Análisis semanal 531: Nagorno-Karabaj: El conflicto olvidado por Occidente

Año: 
2023

 

Introducción

Teniendo su origen en los inicios del siglo XX con el colapso violento y desorganizado del Imperio Ruso, los encontronazos entre Armenia y Azerbaiyán han sido constantes y se han adaptado al paso del tiempo, sobrevivieron a la formación y  colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y parecerían estar experimentado su final hoy en día. Este artículo pretende resumir este conflicto lo mejor posible y responder a la pregunta :¿Por qué nadie sabe qué es lo que está pasando?

Contexto Histórico

Nagorno-Karabaj es una región montañosa en la región del Cáucaso, disputada históricamente entre Azerbaiyán y Armenia. Los orígenes de este conflicto pueden remontarse incluso hasta la antigüedad, donde los armenios reclamaban que el Karabaj era parte del Reino de Armenia en el siglo IV a.C. Contradictoriamente, historiadores actuales argumentan que el actual territorio de Azerbaiyán, donde según la comunidad internacional se encuentra Nagorno-Karabaj, fue conquistada por los persas en el siglo VI a.C. y subsecuentemente por Alejandro Magno. Para el siglo V d.C la población de lo que hoy es Azerbaiyán estaba compuesta en un tercio de Armenios al Oeste y el resto por Azeríes al Este. La presencia de pueblos túrquicos se hizo visible alrededor del siglo VII d.C. Es aquí donde tiene lugar un evento fundamental, la invasión árabe de la región, que provocó la islamización de la mayoría de los azeríes, mientras que los cristianos restantes se desplazaron a Armenia, de larga tradición cristiana. [1]

A pesar de que Nagorno-Karabaj estuvo en manos de árabes, mongoles, turcos y persas, la mayoría de la población siempre fue de etnia armenia, de hecho, la región estuvo bajo control indirecto de Armenia a partir del siglo XIV d.C, lo cual terminaría para el siglo XVIII d.C con la conquista de la zona por los azeríes, cayendo bajo el control de familias musulmanas de origen túrquico y reduciendo drásticamente la presencia armenia en la región. A finales de este siglo, Rusia se expandió hacia el Cáucaso, culminando con la toma de la zona en 1813 con el fin de la primera guerra Ruso-Persa. Con una segunda derrota persa en 1828, se acordó el traslado masivo de armenios desde Persia y el Imperio Otomano a Nagorno-Karabaj, que pasó de ser el 9% de la población de la región en 1823 al 53% en 1880. Esta situación provocó violencia intra-étnica que continuó hasta 1917 con la revolución rusa, en mayo de 1918 se crearon la República Democrática de Azerbaiyán y la República Democrática de Armenia, la sovietización de estas repúblicas y su incorporación al aparato estatal soviético se finalizó en 1921. El liderazgo de la URSS suprimió con fuerza todos los conflictos étnicos dentro de sus fronteras durante toda su existencia, Azerbaiyán y Armenia no fueron la excepción, y las tensiones se mantuvieron relativamente bajas hasta los años 80.[2]

Nagorno-Karabaj después de la URSS

Con el auge del Glasnost y otras políticas de apertura política promocionadas por Gorbachev, los conflictos étnicos se reavivaron rápidamente de 1987 en adelante, en agosto del mismo año, una petición para transferir Nagorno-Karabaj a la República Socialista Soviética de Armenia alcanzó cientos de miles de firmas. A raíz de esto se da una represión violenta a los azeríes en Armenia por lo que estos vuelven a su país. La violencia del conflicto sigue escalando hasta que el Ejército Soviético intervino en Baku, la capital de Azerbaiyán, lo cual empeoró aún más la situación.[3]

Varios pogromos y acciones violentas contra ambos grupos étnicos en ambos países se salieron del control de las autoridades soviéticas en un marco de alta inestabilidad política para la URSS. Para junio de 1991 se habían registrado 816 muertes en total.  Después del colapso de la URSS en diciembre de ese mismo año, el conflicto se vio relegado a las capacidades de los dos países recientemente independizados. Para el momento, Armenia mantenía una clara superioridad militar, por lo que logró capturar Nagorno-Karabaj en 1992, además del 20% del territorio de Azerbaiyán de manera temporal. Como consecuencia, se dio una crisis de refugiados de entre 600.000 y 800.000 personas provenientes de Nagorno Karabaj. Un alto al fuego negociado por Rusia fue alcanzado en 1994, dándole un fin temporal a lo que se conocería como la primera guerra de Nagorno-Karabaj. Al mismo tiempo, se estableció la República de Artsaj, un país de reconocimiento limitado en el territorio de Nagorno-Karabaj administrado por armenios pero independiente de Armenia, que cuenta con su propio gobierno e instituciones.[4]

Mapa del control sobre Nagorno-Karabaj después del alto al fuego de 1994

        Fuente: Bourrichon. (24 de julio, 2010). https://commons.wikimedia.org/wiki/File:AZ-qa-location-en.svg

A partir de aquí, la situación entre ambos países alcanza una “paz” que se ve interrumpida periódicamente, la más preocupante de estas interrupciones fue la “guerra de los 44 días” en el 2016 donde murieron cerca de 300 personas. Sin embargo, en septiembre del 2020 se daría una reactivación súbita y violenta que recordaría al sangriento conflicto de inicios de los años 90: Un Azerbaiyán fortalecido gracias a años de inversión gubernamental en su ejército y apoyo logístico y militar de Turquía e Israel invadió el territorio de Nagorno Karabaj y las regiones que habían sido conquistadas por el ejército armenio en 1992. Armenia, debilitada económica y militarmente desde hace décadas en comparación con su vecino, no pudo contener el avance azerí, que concluyó con la toma de todo el territorio objetivo, la operación militar concluyó nuevamente con un alto al fuego mediado por Rusia, que colaboró con una misión de paz en la región. Como resultado, murieron aproximadamente 6700 personas, militares y civiles.[5]

Todo esto culmina en 2023, específicamente el 19 de septiembre, cuando Azerbaiyán hizo caso omiso del alto al fuego y nuevamente invadió Armenia bajo el mantra del anti-terrorismo y la restauración del orden constitucional. Estos fueron momentos decisivos para Nagorno-Karabaj, pero específicamente para la República de Artsaj, debilitada desde la invasión azerí del 2020, y que además no contó con el apoyo de Armenia, una decisión sumamente criticada de parte del Primer Ministro armenio Nikol Pashinián. Hay que tener en cuenta que la población de Artsaj en este momento era de 120.000 habitantes, la inmensa mayoría armenios adheridos a la fe cristiana. [6]

Solo un día después, el ejército azerí había logrado doblegar con éxito a los separatistas armenios de Artsaj, el mismo día un alto al fuego concedido por el lado armenio le cedió el territorio a Azerbaiyán, lo cual fue públicamente celebrado por su presidente Ilham Aliyev[7]. Un éxodo de armenios de Artsaj hacia Armenia comenzó poco después, principalmente debido al miedo de ser víctimas de un genocidio o programa de limpieza étnica implementado por Azerbaiyán; aunque esto nunca sucedió, para el 30 de septiembre 100.000 ciudadanos de Artsaj se habían retirado de la zona[8].

A esto se le suma el último clavo en el ataúd de la administración armenia de Nagorno-Karabaj, al menos por ahora. El 28 de octubre, 8 días después de la fulminante derrota militar sufrida por Artsaj, su presidente, Samvel Shahramanyan, firmó un decreto que exige la disolución de todas sus instituciones y organización, y por lo tanto de la República de Artsaj, el 1 de enero de 2024[9]. Hasta ahora, no ha sucedido nada que indique algún tipo de cambio en esta negociación realizada entre la resistencia armenia y el gobierno azerí.

Refugiados de Nagorno-Karabaj en la ciudad armenia de Goris (30 de septiembre del 2020)

 Fuente: Radio Free Europe, https://www.rferl.org/a/karabakh-armenian-exodis-100000-un-visit-azerbaijan/32616962.html

¿Por qué no nos importa?

El subtítulo puede sonar acusativo hacia el individuo que lo esté leyendo, pero generalmente tiene un elemento de verdad, al menos para los que habitamos en el hemisferio occidental. El problema de si somos considerados parte de la pobremente definida “civilización occidental” es otro tema, pero es indiscutible que nos encontramos justo al lado de la esfera de influencia cultural de los más grandes representantes de lo que se conoce como Occidente, Norteamérica (claramente excluyendo a México) y Europa occidental.

¿Cuándo fue la última vez que prendimos las noticias o entramos a nuestra red social de preferencia y nos topamos con la guerra civil de Sudán, que empezó en abril de este año y ya ha provocado la muerte de más de 6000 personas, o la guerra del Tigray en Etiopía que duró del 2020 al 2022, cobrando la vida de 600.000 personas, convirtiéndola en el conflicto más letal del siglo XXI?[10]

Este ciclo se repite con la inmensa mayoría de las guerras ocurridas en África, el Sudeste Asiático y el Medio Oriente (con la clara excepción del conflicto Israel-Palestina). Sucede lo mismo con los ataques terroristas y actos de violencia esporádicos, muchas personas recuerdan los atentados del 11 de marzo de 2004 en España y los ataques terroristas en Francia en noviembre del 2015, con sus fotos de perfiles cambiadas en Facebook y tweets llamando a la paz correspondientes. Sin embargo, si se recuentan los muertos producto de ataques terroristas en todo el mundo, no son los europeos las principales víctimas. Aproximadamente 23.000 personas en el medio oriente y el norte africano, 17.000 personas en el sur de Asia, 11.000 personas en la África Subsahariana, 5.000 personas en la región Asia Pacífico, y de quinto lugar, 2840 personas en Europa han perdido la vida debido a ataques terroristas.[11]

La explicación más citada para explicar el hecho de que una violencia se ignore y otra salga a relucir es que simplemente se le pone más atención a lo que queda más cerca de nosotros, geográfica y culturalmente. A veces esto puede reducirse, de manera cínica, al color de piel de las personas afectadas. Por ejemplo, cuando a inicios del 2022, el Procurador General de Ucrania describió que la guerra lo afectaba mucho porque "europeos con ojos azules y cabello rubio" estaban siendo asesinados todos los días.[12] Sin embargo, tampoco es como que estemos aclimatados a la cultura rusa o ucraniana, que de hecho tienen más en común con la forma de vida armenia y azerí que la nuestra; y para colmo, la diferencia entre la distancia entre América Latina y el conflicto ruso-ucraniano comparada con la del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán es más bien poca.

Por esto, también es necesario tener en cuenta que la cobertura de estos eventos también depende del contexto geopolítico mundial; durante la guerra fría, la mayoría de las noticias giraban en torno a la Unión Soviética. En un mundo en el que los Estados Unidos es el poder hegemónico, el ciclo de noticias generalmente se centra en los conflictos donde estos tienen un interés o intervienen directamente, desde la guerra del golfo en 1990 hasta el final de la invasión de Afganistán en el 2021.[13]  Estados Unidos no está mayormente involucrado en la región transcaucásica, ya tiene aliados fuertes que inciden en la región como Israel y Turquía que intervienen por él, no tiene necesidad de apoyar a Azerbaiyán militar o económicamente o siquiera en un sentido de guerra informacional.

Sin embargo, también es importante tener en cuenta que los medios no son actores independientes, tienen sus propios intereses y el poder de negociar. Para los medios estadounidenses es más conveniente alinearse con la posición de su gobierno, lo mismo para los franceses, los chinos y los iraníes. Sin embargo, solo uno de estos medios son los que alcanzan a tener más influencia en América Latina. Esto también lleva a otro argumento que suele repetirse mucho, pero no en el contexto adecuado. La gente sabe muy poco acerca de las complejidades del genocidio de los Rohingya en Myanmar o la historia de cientos de años de las disputas territoriales entre Azerbaiyán y Armenia; pero saben lo suficiente de Rusia y Ucrania o de Israel y Palestina, aunque sea lo mínimo, para ponerse de un bando o de otro.[14]

Específicamente si los medios pueden retratar a un lado como naturalmente bueno y el otro como irremediablemente malvado, la cobertura de los medios va a ser mayor. O si se pueden retratar a ciertas figuras como las personificaciones de sus regímenes, Vladimir Putin y el gobierno ruso, Benjamin Netanyahu y el gobierno israelí, por ejemplo. Mientras más se asemeje un conflicto a una película de Hollywood, mayor será su exposición en medios masivos de comunicación.

Conclusión

Azerbaiyán y Armenia se encuentran en la región Transcaucásica, de relativamente poco interés para los Estados Unidos. El conflicto tampoco ha sido explotado por su leve trasfondo religioso al estar enfrentados musulmanes y cristianos, ni se ha repetido constantemente el pasado trágico de uno de los bandos, los armenios, como víctimas de un genocidio. Si comparamos este conflicto con uno que ha dominado las noticias últimamente y que sí cumple con las dos características anteriormente mencionadas, la Guerra entre Hamás e Israel, podremos ver, al menos de manera superficial, por qué Nagorno-Karabaj “no importa”. No hay una diferenciación clara entre buenos ni malos, el conocimiento de la historia de estos países en Occidente es básicamente nula, y no hay líderes malvados ni guerrilleros heroicos (o viceversa) en los que enfocarse, y para colmo, ni Estados Unidos ni “Occidente” como tal parece estar preocupado por el mantenimiento de sus intereses en la zona. En resumidas cuentas, Nagorno-Karabaj no es una historia rentable para las élites occidentales, y subsecuentemente, muchísimo menos para los medios.

Notas


[1] Svante E. Cornell, The Nagorno-Karabakh Conflict (Uppsala: Department of East European Studies of Uppsala University, 1999), https://opendata.uni-halle.de/bitstream/1981185920/105775/329/595776787.pdf

[2] Ibídem

[3] Svante E. Cornell, "Undeclared War: The Nagorno-Karabakh Conflict Reconsidered". Journal of South Asian and Middle Eastern Studies, n°20(1997): 1-23.

[4] Ibídem.

[5]Ana Jović-Lazić, "The Second Armed Conflict in Nagorno-Karabakh–Causes and Implications". Institute of International Politics and Economics. n°3(2021): 211-240.

[6]Kevin Liffey, “Explainer: What is happening between Armenia and Azerbaijan over Nagorno-Karabakh?,” Reuters, 19 de septiembre, 2023, https://www.reuters.com/world/what-is-happening-between-armenia-azerbaijan-over-nagorno-karabakh-2023-09-19/.

[7]Andrew Osborn, “Azerbaijan halts Karabakh offensive after ceasefire deal with Armenian separatists,” Reuters, 20 de septiembre, 2023, https://www.reuters.com/world/us-calls-azerbaijan-halt-karabakh-attack-russia-urges-return-ceasefire-2023-09-20/

[8]Radio Free Europe, “Armenian Exodus From Nagorno-Karabakh Tops 100,000; UN Readies For Visit,” RFE, 30 de septiembre, 2023, https://www.rferl.org/a/karabakh-armenian-exodis-100000-un-visit-azerbaijan/32616962.html

[9]Christian Edwards, “Nagorno-Karabakh will cease to exist from next year. How did this happen?,” CNN , 28 de septiembre, 2023, https://edition.cnn.com/2023/09/28/europe/nagorno-karabakh-officially-dissolve-intl/index.html

[10] Geoffrey York, “Surge of dehumanizing hate speech points to mounting risk of mass atrocities in northern Ethiopia, experts say,” The Globe and Mail , 21 de octubre, 2022, https://www.theglobeandmail.com/world/article-surge-of-dehumanizing-hate-speech-points-to-mounting-risk-of-mass/

[11] Statista Research Department, "Terrorist attacks from 2007 to 2022, by region", mayo de 2023, Statista.https://www.statista.com/statistics/489581/terrorist-attacks-by-region/

[12] Tarini Mehta, "Ukrainian official’s remark on people with ‘blue eyes and blonde hair’ being killed sparks racism row," India Today, 28 de febrero de 2022, https://www.indiatoday.in/world/russia-ukraine-war/story/russia-ukraine-war-news-latest-racism-row-white-skin-blue-eyes-killed-1918857-2022-02-28.

[13] Nick Harvey, "Why do some conflicts get more media coverage than others?" New Internationalist, 1 de septiembre de 2012, https://newint.org/features/2012/09/01/media-war-coverage

[14] Ibídem.