Análisis semanal 343: No más “Made en China”: la crisis diplomática entre potencias mundiales (27 de julio de 2020)

Año: 
2020
Autor(es): 

 

En junio del 2015, el empresario Donald Trump preparándose para la campaña política del 2016 dijo que: “Tristemente, el sueño americano ha muerto” [1], cinco años después, ahora como presidente, Donald Trump parece ser el encargado de cambiar -quizás para siempre- la visión que el mundo tenía de esa potencia mundial; su gestión ante la pandemia mundial con el COVID-19, las protestas generalizadas contra el racismo hacia los afroamericanos y la manera en que se ha encargado, un tweet a la vez, de arruinar las relaciones de cooperación con las potencias mundiales, anteriormente sus aliados.

Buttiegieg y Gordon lo explican de la siguiente manera:

 […] Dentro del legado de la administración Trump, ninguna será más importante que el daño que le ha causado a la posición, influencia y poder de Estados Unidos ante el mundo mediante el debilitamiento de relaciones de colaboración y alianzas de las que el país ha dependido por décadas. [2]

Entre sus faux pas en el ámbito internacional se encuentra el retiro de 10 000 tropas de Alemania sin informarle al gobierno alemán, el término de la relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el marco de la pandemia mundial, alienar a los miembros del G-7 al presentar una propuesta de invitar a Vladimir Putin, el líder ruso, a la próxima reunión y, el cierre del consulado chino en Houston, lo que llevó a Beijing a cerrar el consulado estadounidense en la ciudad de Chengdu. Esta última acción “[…] limitaría las vías de comunicación de Washington con Beijing, así como la capacidad de los extranjeros para monitorear e informar sobre lo que está sucediendo dentro de China”. [3]

Esta acción acelera las tensiones crecientes entre los países, ya que el cierre de representaciones, la expulsión de los diplomáticos y la eliminación de vías de comunicación pone en una situación difícil a los países antes las acciones de sus contrapartes y dificulta la solución del conflicto y la paz a largo plazo. En otras palabras, China y Estados Unidos pasaron tres años desarrollando un mapa para encontrar un punto medio en el cuál encontrarse y negociar, y en este momento están quemando todos los puentes y con ello el avance en las relaciones internacionales.

Las tensiones han llegado al punto de que se le ha llamado la nueva “guerra fría”. Estados Unidos está considerando una prohibición de ingreso y residencia a los miembros del Partido Comunista Chino (PCCH) y sus familias, además de la expulsión de cualquier miembro que resida actualmente en el país, lo que acarrearía serias represalias contra los estadounidenses que viajan y residen en China.

Esta acción, estaría amparada bajo el mismo estatuto que permitió prohibirles la entrada los ciudadanos de varios países musulmanes a Estados Unidos dentro de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, bajo la premisa de que el presidente puede prohibir la entrada a cualquier foráneo “[…] cuya presencia sea en detrimento de los intereses de Estados Unidos” [4]. Schell, el director del Centro de Relaciones Estados Unidos – China comenta:

Creo que estamos en una peligrosa y precipitada espiral descendente, no sin causa, pero sin las debidas habilidades diplomáticas para ponerle fin. Esta confrontación ha pasado de ser una serie de problemas específicos y con soluciones posibles a una lucha de sistemas y valores [5].

Donald Trump, con la mirada puesta en la reelección, ha encontrado en China una oportunidad para asumir una posición fuerte, sin embargo no se puede olvidar que en su acostumbrado estilo errático, ha cambiado de posición ante este país varias veces; criticó fuertemente la posición del presidente Xi Jinping ante el comercio, pero en otras ocasiones lo ha alabado y le ha pedido que lo ayude a ganar las elecciones, incluso ante la represión en Hong Kong o Xinjiang asumió dos actitudes diferentes: una vez, aprobó explícitamente las acciones y en la otra, permaneció en silencio [6].

En medios más públicos y por ende con más exposición, el presidente Trump se ha encargado de presentar a China como el culpable de transmitir el COVID-19, utilizando términos como “el virus chino”; “el virus de Wuhan” o “Kung Flu” (flu, es gripe en inglés, pero es un juego de palabras con “Kung Fu”, artes marciales de origen chino), términos racistas y que agitan los prejuicios ante la población china.

Por su parte, el gobierno chino ha denegado que sean los culpables de causar la pandemia, además de realizar fuertes críticas ante la gestión estadounidense de la crisis. La propaganda china ha llegado hasta a culpar a soldados estadounidenses de ser la fuente original del virus durante una visita a Wuhan en octubre del año pasado. [7]

Otros “escenarios” donde esta Guerra Fría se está gestando se pueden encontrar en varios escenarios en la administración Trump; por ejemplo, en el año 2016, cuando Trump acusó a China de explotar la relación comercial que tenía con Estados Unidos ya que vendían más de lo que compraban. Esto llevó a aplicarle a los bienes chinos una tarifa punitiva, a la cual China respondió. O las acusaciones de Estados Unidos hacia China sobre el robo de tecnología estadounidense que llevó a poner “en la lista negra” internacional a Huawei, una de las compañías chinas más grandes en el área de la tecnología. O la reducción del número de periodistas autorizados a trabajar para medios periodísticos chinos dentro de los Estados Unidos, argumento para ello, el control del gobierno chino en los medios y el fomento de la propaganda dentro de estos. China, por su parte, ordenó la expulsión de periodistas del New York Post, el Washington Times y el Wall Street Journal.

Expertos como Jeff Moon, exdiplomático estadounidense en China, plantean que esto podría no ser más que un movimiento de campaña para las próximas elecciones -especialmente en un escenario donde el apoyo hacia Joe Biden va en aumento-, Moon comenta que hay un consenso en Washington para una respuesta fuerte ante el comportamiento agresivo de China, y la posición de cerrar el consulado (y la amenaza de que no será el único) podría ser una de las últimas opciones que el presidente Trump tiene para ganar un poco más de popularidad. [8]

John Bolton en su libro The Room Where It Happened: A White House Memoir  (“El cuarto donde todo pasó: Una memoria de la Casa Blanca”), expone varias ocasiones en las que Trump no tuvo ningún problema con negociar con el presidente Xi, poniendo en peligro la seguridad de su propia nación.

El Señor Trump intervino para terminar las sanciones en contra de una compañía de tecnología china como un favor para el Señor Xi, ofreciendo ponerle fin a un caso en el Departamento de Justicia en contra de un ejecutivo de Huawei a cambio de concesiones comerciales, y “rogándole” a Xi que le asegurara que China compraría productos agrícolas para ayudar a Trump a ganar las elecciones [9].

Estas declaraciones, dificultan la posición de Trump -y del Partido Republicano- ante las elecciones en noviembre, ya que exponen que las políticas y la campaña de “mano dura” para con China no ha funcionado porque Trump mismo, ha frenado su impacto desde su gobierno, con el objeto de conseguir favores políticos, comerciales y personales a largo plazo, por parte del líder chino. Si bien el presidente Trump negó todo lo que contiene el libro, catalogándolo como mentiras e historias que tienen como objetivo afectar su imagen, en venganza por el despido de Bolton, de su gabinete.

Sea cual sea la verdad, la información y denuncias que el libro de Bolton presenta para Trump no podría llegar en un peor momento; cuando el panorama de su reelección se vuelve cada vez más turbio. Y en cuanto a las relaciones sino-estadounidenses, se dice que están en su punto más bajo desde el Gobierno de Nixon en 1972, incendiadas por un presidente que utiliza Twitter como un diario, y un líder chino con un manual asertivo y autoritario más fuerte que sus predecesores. El factor ideológico también es un acelerador del conflicto. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo “[…] acusó, con una retórica a lo Guerra Fría, a los líderes chinos de ser tiranos en busca de la dominación mundial, y enmarcó la competencia de América con Beijing como una lucha existencial entre la libertad y la opresión” [10].

La dirección del conflicto se determinará por quién gane en noviembre en Estados Unidos. El enfoque de Biden aboga por la cooperación y abrir caminos de comunicación, sin embargo, si comparte que se debe ser más duro con China; ya que considera que la manera de darle tranquilidad al incierto ambiente político de las relaciones Estados Unidos – China está en especular con la inestabilidad oriental, llevando a Estados Unidos a la conclusión de que no pueden tratar a  esta potencia mundial como se trata a las otras -debido a la expansión militar, económica y tecnológica-, del gigante asiático, pero, no se puede dejar de lado que China se ha ganado un lugar en la ecuación y sin ellos en el juego, no hay posibilidad de hacer negocios.

Notas

[1] Trump, D. (9/Julio/2015).  Sadly, the American dream is dead. But if I ever get elected president, I will bring it back, bigger and better than ever. Post de Facebook. Recuperado de: https://www.facebook.com/DonaldTrump/posts/sadly-the-american-dream-is-dead-but-if-i everget-elected-president-i-will-brin/10157280885660725/

[2] Buttigieg, P. Gordon, P. (14/julio/2020). Present at the Destruction of the U.S. Power and Influence. Foreign Policy. Recuperado de: https://foreignpolicy.com/2020/07/14/trump-biden-foreign-policy-alliances/

[3] Griffiths, J. (24/julio/2020).  A medida que los consulados de China y EE.UU cierran, aumenta el riesgo de que escalen los errores y las tensiones. CNN en Español. Recuperado de: [https://cnnespanol.cnn.com/2020/07/24/analisis-a-medida-que-los-consulados-de-china-y-ee-uu-cierran-aumenta-el-riesgo-de-que-escalen-los-de-errores-y-las-tensiones/]

[4] Congressional Research Service (CRS). (4/mayo/2020). Presidential actions to exclude aliens under INA. Legal Sidebar. Recuperado de: https://crsreports.congress.gov/product/pdf/LSB/LSB10458

[5] Gladstone, R. (22/julio/2020). How the Cold War between China and U.S is intensifying. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2020/07/22/world/asia/us-china-cold-war.html

[6] Mozur, P. Wong, E. (15/julio/2020). U.S. weighs sweeping travel ban on Chinese communist party members. The New York Times. Recuperado de: [https://www.nytimes.com/2020/07/15/us/politics/china-travel-ban.html?searchResultPosition=3]

[7] Op. Cit.

[8] Op. Cit.

[9] Wong, E. Crowley, M. (18/junio/2020). The Biggest Obstacle to China Policy: President Trump. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2020/06/18/us/politics/trump-china-bolton.html

[10] Plett, B. (24/julio/2020). Why U.S. -China relations are at their lowest point in decades. BBC News. Recuperado de: https://www.bbc.com/news/world-us-canada-53517439