Grecia y Europa se encuentran en una encrucijada por definir el futuro político y económico no solo del país helénico, sino que también de toda la Unión Europea (UE), la Zona Euro (ZE) y el Euro como moneda de una Europa unificada, en su conjunto. La crisis de la deuda griega empieza desde su proceso de integración a la Unión Europea, en el cual, para “cumplir” todos los estándares impuestos para pertenecer a la organización y a la Zona Euro, el Gobierno griego de aquel entonces ocultó y falseó el estado financiero del Estado del país helénico (El País Internacional, 2015). Debido a que los países que ingresan a la UE y la ZE se deben comprometer con una serie de acciones, las cuales comprometen a los Estados a seguir políticas planteadas por la organización, muchas de carácter fiscal, financiero y económico, en el caso de Grecia era solo cuestión de tiempo para que la situación se desarrollara como lo ha hecho hasta el momento.
No obstante, la “culpa” de la crisis de la deuda griega no solo recae en el país helénico, más si se toma en cuenta que este país no fue el único afectado por una deuda pública muy por encima del Producto Interno Bruto del país (PIB). Hay que recordar que España e Italia pasaron por una situación similar, aunque menos agravada que la griega, y la única razón por la que no están pasando por una situación como la griega en estos momentos es porque los gobiernos de estos países rápidamente realizaron las reformas que pedían sus acreedores, representados por la llamada troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, y el Fondo Monetario Internacional). Estas reformas, de un claro tinte de liberalismo económico, promovían la austeridad como forma de conseguir una estabilidad financiera en los países, afectando con ello los principales servicios públicos y las pensiones, entre otras cosas, sumiendo a los países que las implementaron (España e Italia) en una situación social deplorable, donde la ciudadanía con menos recursos fue la más golpeada.
Viendo que no solo existió la crisis de la deuda griega, sino que también la española y la italiana, esto puede entonces permitir vislumbrar que estas crisis de la deuda eran solo indicadores que algo dentro del sistema financiero europeo estaba mal. Este “desperfecto” del sistema financiero europeo realmente era un “desperfecto” del sistema financiero mundial, como se conoció cuando se desencadenó la Gran Recesión mundial en el año 2008. El sistema financiero y los bancos habían caído en una espiral de especulación, la cual llevó los llevó a cometer acciones sumamente irresponsables, en donde, aunque sabiendo que estaban dando préstamos a individuos sin la capacidad de pago suficiente para salir de su crédito, aun así le seguían prestando. Lo mismo sucedió con países. En el caso europeo esto involucró principalmente a los bancos alemanes y franceses, y a los Estados de España, Italia y Grecia. Desgraciadamente cuando se atendió a la Gran Recesión del 2008 solo se prestó atención a los bancos responsables de desencadenar la recesión, dándoles rescate financiero en lo que se conoció como la política de To Big to Fail (muy grande para caer), pero a las personas que fueron principalmente afectadas por la recesión no se les brindó ningún rescate, ni ayuda.
En el caso de España e Italia el golpe a las personas con menos recursos fue doble. Mientras tenían que vérselas solos con los efectos devastadores de una recesión desencadenada por la irresponsabilidad del sistema financiero y bancario, el cual sigue una lógica numérica, y de acumulación de capital, en vez de una lógica con un sentido humano, a su vez debían verse cada vez más acorralados por las políticas de austeridad que la troika impuso a estos países como requisito para poder acceder a paquetes de rescate financiero. La situación de esta gente se volvió desesperante al tener que hacer frente a los efectos de la recesión sin la ayuda de su propio Gobierno, y con la agravante de ver los servicios públicos y básicos reducidos. Economistas como Joseph Stiglitz han criticado repetidas veces las medidas de austeridad que ha impuesto la troika como requisito a un país de poder recibir un paquete de rescate financiero. Básicamente lo único que han conseguido, dicen economistas como Stiglitz, es sumir a los países en una perpetua recesión, mientras que toda la plata que se les brinda como “rescate” es devuelta a los mismos acreedores que la brindaron en primer lugar (Stiglitz, 2015).
El caso griego parecía seguir el mismo camino que el español o italiano, hasta la llegada al Estado del Gobierno del Primer Ministro Alexis Tsripas. Grecia en los gobiernos anteriores venía implementando, a regañadientes, las políticas de austeridad que imponía la troika, lo que generó un gran descontento popular, y ocasionó que surgiera un gobierno de izquierda socialista en el país. Desde que asumió el Gobierno el partido SYRIZA de Tsripas, este se advocó a buscar un acuerdo con los acreedores del país que fuera más flexible, no impusiera más austeridad, y tomara en cuenta la situación de la población griega. El hecho de que Grecia estuviera endeudada en un 177% del PIB, es decir en 320 billones de euros, era ya una situación sumamente desfavorable del nuevo Gobierno para poder negociar adecuadamente con los acreedores. Y a estos parece ser que no les importó, ni les ha importado aún, el hecho de que, desde que Grecia ha implementado las medidas de austeridad, su PIB ha caído en un 25%, y el desempleo ha llegado a cifras alarmantes del 26% de la población económicamente activa (PEA), y en la población joven esta cifra aumenta a un desesperante 60% (Kirby, 2015).
Esta situación social alarmante no le ha importado a la troika, ya que ha demandado el aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA), el cual es un impuesto dirigido al consumo, aumentando los precios de los productos, y afectando con ello a la población en general, la cual debe consumir para obtener sus necesidades. Además del aumento de un impuesto que no afecta a los sectores más privilegiados del país helénico, sino a los menos privilegiados, la troika también había demandado realizar recortes a las pensiones de las personas jubiladas en el país, afectando con ello a la población adulta mayor (RTVE, 2015). Esto, de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), no es sorpresivo si se toma en cuenta que la Directora gerente de este ente, Christine Lagarde, había hecho declaraciones en que promovía recortar pensiones en toda Europa por “el riesgo de que la gente viva más de lo esperado” (Pozzi, 2012). Todas estas demandas de la troika conforman los requisitos para que Grecia pueda acceder al tercer y último desembolso del paquete de ayuda financiera pactado por el Estado helénico y la troika.
Ante la inflexibilidad de la posición de la troika el Gobierno griego buscó otras opciones, como un acercamiento a Rusia en caso de salir de la Unión Europea y la Zona Euro, lo cual es realmente una amenaza con poco sustento real, dadas las condiciones económicas reales del Rusia. Finalmente el 27 de junio el Gobierno de Tsripas decidió convocar a un referéndum, a realizarse el próximo 5 de julio de 2015, para que la población griega decida sobre si acepta las condiciones de la troika, o si las rechaza, y el mismo Tsripas llamó a votar en contra de las condiciones de los acreedores (Kirby, 2015).
La respuesta europea no se hizo esperar. La troika anunció que no aplazaría el plazo para que Grecia pague sus deudas del mes de junio, que corresponden a 1.5 billones de euros al FMI, y 5,2 billones de euros a bonos de deuda de corto plazo (Kirby, 2015). El Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, y la Canciller alemana, Ángela Merkel, anunciaron que si los griegos votaban en contra de las condiciones de la troika, realmente estaban votando por salir de la UE y la ZE (Abellán y Pérez, 2015; y Doncel, 2015). Esto supone una clara amenaza, y una violación a la soberanía de Grecia a la autodeterminación, con miras a someter al país helénico a la subordinación europea, y específicamente alemana.
Asimismo el Banco Central Europeo advirtió que no iba a acudir a los fondos de emergencia para financiar a los bancos griegos si el Gobierno de Grecia no llegaba a un acuerdo con sus acreedores, lo que ha obligado a Grecia a cerrar sus bancos y bolsa este lunes 29 de junio de 2015. Esto obligó al Gobierno griego a entrar en lo que se denomina un “corralito” para evitar la salida masiva de fondos del país. Los bancos solo podrán darle las pensiones a las personas jubiladas, y se mantendrán cerrados hasta un día después del referéndum, y los cajeros automáticos solo brindarán 66 euros por persona, por día, hasta que la situación se resuelva (Pérez y Sánchez-Vallejo, 2015).
Realmente no se sabe adónde puede ir a parar toda esta complicada situación europea. Lo que sí se puede aseverar es que esta situación ha puesto a Grecia y a toda Europa en una encrucijada. Mientras que Grecia busca la forma de salvaguardar sus finanzas, sin tener que sacrificar a su gente, Europa (más específicamente Alemania) parece presionar a Grecia a la sumisión al utilizar todas estas medidas de presión para influenciar el resultado del referéndum del 5 de julio a su favor, como bien lo expone Stiglitz (2015). No obstante, sin importar el resultado del referéndum o de las negociaciones entre el Gobierno griego y la troika, es preocupante que los aires de desunión dentro de Europa soplen de manera más fuerte. Esta situación puede caldear los ánimos a favor de la posición de salida de la UE en el referéndum sobre esta cuestión a celebrarse en el Reino Unido, y este país se puede convertir en la vanguardia de otros que busquen salirse de la Unión. La permanencia de la unión es la actual encrucijada de Europa.
Fuentes consultadas
Abellán, L. y Pérez, C. (2015). Juncker pide a los griegos que voten a favor de la propuesta de Bruselas. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/29/actualidad/1435576879_275987.html.
Doncel. (2015). Merkel liga las futuras negociaciones a un sí en el referéndum griego. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/29/actualidad/1435577012_068039.html.
El País Internacional. (2015) ¿Quién gana y pierde en la negociación sobre Grecia? [en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://elpais.com/especiales/2015/crisis-griega/negociacion/.
Kirby, P. (2015). Greek debt crisis: is Grexit inevitable? BBC News. [en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://www.bbc.com/news/world-europe-32332221.
Pérez, C. y Sánchez-Vallejo, M. (2015). Grecia se sumerge en el caos financiero y ordena un corralito. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/28/actualidad/1435511187_526473.html.
Pozzi, S. (2012). El FMI pide bajar pensiones por “el riesgo de que la gente viva más de lo esperado”. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://economia.elpais.com/economia/2012/04/11/actualidad/1334133453_457282.html.
RTVE. (2015). Cronología de la crisis de Grecia.[en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://www.rtve.es/noticias/20150628/cronologia-crisis-grecia/329528.shtml.
Stiglitz, J. (2015). How I would vote in the Greek referendum. The Guardian. [en línea]. [Consultado el 29 de junio de 2015]. Disponible en: http://www.theguardian.com/business/2015/jun/29/joseph-stiglitz-how-i-would-vote-in-the-greek-referendum.
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