Análisis semana 10: Cuba y Estados Unidos: dos viejos de la Guerra Fría (20 de abril de 2015)

Año: 
2015

Recién estuve en la Habana, Cuba una semana en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) y comparto algunas reflexiones de la Cumbre de las Américas en Panamá. Sin duda los más importantes protagonistas fueron Cuba y Estados Unidos. Pero dos viejos de la Guerra Fría se vieron la cara y estrecharon las manos, en un evento que creí no vería nunca, después de décadas de conflicto. Pues bien, parece que la Guerra Fría terminó el 11 de abril del 2015. 

La cumbre empezó con dos conflictos en ciernes, donde ya Estados Unidos había empezado a aplicar su tradicional política de la zanahoria y el garrote. En esta oportunidad, la zanahoria para Cuba y el garrote para Venezuela. Fue una “patente de corso” que le permitiría a Estados Unidos poder decidir, una vez más, con quien conciliar y a quién atacar. Por un lado Washington inició el deshielo de sus nexos con Cuba, pero por el otro el presidente Barack Obama firmó en marzo pasado un decreto para trabar fondos de funcionarios venezolanos argumentando que la nación sudamericana es “un peligro para su seguridad nacional” de los EE.UU.

Por supuesto que la maniobra de Obama contra Venezuela es procurar romper el eje de poder que Caracas tiene en América Latina y el Caribe, que otrora solía tenerlo Cuba. De ahí que previo a la Cumbre, Obama se reuniera con presidentes caribeños. Apartar a Venezuela es parte de la estrategia. Los discursos de los presidentes en la cumbre se caracterizaron por criticar la decisión de Obama, sin embargo la final las cosas salieron muy bien. 

Por primera vez, el discurso de Cuba era diferente, no estuvo orientado en atacar al joven Obama, quien apenas estaba naciendo cuando fue impuesto el bloqueo contra la isla en 1961, pero el presidente Raúl Castro sí dejó claro sobre la responsabilidad de Washington de enmendar dicha política de Estado contra Cuba.

En Cuba, por lo que pude hablar con la gente de a pie, la gente común, lo que expresan es una gran esperanza, quizá la misma esperanza que tenía el pueblo cuando ganó la revolución en 1959. Desean que la situación económica mejore sustancialmente y ojalá pronto. Pero sin duda no será pronto, porque largas décadas de retraso económico no se resuelven de la noche a la mañana. Y creo que los cubanos tienen eso muy claro. Me dio la impresión que si los cubanos han esperado tanto tiempo, un poco más no les marcará ninguna diferencia. Sin embargo, por lo que pude apreciar, la sociedad cubana está dividida en dos grandes segmentos: los viejos que han sobrevivido a la revolución desde 1959, que miran con recelo esta normalización por la desconfianza que tienen hacia Estados Unidos y que, en caso de normalizarse dicha relación, temen perder lo poco que el Estado les han brindado porque entrarían otras fuerzas económicas; y el otro segmento, que viene del periodo especial (década de los 90 cuando la cae la URSS) cuando empezaron a experimentar el agotamiento de la revolución, y en el que aumentaron las penurias. Es un segmento joven de la sociedad cubana que empezó a experimentar la globalización, el aumento del turismo en la isla y consecuentemente mayor dinero circulando en las calles, así como negocios privados.

Desde que el año pasado Washington anunciara la normalización de las relaciones con Cuba, también ha dejado en claro que continúa su búsqueda de fomentar el pluripartidismo en la isla, mientras Cuba, acusa a los opositores de ser “agentes mercenarios” de Washington financiados para ocasionar problemas al gobierno cubano y promover un orden que podría volver a hacer de la nación caribeña un “patio trasero”. Creo que esos resabios de la Guerra Fría van a continuar. Pero a pesar de sus diferencias tanto Obama como Castro comenzaron en diciembre un histórico proceso de diálogo que no se ha detenido ni se detendrá, pese a que se especula que si llega a la Casa Blanca un republicano, echaría atrás todo como recién lo expresara Marco Rubio, uno de los precandidatos republicanos y de origen cubano. 

Esta es la primera vez que mandatarios de los dos países se sientan frente a frente en más de 50 años. Si bien hay mucha esperanza en Cuba con la normalización de relaciones con Washington, también hay expectativa de si el gobierno cubano será capaz de canalizar bien las nuevas inversiones que vendrán de Estados Unidos para el bien de la sociedad en general, o se creará un sector con poder económico y la sociedad seguirá en la penumbra. Los cubanos dicen que el gobierno deberá crear condiciones reales para que esa mejoría económica, tan ansiada en la isla, permita ver desarrollo, más dinero, más acceso a servicios, a las comunicaciones, a productos, vestimenta, etc. 

Y mientras que este tema Cuba-Estados Unidos es un asunto entre Castro y Obama, la cumbre se caracterizó por una lógica diplomática, política, que sobre el tema de equidad o seguridad, temas que sin duda son de interés común a todos los países. Lo que sí es claro, y quizá ya así se preveía, es que la estrella era Cuba y cualquier otra multi-agenda continental habría quedado en la gaveta. Incluso el proceso de negociación tendiente a la paz en Colombia entre el gobierno y la guerrilla, en la misma Habana desde hace más de un año, se vio opacado con el encuentro Obama y Castro.

Sin embargo, cabe preguntarse: ¿Será este acercamiento de Estados Unidos con Cuba una puerta que Washington busca para entrar de nuevo a América Latina? Solo el tiempo lo dirá. 

Documento(s): 
AdjuntoTamaño
Icono PDF Análisis semanal 10.pdf280.4 KB