En 1879, el escritor noruego Henrik Ibsen, escribió su célebre obra titulada Casa de muñecas. La cual, transcurre en la cotidianeidad de la vida de Nora, la típica mujer de la época, sometida primero a su padre, y luego a su marido. Encerrada en una verdadera casa de muñecas donde era una simple muñeca más, que era manejada y utilizada por el domino andocrátrico.
En Casa de Muñecas, Nora vive subordinada al aparato jurídico que interpone la decisión o el permiso de su esposo o padre, para acceder a los derechos básicos.
A pesar de que la obra fue escrita hace dos siglos, en el 2019, muchas mujeres han vivido bajo esta lógica.
El pasado 1 de agosto, bajo la potestad del príncipe heredero Mohammed bin Salman, las mujeres saudíes pueden viajar o solicitar el pasaporte sin el permiso de un hombre. Esta noticia, aunada a la de junio del 2018, cuando se estimó que las mujeres podían conducir; causó gran revuelo a nivel internacional. Las restricciones que aún siguen afrontando las mujeres saudíes son reprochables desde el punto de visto occidental.
Por su parte, el feminismo islámico se presenta como un movimiento que pretende reformar las construcciones patriarcales que son reproducidas por la sociedad, y pretende imponer una serie de normas y restricciones a las mujeres árabes. Aunado a ello, se enfoca en respetar el islam, viendo a este desde una nueva óptica, con nuevos matices e interpretaciones religiosas. No obstante, ha tenido muchas críticas por parte de otros movimientos feministas, por mantener la lógica religiosa que ha hecho que las mujeres musulmanas, vivan bajo el tutelaje masculino, para casi todas las actividades diarias, lo cual ha sido catalogado, inclusive, de contradictorio.
Las mujeres saudíes son consideradas como ciudadanas menores de edad toda su vida. Tienen que obtener el permiso del hombre más cercano para poder realizar muchas de las labores básicas que hace cualquier persona. Por ejemplo,
“las mujeres no pueden trabajar, casarse, solicitar un pasaporte, estudiar, salir del país, ir al médico, recibir una beca de estudios o incluso salir de prisión sin el consentimiento de su guardián, que puede ser su padre, su marido, hermanos o incluso su hijo” (2).
Por su parte, es menester recalcar que, el cambio de paradigma que se ha presentado en Arabia Saudita, con las dos últimas enmiendas, supone una respuesta –aunque un poco atrasada- de los inminentes cambios que está afrontando el panorama internacional. La aprobación de derechos que han sido históricamente negados a ciertos grupos, han hecho que, en los últimos años, se hayan presenciado cambios estructurales en muchos países. Y la conformación de un gabinete saudí que haya aprobado las enmiendas que otorgan ciertas libertades a las mujeres saudíes, en materias que antes eran impensables, demuestran que hay un evidente trasfondo político y social que presionan la estructura política, con el fin de lograr estos derechos.
No obstante, no puede omitirse que estos avances han sido fruto de un gran recorrido que han hecho los y las activistas de los Derechos Humanos, tanto en Arabia Saudí, como en otros países. Las represiones del régimen hacia estas luchas han sido fuertemente violentas, e inclusive, han intentado silenciarlas a la luz pública. El pasado mayo del 2018, Loujain al-Hathloul, activista por los derechos de las mujeres, fue encarcelada por cargos que se desconocen, y ella testifica haber sido obligada a filmar un vídeo donde afirma que no fue torturada, Hathloul negó la propuesta del gobierno (3).
Toda esta coyuntura deja en entrevisto que el ejercicio del poder en este país supedita las acciones realizadas por diferentes grupos y líderes que abogan por romper y terminar con las prácticas que limitan sus derechos. Y, por tanto, la visión a futuro de lograr conseguir sus objetivos se hace cada vez más difícil.
El Derecho internacional también ha jugado un papel importante, pero no siempre ha estado allí. Las normas de trato social que han hecho efecto sobre las presiones internacionales a Arabia Saudita, para tomar este tipo de decisiones, no siempre han sido efectivas. Y esto demuestra que, las vidas de las mujeres saudíes han estado supeditadas únicamente a la tutela masculina, amparada por la cultura y la religión; y que, ni el Derecho Internacional, ni las presiones sociales, han hecho que aún sigan existiendo prácticas anticuadas y medievales.
El otorgamiento de los derechos de las mujeres, tanto en Arabia Saudita, como en la mayoría del resto de los países, ha sido un proceso largo y tedioso. Cargado de luchas pacíficas y violentas, que han sido el hincapié para lograr tales derechos. Por ello, a pesar de que parezca inaudito celebrar esta nueva enmienda saudí en el 2019, los derechos de las personas tienen que avanzar siempre, no pueden quedar subrogados a un tutelaje egoísta, y hay que seguir avanzando para lograr que las mujeres puedan obtener los derechos que les pertenecen y que se les han negado.
Además, es importante concluir que, al fin y al cabo, muchas de las críticas que se hace hacia el sistema sociopolítico que establecen algunos países, como Arabia Saudita; solo busca reformar las estructuras que someten a las mujeres al silencio, a la obediencia, a la sumisión, al tutelaje de un hombre; acciones que la limitan como persona, que la encierran en una verdadera casa de muñecas, con derechos básicos limitados.
El ejercicio del poder sobre los cuerpos femeninos es, sin duda alguna, una respuesta al escenario andocrático que impera en muchos rincones del planeta. Bajo una geopolítica construida y reproducida por identidades sobre los cuerpos subyugados. Y a partir de esta lógica, es que diversos movimientos feministas, y grupos en defensa de los derechos humanos, han intentado hacer hincapié en la lucha de los estos cuerpos encerrados y silenciados. Porque, después de todo, como lo afirma Rivera de la Fuente (4), “contribuir a que las mujeres tengan poder sobre sí mismas es el fin común para toda feminista y activista por los derechos de las mujeres”; y romper con estas estructuras que denigran a las mujeres y las limitan de su poder y de sus derechos, es el objetivo de esta lucha feminista.
Notas
- Ibsen, H. (1879). Casa de Muñecas. Panamericana Editorial: Bogotá.
- Alamillos, A. (5 agosto, 2019). Las cientos de princesas que huyen de Arabia Saudí: Quieren casarme con un viejo. El Confidencial. Recuperado de: https://www.elconfidencial.com/mundo/2019-08-04/mujeres-huir-arabia-saudi_2155299/
- Parker, C. (August, 2019). A jailed Saudi activist was told she would be released if she denied being tortured, her family says. She refused. The Washington Post. Recuperado de: https://www.washingtonpost.com/world/2019/08/14/jailed-saudi-activist-was-told-she-would-be-released-if-she-denied-being-tortured-her-family-says-she-refused/?noredirect=on
- Rivera de la Fuente, V. (2014). Feminismo Islámico: Una Hermenéutica de Liberación. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Recuperado de: http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/10718/Feminismo_islamico.pdf?sequence=2