Parece imposible en la Rusia post-soviética pensar en este país continente, sin pensar en Vladimir Putin. En un mundo que cambia constantemente, la figura del mandatario parece ser ya parte infaltable del escenario del Kremlin.
Primero, es importante explicar un poco de cómo funciona el sistema político ruso. Hernández [1] explica que, después de la disolución de la Unión Soviética, Rusia sufrió una crisis de identidad que culminó en una búsqueda por definir lo que -dentro de los parámetros propios- era un Estado. La autora comenta que
“[…] Este proceso de búsqueda revela el desface entre una realidad reconocida internacionalmente: la existencia de un Estado ruso independiente y la confusión interna emanada de la abrupta ruptura de la Unión Soviética para la cual, como están probando los hechos, no estaban preparados cabalmente ni la sociedad, ni los políticos.” (p.46)
Los recién estrenados dirigentes del antiguo régimen, se encontraron en la disyuntiva de si seguir los caminos democráticos de los países con que compartían las fronteras, o continuaban el legado presoviético. Con esto -y de manera simultánea- Rusia comenzó a sufrir tres transformaciones la de su sistema político, su sistema económico y la de la estructura del estado.
En este país, la figura del presidente se consolidó como la más importante. Mucho se refieren a ella como una “súper presidencia”, en este sistema político el presidente tiene la habilidad de convocar reuniones, tomar decisiones y definir la dirección de la política pública, al punto de que los otros poderes están directamente subordinados al presidente. [2]. Desde el 2012, el presidente es elegido cada seis años mediante elecciones libres y directas.
El poder ejecutivo se compone de un primer ministro -considerado como el segundo al mando después del presidente-, y con este un número determinado de ministerios. La figura del primer ministro es propuesta por el presidente, pero tiene que tener el visto bueno del parlamento.
Hablando de Parlamento, el poder legislativo [3] lo componen la Asamblea Federal; una estructura bicameral donde se encuentran la Duma Estatal (Cámara Baja) y el Consejo de la Federación (Cámara Alta).
La Duma Estatal, la componen 450 diputados que representan a los diferentes partidos políticos, y son elegidos cada cinco años. En Rusia, un 50 % es elegido de manera mayoritaria y el otro 50 % de manera proporcional.
Los cinco partidos mayoritarios que compiten por el poder son Rusia Unida (el partido de Vladimir Putin), el Partido Comunista, el Partido Liberal-Demócrata de Rusia (PLDR), Rusia Justa, el Partido Patria-Unión Patriótica Nacional o Ródina y el Partido Plataforma Cívica.
El Consejo de la Federación, está formado por 170 senadores. Dos por cada uno de los 85 sujetos federales (la división política y territorial de Rusia). El jefe de cada “provincia” rusa designa a una persona del poder local para asumir el poder legislativo y otra para el poder local ejecutivo. En el Consejo de la Federación, no existen divisiones por grupos políticos.
Como se explicó anteriormente, no hay figura más grande que el presidente. Sin embargo, la mejor manera de definir el sistema político de Rusia (aún cuando el Kremlin la define como “democracia soberana”), sería el putinismo [4] dónde el Estado es un espejo que refleja la imagen de Vladimir Putin. Según Milosevich-Juaristi [5] se tienen dos imágenes del presidente Putin; desde el año 2000 (cuando tomó el poder por primera vez) hasta el conflicto de Ucrania y la anexión de Crimea en el 2014, fue considerado como el salvador de Rusia, librando al pueblo de la corrupción, de los movimientos independentistas musulmanes del Norte de Cáucaso y de la influencia de Occidente. Empero, desde el 2014, con una situación económica en declive (provocada por la baja en el precio del petróleo y las sanciones económicas) el pueblo considera ahora al presidente como un guerrero, que busca recuperar el prestigio internacional de la nación, mediante intervenciones militares.
En una nación donde el sistema político lleva el nombre de su presidente, no resulta descabellado pensar que todo lo que pase dentro del país, tiene el visto bueno del ocupante del Kremlin.
La semana pasada [6], se celebraron las elecciones que definirían la composición de la Duma. Durante tres días, los ciudadanos se acercaron a votar por quiénes conformarían la Cámara Baja. Excluyendo de participar a todos aquellos que participaran en actividades de colaboración con organizaciones “extremistas” que contribuyeran a la desestabilización social del país, según la ley promulgada por el presidente Putin, antes de las legislativas de septiembre. [7]
Esta ley pareciera estar dirigida a partidos como Rusia del Futuro y su líder Alexei Navalny, que actualmente está en prisión, después de recuperarse de un ataque con el agente nervioso Novichok. [8]
Navalny, conocido como uno de los principales opositores de Putin, se ha referido a su gobierno como “[…] lleno de delincuentes y corruptos,” además ha acusado al presidente de “[…] chupar la sangre de Rusia mediante un Estado feudal y mediante la concentración del poder en el Kremlin como en la Rusia Zarista.” [9]
Los resultados de las elecciones le dieron 198 de los escaños al partido Rusia Unida, que es equivalente a un 49.83 % de los votos. Es interesante, sin embargo, analizar que las elecciones pasadas el partido oficialista había obtenido un 54 % de los votos. [10] El Partido Comunista consiguió el 19 % de los votos, el partido Liberal-Demócrata, simpatizante con el Kremlin, consiguió un 7.5 % y un nuevo partido (pro-Putin) logró conseguir un 5 % de los votos.
Sin embargo, los reclamos de fraude parecen coincidir con la pérdida de fe en el sistema, ya que votó sólo un 40 % de la población, y la persecución de los candidatos opositores (a los que les impidieron participar, encarcelaron u obligaron a salir del país). Según la Deutsche Welle [11] se dieron más de 137 denuncias de coerción a los votantes, 2 000 denuncias de violaciones procedimentales (específicamente, una gran cantidad de personas uniformadas llegando a los centros de votación, indicando que el gobierno estaba haciendo esfuerzos para asegurar su victoria), papeletas siendo guardadas para el día siguiente en un mueble con la puerta rota y sobres que guardan las papeletas con señales de haber sido abiertos y resellados. Los medios rusos informaron también que un residente de Moscú estaba ofreciendo 1 000 rublos rusos (quince dólares) a las personas que votaran por Rusia Unida.
La oposición llegó a acusar a plataformas como Google y Apple de bloquear contenido en Rusia: vídeos de Youtube y links de documentos de Google y hasta aplicaciones que estaban siendo utilizados para coordinar “votos protesta” en los distritos electorales. En los vídeos de Youtube se leía “este contenido no está disponible en este país debido a una queja legal realizada por el gobierno”. Este panorama nos conduce a la conclusión de que, si bien las elecciones se presentan bajo una etiqueta de democracia, hay una seria sombra de duda sobre si estas efectivamente puedan definirse como libres y justas. [12]
Quizá sea temprano para augurar una caída del impero de Putin; aunque las primeras señales de inconformidad con el sistema nacen del cansancio y la apatía de los ciudadanos, evidenciada en el creciente abstencionismo; ¿será que Putin apodado el Eterno [13], logra una vez más reconstruir su prestigio? Por lo pronto, su actual periodo de gobierno llegaría hasta el 2024; sin posibilidades de volver a presentarse, sin embargo, es sabido que ya están adelantadas las propuestas para modificar la legislación y permitirle una prolongación en el poder hasta el 2036…estaremos a la espera de los hechos, aunque es innegable que existen grandes masas de población que lo aman…además de que, sin duda, hay que reconocerle a Vladimir Putin, que es un gran político…
Notas
[1] Hernández, S. (1994). Conformación del Sistema político ruso: Un proceso no concluido. Agenda Internacional, Instituto de Estudios Internacionales. La Habana, Cuba.
[1] White, S. McAllister, I. (2008). The Putin Phenomenon. Journal of Communist Studies and Transition Politics. Vol 24 (IV). https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/13523270802510610
[3] Tu Moscú. (s.f). El sistema político ruso, guía en Español. https://www.tumoscu.com/informaci-n-til/sistema-politico-en-rusia.html
[4] Milosevich-Juaristi, M. (9/febrero/2018). El putinismo, sistema político de Rusia. Estudios Internacionales y Estratégicos, Real Instituto El Cano.
[5] Ibid.
[6] Deutsche Welle. (16/septiembre/2021). Abren colegios electorales en Rusia para tres días de elecciones. Deutsche Welle. https://www.dw.com/es/abren-colegios-electorales-en-rusia-para-tres-d%C3%ADas-de-elecciones/a-59207496
[7] Deutsche Welle. (04/junio/2021). Putin promulga ley que impide a oposición “extremista” presentarse a comicios. Deutsche Welle. https://www.dw.com/es/putin-promulga-ley-que-impide-a-oposici%C3%B3n-extremista-presentarse-a-comicios/a-57779399
[8] Redacción. (2/septiembre/2020). Alexei Navalny: el opositor ruso “fue envenenado con Novichok”, según Alemania. BBC Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-54000515
[9] Redacción. (21/abril/2021). Alexei Navalny: Russia´s vociferous Putin critic. BBC NEWS.. https://www.bbc.com/news/world-europe-16057045
[10] DW News. (21/septiembre/2021). Russia: Putin´s party wins majority in parliamentary election. Deutsche Welle. https://www.dw.com/en/russia-putins-party-wins-majority-in-parliamentary-election/a-59232938
[11] Deutsche Welle. (18/septiembre/2021). Russia: Reports of voting violations overshadow elections. Deutsche Welle. https://www.dw.com/en/russia-reports-of-voting-violations-overshadow-elections/a-59225385
[12] Troianovski, A. Nechepurenko, I. (19/septiembre/2021). Google blocks more anti-Kremlin content as vote in Russia winds down. The New York Times. https://www.nytimes.com/2021/09/19/world/europe/russia-election-google.html
[13] Redacción. (5 julio 2020). Putin, el eterno. La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/opinion/20200705/482104338293/putin-el-eterno.html