Análisis semanal 26: La carrera republicana hacia la Casa Blanca empezó (10 de agosto de 2015)

Año: 
2015

Faltan 16 meses para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, pero la preciada Oficina Oval ya tiene una larga lista de pretendientes. En el Partido Demócrata el panorama parece -hasta el momento- bastante claro. Según Real Clear Politics, la ex Primera Dama, ex senadora y ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton, tiene un sólido 55.6% de preferencias, muy por encima del senador de Vermont, Bernie Sanders, que cuenta con un 21% (1). Del otro lado de la acera, en el Partido Republicano, el panorama es más incierto, pues al menos 15 precandidatos se disputan la designación presidencial, y aunque dos candidatos (Jeb Bush y Donald Trump) acaparan conjuntamente más del 50% de las intenciones de votos, otros seis candidatos se mueven entre el 5% y el 15%.

La política exterior no suele ser para el votante promedio estadounidense, un tema primordial en los debates políticos ligados a la lucha por la presidencia. Sin embargo, es notable cómo -al menos dentro de la lucha por la candidatura republicana- algunos posicionamientos “extremistas”, racistas o claramente falaces, pueden generar amplio  apoyo en el electorado. Es el caso del magnate republicano Donald Trump, quien el pasado 15 de junio afirmó que los inmigrantes mexicanos eran “violadores y criminales”. En una sociedad con una cultura política sofisticada y una ciudadanía informada y crítica, estas declaraciones habrían sido ampliamente rechazadas y la candidatura de Trump habría sido herida de muerte. Sin embargo este no es el caso. Este candidato tenía tres días antes de emitir esas polémicas declaraciones una intención de voto de un 4%, pero a partir del día 15, el apoyo a Trump prácticamente se disparó, pasando de la novena posición a disputar el primer lugar con Jeb Bush (ver gráfico).

Evolución del apoyo a Donald Trump (según RealClear Politics)

Posiciones extremas como las de Trump parecen ser políticamente lucrativas pues tienen un eco positivo en un sector importante del electorado estadounidense. Sin embargo, no ha sido únicamente este candidato el que ha proferido comentarios polémicos en materia de política exterior. Poco después de la firma del acuerdo nuclear entre Irán y el P5+1, otro precandidato republicano, Mike Huckabee, acusó a Obama de llevar a los israelíes "a las puertas de los hornos”, mientras que el también aspirante Ted Cruz, dijo que con la liberación de unos US$100.000 millones de dólares en bienes congelados a Irán, como resultado del acuerdo, “el gobierno de Obama se convertirá en el principal financista del terrorismo”.

Apelando al prejuicio, a los temores más irracionales, al sentimiento religioso, o incluso al fanatismo, estos posicionamientos de los precandidatos no auguran una discusión seria, responsable e informada sobre los temas internacionales en la campaña presidencial republicana. Un factor que sin duda restará calidad a interés a este importante proceso político.

 

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