Análisis semanal 469: Los 100 días de Gustavo Petro (21 de noviembre de 2022)

Al cabo de casi 100 días de gobierno el presidente de Colombia Gustavo Petro enfrenta un panorama complejo respecto a algunos de los que fueron los ejes de su campaña política: romper con la extracción de petróleo, reforma agraria integral, reforma tributaria, y paz total. A continuación, un breve balance del desarrollo de tres de estas iniciativas.

La promesa de frenar la explotación y producción de petróleo fue una de las iniciativas más audaces del programa de gobierno del Pacto Histórico. Recientemente, en el marco de la COP27 celebrada en Egipto, Petro hizo un llamado al mundo para acabar con el uso de hidrocarburos: “es hora de desvalorizar la economía de los hidrocarburos con fechas definidas para su final (…) la solución es un mundo sin petróleo y sin carbón”. Esta voluntad de desmarcarse de los hidrocarburos y en general con el extractivismo, ha sido polémica, pues implicaría renunciar a cuantiosos recursos económicos. En efecto, el petróleo supone para Colombia hasta un 40% de lo que exporta al mundo. Al respecto, la empresa estatal ECOPETROL, anunció el pasado 9 de noviembre unos resultados históricos que suponen una acumulación de utilidades de 26,5 billones de pesos, superando los 16,7 billones de pesos que ganó en el año 2021.[i]  Se trata sin duda de un negocio muy rentable. De ahí que la intención de romper con los hidrocarburos sea muy polémica: celebrada por los ambientalistas, causa rechazos en la derecha e incluso en sectores de izquierda. Es el caso de Jorge Enrique Robledo, ex senador del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR), quien calificó los planes de Petro como “demagogia ambientalista contra el interés de Colombia”[ii]. Curiosamente la iniciativa tampoco es avalada por otros socios ideológicos del presidente, como Luis Inacio Lula da Silva, mandatario electo de Brasil que, pese a ser un defensor del medio ambiente, al ser consultado sobre los planes de romper con el petróleo de Petro, afirmó que, en el caso de Brasil, tal medida “sería irreal, y en el mundo es irreal: todavía es necesario el petróleo por un tiempo”[iii].

Otro de los proyectos de Petro ha sido la reforma agraria integral y la entrega masiva de títulos de propiedad. Se busca promover un uso adecuado de la tierra, a través de su formalización, restitución y distribución equitativa, garantizando su acceso progresivo a campesinos, mujeres rurales y pueblos originarios. Para esto, el gobierno acordó con la Federación Colombiana de Ganaderos (FEDEGAN), la compra  de tres millones de hectáreas en los cuatro años del mandato de Petro. Sin embargo, la iniciativa ha topado con algunos obstáculos y la Ministra de Agricultura Cecilia López Montaño ha dicho que esa meta parece ahora “imposible” y sólo sería factible adquirir un millón y medio.

Finalmente, más suerte ha tenido la reforma tributaria propuesta por el presidente, aprobada recientemente en el Congreso y que espera recaudar cerca de 20 billones de pesos. Esta reforma progresiva implicará que quienes ganan más pagarán más, como la industria petrolera. Sin embargo, se incrementarían también los impuestos a varios alimentos básicos, lo que podría afectar a las clases más necesitadas.

Avances en unos campos e incertidumbre en otros. Mientras tanto, el país enfrenta un panorama muy delicado en materia económica: una espiral inflacionista que llega al 11,44%, un dólar que ha superado la barrera de los 5.000 pesos y una deuda de US$102.000 millones de dólares.

Gobernar Colombia a partir de una lógica política e ideológica distinta a la que ha imperado en el país en las últimas décadas no es una tarea sencilla. 100 días de gobierno del presidente Petro constituyen un periodo poco significativo para juzgar una gestión que apenas inicia. Sin embargo, estos primeros de cambios auguran la posibilidad real de una transformación de las estructuras del poder político y económico que propicie una sociedad más justa e inclusiva.