Análisis semanal 461: Situando las raíces históricas del conflicto China-Taiwán. Un breve recorrido por la política exterior de China y la importancia del componente histórico-cultural (26 de septiembre de 2022)

Año: 
2022

 

Introducción

La reciente visita de la congresista Nancy Pelosi a Taiwán el pasado 02 de agosto volvió a poner en acento y en la atención mediática el conflicto existente entre la República Popular China y la denominada República Democrática de China, mejor conocida como Taiwán.  Si bien esta disputa política y territorial se mantiene desde la fundación de la República Popular China en 1949, la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la representante política de más alto nivel que visita la isla en 25 años, aumentó las tensiones en un conflicto que parece entrar en una nueva fase más agresiva y con potencial conflicto armado. Esto en un contexto donde Estados Unidos aún como potencia hegemónica busca perpetuar su lugar,  y para tal objetivo recurre a la reavivación y precipitación de conflictos territoriales y locales de sus competidores por dicha hegemonía, como lo son Rusia -competidor en menor medida- y la extensa operación militar en Ucrania que cumple su séptimo mes; y en este caso China y la intensificación de un conflicto que tiene poco más de siete décadas y que hasta entonces ha sido gestionado por la vía diplomática y con estrategias de poder suave.

El objetivo del presente artículo es situar el contexto histórico que antecede al conflicto en su etapa actual, y con ello retratar el significado geopolítico que cobró el origen de esta disputa territorial. Así mismo se busca visibilizar la importancia y el impacto que tiene el componente histórico y cultural en la política exterior china, que va desde un pasado colonial-imperial hasta la actualidad como una de las principales protagonistas del orden internacional, abordando sus distintas fases de política exterior a lo largo de la existencia de la República Popular China. Además, se realiza un breve análisis sobre el papel de la influencia estadounidense y el impacto económico que podría traer consigo el aumento de las hostilidades en la región Asia-Pacífico, especialmente en un sector que es de gran relevancia en la economía taiwanesa y con alcance mundial: la manufacturación de chips y semiconductores. Finalmente se hace un llamado y una reflexión a buscar categorías analíticas más apropiadas y actualizadas para analizar la política exterior e interior de China y en general al mundo oriental.

Un primer apartado traza brevemente la historia del conflicto y algunas particularidades sociopolíticas, en una segunda parte se elabora un repaso de las fases de la Política Exterior China, un tercer subcapítulo busca precisar el rol de Estados Unidos y sus vínculos con Taiwán y una reflexión final destinada a orientar futuros análisis y discusiones.

Como recurso visual y artístico se incluye una pequeña selección de carteles propagandísticos de la República Popular China de las décadas de 1950-1970 para ilustrar el tratamiento público sobre la situación de Taiwán a lo largo de esos años, siendo acorde con las fases de política exterior.

Imagen 1. Mapa China-Taiwán.

Fuente: ABC News: GFX/Jarrod Fankhauser. Recuperado de: https://www.abc.net.au/news/2022-08-04/taiwan-china-dispute-history-boundaries-nancy-pelsoi/101299824

Contexto histórico

Para efectos de comprender la actual disputa es obligatorio partir como menos en el año 1931 con la invasión japonesa a la región china de Manchuria para comprender los posteriores acontecimientos de 1949, año en el que inicia formalmente el conflicto, sin embargo, es valioso para la discusión agregar algunos datos sobre los nexos históricos entre China continental y Formosa como la llamaron los exploradores portugueses en su paso por el mar de china en el siglo XVI.

Originalmente Taiwán estuvo habitada por aborígenes de probable origen malayo-polinesio, los primeros registros de contactos con la isla y sus vínculos con China datan del siglo XI, no obstante, cobraría mayor relevancia hasta 1625 con el establecimiento de la Compañía neerlandesa de las indias orientales. A partir de entonces la isla sería territorio de disputa entre neerlandeses, españoles, japoneses e incluso, a mediados del siglo XIX, en Estados Unidos se propuso y discutió el establecimiento de un protectorado. En el período de las guerras del opio también habría intervención francesa e inglesa sobre la isla (1). 

Desde la llegada de los neerlandeses, estos llevarían consigo a chinos de la etnia Han, la etnia mayoritaria hasta la actualidad en China, y es a partir de ese momento donde comenzaría el nexo étnico cultural. En ese período, además, rebeldes chinos expulsarían a los neerlandeses, y comenzaría el interés de adherir cada vez más a Taiwán al aparato administrativo del imperio chino, dándole finalmente el estatus de provincia en 1885 (2).

Volviendo hasta el siglo XX, la invasión japonesa a Manchuria en 1931 uniría a las dos fuerzas políticas y sociales más importantes de la época en China, por una parte, al bando nacionalista representado por el Partido Kuomintang, encabezado por el general Chiang-Kai Shek y por otra parte al Partido Comunista de China creciente fuerza de la época liderada por Mao Zedong, quienes establecerían una alianza para expulsar a los invasores japoneses. Finalizada la segunda guerra mundial, y con la derrota japonesa en 1945, la razón de ser de la alianza entre estas dos fuerzas desaparecería, y poco después de una tregua, en 1946 estallaría un conflicto directo por el control del país.

La guerra civil china, como se le conoce al conflicto entre el Partido Kuomintang y el Partido Comunista finalizaría en 1949 con una victoria para estos últimos, quienes proclamarían la fundación de la República Popular China el día 1 de octubre de ese mismo año. En un contexto donde ya comenzaban a desarrollarse las dinámicas de la Guerra Fría, Chiang Kai-Shek apoyado con anterioridad por Estados Unidos, huiría hacia Taiwán con el resto de sus tropas y establecería desde la isla la República de China, proclamando la soberanía sobre Taiwán así como del territorio de China continental. El retiro de las tropas del Kuomintang a la isla de Taiwán y la proclamación de la República de China es el antecedente principal del conflicto actual.

El General Chiang Kai -Shek establecería un régimen autoritario en Taiwán, instaurando inclusive una Ley Marcial. Posterior a la muerte del General, su hijo Chiang Ching-Kuo continuaría liderando la dictadura, hasta su muerte en 1988, mismo año en el que la Ley Marcial perdería vigencia (3).  

El establecimiento de un gobierno anticomunista en Taiwán, vendría a ser un suceso de importante valor estratégico para la geopolítica estadounidense, especialmente en el contexto del inicio de la Guerra Fría, que enfrentaba a las dos grandes potencias del momento en términos de una competencia armamentística e ideológica. La victoria de los comunistas en China se visualizó como un cambio en el equilibrio del continente asiático, especialmente por la aparente afinidad ideológica entre la Unión Soviética y la República Popular. Por lo cual, apoyar y mantener un gobierno afín a los intereses de Estados Unidos en un territorio como Taiwán se convirtió en uno de los objetivos de la política exterior de estos, dinámica que se mantiene hasta hoy, ya  no como una lucha en términos ideológicos bajo la lógica de la Guerra Fría, pero como una disputa por la hegemonía en el orden internacional que enfrenta a Estados Unidos y a China y que todavía emplea a Taiwán como un importante actor estratégico, especialmente por su ubicación geográfica.

De país en vías de desarrollo a potencia global: las fases de la política exterior china.

La historia de la República Popular China como Estado es reciente en comparación con otros países protagonistas dentro del orden internacional cuyos Estados fueron consolidados incluso siglos atrás. En sus 73 años de existencia, la República Popular de China ha experimentado abruptos giros y cambios respecto a sus relaciones internacionales, con la particularidad de que estos han estado muy influidos en un primer momento por los principios  ideológicos del partido comunista y del maoísmo, aspectos fundamentales y necesarios para comprender la política exterior y a China en general; no obstante, estas referencias doctrinales  fueron pasando a un segundo plano para luego asumir una política más pragmática de la mano de Deng Xiaoping desde la década de 1980, orientada al cumplimiento de sus objetivos económicos internos a partir de la apertura de su economía  a la inversión extranjera y del acercamiento estratégico a Estados Unidos y Japón. La actual posición que goza China como actor absolutamente protagónico en el orden internacional al convertirse en la segunda mayor economía del mundo, acercándose a superar a Estados Unidos y lo que esto ha significado en el incremento en todas las áreas de sus capacidades como Estado, así como también en alguna medida el liderazgo propio de Xi Jinping está significando una nueva transformación en su política exterior y por ende un tratamiento diferente respecto a la cuestión de Taiwán.

Imagen 2. Cartel propagandístico: “¡Cualquier provocación de guerra por parte de los Estados Unidos nunca asustará al pueblo chino!” (1958)

En la República Popular China los carteles con fuertes mensajes políticos eran uno de los principales medios de difusión de propaganda del Estado. A partir de estos se puede observar cómo se da tratamiento a la cuestión de Taiwán a lo largo del tiempo, paralelo a las fases de política exterior. Elaborado por:  Central Academy of Industrial Art and Design (中央工艺美术院). Recuperado de: https://chineseposters.net/posters/pc-1958-017

Es importante destacar, además, que, si bien China posee actualmente una economía de mercado, el Estado aún ostenta un rol altamente intervencionista y director de la economía mediante los denominados planes quinquenales, metas económicas y políticas trazadas para períodos de 5 años donde también se establecen objetivos en todos los temas de la vida nacional, incluida la política exterior.

Las fases de la política exterior dictadas por Beijing se pueden resumir en cuatro grandes momentos. Una primera fase se establece tras la fundación de la República Popular que presentaba desafíos en el ámbito diplomático como el reconocimiento internacional, la recepción de apoyo técnico y económico para la modernización de un país que en la década de los años 50 contaba con un gran atraso y la recuperación de territorios, sería el período de la alianza Sino-Soviética, que además de ser una unión facilitada por algunas similitudes ideológicas entre Moscú y Beijing, estaba marcada además por el contexto de la Guerra Fría, este período estaría caracterizado por una alta rivalidad y hostilidad con Estados Unidos. Una segunda fase daría inicio justamente con la ruptura de la alianza sino-soviética a partir de la década de 1960 que traería consigo una relación hostil en contra de las dos potencias hegemónicas -tanto Estados Unidos como la Unión Soviética- y que finalmente traería consigo el acercamiento con Washington en 1971 en detrimento de la relación con Moscú, significaría el reconocimiento de la República Popular ante las Naciones Unidas como único representante de China y que además inauguraría la etapa de la “política de puertas abiertas” que mediante una liberalización e internacionalización de la economía tenía como objetivo la atracción de inversión extranjera y tecnología, así mismo como abrirse paso a los mercados internacionales (4).

Imagen 3. Cartel propagandístico: “¡Debemos liberar a Taiwán!” (1971)


Esta propaganda beligerante en torno a Taiwán se mantiene constante a lo largo del período de 1950 y hasta mediados de los 1970.En esta se puede observar a soldados, trabajadores y trabajadoras chinas y militantes del PCCH en una costa apuntando hacia la isla. Elaborado por: Red Eagle Corps of the Air force, Nanjing (南京部队空军红鹰). Fuente: https://chineseposters.net/posters/e12-613

En la etapa de la política de puertas abiertas, el comportamiento hacia Taiwán se tornó menos hostil y se enfocó en una lucha en el marco de las esferas diplomáticas, buscando su aislamiento en cuanto al reconocimiento internacional, y obligando un acercamiento a la República Popular, pero, además, mediante el estrechamiento de lazos comerciales y la recepción de inversión por parte de la isla desde 1987, siendo el favorecimiento de las inversiones taiwanesas una estrategia de reunificación (5). La orientación de esta fase, según el propio Deng Xiaoping se resume en “Observar con calma; asegurar nuestra posición; afrontar los hechos con tranquilidad; esconder nuestras capacidades y ganar tiempo; mantener un perfil bajo; y nunca reclamar liderazgo” (6). La tercera fase que se comprende desde la década de finales de los noventa, paralela a la política de puertas abiertas es la del llamado “ascenso pacífico”. Esta tesis, adoptada por el presidente Hu Jintao, tenía la intención de aplacar los temores que generaba en Asia y en el orden internacional el acelerado crecimiento económico de China, que ineludiblemente le ascendían cada vez más a ostentar la posición de un actor protagónico. Esta doctrina la anunciaría en 2003 su principal ideólogo, Zheng Bijian, de la siguiente forma:

Desde los últimos 25 años, a partir de la instrumentación de su reforma y su apertura al exterior, China ha seguido un nuevo patrón estratégico que no sólo considera sus condiciones nacionales, sino que también avanza con el correr de los tiempos. Este nuevo patrón estratégico es el ascenso pacífico de China, a través del cual se construye de manera independiente (soberana) el socialismo con características chinas, mientras que participamos, en lugar de rechazarla, en la globalización económica (7).

En esta etapa, China concentró sus esfuerzos en favorecer un clima internacional pacífico y estable para mantener su crecimiento económico. Finalizado el mandato de Hu Jintao y con la llegada del actual presidente Xi Jinping, se abre la nueva fase de la política exterior china que se mantiene hasta la actualidad y que tiene directas implicaciones en la última crisis con Taiwán y que responde a la provocación de Estados Unidos, a quien precisamente se enfoca la nueva etapa de relaciones exteriores del gigante asiático.

Poco después de la toma de posesión de Xi Jinping, este anunciaría en 2013 como parte de su tesis del “Sueño Chino” (中国梦 Zhōngguó mèng), presenta un cambio en el papel de China en el mundo, que contempla una política exterior “más asertiva” con objetivos como “revitalización de la nación”, “reforzamiento del ejército” y que busca un rol más activo en la comunidad internacional (8). Paralelamente a estos objetivos, Xi Jinping ha proliferado la doctrina del “Nuevo Modelo de Relaciones entre Grandes Potencias” (新型大国关系 Xīnxíng dàguó guānxì) que se comenzó a construir hacia el final del período de Hu Jintao y que consiste en un concepto de orientación realista, que prevalece los intereses nacionales en el marco del orden internacional, además, busca el reconocimiento y el establecimiento de una relación simétrica y de par a par con Estados Unidos (9). Como se ha mencionado a lo largo de este escrito, este nuevo modelo va acorde a las actuales condiciones internas de China y la posición que tiene en este momento en el orden internacional como una potencia cuasi-hegemónica.

La relevancia de este repaso por las fases de las doctrinas y momentos de la política exterior china radica en esclarecer y exponer su lógica rígida y a largo plazo que establecen a la hora de trazar sus objetivos pensando en su posición en el orden internacional, y finalmente, comprender la seriedad y los posibles escenarios y consecuencias que puede traer las desafiantes acciones de Estados Unidos respecto a Taiwán.

Imagen 4. Cartel propagandístico: “Ciertamente debemos completar la gran tarea de unificar a la madre patria” (1978)

  En este cartel ya se observa una retórica menos agresiva. Coincide con el final del gobierno de Mao Zedong y el inicio del mandato de Deng Xiaoping (1978-1989) y un cambio respecto al tratamiento de la situación. Se puede observar cómo la reunificación nacional es un objetivo muy marcado en la política exterior de China. Elaborado por: Zhou Butian (周补田)Zhang Dawei (张大畏)Shao Guoxing (邵国兴). Recuperado de: https://chineseposters.net/posters/e13-737

Además de sus fases en política exterior, los intelectuales y gobernantes del partido comunista elaboran principios y objetivos menos pragmáticos que perduran a lo largo del tiempo y que han caracterizado su política internacional más allá de las fases y contextos. Las grandes líneas han sido: modernización, reconocimiento internacional y reunificación nacional (10). Los dos primeros objetivos parecen haberse cumplido, no obstante la tarea de la reunificación nacional sigue estando pendiente y de ahí que el actual aumento de las tensiones en la isla de Taiwán tenga tanta relevancia y pueda representar, conjugando la fase actual de acciones internacionales chinas junto con la intervención de Estados Unidos en uno de los mayores objetivos del Estado chino en una escalada del conflicto incluso con acciones militares directas, como se ha podido observar recientemente. Igualmente importante son los principios de “una sola China” (一个中国 yī gè Zhōngguó) y “un país, dos sistemas” (一国两制 yì guó liǎng zhì) , el primero que está directamente relacionado a la reclamación de soberanía sobre Taiwán, y el segundo una forma de integración que aplica para Macao y Hong Kong en la cual la soberanía reside en la República Popular China, y que tolera dos sistemas económicos y políticos distintos en el mismo territorio.   

La reunificación nacional es crucial para comprender el actual conflicto con Taiwán. Si bien tiene un peso la antigua rivalidad con el partido Kuomintang, la reunificación de China es un tema sensible en el imaginario político de estos por su pasado colonial. En este sentido, Taiwán y la presencia estadounidense, a quienes históricamente China ha considerado como una potencia imperial, parecen ser el último resabio del llamado siglo de la humillación, período que consta desde las primeras guerras del opio en la que China se vió sometida por las potencias europeas, hasta la brutal invasión japonesa de la década de los años 30 del siglo pasado (11). La cuestión de Taiwán es aún más relevante al tomar en cuenta que los enclaves europeos de Hong Kong y Macao fueron recuperados por China hacia finales del siglo XX. Estos factores intervienen en la problemática, que está fuera de ser un simple delirio expansionista por parte de China y que responden a causas históricas y culturales. Por supuesto no se limita a estos aspectos, dentro de las lógicas de Estado, la presencia militar de su máximo competidor, Estados Unidos, en una zona geográfica altamente estratégica como Taiwán resulta desventajoso e indeseable.

Imagen 5. Cartel propagandístico: “Los compatriotas de Taiwán son nuestros hermanos de sangre”. (1978).

Ya en este cartel de 1978 se observa una estrategia de comunicación distinta, mostrando a dos niñas abrazadas y el escudo de la República Popular China detrás. El mensaje tiene ahora una connotación conciliadora. Elaborado por: Wang Zhenren (王镇仁). Fuente: https://chineseposters.net/posters/e15-347

El papel de Estados Unidos y algunas de las posibles consecuencias económicas de la escalada del conflicto.

Comprender el rol que cumple Estados Unidos en este conflicto es quizás la tarea más sencilla. Históricamente el apoyo estadounidense al régimen del partido Kuomintang significó una estrategia de Guerra Fría que pretendía mantener una presencia a las puertas del régimen comunista de Beijing. En su momento el propio General Douglas MacArthur describiría la estratégica posición de Taiwán como “un portaaviones imposible de hundir en el pacífico”. Finalizada la Guerra Fría, la justificación de la lucha global contra el comunismo estaría acabada, no obstante, la presencia norteamericana en Asia Pacífico no cesó, así tampoco el apoyo de Estados Unidos a Taiwán. El motivo actualmente está lejos de ser una lucha ideológica, más bien está relacionado a la supresión del ascenso de China como actor hegemónico con potencial de desplazar de ese puesto a Estados Unidos, a pesar de que el orden internacional se ha ido configurando de manera multipolar.

De este modo, la visita de la congresista y jefa del Partido Demócrata -partido de gobierno- Nancy Pelosi el pasado agosto resulta en una seria provocación e intervención en los intereses antes expuestos de reunificación nacional que defiende históricamente China. Así mismo, interfiere con la dinámica del Nuevo Modelo de Relaciones entre Grandes Potencias y la búsqueda de China de ser reconocida y tratada de manera simétrica como una potencia consolidada por parte de Estados Unidos. Representa, además, un deterioro y un retroceso en la cuestión taiwanesa, que, si bien en años recientes y con el cambio en la actitud geopolítica china estaba tomando tintes bélicos, el objetivo de la reunificación se concentraba en emplear estrategias en el marco de la diplomacia y con instrumentos de poder suave.

La actitud desafiante por parte de Estados Unidos obliga a China a asumir o intensificar una actitud beligerante, también con la intención de reforzar su imagen internacional como potencia. La situación está lejos de mejorar, posterior a la vista de Pelosi, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense aprobó un monto de USD 4.500 millones en ayuda militar para Taiwán, destinados a entregarse en tractos por un período de 4 años (12).  Cabe prestar atención y analizar la estrategia de política exterior de Estados Unidos y su interés deliberado en provocar y envolver a China en un conflicto armado que podría significar un desgaste económico y militar, un freno al crecimiento económico y un motivo de inestabilidad a nivel interno e incluso una pérdida de legitimidad en el partido comunista. En ese sentido, China debería mirar el ejemplo de la ya extensa campaña militar que lleva a cabo Vladimir Putin en Ucrania, que ha comenzado en su casi octavo mes a presentar inestabilidad a lo interno de Rusia y una serie de desaciertos en el plano militar que complican el alcance de sus objetivos militares y políticos, ello en parte a la masiva ayuda militar proporcionada por la OTAN a Ucrania. La estrategia y la trampa podrían emularse.

Como parte de un análisis de los posibles escenarios y consecuencias económicas globales que podría traer el desarrollo de un conflicto armado en el estrecho de Taiwán, se encuentran en primer lugar, la seria afectación en una de las principales rutas marítimas y comerciales del mundo como lo es el Mar de China, que ante un conflicto armado entre China y Taiwán podría representar problemas en puertos o impedimentos de tránsito, afectando las cadenas globales de suministro. La importancia de esta ruta y las consecuencias de cualquier afectación en la misma ya dejaron estragos con la llamada “crisis de contenedores”, producto de la contracción económica que generó la pandemia, provocando aumentos de precios y desabastecimiento de ciertas mercancías.  En un escenario de guerra, las consecuencias podrían alcanzar peores dimensiones.

Sumado al escenario en relación a las rutas comerciales con China, el estallido de un conflicto sobre suelo taiwanés podría significar una grave afectación al mercado internacional de chips y semiconductores, generando problemas en una gran cantidad de sectores productivos que demandan y emplean componentes electrónicos. Esto debido a que Taiwán cuenta con la particularidad de ser el mayor productor de chips del mundo con una cuota en el mercado del 65% (13). Incluso, Mark Liu el presidente de Taiwán Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC), empresa líder mundial en la producción de semiconductores declaró que, en caso de una guerra sobre Taiwán, la compañía dejaría de ser operativa. La relevancia de esta industria es tal, que los cazas de última generación F-35 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, y las supercomputadoras de sus laboratorios nacionales emplean chips y otros componentes manufacturados por TSMC, así mismo, otras importantes empresas tecnológicas como Apple, Intel y Nvidia son clientes de esta compañía taiwanesa (14).

En lo que parece ser una medida de anticipación a esta potencial situación de crisis de semiconductores, el gobierno de Joe Biden poco después de la visita de Pelosi, firmó una ley de estímulo para la industria de microchips que implementa un subsidio de 52.000 millones de dólares para fomentar y estimular la producción de chips en Estados Unidos (15). En lo que se puede interpretar como una búsqueda de soberanía en una industria tan estratégica y como una prevención ante un eventual conflicto.

Consideraciones finales: un llamado a implementar nuevos enfoques para analizar a China.

Como se discutió a lo largo de este artículo, los factores históricos y culturales propios de China son fundamentales para poder comprender de una manera más amplia su política exterior. Una cultura con tradiciones milenarias, un idioma que se mantiene a través de los siglos, un traumático pasado colonial, la influencia del marxismo, confucianismo y otras escuelas filosóficas de la China antigua son una combinación de factores, entre muchos otros, que dan forma a su particular comunidad política y que influyen en la construcción y manera de llevar a cabo sus relaciones internacionales.

Si bien el influjo del marxismo es evidente, lo que quizás ilustra mejor lo compleja y particular que es la sociedad china es la gran influencia aún vigente -de entre varias otras, pero principalmente- de la filosofía confuciana en prácticamente todos los aspectos de su vida social y política. En el caso de las relaciones internacionales, un ejemplo de esto es la doctrina del “ascenso pacífico” que según el propio Zheng Bijian busca emular las máximas confucianas de “No hagas a otros lo que no quieras para ti mismo” y “Quien ayuda a otros se ayuda a sí mismo” (16), siendo entonces una política exterior con algún grado de inspiración e influencia confuciana.

Todos estos aspectos conforman un amplio y diverso universo de ideas, historia y cultura propias que demandan ser tomadas en consideración a la hora de analizar la sociedad china y su política exterior, más allá del empleo de herramientas analíticas y conceptuales exclusivamente occidentales, o que menosprecien variables que tienen un enorme peso explicativo en la realidad de China como la cultura o la filosofía antigua, incluso su idioma tiene repercusiones en la forma en la que China hace su política nacional e internacional. La antigüedad de su idioma y su escritura particular tienen consecuencias políticas, al mantener vigentes la filosofía milenaria y que llega hasta a dotar al marxismo -un universo de ideas occidentales- de un vocabulario con características chinas, cualquier estudio riguroso sobre China debe tomar en cuenta lo que representa e influye su idioma en sus formas de vida y pensamiento (17).

Desde América Latina ya existen esfuerzos por parte de intelectuales y especialistas en el tema para analizar la realidad china con una mirada más amplia y panorámica que tome en consideración aspectos culturales y filosóficos. Nuevos enfoques que buscan prestar atención a las propias escuelas de relaciones internacionales que han surgido en China y que están de acuerdo en afirmar que muchos de los paradigmas actuales no representan ya la imagen completa de un Sur global que se piensa no en términos de expansionismo e imperialismo (18), sino más bien a partir de otras premisas y preocupaciones.

Notas

  1. Cornejo Bustamante, Romer. 2006. «Taiwán y el imperio chino». En China. Perspectivas sobre su cultura e historia. Tomo 2, editado por Romer Cornejo Bustamante, 53-74, México: El Colegio de México.
  2. Ibid., 60-62.
  3. Jacobs, J. Bruce. 2011. «Review of THE HISTORY OF TAIWAN» Por John Robert Shepherd, Tonio Andrade, Chiu Hsinhui, y Hui-yu Caroline Ts’ai. The China Journal, no. 65 : 195–203. http://www.jstor.org/stable/25790564
  4. Esteban Rodríguez, Mario. 2016. «La evolución de la política exterior China» Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades 18, nº 35: 301-318. doi:10.12795/araucaria.2016.i35.15
  5. Ríos, Xulio. 1999. «China y Taiwán». PAPELES n°68: 75-82.  
  6. Esteban, La evolución… 309.
  7. Rocha Pino, Manuel de Jesús. 2006.«China en transformación: la doctrina del desarrollo pacífico». Foro Internacional 186, n°4: 693-719. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59918604
  8. Esteban, La evolución… 311-312
  9. Rocha Pino, Manuel de Jesús. 2018. « El discurso de China sobre el Nuevo Modelo de Relaciones entre Grandes Potencias y la relación con Estados Unidos durante los gobiernos de Bush y Obama (2005-2017)». Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales LXIII, n°233: 193-220. doi:10.22201/fcpys.2448492xe.2018.233.58617
  10. Esteban, La evolución…303.
  11. Margueliche, Juan Cruz.2021. «El rol de la cultura en la Política Exterior de China». Departamento de Geografía. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS). Facultad de Humanidades y Ciencias de La Educación. Universidad nacional de La Plata.
  12. Deutsche Welle. (septiembre, 2022). Estados Unidos proyecta aumentar la ayuda militar directa a Taiwán. https://p.dw.com/p/4GtW6
  13. RTVE. (agosto, 2022). Taiwán lidera la fabricación de semiconductores en el mundo. https://www.rtve.es/noticias/20220804/taiwan-lider-semiconductores/2394041.shtml
  14. Kohlmann, Thomas. (agosto,2022). Taiwán: el mayor fabricante de chips del mundo, en peligro. https://p.dw.com/p/4F8Rz
  15. RTVE. (agosto,2022). Biden firma una ayuda de 52.000 millones para impulsar la industria de los semiconductores y competir con China.  https://www.rtve.es/noticias/20220809/biden-ley-impulsar-semiconductores-eeuu-millones/2395321.shtml
  16. Rocha Pino, China en… 708.
  17. DOBSON, W. A. C. H. y F. Botton. 1967. «China, pasado y presente» En China. Perspectivas sobre su cultura e historia. Tomo 2, editado por Romer Cornejo Bustamante 259–84. El Colegio de México, 2006. https://doi.org/10.2307/j.ctv3f8q6t.11
  18. Staiano, María Francesca y Bogado Bordazar, Laura. 2017. «Las Teorías de las Relaciones internacionales con “características chinas” y su implicancia para América Latina». Relaciones internacionales n°53, Instituto de Relaciones Internacionales Universidad Nacional de la Plata: 135-148.