excusa de los diferentes países para impulsar sus intereses indiscriminadamente en territorio sirio. Particularmente uno de los intereses más importantes para Occidente en el conflicto sirio es deponer al Presidente sirio Bashar al-Assad, o por lo menos así lo es para Francia, Reino Unido y los Estados Unidos. Debido a que Rusia concibe en el régimen de Bashar al-Assad un aliado estratégico en el Medio Oriente y Mediterráneo, este interés Occidental de derrocar su régimen es completamente inaceptable para Rusia. Por esta razón es que se puede decir que una de las razones de expansión de la base naval rusa en Tartus, la cual es una acción rusa con un propósito más simbólico que real, es disuadir a las demás potencias internacionales de cualquier esfuerzo significativo contra el régimen sirio. Además, y principalmente, es una declaratoria del Presidente Vladimir Putin a los Estados Unidos de que no puede haber una solución real al conflicto en siria sin tomar en cuenta los intereses rusos en el país.
Varios analistas (CL, 2015; MacFarquhar, 2015; Kramer y MacFarquhar, 2015) coinciden en que las acciones rusas en el conflicto tienen como objetivo principal posicionar a Rusia internacionalmente como una potencia mundial, en capacidad de competir con los Estados Unidos por el protagonismo global, y así cohesionar la población rusa con causas internacionales para distraerla de la creciente inestabilidad económica nacional, en parte producto de las sanciones occidentales contra Rusia debido a su anexión de la península de Crimea y el conflicto que continúa en Ucrania. Esto a su vez le daría a Putin la posibilidad de plantear que a Rusia no se le puede aislar internacionalmente, lo que pondría en la mesa de discusión la remoción de las sanciones económicas contra el Kremlin.
En esta estrategia de reposicionar a Rusia como un actor internacional de relevancia, el Kremlin ha sido muy astuto en sus movidas, y no se ha basado solamente en la amenaza del uso de la fuerza para defender un aliado en caso de ser necesario. Putin también ha sabido articular esta amenaza, o inclusive justificarla y legitimarla, a partir de la muletilla que usan las potencias actualmente para intervenir en Iraq y Siria: la lucha contra el Estado Islámico. Con esto no se quiere dar a entender que el Estado Islámico no es un problema real, sino que por el contrario, las diferentes potencias han usado el discurso de la lucha contra el Estado Islámico para promover unilateralmente (con apariencia de cierta cooperación internacional) sus intereses. Y esto es lo que ha hecho el Kremlin al anunciar la coalición de lucha contra el Estado Islámico entre Rusia, Iraq, Irán y Siria, la cual tiene por objetivo compartir inteligencia entre las partes en la lucha contra el Estado Islámico (Gordon, 2015; BBC Mundo, 2015; Black y Borger, 2015).
Rusia inteligentemente no solo ha justificado y legitimado la necesidad de sus acciones unilaterales en Siria a partir de la lucha contra el Estado Islámico, sino que también ha posicionado al régimen de Bashar al-Assad como un actor relevante en cualquier solución consensuada internacionalmente contra esta organización, para pesar y malestar de los Estados Unidos y las potencias europeas (Gordon, 2015; BBC Mundo, 2015; Al Jazeera, 2015). Además, esta coalición refuerza o por lo menos resguarda los vínculos entre Irán, Siria y Hezbollah. Lo preocupante es que esto aumente la violencia sectaria en la región, o que el conflicto se enmarque, de manera reduccionista, en una lucha sectaria, en vez de mostrarse con la complejidad real que posee al ser un conflicto multi-dimensional, multi-nivel y con múltiples actores. Por otra parte, esta coalición también ha mostrado que Iraq todavía no es un aliado incondicional de los Estados Unidos, y que en su interior está dividido (Gordon, 2015), incluso, en parte, gracias al diseño institucional que los Estados Unidos realizaron en el país luego de su intervención militar en 2003.
Lo más sorprendente de todo esto, o mejor dicho lo que causa asombro, es la gran asertividad con que el Kremlin ha manejado sus políticas y acciones en el Medio Oriente. No es casualidad que esta coalición se anunciara un día antes de llevarse a cabo la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) del 28 de septiembre al 2 de octubre de 2015, en la cual participa tanto el Presidente Barak Obama de los Estados Unidos, como también el Presidente Vladimir Putin de Rusia. Este tipo de acciones le da a Putin un mayor margen de acción a la hora en que se siente a dialogar con los líderes de otras potencias, especialmente con el Presidente Obama, con el cual tiene una reunión bilateral agendada para el primer día de la Asamblea General, con el objetivo de discutir varios temas, entre ellos el conflicto en Siria y la lucha contra el Estado Islámico, así como el conflicto en Ucrania (Al Jazeera, 2015; y Gordon, 2015).
Queda ahora esperar y ver los resultados de la reunión bilateral entre Obama y Putin, aunque es de por sí obvio que una situación tan compleja como la que se vive en Siria no se soluciona en una sola reunión diplomática. Lo cierto es que Putin puede aprovechar la ocasión de la reunión con Obama para impulsar los intereses rusos en Siria, los cuales pasan por la permanencia del régimen, aunque no necesariamente de Bashar al-Assad en el poder, como han insinuado ciertos diplomáticos rusos (Gordon, 2015). Asimismo, esta reunión le puede servir a Putin para posicionar a Rusia en un papel más preeminente para las conversaciones de paz que se mantendrán en octubre.
Parece que las potencias y las partes han apostado para la solución del conflicto en Siria en la realización de conversaciones de paz entre diferentes actores externos al conflicto, y con involucramiento de sectores sirios, aunque no se han dicho cuáles. Estos actores son: Rusia, Estados Unidos, Arabia Saudita, Irán, Turquía y Egipto (Al jazeera, 2015). Resulta importante recalcar la importancia de la presencia de Arabia Saudita e Irán, los cuales, como dice Ignacio Álvarez Ossorio (2015), están luchando una guerra fría en el Medio Oriente por la contienda de ser la potencia regional hegemónica, y en la cual Siria es uno de los frentes. También resulta significativo que estas conversaciones de paz son un espacio informal fuera del seno de la ONU, aunque con cierta articulación con esta. Habrá que esperar y ver si estas conversaciones de paz buscan realmente la solución al conflicto, o si por el contrario son un acto más simbólico de las potencias involucradas en el conflicto. Asimismo queda la sospecha de que estas conversaciones vienen más a asegurar los intereses de las potencias involucradas en el conflicto que a solucionarlo, mientras que la que sigue pagando las consecuencias de la guerra es la población siria.
Fuentes Consultadas
Al Jazeera. (2015). Russia and US to take part in Syria peace talks. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://www.aljazeera.com/news/2015/09/russia-part-syria-peace-talks-150928110057280.html.
Álvarez-Ossorio, I. (2015). Guerra Fría en Oriente Próximo. El País Internacional. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://elpais.com/elpais/2015/07/30/opinion/1438253400_613642.html.
BBC Mundo. (2015). Cuatro diferencias fundamentales sobre Siria entre Putin y Obama. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150928_rusia_estados_unidos_obama_putin_encuentro_diferencias_siria_aw.
BBC News. (2015). Syria conflict tops agenda for world leaders at UN. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://www.bbc.com/news/world-middle-east-34378889.
Black, I. y Borger, J. (2015). Russia reaffirms Assad support and takes initiative on ‘contact group’ talks. The Guardian. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en:
http://www.theguardian.com/world/2015/sep/27/putin-russia-syria-assad-propaganda-gangster.
C.L. (2015). Why Russia is increasing its military presence in Syria. The Economist. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://www.economist.com/blogs/economist-explains/2015/09/economist-explains-15.
DeYoung, K. (2015). Obama administration’s envoy to anti-Islamic State coalition to resign. The Washington Post. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/world/national-security/obama-administrations-envoy-to-anti-islamic-state-coalition-to-resign/2015/09/22/601ae71c-6152-11e5-b38e-06883aacba64_story.html.
Gordon, M. (2015). Russia surprises the US With Accord on Battling ISIS. The New York Times.[En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://www.nytimes.com/2015/09/28/world/middleeast/iraq-agrees-to-share-intelligence-on-isis-with-russia-syria-and-iran.html?_r=0.
MacFarquhar, N. (2015). Russian President Vladimir Putin to Focus on Syria at UN. The New York Times. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://www.nytimes.com/2015/09/29/world/europe/russia-vladimir-putin-united-nations-general-assembly.html.
MacFarquhar, N. (2015).On Syria, Putin Is Catering to an Audience at Home. The New York Times. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en: http://www.nytimes.com/2015/09/27/world/on-syria-putin-is-catering-to-an-audience-at-home.html.
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Yarnoz, C. (2015).Occidente se prepara para reforzar su acción militar en Siria. El País Internacional. [En línea] [Consultado el 28/09/15]. Disponible en:http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/07/actualidad/1441655810_761191.html.
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