El pasado 28 de agosto, se selló el final de una era para la nación japonesa. Después de ocho años, el primer ministro más longevo en la historia del Japón moderno, Shinzo Abe, dimitía de su posición obligado por una colitis ulcerosa, disculpándose con sus conciudadanos por fallar en terminar su gestión.
Shinzo Abe, con su reputación de ser un conservador, nacionalista, pero reconocido por estimular el crecimiento de su nación, gracias a lo que se denominó “Abemonics” (la economía de Abe, en inglés), una política económica agresiva que introdujo el primer ministro cuando llegó al poder en el 2012.
En síntesis, el plan de Shinzo Abe era reactivar el crecimiento japonés desde tres perspectivas:
- Se transformó la política monetaria de manera que, provocando tasas de interés negativas a corto plazo, esto se convirtiera en un incentivo para que tanto consumidores como empresas, se motivaran a pedir dinero prestado para la inversión y el consumo.
- Inyección de dinero a la economía, en otras palabras, que el gobierno gastara más dinero en infraestructura, estímulos fiscales e incentivos financieros (como exenciones de impuestos).
- Reformas estructurales y corporativas, incluir a las mujeres en la fuerza laboral, liberalización del trabajo e inclusión de más migrantes en la producción, para así disminuir la presión laboral y contribuir con el crecimiento económico. [1]
Los alcances de la “Abenomics” se plantearon como solución a la “década perdida” entre 1991 y el 2001, donde lo que una vez fue una economía en auge comenzó a aminorar el paso, hasta detenerse casi que completamente. La aplicación de estas medias económicas, si bien no lograron poner a Japón en su posición de gloria anterior, si lograron acelerar el crecimiento y se les atribuye la posición relativamente fuerte para soportar el shock de la pandemia.
El Fondo Monetario Internacional prevé una contracción del 5.8% en el Producto Interno Bruto (PIB) de esta nación este año. [2]
En cuanto a la figura de Shinzo Abe, al igual que con sus “Abenomics”, los sentimientos son muy variados; están aquellos que lo ven como el representante de una generación vieja, conservadora, a la que constantemente restan importancia por sus récords de reconstrucción de la postguerra y que empuja una problemática política exterior. Sin embargo, aquellos que lo apoyan lo ven como el responsable de impulsar el standing global del país, uniendo las ambiciones y la popularidad que la tercera economía más grande del mundo les brinda, en un juego de marketing diplomático realmente interesante. Y realmente, ambos tienen un poco de razón.
Nisson-Wright, comenta: “[...] la agenda nacionalista, se ha enfocado principalmente a nivel doméstico. En contraste, en asuntos exteriores (ya sea seguridad o política económica), el Señor Abe ha sido mayoritariamente pragmático” [3]
Esta dualidad, le ha permitido a Abe ganar seis elecciones (tres en la cámara baja, tres en la cámara alta desde el 2012); lo que lo ha posicionado como la gran figura en la política japonesa: “[…] no sólo por que es uno de los gobernantes más longevos, sino porque ninguno de sus predecesores ha sido tan dominante como él. […] institucionalizó el poder político sobre el burocrático, permitiéndole domar la burocracia e influenciar como los funcionarios actuaban” [4]
En primera instancia, ningún candidato parece ser tan grande como para llenar el espacio que ocupaba Abe, pero tampoco tienen los fracasos políticos como sombra, por lo que insertar nueva sangre -especialmente dentro de una coyuntura como la pandemia y la crisis demográfica- podría ser justamente la tabla de salvación que requiere Japón.
Aquellos que critican a Abe y ven su gestión como un fracaso, lo atribuyen a un problema: soñar muy en grande. Y explican que, después de tener la mayoría en el gobierno durante ocho años, los logros que consiguió son realmente muy pocos, especialmente en la economía; “[…] al final, las Abenomics fueron una estrategia de marketing en vez de un plan para la revitalización económica.” [5]
En su mensaje de despedida, Abe se disculpó con el pueblo japonés por fallar en varios aspectos: la nula resolución de los casos de los ciudadanos capturados por Corea de Norte desde los años 70 (que fue una de sus principales políticas), no llegar a un tratado de paz con Rusia, lo que ha dejado abierto el camino para posibles disputas territoriales futuras con Corea del Sur, China y esta nación.
Su salida no resulta una sorpresa para muchos. Con las Olimpíadas al borde de ser canceladas, las críticas por su gestión arrogante de la crisis del COVID19, problemas diplomáticos y con sus figuras económicas en descenso, se cree que lo que el primer ministro está haciendo es huir.
Cada cuarenta años, se dan lo que los creyentes en las maldiciones y los malos augurios llaman: “las Olimpiadas malditas”; en 1940, Japón se preparaba para ser el anfitrión del evento ese año… cuando la II Guerra Mundial estalló. Las Olimpíadas en Moscú en 1980, vieron el boicot del Oeste en protesta por la invasión soviética en Afganistán (muchos se refieren a este como el tiro de gracia del régimen comunista); este año, Japón y la pandemia del COVID19.
Se sabe que los Juegos Olímpicos son más que la exposición de los mejores en el deporte. Estos cargan un peso político, económico y de prestigio importante. En el caso de Shinzo Abe y Japón, estos eran la oportunidad perfecta para presentar al mundo una potencia económica en un escenario internacional y para el mandatario una oportunidad de mostrar su legado y el resultado de las Abenomics.
Tamm comenta:
“[…] los juegos eran la oportunidad ideal de mostrar a la comunidad global la resiliencia japonesa ante la adversidad y simultáneamente impulsar la activación económica, logrando la meta de Abe de evitar que Japón se convirtiera en una nación “de segunda categoría” [6].
En este momento, todos los ojos de los mercados están en Japón; la dimisión de Shinzo Abe puede significar un probable cambio o un fuerte remezón de estructuras, cuando en la coyuntura actual, existe ansiedad por avanzar hacia fórmulas de continuidad y estabilidad.
Kathy Matsui, vicepresidenta y jefa estratégica de Goldman Sachs Japón, explica:
“La historia política de Japón está manchada por este cambio rápido de líderes. El peor miedo es… volver a ese patrón de cambio constante en el mando porque cuando tienes esa rotación continua, obviamente es mucho más complicado implementar, especialmente, las muy necesitadas reformas estructurales…” [7].
Entonces, ¿qué sigue para Japón y su economía sin Shinzo Abe?
En primera instancia, el sucesor de Abe tendrá que lidiar con los japoneses y las compañías que han visto las ganancias de ocho años contraerse hasta niveles críticos, por la pandemia.
El Partido Liberal Democrático (PLD) elige este mes quien ocupará el puesto hasta el próximo año, y todos esperan que el elegido tenga una visión parecida a su predecesor en términos económicos, “[…] implica hacer el dinero barato y disponible, aumentar el gasto estatal y transformar la manera en que en Japón la burocracia y las corporaciones hacían negocios.” [8].
En un futuro incierto, dónde todas las naciones están a la espera del próximo golpe -la pandemia, golpes económicos, revueltas sociales- Japón parece tener la certeza de que las “Abenomics” llegaron para quedarse. Si es para bien, o para mal, sólo el futuro lo dirá.
Notas
[1] Vaswani, K. (19/octubre/2017). Japan elections: Will Abenomics help Shinzo Abe win?. BBC Mundo. Recuperado de: https://www.bbc.com/news/business-41685782.
[2] Lee, Y. (2/septiembre/2020). ´Abenomics ‘fell short-Japan´s new prime minister will have to pick up the slack. CNBC. Recuperado de: https://www.cnbc.com/2020/09/03/charts-show-successes-and-failures-of-abenomics-in-lifting-japans-economy.html.
[3] Nisson-Wright, J. (28/Agosto/2020). Shinzo Abe: Revisionist nationalist or pragmatic realist?. BBC Mundo. Recuperado de: https://www.bbc.com/news/world-asia-53950704?intlink_from_url=https://www.bbc.com/news/topics/cjnwl8q4g7nt/japan&link_location=live-reporting-story.
[4] Kingston, J. (31/ Agosto/2020). Shinzo Abe´s Paltry Legacy. The Diplomat. Recuperado de: https://thediplomat.com/2020/08/shinzo-abes-paltry-legacy/.
[5] Ibidem.
[6] Tamm, K. (02/mayo/2020). What will Tokyo´s postponed Olympics mean for Japanese Politics? The Diplomat. Recuperado de: https://thediplomat.com/2020/05/what-will-tokyos-postponed-olympics-mean-for-japanese-politics/
[7] Op. Cit.
[8] Dooley, B. Hida, H. (31/Agosto/2020). As Japan´s Abe leaves, “Abenomics” will remain, for good or ill. The New York Times. Recuperado: https://www.nytimes.com/2020/08/31/business/japan-shinzo-abe-economy.html