Análisis semanal 502: Elecciones Guatemala 2023: el ganador no estaba en papeleta (03 de julio de 2023)

Año: 
2023

 

¿Democracia?

Winston Churchill alguna vez dijo que “la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas”, en palabras más, palabras menos, quiso referirse a que la democracia integra el menos malo de los sistemas políticos que existen; y es que, pese a los años, la aseveración del británico sigue cobrando sentido entre las personas intelectuales que analizan la política. Los vacíos que la democracia posee la convierten en un medio capaz de elegir representantes, destituir cargos de toma de decisión, y por qué no, escoger a nada o nadie por encima de las candidaturas seleccionables en un proceso electoral.

Por más distópico que parezca el panorama anterior, no es un caso hipotético, es literalmente el resultado de las elecciones del pasado domingo 25 de junio en Guatemala, en donde entre los votos nulos y en blanco, se obtuvo un porcentaje, considerablemente mayor, a comparación de las candidaturas presidenciales, esto sin contar además el grado de abstencionismo en las urnas. Sin embargo, para poder ahondar en este tema, es vital comprender un poco cuál es el acontecer actual de este país centroamericano y todo lo que le rodeó en el periodo pre-elecciones.

Fuente: TSE Guatemala.

Contexto

Cabe destacar que Guatemala, al igual que la región centroamericana, sufrió en el siglo anterior, una serie de sucesos que desbalanceó su estabilidad política, social e incluso, económica, a tal punto que es hasta a partir de 1985 que goza de elecciones democráticas amparadas por la Constitución Política, ya que anteriormente, desde el derrocamiento de Jacobo Árbenz auspiciado por el gobierno estadounidense en 1954 y hasta dicho año, 1985, cuando se elige de manera democrática a Vinicio Cerezo, vivió inmersa en una dictadura militar de facto [1]. Este proceso de democratización se consolidaría con los acuerdos de paz de 1996 que dio por finalizada la guerra civil en Guatemala.

Es debido a lo anterior que se puede argumentar la debilidad del sistema político guatemalteco en su corta vida. No obstante, el debilitamiento yace de casos de corrupción, desigualdades sistemáticas, pobreza y una fuerte crisis de representatividad.

De tal manera que, para 2015, la población chapina sufrió uno de los mayores escándalos de corrupción en las épocas más recientes en territorio centroamericano, esto pues, el entonces presidente, Otto Pérez Molina, y su vicepresidenta, Roxanna Baldetti, fueron acusados de defraudación y contrabando aduanero, cuyas especulaciones se elevaban en altas cifras monetarias [2]. Tal fue la corrupción, que ambos, Pérez Molina y Baldetti, fueron cesados de manera muy diplomática del puesto, pues renunciaron para ser juzgados, no sin antes dejar más abiertas las especulaciones del caso. Es así, como en 2019, de cara a las elecciones en las que se elige al actual presidente Alejandro Giammattei, la población guatemalteca a la hora de ser consultada si estaba dispuesta a sacrificar la democracia con tal de solventar las falencias en el sistema y evitar millonarios casos de corrupción, respondía afirmativamente [3], dejando entrever lo que ahora se materializa: una enorme crisis de representatividad, una crisis de legitimidad y la erosión de la institucionalidad.

Actualidad

Se presenta entonces, una Guatemala decepcionada de sus representantes, que contabilizó en el 2019 un abstencionismo del 39% [4], con altos índices de pobreza y desigualdad, que disipan con uno de los mayores crecimientos económicos de la región, según datos del Banco Mundial en 2021-2022 [5], así como un malestar generalizado de la población para con la política.

Entonces, ¿qué se obtiene cuando se suman casos recientes de corrupción, altos índices de pobreza y desigualdad, malestar poblacional con la política y unas elecciones presidenciales?, sí, los resultados derivados de los comicios del domingo, un abstencionismo del 40% y contando, y un gane, con diferencia, de los votos nulos y en blanco, por sobre las candidaturas presidenciales.

Y es que, los datos son crudos y no mienten, al momento de escrito este análisis (26 de junio), con un 98% de las mesas escrutadas, Sandra Torres del Partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), obtuvo un total de 868,124 votos, lo que corresponde al 15.78% del total. Por su parte, Bernardo Arévalo del Partido Semilla obtuvo 649,080 votos, que representa el 11.80% de los votos totales. Atrás, sin llegar ni al 9% quedaron, el oficialista Edmond Mulet, Zury Ríos y las demás candidaturas. El gran ganador en las papeletas fue el descontento social, pues los votos en blanco sumaron un total de 385,014, que corresponde a un 7%, y los votos nulos, ya por sí solos con mayoría, representaron a 956,413 personas guatemaltecas, siendo el 17.3% del total. Es decir, entre nulos y en blanco contabilizan 1,341,427 votos, que es el 24.3% del total, sacando una ventaja de casi 9 puntos porcentuales con Sandra Torres, y de más de 12% con Arévalo [6].

Fuente: elaboración propia.

Parte de las reglas del sistema, en Guatemala, como en muchas partes del mundo, dicta que se requiere de la mitad más uno para poder designar como presidente a un candidato o candidata. Por lo que ni Torres ni Arévalo pueden optar por la presidencia ahorita mismo, requieren de una segunda vuelta, la cual será el 20 de agosto del presente año.

Segunda ronda

Dadas las circunstancias, y como “nulo” y “en blanco” no participan como candidatos, de ahora y hasta agosto, Sandra Torres y Bernardo Arévalo tienen la chance de convencer al pueblo guatemalteco y revertir la situación presentada el domingo.

Desde ya, medios internacionales hablan de una sorpresa y de un giro a la izquierda. Esto debido a dos concretas razones: el posicionamiento en el espectro de ambos partidos y la aparición del Partido Semilla de la mano de Arévalo, quien, hasta la semana pasada, no estaba contemplado ni siquiera entre los cuatro candidatos a destacar.

En primera instancia, los partidos presentes están alejados de la derecha dentro del espectro político ideológico. El UNE, que en su génesis fue un partido de izquierda, hoy es un partido abiertamente de centro, con tintes más hacia la derecha, y el Partido Semilla, se ubica a la izquierda, muy cerca del centro y teniendo como bandera el progresismo [7].

En segundo lugar, la sola presencia de Semilla con Arévalo es ya una sorpresa, pues según datos de la Encuesta Libre efectuada por ProDatos, el 15 de junio, es decir, diez días antes, lideraban la intención de voto: Sandra Torres, Edmon Mulet y Zury Ríos, incluso aparecían, con poco margen eso sí, cuatro candidatos más arriba del inesperado protagonista [8]. Es decir, en estos dos meses restantes, la tarea que le corresponde a Torres es hacer lazos con otros sectores y convencer a quienes en principio ya tenía convencidos, mientras que, a Semilla, al ser un partido emergente, debe aprovechar el impulso y despegarse en las próximas elecciones.

Fuente: Infobae.

Reflexiones finales

De tan convulso proceso electoral se pueden derivar un par de reflexiones que aporten para futuros análisis:

  1. No es para nadie un secreto la crisis de representatividad que vive no solo la región centroamericana, sino Latinoamérica en general. Se ve reflejada en los altos índices de abstencionismo en las elecciones de los últimos años, que en la mayoría de los casos se derivan de altos índices de pobreza y desigualdad, así como casos de corrupción. Se vive en general, una crisis sistémica en la cultura política, la misma que agrupa crisis de representatividad, de legitimidad y de identidad en los partidos políticos, y que a la postre, pueden causar el surgimiento de caudillos autoritarios y aseverar así las realidades propias de la región [9].
  2. Es necesario, en vistas de estas crisis de representatividad, replantear la manera en que se deciden los cargos de representación. El domingo las y los guatemaltecos no decidieron ni Torres ni a Arévalo, decidieron el voto nulo, el voto en blanco y el abstencionismo, es decir, las dos candidaturas que van a segunda ronda no simbolizan el sentir de la población en general.

Notas

[1] Rostica, Julieta. (2004). Dictaduras y lógica de dominación en Guatemala (1954 – 1985). Jornadas Juveniles UBA.

[2] Bermúdez-Valle, Á. (2023). Guatemala: ¿una democracia que se niega a morir? Diálogo Político.

[3] íbid.

[4] íbid.

[5] Banco Mundial. (2023). Guatemala Panorama general.

[6] Tribunal Supremo Electoral. (2023). esultados Electorales Preliminares 2023.

[7] FRANCE 24 Español. (2023, 26 de junio). La izquierda sorprende y accede a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Guatemala [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=L5pKIAmWrfo

[8] Prensa Libre. (2023). Encuesta Libre efectuada por ProDatos.

[9] Álvarez Somoza, F. (s.f.). La crisis de la cultura política en la problemática internacional. Centro de Estudios Europeos.