Análisis Semanal 446: Entre los conflictos de Afganistán 1979-1989 y Ucrania 2022. Reflexiones desde una perspectiva comparada. (29 de junio de 2022)

Año: 
2022

 

Introducción 

El pasado 24 de febrero del año en curso, las tropas rusas incursionaron sobre territorio ucraniano en el marco de un conflicto que tiene sus raíces en la crisis política experimentada en Ucrania en 2013. Actualmente, el conflicto continúa en curso con avances y retrocesos por parte de Rusia y Ucrania, cambios de estrategia y focos de combate que se concentran en todo el este y sur del Dniéper, y cuyo desenlace político y militar es aún incierto, en el marco de una operación militar especial que es seguro, excedió los cálculos y las previsiones del propio Vladimir Putin. Sus objetivos políticos son igual de inciertos.  

El presente trabajo tiene como objetivo presentar un análisis comparativo de la actual guerra entre Rusia y Ucrania con respecto a la invasión soviética a Afganistán entre 1979 y 1989 empleando, en líneas generales, una perspectiva comparada entre estos dos procesos políticos que comparten semejanzas significativas. Se pretende, a partir de estas similitudes, observar las fuerzas políticas que intervienen en estos, con especial atención en el papel que jugaron en su momento y desempeñan actualmente Rusia y Estados Unidos en la correlación de fuerzas interna de cada caso y, aún con la limitación de ser un acontecimiento en curso, esbozar hipótesis de investigación sobre sus posibles resultados políticos. 

¿Por qué Afganistán? ¿Por qué Ucrania? A la hora de analizar las grandes conflagraciones y los grandes clivajes políticos, necesariamente se debe comenzar por esclarecer y averiguar sus causas y comenzar a tejer la red de similitudes entre dos sucesos políticos que, a pesar de su distancia temporal por la combinación de los factores y fuerzas que participan, permite explicar y analizar eventos presentes e inclusive establecer hipótesis parciales a futuro.

Kabul y Donbass frente a frente 

Afganistán y Ucrania comparten la característica de ser zonas de influencia político económica rusas con una larga historia de por medio, con distinta importancia geopolítica en el contexto global según la época. Primero, Afganistán poseía una importante frontera con un gobierno aliado durante décadas, mientras que Ucrania uno de los pocos países que tiene frontera con Rusia sin formar parte de la OTAN. La invasión soviética a Afganistán en diciembre de 1979 se daba en socorro a un gobierno socialista aliado para hacer frente a la rebelión de grupos armados islamistas de carácter anticomunista que buscaban derrocarlo. Según las propias declaraciones del Kremlin, la intervención tenía como máximo objetivo la “seguridad del Estado”, en una época en la que la Unión Soviética compartía una considerable frontera con Afganistán y que, además, despertaba la preocupación de que las rebeliones islámicas, por parte de los distintos grupos de ese país, inspiraran las propias en las poblaciones musulmanas de la URSS, inestabilizando el Estado. (1) 

En todo momento se trató de la defensa de un gobierno aliado con miras a preservar la seguridad nacional en una zona de influencia frente a la insurrección de grupos que representaban una amenaza para la seguridad estatal y territorial de una URSS en declive y que temía, además, una “intervención” imperial por parte de Estados Unidos, significando una derrota geopolítica y un debilitamiento como potencial global, también en el marco de un contexto regional que tenía a una China y Pakistán aliados a Estados Unidos como terceras partes involucradas que buscaban el debilitamiento y la pérdida de influencia de la Unión Soviética en la zona. (2). 

El resultado de esta aventura militar sería el retiro de las tropas soviéticas en 1989. Luego de casi una década de una desgastante y costosa guerra que no logró sofocar las rebeliones, deciden retirarse, no obstante, manteniendo el apoyo militar al gobierno socialista del PDPA. Así mismo, Estados Unidos, por su parte, continuaría apoyando por un tiempo a los rebeldes, para que finalmente el gobierno del PDPA terminara por ser derrocado por los muyahidines en 1992 (3). 

Ahora bien, se pasa al período 2010-2014 a observar el caso ucraniano. En un sistema mundo claramente transformado por el fin de la Guerra Fría y sin dos potencias principales enfrascadas en una disputa por la hegemonía, para la primera década del Siglo XXI se configura un sistema internacional multipolar, con potencias ya consolidadas como Estados Unidos o la Unión Europea (UE), pero también con otras en ascenso como China, India o la revitalización de Rusia a partir de 1999 con la llegada al poder de Vladimir Putin, que significará la búsqueda de la recuperación del estatus de potencia global que habría perdido en 1991 con la caída de la URSS. En este contexto, cobra especial importancia Ucrania, uno de los únicos dos países europeos del ex bloque socialista que no forman parte de la OTAN y que Rusia ha intentado consolidar como zona de influencia, principalmente porque geopolíticamente representa el “último colchón estratégico” de Rusia, frente a la expansión de la OTAN (4). En 2010 con el 48,79 % de los votos en segunda ronda es electo por el Partido de las Regiones Viktor Yanukovich, político prorruso y opositor a la OTAN ampliamente apoyado por las regiones ruso hablantes del este, precisamente, Donetsk, Luhansk y en la propia Crimea. No obstante, asume su mandato con las presiones del oeste del país para profundizar la integración hacia Europa y alejarse de la influencia rusa, el propio Yanukovich afirmaría en ese momento que “Ucrania debe integrarse a Europa” (5). Para Moscú, por su parte, la llegada de Yanukovich se presentaba como una oportunidad para “anclar a Ucrania en un orden postsoviético liderado por Rusia” incluso buscando involucrar al país a la iniciativa de cooperación e integración de la “Unión Euroasiática” conformada por Bielorrusia y Kazajistán y por supuesto, liderada por Rusia (6). 

Posterior a la negativa de Yanukovich de firmar el Acuerdo de Asociación con la UE en 2013 por razones económicas y políticas debido a las altas demandas de reestructuración estatal y económica de la UE (7) y, por otra parte, las presiones y una contraoferta para un rescate financiero sin condicionamientos de reforma institucional por parte de Moscú, que sería tomada en consideración, se convertirían en el catalizador para el estallido del Euromaidán. Protestas multitudinarias concentradas en Kiev, conformadas entre tantos grupos, por los ultranacionalistas ucranianos apoyadas por Estados Unidos y la UE, desarrolladas en un ambiente de aguda violencia incluyendo choques armados con la policía y toma de edificios públicos, lograrían desestabilizar el gobierno del Partido de las Regiones y acabando con el mandato de Yanukovich. (8). Retornando al plano internacional, esto significaba entonces la pérdida de un gobierno simpatizante del Kremlin, en un área de crucial importancia para Rusia y cuya desestabilización fue igualmente apoyada por potencias occidentales y regionales hostiles a Moscú, a pesar de que, a diferencia de 1979, Rusia no actuó inmediatamente al rescate de un gobierno amigo, la reacción no tardaría en llegar con la anexión rusa de Crimea en 2014 , siendo la invasión de 2022 la escalada total del conflicto,  terminando de igual forma en un resultado similar con una intervención militar por parte de Rusia en una zona que considera satélite.  

Fuerzas políticas involucradas

Volviendo a la comparación, en su situación interna ambos conflictos cuentan con una correlación de fuerzas similar e incluso con conflictos separatistas que fueron empleados a su favor tanto por Estados Unidos como por Rusia, que son los dos actores externos presentes en ambos casos. La cuestión de Pashtunistán con las demandas nacionalistas de la etnia pastún en Afganistán desde 1893 y los constantes problemas con el gobierno central afgano, serían una de las semillas del descontento que posteriormente haría a los pastunes formar parte, junto con otras agrupaciones de inspiración islámica, de los rebeldes muyahidines que combatirían a los soviéticos y el gobierno socialista afgano (9). Milicias que serían ampliamente apoyadas con entrenamiento y armamento por parte de Estados Unidos y sus aliados en el marco de la “Operación Ciclón” orquestada para frustrar la campaña militar de la URSS, gran parte de estos combatientes muyahidines hoy día conforman al Talibán en Afganistán (10). Esto permite observar, entre otros aspectos, la problemática del apoyo armamentístico desmedido hacia grupos extremistas y sus repercusiones a futuro. 

Por otra parte, Ucrania experimenta una guerra interna en la región separatista del Donbass desde 2014, con la declaración de Repúblicas populares independientes en Donetsk y Luhansk, producto justamente del Euromaidán y la destitución de Yanukovich -apoyado en los comicios de 2010 con más del 80% de los votos en la región del Donbass y Crimea (11) -. A diferencia del caso afgano, es Rusia quien esta vez saca provecho de un conflicto separatista y a los rebeldes de la región para apuntalar sus operaciones militares. Pero las milicias de Donetsk y Luhansk leales a Rusia no son las únicas fuerzas que intervienen en la actual Guerra de Ucrania. 

En las violentas protestas del Euromaidán, vistas con buenos ojos por parte de occidente, contando en su momento con la visita de Catherine Ashton alta representante europea, Victoria Nuland Subsecretaria de Estado de Estados Unidos y el senador John McCain, se da la activa y vistosa participación de grupos ultranacionalistas y xenófobos con una clara tendencia antirrusa (12). Es el momento de emergencia de grupos paramilitares neonazis como el Batallón de Azov, organización conformada en mayo de 2014 y oficializada desde entonces por el Ministerio de Asuntos Interiores de Ucrania con la categoría de regimiento en la Guardia Nacional, recibiendo de ese modo incluso parte del presupuesto militar de Estados Unidos bajo la figura de la “iniciativa de asistencia de seguridad de Ucrania”, a pesar de las acusaciones de crímenes de guerra, tortura y secuestro. Sus miembros incluso formaban parte del parlamento ucraniano, teniendo prácticamente un carácter institucional. (13). Investigaciones de 2016 indican que el Ministerio de Asuntos Interiores y el Ministerio de Defensa de Ucrania contaban con 37 batallones paramilitares bajo sus órdenes, aunque estos también operan de manera autónoma, así mismo, también hay presencia de grupos paramilitares prorrusos. (14)  

Con la invasión rusa a gran escala en febrero la guerra híbrida entre grupos paramilitares quedó en segundo plano mientras se desarrolla un conflicto formal entre dos Estados, no obstante, el uso de grupos paramilitares no cesó y cabe la posibilidad que continúe teniendo un rol protagónico. Al igual que en la guerra afgano-soviética, la respuesta por parte de Estados Unidos y sus aliados se ve restringida, al menos hasta el momento, al financiamiento de cifras astronómicas en concepto de armamento y entrega de apoyo logístico al ejército ucraniano para cooperar a la derrota de Rusia. Al igual que en la década de 1980, en este caso UE y otros terceros participantes, como las repúblicas exsoviéticas, buscan el debilitamiento de la influencia rusa. A partir de ahí, es que se pueden establecer algunas hipótesis sobre el desenlace. 

Tendencias, posibles hipótesis de sus resultados políticos 

En la invasión soviética a Afganistán, una de las grandes cuestiones en juego era el prestigio internacional que buscaba sostener la URSS ante el mundo defendiendo a un gobierno amigo, en un momento en el que su decadencia comenzaba a ser evidente, prolongando así el conflicto hasta la obtención de resultados favorables capaces de salvar su imagen (15). Al igual que entonces, en la actualidad Rusia se juega su prestigio como potencia militar frente al mundo, luego de más de 4 meses en guerra y, sin mayores avances significativos hasta el momento, no se espera un final voluntario de la intervención, aún a pesar de que recién posee casi total control de la región del Donbass con la retirada de las tropas ucranianas de la ciudad de Severodonetsk (16). La necesidad de conseguir resultados militares exitosos para mantener su estatus de potencia y buscar resultados políticos favorables que terminen por justificar el despliegue militar, parecen dar como primer resultado una prolongación del conflicto, el propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg manifestó días atrás que es posible que el conflicto pueda extenderse hasta tardar incluso años. (17) 

Los resultados políticos y militares pueden ser diversos y la situación puede tomar rumbos inesperados o giros totalmente radicales, no obstante, tres pueden ser los posibles panoramas: victoria rusa, victoria rusa parcial, o fracaso y retirada. En cualquier caso, el final del conflicto ya sea por armisticio o por un acuerdo de paz, dada la experiencia afgana, que por supuesto guarda sus diferencias con la situación de Ucrania, pero que comparte una  configuración de fuerzas internas donde coexisten conflictos separatistas, grupos extremistas y ultranacionalistas, así como regiones que proclaman su independencia, el resultado político más probable en cualquiera de los tres escenarios planteados es que Ucrania termine por ser un Estado seriamente debilitado. Probablemente, además, sumido en conflictos internos entre grupos que disputan el control del país por el vacío de poder ocasionado por la guerra y, en definitiva, al menos en la práctica, que el mapa político del país cambie de manera permanente, ya que, es difícil de pensar que después de una guerra interna tan prolongada Donetsk y Luhansk vuelvan a formar parte de un Estado ucraniano unificado, muy a pesar de que se diera una retirada rusa producto de una derrota o una incapacidad de mantener la intervención. Por supuesto, Rusia y el gobierno de Putin tampoco están eximidos de poder sufrir reveses, es claro que el devenir de la guerra generará influencias sobre su mandato, consolidándolo o debilitándolo. Una gran incógnita es hasta qué punto está dispuesta a llegar la OTAN y cuál será su papel posterior al conflicto, ello porque al igual que con el final de la guerra afgano-soviética, una vez retirada la URSS, Estados Unidos cesó su apoyo a los rebeldes muyahidines y perdiendo la influencia sobre estos, provocó un vacío de poder que tuvo repercusiones hasta nuestros días.

Armas, grupos extremistas y países en guerra: ¿fórmula para la toma del poder? 

Recientemente, con el control de Afganistán, por parte de los Talibanes, cantidad de voces buscaron sus causas en el apoyo estadounidense a la conformación de las milicias muyahidines en la década de 1980, muchas de las cuales estuvieron conformadas por lo que posteriormente sería el Talibán, a quienes proveyeron de armas y entrenamiento militar, y que posteriormente se convertirían en extremistas islámicos en el poder. Esto se da luego de un conflicto producto de una intervención extranjera, y el suministro de armamento de última tecnología junto con entrenamiento militar de élite a grupos extremistas, tanto en el campo político como religioso. 

Desde finales de mayo, el presupuesto para la asistencia militar de Ucrania ascendió a USD 40 mil millones solo por parte de Estados Unidos (18), en palabras del presidente Biden serán empleados para enviar a Ucrania misiles antitanque, artillería, misiles y helicópteros mi-17. (19). Poco se habla a nivel internacional del destino que pueda tener ese armamento finalizada la guerra, algunos expertos en la materia mencionan que existe la amenaza real de que estos equipos, incluso de alta tecnología, terminen posteriormente en manos de grupos antioccidentales o alimentando el mercado negro. (20). 

Ante esto, cabe destacar que, como se comentó más atrás, Estados Unidos y la OTAN han tenido que ver con el financiamiento de organizaciones paramilitares ultranacionalistas y abiertamente neonazis como el Batallón de Azov, al menos de manera indirecta. Esta organización se define más “pro-ucraniana” que “pro-gobierno” y el hecho de que sea una agrupación extremista, con vínculos incluso con otros grupos políticos como el Partido Svoboda, abiertamente fascista, se convierten al no ser tropas leales al gobierno, como afirman expertos en el tema, una amenaza para la propia Ucrania (21). Nuevamente, el riesgo de perder el rastro del armamento y a su vez la presencia de grupos radicales, puede representar una amenaza hacia el futuro. Adicionalmente, la teoría al respecto menciona que los grupos paramilitares pueden ser actores que al ser excluidos de los procesos de paz y buscar ganancias privadas a partir de los conflictos, impidan llegar a acuerdos de paz en contextos de guerra. (22). 

Finalmente, como se abordó a lo largo del texto, analizar ambos conflictos y situaciones desde una perspectiva comparada, tomando en cuenta sus similitudes y diferencias permite poder comprender y explicar el devenir de los acontecimientos, observar las fuerzas políticas internas que son apoyadas por los agentes externos y el porqué de estos apoyos. Así mismo, va dotando de hipótesis y posibles vías de investigación los trabajos que se hagan posterior al conflicto o sobre sus actuales resultados. Ambos conflictos se enmarcan en la defensa de la seguridad nacional por parte de Rusia, así mismo, en una lucha por consolidar sus áreas de influencia, mientras que Estados Unidos y las potencias occidentales buscan mantener y hasta ampliar las propias en detrimento de Rusia, buscando el debilitamiento de esta última, más claramente, mediante el desgaste militar que pueda sufrir financiado por las armas de la OTAN. El resultado político de las zonas de guerra es también motivo de este trabajo, donde una combinación de factores y fuerzas intervinientes similares en ambos casos, puede traer consigo resultados políticos similares. 

Notas

  1. Blancarte, Roberto J., “Afganistán y el juego de las grandes potencias”, en Afganistán: La Revolución Islámica Frente al Mundo Occidental (México: El Colegio de México, 2001) . https://doi.org/10.2307/j.ctv6jmxdq.7., 232-234

  2. Ibid. 231 

  3. Ibid,  246-249

  4. Gutiérrez, Gurutze. (enero,2022) "Ucrania es el último colchón estratégico de Rusia en Europa": las claves tras la cumbre Rusia y Estados Unidos. https://www.lasexta.com/noticias/internacional/ucrania-ultimo-colchon-estrategico-rusia-europa-claves-cumbre-rusia-estados-unidos_2022012261ec13539890160001c27155.html   

  5. Europapress. (febrero, 2010). Crónica Ucrania. - Yanukovich promete reunificar Ucrania tras su victoria electoral por apenas 700.000 votos. https://www.europapress.es/internacional/noticia-cronica-ucrania-yanukovich-promete-reunificar-ucrania-victoria-electoral-apenas-700000-votos-20100208192139.html

  6. Popescu, Nicu (2014), Ukraine and the unravelling of Eurasia. European Union Institute for Security Studies (EUISS), 27–34. http://www.jstor.com/stable/resrep06979.7 

  7. RTVE. (noviembre,2013) Ucrania dice 'no' al acuerdo de asociación con la UE y pide más dinero. https://www.rtve.es/noticias/20131129/ucrania-ue-cumbre-lituania-yanukovich-pide-mas-dinero-para-firmar-acuerdo-futuro/805840.shtml

  8. Morales, Javier. “Ucrania y Rusia: Lecciones Aprendidas, Opciones de Futuro.” Política Exterior 29, no. 164 (2015): 28–34. http://www.jstor.org/stable/43595052.30-31 

  9. Blancarte, Roberto J. (2001) op.cit 

  10. Armanian, Nazanin, “Unas verdades incómodas sobre el origen y el desarrollo del yihadismo”, en Una aproximación a los procesos de radicalización y extremismo violento (PREDEIN), ed. por Jordi Pàmies y Silvia Carrasco (Bellaterra: Universitat Autònoma de Barcelona, 2021). 66-70.  

  11. Europapress (febrero,2010). Op cit. 

  12. Morales, Javier (2015). Op cit. 

  13. Saressalo, Teemu y Huhtinen, Aki-Mauri, “The Information Blitzkrieg — “Hybrid” Operations Azov Style” Journal of Slavic Military Studies 31, no. 4 (Octubre 2018),  432-441

  14. Malyarenko, Tetyana y Galbreath, David J, “Paramilitary motivation in Ukraine: beyond integration and abolition”, Southeast European and Black Sea Studies, 16:1, (2016) 113-138, DOI: 10.1080/14683857.2016.1148414 9 

  15. Blancarte, Roberto J. (2001) op.cit  

  16. Gutiérrez, Ángela (junio,2022). Ucrania retira sus tropas del enclave estratégico de Severodonetsk. https://www.france24.com/es/europa/20220624-ucrania-retira-sus-tropas-del-enclave-estrat%C3%A9gico-de-severodonetsk  

  17. Euronews. (junio,2022). La OTAN estima que la guerra en Ucrania durará años.  https://es.euronews.com/2022/06/20/la-otan-estima-que-la-guerra-en-ucrania-durara-anos

  18. Edmondson, Catie y Cochrane Emily, (mayo,2022). The Senate overwhelmingly approves $40 billion in aid to Ukraine, sending it to Biden. https://www.nytimes.com/2022/05/19/us/politics/senate-passes-ukraine-aid.html.   

  19.  Biden, Joseph. (mayo 2022).  President Biden: What America Will and Will Not Do in Ukraine. https://www.nytimes.com/2022/05/31/opinion/biden-ukraine-strategy.html

  20.  RTVE Noticias. (abril, 2022). Guerra ucrania: el peligro de perder las armas entregadas por occidente.  https://www.youtube.com/watch?v=ecH1OWMY2TU  

  21. Saressalo, Teemu y Huhtinen, Aki-Mauri (octubre 2018). Op.cit

  22. Malyarenko, Tetyana y Galbreath, David J (2016). Op. cit.