Análisis Semanal 252: Breve repaso del proceso de paz entre el Gobierno Colombiano y el ELN y la reciente ruptura del diálogo (31 de enero de 2019)

Hace dos años se logró desmovilizar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ⁱ, el principal grupo guerrillero de dicho paísⁱⁱ. Ello a pesar de la negativa de la ciudadanía en el referéndum sobre la suscripción de los Acuerdos de la Habana en octubre de 2016ⁱⁱⁱ. El abandono de las armas de esta agrupación y su transformación en partido político, le valió el Premio Nobel de la Paz al entonces presidente Manuel Santos (2010-2018).

Previo a este acontecimiento, y con la finalidad de buscar la “paz completa”, se estaba llevando a cabo un proceso similar de dialogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). El que luego de desmovilizadas las FARC sería el último grupo guerrillero activo del país. A pesar de que las voces consejeras le decían entre murmullos a Santos “ya tienes el Nobel. Déjale el ELN al próximo gobierno”, el mandatario del Partido Liberal Colombiano asumió el desafío. El ELN junto con el Gobierno Colombiano comenzaron formalmente un proceso de dialogo para la paz en marzo del 2016^iv.

A lo largo de este proceso existieron posiciones encontradas respecto al cese al fuego. Mientras que el ELN ha apelado por un cese bilateral, el Gobierno ha optado por realizar las negociaciones durante el conflicto, pues afirmaba que “estaban ganando”^v. La Misión de Observación Electoral de la OEA pidió al ELN declarar un cese al fuego unilateral como muestra de respeto ante la firma de los acuerdos de paz con las FARC, y sorpresivamente el ELN aceptó frenar las agresiones durante el referéndum^vi.

Santos puso como condición la liberación de secuestrados para dar inicio formal del proceso^vii. El ELN anunció que se negaba a liberar a secuestrados para avanzar, hasta que no fueran indultados y liberados miembros de sus filas capturados. Para febrero de 2017 el ELN había liberado al último secuestrado, el exdiputado Odín Sánchez. El gobierno de Santos por su parte procedió con el indulto y liberación de guerrilleros. ^viii

Para ese mes, tras liberado Odín Sánchez, comienza la primera ronda de diálogo en Ecuador^ix. Los resultados, tras la finalización en abril de 2017 fueron: la ratificación de la mesa (un avance, considerando que en acercamientos anteriores había rupturas en las fases preliminares), ratificación de la agenda pactada, respeto mutuo, celeridad y rigurosidad e incorporación por parte del ELN de miembros a su delegación como muestra de que tomaba en serio el proceso^x.

A pesar de lo anterior, la segunda ronda de dialogo a realizarse en mayo de 2017, se encontró empañada por dudas, debido a que las acciones ofensivas del ELN se intensificaron^xi. El ELN alegó que el Gobierno no había cesado tampoco sus ataques y la carencia de voluntad por parte de este por combatir el paramilitarismo (enemigo directo de las guerrillas).^xii

En julio 2017 inicia la tercera ronda de negociaciones que coincide con la llegada del Papa Francisco a ese país^xiii y da como resultado que setiembre de 2017 se diera un hecho inédito en la historia colombiana: un cese al fuego bilateral (del 1 octubre de 2017 al 12 enero de 2018) firmado^xiv. Entre los compromisos adquiridos por el gobierno destaca la protección de líderes sociales. Durante este periodo (octubre, 2017) tuvo lugar la cuarta ronda de dialogo^xv. El 29 de enero de 2018 el ELN realiza un atentado que conlleva a que el Gobierno de Santos se retire de la mesa de dialogo^xvi.

En febrero de 2018 el ELN amenaza con un paro armado nacional para que el gobierno retome el dialogo y poder reanudar el quinto ciclo de negociaciones. Se argumenta persecución de dirigentes sociales y judicialización de la protesta^xvii. Respecto a estos aspectos, es importante recalcar que desde su surgimiento, la “violencia paraestatal se desarrolló en diversas partes del territorio […] con estructuras independientes.”^xviii. Esta violencia de carácter contrainsurgente ha tenido como objetivo tanto a las guerrillas mismas, como a sus simpatizantes y activistas sociales^xix.

En mayo de 2018, tras el cese al fuego unilateral ofrecido por el ELN en elecciones parlamentarias^xx, se reanuda el quinto ciclo de negociaciones. Este se dio con el retiro de Ecuador como sede y garante, tras el secuestro y asesinato de cinco ecuatorianos^xxi. Esto conlleva a que Cuba sea elegida como nueva sede de los diálogos^xxii. El ELN declara el cese unilateral al fuego durante la primera y segunda ronda de elecciones^xxiii. El gobierno, por otra parte busca fortalecer su equipo de negociación y concretar finalmente el cese al fuego bilateral^xxiv. Sin embargo esto no se consigue durante la administración de Santos.

Al llegar a la presidencia Iván Duque, el entorno para las negociaciones cambió. Duque impuso nuevas condiciones para el dialogo: negación al reconocimiento de los acuerdos de Santos, exigencia al ELN de liberación de los (nuevos) secuestrados y cese unilateral de la hostilidad. El ELN por otra parte solicita el cese bilateral (tal como parecía estar acordándose con Santos) de agresiones^xxv. A pesar de lo anterior, el ELN brinda al Gobierno de Colombia un cese al fuego desde el 23 de diciembre al 3 de enero. Este gesto no fue correspondido por el Gobierno Colombiano que aprovechó para atacar campamentos del ELN^xxvi.

La acción tuvo su respuesta. El pasado 17 de enero, fallecieron 21 personas (incluido el ejecutor) y 68 personas heridas en un atentado a instalaciones policiales por medio de un coche bomba. Este acto –confiesa el ELN en un comunicado- es en legítima defensa y se encuentra dentro del derecho de guerra, al no haber ninguna víctima no combatiente^xxvii. Esta acción desencadenó en que Duque diera por finalizados los diálogos y solicitara al presidente de Cuba, Miguel Diaz-Canel la extradición inmediata de 10 miembros del ELN que se integraban la delegación del grupo en la mesa negociadora^xxviii.

De la anterior reseña es posible señalar que si bien, el gobierno de Santos no tomó siempre las decisiones más atinadas, pues en varias ocasiones se desincentivo el cese bilateral de agresiones, si existía mayor voluntad política para buscar una solución pacifica que en la actual administración del Iván Duque. No obstante, aún es pronto para sacar conclusiones. Por ahora la paz completa para Colombia tiene un panorama nublado.