Tras cuatro años de guerra civil, bajo el escenario de la más grave crisis humanitaria en el mundo, según Naciones Unidas (1), las consecuencias en la población Yemení son devastadoras, con más de 70,000 personas asesinadas en la guerra, 7,300 menores muertos o gravemente heridos, 300,000 personas contagiadas del cólera en lo que va del año, además de 900,000 civiles afectados por las restricciones al acceso de ayudas humanitarias, y con el compromiso de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos de ayudar monetariamente sin haberse cumplido de la manera esperada; las tensiones entre grupos en disputa interna se recrudecen cada vez más.
Después de la intervención militar del 2015, por la Coalición de países Árabes liderada por Arabia Saudí (Emiratos Árabes, Qatar, Baréin, Kuwait, Jordania, Egipto, Sudán del Norte y Marruecos), que suponía devolver la legitimidad del nuevo gobierno de Abd Rabbuh Mansur Hadi (2) tras el derrocamiento de Ali Abdallah Salih (3) a raíz de las revueltas árabes del 2011. La toma de la capital Ṣan‘āʾ por la rebelión Houthi en 2014 obligó al mandatario Hadi abandonar el país y propició la intervención militar de la coalición. Según Medina (4) lo que ha generado es una fuerte inestabilidad política –a partir de la creación de dos gobiernos paralelos–, una profunda crisis económica, y una lucha entre diferentes grupos –algunos armados– por el poder, donde la población civil ha sido la más afectada. En el contexto de la forzosa renuncia y detención domiciliaria del presidente interino Hadi, y de su gabinete, él mismo logró escapar, se dirigió a ‘Aden, y estableció un gobierno paralelo. (5)
Fuente: Wikimedia commons
La rebelión Houthi, caracterizada por ser una insurgencia chiita, vinculados a la vertiente Zaydí, llamada así en razón a Zayd b. Ḥusein b. ‘Alī b. Abi Talib (6), han sido parte de la retórica sectaria que ha implementado Arabia Saudí desde ya hace varios años, con el fin de exponer, de manera reduccionista, el conflicto de la región como uno entre suníes y chiíes, debido a la lucha por la distribución de poder entre Irán, Arabia Saudí, las oligarquías de los distintos países y actores no estatales en la región, los cuales, ya sea desde los sectores plurales del chiismo y el sunismo, no constituyen ámbitos monolíticos y sus disputas internas, se hacen cada vez más evidentes a la luz de los conflictos.
En intentos de encause del conflicto- a pesar de cuestionamientos por los intereses estratégicos- como el intento del "Diálogo nacional", iniciativa de los países del consejo de cooperación del golfo (CCG), es que se evidencia las múltiples variables en el conflicto y las dinámicas cambiantes en las afinidades regionales. El ex mandatario Salih se alió con los Houthies y buscó crear una coalición de gobierno, hasta que, en el 2017, señalando a los Houthies y al movimiento Ansarullah como culpables de las repercusiones de la guerra, busca de nuevo una alianza con el Riyadh y la coalición, lo que terminaría con su asesinato en diciembre de ese año a mano de las insurgencias que había traicionado anteriormente.
Asimismo, el componente tribal y de diversas afinidades transnacionales marcó la participación de los llamados comités populares (al-Liŷana aš-Ša‘bia) (7), que consistían en alianzas de tribus que se hacen presentes desde la militancia tribal, en el frente de batalla. Los comités populares luchaban y tenían afinidad tanto por Hadi, como por la coalición y hacia los Houthies, cuestión que agravo la espiral de guerra en la que está sumergida el país en crisis. Tambien el factor de la lucha contra extremistas islámicos transnacionales, como lo son las secciones salafistas yihadistas de Al-Qaeda en Yemen, conocidas como AQPA, toman suma importancia debido a su ocupación en el sur, la cual es una zona estratégica del comercio para los países del golfo.
Posterior a varios enfrentamientos y la búsqueda de legitimidad del mandatario Hadi, se erosiona la idea de unidad nacional aún más entre grupos del sur- y sin entenderlo entre una pugna norte-sur- el fenómeno del secesionismo, que se inserta en estos grupos, debido a su conciencia sobre que las intervenciones del 2015, entendiendo que la coalición no efectuaba dichas intervenciones por ayudar al pueblo yemení, sino, por sus intereses nacionales (8). Además critican a Hadi por formar parte de la política tradicional y huir a Arabia Saudita (9), dimensión que se veía reflejada en las demandas del pueblo en su historia reciente, por su componente de anhelo y lucha por la justicia social, en contra de la corrupción y el autoritarismo.
En julio de este año, Emiratos Árabes Unidos (EAU), actor fundamental de la coalición por sus avances desde la intervención del 2015, inclusive bajo la comprensión del costo que ha significado la guerra para sus aliados- actualmente debilitados- en Riyadh, retiran tropas de Yemen, debido a varios factores, entre ellos el incidente en el que murieron 45 soldados emiratis en 2015, la atención privilegiada de la administración Trump hacia Irán y la aplicación de sanciones; los lazos comerciales con Irán de más de (US$) veinte mil millones de dólares al año (10), además de un aspecto clave que es limpiar su imagen diplomática ante todos los señalamientos de crímenes por parte de la coalición.
Sin embargo, tras anunciar nuevos movimientos estratégicos en la región, EAU no solo buscaba legitimarse retirando tropas, sino que, desde el entrenamiento militar, respaldan al Consejo de Transición del Sur en un esfuerzo por dividir a Yemen en dos países, Norte y Sur, en contra de los objetivos de la coalición (11).
El ministro de Estado de asuntos exteriores de los EAU, Anwar Gargash, plasmó en su cuenta de Twitter, "Sobre la base de nuestra relación estratégica con Arabia Saudí, es quien decide si continuamos nuestro papel de apoyo a la estabilidad en Yemen dentro de la coalición árabe o no" (12), que en cuanto a los intereses ya materializados en el consejo de transición del sur y el debilitamiento del gobierno de Hadi, sería estratégico concluir procesos de negociación a modo de debilitar y suprimir a la rebeldía Houthi, objetivo que tenía la coalición liderada por Riyadh.
El gobierno yemení de Hadi hizo llamados a sacar a EAU de la coalición después de que los separatistas (consejo de transición del sur) respaldados por EAU tomaran control de todos los campamentos militares del gobierno y el palacio presidencial de la ciudad sureña de Anden (13), lo que ciertamente debilita al gobierno aliado de Arabia Saudí y fraccionaría aún más a los distintos sectores dentro del país, desdibujando la expresión inicial de la guerra civil.
Un posible acuerdo entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos podría dar un nuevo rumbo a la encrucijada actual sobre los intereses estratégicos de ambos Estados en Yemen, debido al conflicto entre el gobierno de Hadi y los consejos de transición del sur, que lo acusan de haber hecho un ataque en conjunto con los Houthies, y por tanto el mismo gobierno rehúsa el dialogo con Riyadh hasta que los EAU acaben con su apoyo logístico militar a estos grupos, que están (re) configurando el terreno desde el secesionismo y la avanzada de los rebeldes Houthies, vista a partir de ataques con drones a Arabia Saudí en las últimas semanas.
Anwar Gargash, apunta que, "Nuestro compromiso con Riyadh es ontológico y más completo, especialmente en las circunstancias difíciles que nos rodean y a la luz de nuestra firme convicción del papel fundamental y de liderazgo de Riyadh" (14). Asimismo, el ministro nombra a la coalición como "una necesidad estratégica" (15), obviando las dificultades entre su alianza con los líderes de la coalición, y las contradicciones de cada Estado u oligarquía en la región con sus propios intereses, afinidades y miedos (16), que permitiría una avanzada Houthi, pero no se sabe si el fin de la guerra ante los actores transnacionales y gubernamentales con un interés geoestratégico en la zona.
A modo de conclusión, el entorno de la guerra en Yemen se ha ido desdibujando en tanto han cambiado las ambiciones regionales, los vínculos entre conflictos internos, que parecieran presionar a la coalición a tomar decisiones ante las divisiones en los grupos internos, el cambio de alianzas con los actores locales y ante el fortalecimiento desde el apoyo del eje de resistencia (Siria, Irán, Irak, Hezbollah) a los Houthies. Según Conde (2018) los actores principales miden su poder mediante su capacidad para afectar las luchas políticas internas de Estados vecinos. Los actores locales, por su parte, buscaban aliados regionales que los apoyaran en contra de sus oposiciones internas (17).
Notas:
(1) ONU. 2019. Sitio oficial, obtenido de: https://news.un.org/es/focus/yemen
(2) Presidente de Yemen desde el 27 de febrero de 2012 y vicepresidente de 1994 a 2012.
(3) Primer Presidente de Yemen tras su unificación en 1990, hasta su derrocamiento en 2012
(4) Medina Gutiérrez, F. (2018). Yemen: un escenario de guerra y crisis humanitaria. OASIS, 27, 91-111. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n27.06
(5) ibid.
(6) ibid.
(7) ibid.
(8) ibid.
(9) ibid.
(10) The UAE’s withdrawal from Yemen. Middle East monitor. 12 de Julio de 2019. Obtenido de: https://www.middleeastmonitor.com/20190712-the-uaes-withdrawal-from-yemen/
(11) UAE: Arab coalition is preparing for ‘next phase in Yemen. Middle East Monitor. 22 de Julio de 2019. Obtenido de: https://www.middleeastmonitor.com/20190722-uae-arab-coalition-is-preparing-for-next-phase-in-yemen/
(12) Minister: Saudi to decide on UAE role in Yemen. Middle East Monitor. 25 de agosto de 2019. Obtenido de: https://www.middleeastmonitor.com/20190825-minister-saudi-to-decide-on-uae-role-in-yemen/
(13) ibid.
(14) UAE minister calls Saudi-UAE coalition a strategic necessity in Yemen. Middle East Monitor. 25 de agosto de 2019. Obtenido de: https://www.middleeastmonitor.com/20190825-uae-minister-calls-saudi-uae-coalition-a-strategic-necessity-in-yemen/
(15) ibid.
(16) Conde, G. (2018). El Medio Oriente: entre rebeliones populares y geopolítica. OASIS, 27, 7-25. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n27.02
(17) ibid.