Análisis semanal 537. Entre silencios: la indiferencia global ante la crisis humanitaria de la República Democrática del Congo

La República Democrática del Congo acoge una de las crisis humanitarias más longevas del mundo. A pesar de ello, también ha sido una de las crisis más ignoradas en el mundo. Actualmente, en la República Democrática del Congo se ha intensificado la crisis humanitaria a través de graves violaciones a derechos humanos y homicidios en masa.^[1] Con la escalada de violencia, la República Democrática del Congo está enfrentando de los mayores desplazamientos internos y crisis humanitaria en el mundo.^[2]

Fuente: Joseph (2023). The Hindu. Personas desplazadas, República Democrática del Congo, 2022. https://www.thehindu.com/news/international/the-massive-displacement-in-congo-explained/article67510117.ece

No obstante, se ha visto un silencio por parte de la comunidad internacional – principalmente los Estados occidentales – en los medios de comunicación. Así pues, es posible evidenciar la hipocresía de la comunidad internacional cuando se trata de países “no blancos”. Particularmente, el conflicto en Ucrania ha puesto en evidencia la brecha de lo que es posible cuando la comunidad internacional atiende una crisis, en comparación con las crisis lejos del centro de atención.^[3] Partiendo de la premisa de “lo que no aparece en la televisión no existe”^[4], es posible reconocer que la visibilidad mediática es importante para que una situación sea considerada relevante en la sociedad contemporánea.

En la historia moderna, los países africanos son «un hervidero de vida» los cuales parecen ser invisibles ante los ojos de la historia moderna. De esta manera, el pensamiento abismal, marcado por un sistema de distinciones visibles e invisibles del pensamiento occidental moderno, parece influir en que “el otro lado de la línea” desaparezca como realidad.^[5] Desde la Conferencia de Berlín, es posible evidenciar cómo, incluso después de independizarse, África sigue siendo subyugado al poder de los Estados y empresas privadas occidentales. Precisamente, esto no es un caso aislado para la República Democrática del Congo, que posee la reserva más grande de cobalto en el mundo y enfrenta crisis tras crisis.

Crisis tras crisis

Durante décadas, la sociedad civil de la República Democrática del Congo ha estado viviendo una tormenta de crisis.^[6] Incluso después de independizarse de Bélgica, las crisis y conflictos armados han sido recurrentes en el país. Desde la hambruna hasta la explotación en las minas de cobalto y desplazamiento forzoso, la realidad en la República Democrática del Congo ha estado marcada por inestabilidad política, social y económica. En la actualidad, el país es afectado por una crisis humanitaria por las tensiones militares y políticas en un contexto de disputas no resueltas.^[7]

En contextos de conflictos armados, la población civil son los principales afectados por la violencia y, a su vez, forman parte del objetivo deliberado de las partes que se enfrentan.^[8] A su vez, es importante recordar que, al contrario de lo que destacan los medios de comunicación, estos conflictos están marcados por una compleja red de actores con intereses políticos y económicos determinados. La escalada de violencia de 2022, en la República Democrática del Congo, significó el aumento de conflictos armados en las provincias de Ituri, Kivu del Norte y Kivu del Sur.^[9] La violencia armada está perpetuada por la lucha de los grupos militantes sobre el territorio y los recursos naturales. Además, tuvo un impacto en las crecientes tensiones entre la República Democrática del Congo y Ruanda debido a que se acusan mutuamente por el apoyo a grupos rebeldes.^[10]

Ante este conflicto, se acordó un cese a fuego entre ambos Estados. No obstante, este falló ante la reaparición del grupo rebelde de M23 (Movimiento de 23 de Marzo).^[11] Por lo tanto, actualmente, el conflicto en curso en 2023, representa una disputa entre el ejército congoleño y los grupos armados no estatales en el este del país, los cuales afectan a más de 7 millones de personas.^[12] Particularmente, estos conflictos continúan agravando la crisis humanitaria por el acceso humanitario limitado. 

Igualmente, cabe mencionar que esto ha resultado en el desplazamiento interno de 6.2 millones de personas, sumando el hecho de que el país alberga a más de medio millón de refugiados de países vecinos.^[13] Además, entre todos los sucesos, se debe considerar las minas informales de extracción de cobalto, asociadas con al esclavitud moderna – entendida como las situaciones de explotación en donde las personas no pueden rechazarlo debido a violencias, coerción o abusos de poder.^[14] Dentro de todos los afectados, más del cincuenta por ciento de las personas son mujeres y niños – quienes, históricamente, son de las poblaciones más afectadas en las crisis humanitarias.^[15]

La crisis dentro de una crisis en la República Democrática del Congo, ha llevado a que se cometan «asesinatos generalizados, violencia sexual y atrocidades masivas contra los derechos humanos».^[16] Principalmente, estas acciones pueden ser concebidas como prácticas habituales de los bandos enfrentados pues, cabe subrayar que la violación de derechos humanos «se ha erigido como una auténtica arma de guerra».^[17] Así pues, ante las múltiples crisis que violentan los derechos humanos de manera sistemática, la población congoleña ha advertido sobre un genocidio pasando en el país.

Entre llamas para la comunidad internacional

Un intento desesperado por llamar la atención sobre el genocidio sucediendo en la Repúbica Democrática del Congo, significó la autoimolación de un hombre, no identificado, quien sostenía un cartel que decía «Stop the genocide in Congo» [«Alto al genocidio en el Congo»].^[18] Aún con esta acción, los medios de comunicación occidentales han fallado en darle visibilidad a la crisis humanitaria asociadas con el desplazamiento masivo, hambrunas, trabajo forzoso, violencia sexual y epidemias. Con la influencia del pensamiento abismal, los países africanos están condenados a una invisibilidad presente «al abordar los escenarios de conflicto armado en el continente»^[19].

En lo que respecta a la crisis humanitaria en la República Democrática del Congo, se puede evidenciar que la ausencia de un compromiso sincero por parte de la comunidad internacional va de la mano con la baja cobertura de los medios de comunicación. De hecho, en comparación con el número de personas desplazadas, la República Democrática del Congo recibió el nivel más bajo de atención por parte de los medios de comunicación – particularmente los occidentales.^[20]Además, se debe considerar la predominancia del “nuevo barbarismo” en la cobertura mediática de los medios de comunicación pues insta a concebir a los conflictos armados africanos como «anárquicos, salvajes e irracionales»^[21].

Lo cierto es que, hay una multiplicidad de actores y sus intereses terminan siendo un combustible para la continuación de la crisis humanitaria. De este modo, es relevante destacar la economía de guerra como fuente de la explotación de recursos por parte de actores determinados que financian y contribuyen a la violencia y su continuación.^[22] En este contexto, de emergencia humanitaria, «la guerra es un fin en sí misma y la perpetuación de la violencia se convierte en un objetivo económico y político».^[23] De este modo, es posible evidenciar los conflictos como una expresión de intereses de diferentes actores los cuales  sostienen la violencia, llevando a una crisis humanitaria.

La actuación de la comunidad internacional se caracteriza por la sucesión de fracasos cosechados y el nuevo colonialismo. Además, la nula difusión mediática contribuye a la imposibilidad de que países africanos, como la República Democrática del Congo, sean dueños de su propio destino. Como lo es en el caso de la crisis humanitaria en la República Democrática del Congo, a menudo se ignora la responsabilidad de las empresas transnacionales, de las potencias occidentales y los medios de comunicación en el marco de los conflictos armados africanos.^[24]

El genocidio silencioso en la República Democrática del Congo está asociada a la escasa voluntad, nutridos por los intereses comerciales y económicos, por parte de la comunidad internacional. También, el controvertido papel de la comunidad internacional así como los conflictos internos entre militantes han contribuido a la emergencia humanitaria que forma parte del diario vivir de los congoleños. Por décadas, la República Democrática del Congo ha soportado crisis superpuestas entre sí y, actualmente, se termina por menoscabar la crisis humanitaria. No obstante, la indiferencia global, alentada por intereses que se nutren con la perpetuación de la violencia, parece tener poco que decir sobre esta situación.

Notas