Introducción
Los estudios de las Relaciones Internacionales entablan distintos análisis de dinámicas de actores en la escena internacional, como son los estudios regionales, por ejemplo, Eurasia. Esta área geográfica es de alto interés analítico, debido a que es una región mundial emergente; cuenta con Estados de renombre político y económico, como lo es Rusia y otros que se ven interesados en participar como lo es Turquía, que plantea en su propia política exterior integrarse con sus vecinos y crear un cinturón de estabilidad, seguridad y prosperidad en las zonas circundantes.
Por lo anterior, la relevancia del presente trabajo recae en el análisis de las narrativas de ambos Estados, bajo el enfoque de la teoría de los dos bienes, la cual permite identificar cambios y continuidades en el discurso de política exterior de Rusia y Turquía frente al proyecto euroasiático. De esta forma, el trabajo intenta responder al cuestionamiento ¿Las buenas relaciones entre Rusia-Turquía fortalecen el proyecto euroasiático?
Para lo anterior, se contextualiza el proyecto euroasiático, para luego describir la posición de ambos países con respecto a la iniciativa euroasiática, seguido de aportes sobre elementos teóricos de la teoría en uso, y de esta forma, pasar a identificar y analizar las narrativas ruso-turcas, con sus respectivos cambios y continuidades frente a la iniciativa euroasiática y por último, se desarrollan algunas reflexiones sobre la información analizada durante el trabajo, para cerrar el trabajo señalando que si hay un fortalecimiento del proyecto coyunturalmente, pero es necesario considerar elementos históricos en la relación Rusia-Turquía que pondría poner en riesgo la estabilidad en el mediano y largo plazo.
1. Una breve contextualización
- Neoeurasianismo
Para efectos de este estudio, es necesario comprender algunas ideas sobre el neoeurasianismo que permitan contextualizar el área geográfica en términos de ideas y concepciones. Pues, partiendo del área pivote (tesis geopolítica de Mackinder colocando a Rusia como el Heartland), “la visión del neoeurasianismo de Alexandr Dugin expande la idea de que la civilización rusa y sus valores espirituales se convierten en modelo para toda la humanidad” (Morales, 2009, p. 7). Mostrando desde Rusia, cómo concebir la región euroasiática, contemplando elementos como el idioma, la religión y la manera de gestionar, tanto la política como el poder; esto para conseguir factores comunes de convergencia, con el fin de desarrollar buenas relaciones regionales.
Sin embargo, la extensión cultural e ideológica de los valores rusos, ha disminuido poco a poco en algunos países de la zona, sea por resistencia de algunos, la globalización o la transformación histórica postsoviética. Para Alexander Druzhinin, la "Eurasia de los lugares" se está transformando progresivamente en una "Eurasia de los flujos", así como en una "Eurasia de los lugares transformados por estos flujos". (Druzhinin, 2016, p. 75, traducción propia)
Debido a lo anterior, el Estado ruso sugiere de una forma estratégica la aceptación de la diversidad y dinamismo en la propia región. Su planteamiento es mantener una Rusia unida, estable, próspera y abierta a la cooperación; de esta manera puede influenciar, al igual que proporcionar una presencia cultural y de valores a seguir en Eurasia.
- Turquía, Rusia y el proyecto euroasiático
De la mano del segmento anterior, es necesario entender la forma en la que Turquía aborda el proyecto de Eurasia, la cual es principalmente bajo elementos de seguridad, geopolítica, desarrollo y, de manera importante, la relación con Rusia. Ya que este último, manteniendo su estatus de potencia y relevancia geopolítica, sería predecible que, como líder, busque posicionarse aún más en el Mar Negro y en el área del Cáucaso-Caspio; territorios cercanos al espacio turco. Es por esto, que la seguridad de Turquía depende de sus interacciones con el Kremlin, si las tendencias favorables actuales, principalmente en la economía (comercio, turismo, energía) “sobreviven, reducirán, en cierta medida, la rivalidad político-militar entre los dos países” (Eyvazov, 2010, p. 85, traducción propia).
Turquía, al mismo tiempo, “juega un papel fundamental en Eurasia, con su ubicación a lo largo de los Balcanes, el Mar Negro, el Cáucaso y Asia Central, Oriente Medio, el Mediterráneo Oriental y África del Norte” (Çeviköz, 2016, p. 5, traducción propia). También participa de distintas organizaciones multilaterales euroasiáticas, particularmente en la Conferencia sobre Interacción y Medidas de Fomento de la Confianza en Asia (CICA) y la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) (Çeviköz, 2016, p. 24, traducción propia); siendo estos espacios en los que puede desarrollar los elementos de mayor interés en la relación rusa-turca.
Según Bilgin y Bilgiç (2011) los seguidores del Partido de la Justicia y el Desarrollo (más conocido como AKP por sus siglas en turco) aprueban el cambio de política internacional con respecto a Eurasia, debido a que se presenta un nuevo sentido de vecindad, lejos de la idea de geografía del caos o inestabilidad.
Por otra parte, Rusia observa al proyecto euroasiático como un espacio para su resurgimiento a través de elementos como la identidad, la economía y la seguridad, lo cual ha alcanzado como líder y propulsor de la iniciativa y sus distintas organizaciones.
Esto es más evidente y toma más fuerza, con la llegada de Putin al poder, pues se presenta un cambio en las prioridades de la política exterior de la Federación Rusa, esto con el fin de restablecer su influencia y control geopolítico sobre sus ex territorios y expandirse hasta Asia Central de una manera distinta (Nieto, 2017). Rusia entendió, que las formas tradicionales de obtención de poder y hegemonía no funcionarían en una región dinámica, implementando el soft power y el fomento de identidades “propias” de la región euroasiática, como un contrapeso a Occidente y obtener su reposicionamiento.
El área económica, ha sido una nueva forma para establecer su posicionamiento, para el 2016 Rusia se convirtió en el tercer socio comercial más importante para Asia Central sólo por detrás de China y la Unión Europea (UE); a su vez, con la creación de la Unión Económica Euroasiática (EAUE) ha ido retomando su rol de potencia, inclusive buscando una transcontinentalidad de su poder a través de Eurasia, fortaleciendo así su influencia (Nieto, 2017).
A través de su nueva estrategia de seguridad nacional, impulsada en 2015, se destaca la importancia del área para Rusia y señala la relevancia de la cooperación, el diálogo y las relaciones bilaterales con todos los Estados o “socios” de esta zona; bajo esta misma línea, con la creación de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), para algunos autores se busca hacer un contrapeso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en temas de seguridad regional (Nieto, 2017).
- Teoría de los dos bienes y narrativas sobre el proyecto
El uso de la Teoría de los dos bienes, permite a través de sus postulados teóricos, identificar la dirección de la conducta de los Estados, en su accionar de política exterior frente al status quo del momento. En su postulado plantea que “los Estados persiguen dos cosas con su comportamiento internacional y los componentes de sus políticas extranjeras: cambio y sostenimiento, dependiendo de los objetivos y las metas trazadas” (Alzate, 2010, p. 80). Utilizar esta visión teórica para el caso de estudio, permite analizar en el discurso de política exterior de Rusia y Turquía, las variaciones de cambios o continuidades frente a la iniciativa euroasiática y si esto se traduce en el fortalecimiento de la misma.
Esto debido a que, el discurso como herramienta de política exterior es relevante puesto que construye e influencia, de cierta forma las identidades y la realidad social del país, predisponiendo así, las opiniones de cierto sector (Fair, 2018). Detrás de los discursos hay una narrativa, la cual es una suma de situaciones que unidas forman una historia o un relato; a través de ella, se comunica un hecho (imaginario o real), el cual busca convencer o divertir a su oyente (Chacón, 2020). De ahí se deriva la importancia del análisis de las palabras dadas por los mandatarios y su lectura discursiva implícita.
- Narrativas de Turquía y Rusia sobre la región euroasiática
La narrativa turca sobre Eurasia utiliza elementos de su política exterior, como la importancia geográfica, ideologías diversas y una complementariedad de las políticas regionales (Davutoğlu, 2007). Aunado a ello, toma al proyecto como una alternativa para su desarrollo, esto lo plasma con la aplicación de la política de “Profundidad estratégica”, que trata de mantener el equilibrio en las relaciones exteriores en búsqueda de opciones, debido a las relaciones convulsas que posee con la UE, pero al mismo tiempo mantener sus relaciones con viejos aliados de la región (Oficina de Información Diplomática, 2020).
Esto se evidencia en el hecho de que Turquía ha planteado reiteradamente dentro de su política exterior el ingreso a la UE; esta visión fue mencionada durante distintos discursos del presidente Erdoğan hasta 2018 donde menciona en la Reunión del Grupo Parlamentario del Partido de la Justicia y el Desarrollo “continuaremos las conversaciones con la UE en línea con el efectivo papel que juega Turquía en la región y el mundo” (Presidency of the Republic of Turkey, 2018, párr. 8, traducción propia)
Al no recibir respuesta certera por parte de la UE, el mismo año antes de una reunión con este organismo menciona que ha mantenido relaciones con otros países no europeos u occidentales, pero estas resultan ser complementarias a sus objetivos con Europa, agregando “Inshallah, el período venidero, además de otros temas, será un período durante el cual elevaremos nuestras relaciones con estos países al nivel que deseamos” (Presidency of the Republic of Turkey, 2018, párr. 9, traducción propia). El ex Ministro de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoğlu, menciona que es necesario propulsar un orden mundial más participativo, un nuevo orden cultural, económico y político, del cual Turquía quiere ayudar a construir (Ministry of Foreign Affairs of the Republic of Turkey, 2011).
Por otro lado, la narrativa bajo la cual Rusia expone al proyecto euroasiático es en términos de integración, seguridad y economía, donde él es el eslabón que une a la región. Esto se puede ver plasmado, desde el 2016 en la concepción de la política exterior de la Federación Rusa, siendo más evidente en discursos a partir de ese año; un ejemplo de ellos es el dirigido por Putin en el 2018 hacía Erdoğan, en el cual enfatiza que ambos países “seguirán fortaleciendo la seguridad en la zona de Eurasia” (Erözden, 2018).
A su vez, utiliza el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (FEISP), debido a que este es la “principal plataforma internacional de contacto entre representantes de la comunidad empresarial (...) debate sobre cuestiones económicas fundamentales para Rusia, mercados en vías de desarrollo y el mundo en general” (St. Petersburg International Economic Forum, 2020, traducción propia).
En el 2016, Rusia manifestaba en este a la iniciativa euroasiática como espacio abierto, diciendo: “Amigos, el proyecto que acabo de mencionar, el proyecto de la “Gran Eurasia”, está, por supuesto, abierto para Europa, y estoy convencido de que esa cooperación puede ser mutuamente beneficiosa” (Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, 2016, párr.17, traducción propia), recalcando la importancia de este plan para Rusia y la región.
El presidente Putin, añade “Permítanme repetir que estamos interesados en que los europeos se unan al proyecto de una importante asociación euroasiática.” (Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, 2016, párr. 21, traducción propia); sin embargo, tres años después en el mismo foro, la proyección del proyecto por parte de Rusia no se mencionó en ningún momento.
- Cambios y continuidades frente al proyecto euroasiático
Aplicando la Teoría de los dos bienes, se logra identificar que un cambio notable dentro de la política exterior turca es la antigua actitud defensiva con sus vecinos por distintos conflictos regionales históricos; ahora presenta una postura que invita a una armoniosa y buena convivencia, por lo que para Turquía actualmente sólo hay “amigos y amigos potenciales”. Para Ahmet Davutoğlu, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, durante la presentación de la visión 2023 de los objetivos de la política exterior turca en 2011 expone que uno de los pilares es la integración con sus vecinos. Desean involucrarse en su región, creando un cinturón de estabilidad, seguridad y prosperidad en las regiones circundantes, abarcando en su política tanto a Europa como a Asia.
Otro cambio, es referente al distanciamiento que ha presentado Turquía con países miembros de la OTAN, dado a distintos choques ideológicos o políticos. Por esto ha modificado la forma en que se relaciona con los mismos, afectando de esta manera el proceso de aceptación de Turquía en el marco de integración europea; pero produciendo un mayor acercamiento a países de Eurasia, como Rusia e Irán (Ersen y Kostem, 2019).
Referente a Rusia, se identifican dos cambios con respecto a la iniciativa; el primero, está en función de la estrategia que han desarrollado frente a este, en la cual se traslada de una visión únicamente integracionista a ir en busca de acuerdos bilaterales que se observen como un esfuerzo y beneficio para la región. Asimismo, el proyecto euroasiático pasa a ser parte de la agenda de Rusia en foros multilaterales, lo cual denota el nivel de exposición que este brinda para lograr alianzas estratégicas que le fortalezcan.
De la mano con lo anterior, el segundo cambio es el posicionamiento que realiza Rusia de la iniciativa euroasiática en foros internacionales, que es intermitente y calculado, como en el ya mencionado FEIPS. Donde se observa en el 2016 una invitación constante a países de la UE a sumarse al proyecto, a que tres años después no se hiciera mención en este foro sobre Eurasia.
Con respecto a las continuidades, Turquía presenta una constante en el planteamiento de su narrativa sobre el proyecto, el cual está basado en su política exterior donde se denota cómo este país mantiene la idea de acercarse a la UE y al mismo tiempo que incorporarse al proyecto euroasiático. También se observa cómo perdura la voluntad política de crecimiento e inclusive de mantener una posición de relevancia dentro del Sistema Internacional; todo lo anterior, debido a su “profundidad estratégica” ya mencionada. Aunque existe una relación convulsa con algunos Estados, este buscará mantener todas sus opciones presentes, además de proyectarse como una potencia emergente y como el puente entre Medio Oriente y Occidente, buscando crecer.
Con respecto a las continuidades rusas se puede observar que todavía desea la influencia en los antiguos miembros de la URSS y países circundantes; sumado a lo anterior, se entiende que Rusia sigue su camino a ser potencia regional y mundial mediante un sigiloso reposicionamiento, obteniendo protagonismo por ser la “región pivote”, lo que genera una alianza de cooperación que destaque al proyecto euroasiático.
Otra continuidad que se observa en la narrativa rusa es el rol protector que desarrolla con los países euroasiáticos, debido a que los movimientos realizados por Rusia tanto bilateral como multilateralmente con otros países y organizaciones (como los dados con Turquía en términos de seguridad y energía nuclear), favorecen al fortalecimiento de la seguridad, la identidad, la economía y otras áreas estratégicas de Eurasia, permitiendo que su presencia a través del soft power se mantenga constante; todo lo anterior, bajo la lógica de lo que beneficia a Rusia beneficia a la región.
- Reflexiones finales
Se puede observar, como lo dicta la Teoría de los dos bienes, la forma en que Turquía y Rusia, buscan cambiar el orden imperante y sostener los lazos económicos, de seguridad e inclusive históricos que han tenido con esta zona. A través de la herramienta de los discursos, ambos Estados señalan los cambios y continuidades de su política exterior para retomar un rol predominante, por medio de las alianzas y la cooperación para alcanzar este objetivo.
En cuanto a la narrativa de Rusia, es evidente que en su posición preponderante en Eurasia busca exponer a esta región ya emergente; que posee, según la evidencia expuesta en este ensayo, un cierto grado de influencia y poder (en términos de economía y seguridad) dentro del sistema internacional a través de sus distintas organizaciones. A su vez, la narrativa de Turquía se basa en su interés de desarrollarse a como dé lugar según lo planteado en su propia política exterior “Profundidad Estratégica”, acercándose a sus homólogos más próximos sin importar su procedencia. Esta actitud demuestra su modus operandi pragmático para así alcanzar sus objetivos de cualquier forma posible.
Dado a lo anterior, de una manera comparativa se puede notar la apertura que están teniendo ambos países, pensada en hacer crecer su influencia dentro de la región, pero de una forma en la que otras potencias (como China y Europa del este) no interfieran o tengan mayor poder dentro de la misma. Sin embargo, se debe considerar que sus formas y fines son distintos, esto se evidencia en el contacto y las relaciones más cercanas del Estado turco con Occidente, a diferencia de Rusia que ha optado por un acercamiento más medido y que vaya en favor de sus objetivos.
La apertura que ha hecho Turquía a dos proyectos con grandes potencias (UE y Eurasia) genera una competencia geopolítica, que debido a su ubicación geográfica y a los antecedentes como lo son los intentos de ingreso a la UE, podrían dejar a este país atrapado en el medio, quedando en una encrucijada política. A su vez, el Estado turco se convierte en una oportunidad o actor estratégico para Rusia, al cual se le mide los pasos sin dejar de aprovechar aquellas áreas en las que se puede cooperar e incrementar la influencia rusa más que la turca en Eurasia, es decir, se vuelve un elemento clave controlado.
Rusia, a través de acuerdos estratégicos (sean bilaterales o multilaterales) vislumbra el alcance de estos como un avance y fortalecimiento del proyecto; sean en términos económicos, energéticos, de seguridad o alianzas frente amenazas comunes - como el terrorismo. De esta manera, se expone el autoposicionamiento ruso como el protector de la región, bajo la lógica que todos los logros rusos generan un beneficio en la región.
De esta forma, a partir de la información analizada, y con base en los cambios y continuidades identificados en un espacio y tiempo determinado, se denota que la relación entre Turquía y Rusia (la cual se encuentra en buenos términos) genera un fortalecimiento al proyecto euroasiático, pues existe una convergencia de intereses; sin embargo, se deben considerar los antecedentes dados a través de la historia entre ambos Estados, donde su relación ha sido convulsa e inestable. Pues cuando Rusia o Turquía difieran en sus intereses y posiciones, se podría presentar un escenario tenso y conflictivo donde exista un peligro en el cumplimiento de los objetivos del proyecto.
Por último, considerando que el tablero geopolítico actual en donde se desenvuelven las relaciones del proyecto euroasiático; tal como lo describe Alexander Dugin, es cada vez más diverso, complejo y dinámico, esto debido a los distintos actores que lo conforman y con ello la diversidad de intereses existentes, se infiere que el proyecto regional tiene en un futuro cercano, escenarios de oportunidad y/o riesgo, dependiendo mayoritariamente del desarrollo de las interacciones entre sus integrantes.
Referencias
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