Coyuntura Global: Conflicto en Sudán y crisis humanitaria

1. Introducción 

El conflicto en Sudán ha sido una fuente de preocupación y angustia tanto a nivel regional como internacional, ubicado en el noreste de África, este ha experimentado una serie de conflictos prolongados y complejos que han dejado un impacto significativo en la región y han generado una crisis humanitaria de proporciones alarmantes. Este conflicto, marcado por tensiones étnicas, luchas por el poder y disputas territoriales, ha causado un sufrimiento inmenso para la población sudanesa y ha desplazado a millones de personas de sus hogares.

La crisis humanitaria en Sudán es el resultado directo de un prolongado conflicto interno y de luchas por el poder que han afectado al país durante décadas. La violencia y los enfrentamientos armados han provocado una gran cantidad de víctimas civiles, así como la destrucción generalizada de infraestructuras básicas, como hospitales, escuelas y sistemas de suministro de agua.

Además, los desplazamientos forzados han llevado a una grave escasez de alimentos y agua potable, lo que ha dejado a millones de personas en situación de inseguridad alimentaria y ha aumentado la incidencia de enfermedades prevenibles. La falta de acceso a servicios básicos de salud y educación ha exacerbado aún más la situación, especialmente para los grupos más vulnerables, como las mujeres y los niños.

El conflicto en Sudán es complejo y tiene múltiples dimensiones. Una de las causas fundamentales es la larga historia de tensiones étnicas y políticas entre el norte árabe y musulmán y el sur predominantemente cristiano y animista. Durante décadas, esta disparidad cultural y religiosa ha alimentado el conflicto y ha llevado a demandas de autonomía y autodeterminación por parte de la población del sur. 

En 2011, después de muchos años de guerra civil, Sudán del Sur se separó de Sudán y se convirtió en un país independiente. Sin embargo, el conflicto no se limitó a las divisiones regionales y este continúa enfrentando muchos problemas internos. Además de los conflictos étnicos y religiosos, este conflicto también fue alimentado por las disputas por los recursos, la obtención de poder y la oposición de otras naciones.

Las narrativas de los medios, a menudo impulsadas por un deseo de simplicidad, retratan a Sudán como una nación víctima. Sin embargo, en la búsqueda de una comprensión integral, debemos desafiar las narrativas que simplifican demasiado las complejidades del conflicto. Un análisis honesto requiere una exploración matizada de los factores históricos, políticos, económicos y sociales que contribuyen a la crisis.

Breve repaso cronológico del conflicto 

Para contextualizar, Sudán ganó la independencia del dominio anglo-egipcio en 1956. Desde entonces el país ha experimentado varios conflictos internos, principalmente entre el norte árabe-musulmán y el sur predominantemente cristiano y animista. Esto conllevo a la primera Guerra Civil de Sudán, la cual se extiendo de 1955 a 1972, este conflicto surgió poco antes de la independencia y duró 17 años. Los motivantes fueron las disparidades económicas y la marginación política del sur de Sudán. El Acuerdo de Addis Ababa de 1972 puso fin a la guerra.

A pesar de ello, en 1983 surgió la Segunda Guerra Civil Sudanesa, la cual se extendió hasta 2005. El conflicto se reavivó cuando el gobierno central impuso la ley islámica en el sur no musulmán. El Ejército/Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA/M) lideró a los rebeldes del sur. La guerra se caracterizó por la violencia generalizada, el desplazamiento y la hambruna. El Acuerdo Integral de Paz (CPA) se firmó en 2005, otorgando autonomía al sur de Sudán y un camino hacia un referéndum sobre la independencia.

Para el año 2003 también inició el conflicto en Darfur, una región del oeste de Sudán, cuando grupos rebeldes se rebelaron contra el gobierno. El gobierno respondió armando y apoyando a las milicias árabes conocidas como Janjaweed, que atacaban a los grupos étnicos minoritarios. 

El conflicto dio lugar a abusos generalizados contra los derechos humanos, incluidos asesinatos en masa, violencia sexual y desplazamiento forzado. Las Naciones Unidas estimaron que cientos de miles de personas murieron y millones fueron desplazadas. La Corte Penal Internacional (CPI) acusó a varios funcionarios sudaneses de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Darfur.

Por otro lado, en un referéndum realizado en enero de 2011, el pueblo del sur de Sudán votó abrumadoramente por la independencia, poniendo fin de manera efectiva a la segunda guerra civil. Sin embargo, persisten desafíos como las disputas fronterizas, las tensiones étnicas y la competencia por los recursos entre Sudán y Sudán del Sur.

La crisis humanitaria en Sudán 

El accionar de las partes involucradas en el conflicto entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido, ha venido a recrudecer el proceso de desgaste en la calidad de vida de las personas en el país y el acceso a servicios básicos. Recién iniciadas las hostilidades entre grupos militares, médicos y organizaciones internacionales denuncian ataques a infraestructura de servicios de salud. Pero la pugna por el poder que ha traído inestabilidad desde 2019 con el derrocamiento de al-Bashir y el posterior golpe militar de 2019, preservaron el poco avance en iniciativas para brindar calidad de vida a los habitantes del país.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), resaltó ante los medios el panorama adverso que enfrentan los habitantes del país en el contexto de la guerra. Si bien resaltó la anuencia de los Estados vecinos para acoger a las personas desplazadas por el conflicto, fue enfático en señalar que las personas afrontan una escasez de agua y alimentos, así como el acceso limitado a servicios de salud, de los cuales un 70% de las instalaciones han sido alcanzadas y afectadas por el conflicto.

Gráfico 1. Variables referentes a la seguridad alimentaria por porcentaje poblacional.

Fuente: Elaboración propia a partir de FAO. Datos de Seguridad Alimentaria. Licencia: CC BY-NC-SA 3.0 IGO. Extraído de: https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Fecha de Consulta: 11/05/2023

El Gráfico 1. expone 3 variables referentes a datos sobre los niveles de seguridad alimentaria por porcentaje de población promediados en períodos de 3 años en Sudán. La variable A1 corresponde a la prevalencia de la subalimentación en la población. La variable A2 corresponde al porcentaje de la población que utiliza por lo menos servicios básicos de agua potable, es decir, con estándares mínimos de potabilidad. Finalmente, la variable A3 corresponde a la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave en la población total en porcentaje. Las dinámicas entre periodo de las tres variables demuestran que en el caso del acceso al servicio de agua potable referente a la variable A1, el porcentaje de población se ha mantenido estancado en apenas un 10% por encima de la mitad de la misma. Mientras que las variables A2 y A3 referentes al riesgo de la población a encontrarse en una situación de vulnerabilidad en cuanto al acceso a alimentación han mostrado un ligero aumento, tendencia que podría dispararse en la coyuntura que afronta el país.

La OMS anticipó que el número de fallecidos se incrementará debido a los brotes epidémicos, la falta de acceso a alimentos y agua, y las interrupciones de los servicios sanitarios esenciales, incluida la inmunización.  De igual forma, comerciantes locales sudaneses han comentado que se prevé el faltante de suministro de alimentos para minoristas y pequeñas tiendas en el corto plazo, ya que las empresas alimentarias se encuentran en Jartum Norte, y han sido alcanzadas por el conflicto y los saqueos. La ONU ha destacado además que las oportunidades de los sudaneses en los países vecinos, destinos de migración inmediatos, son realmente limitadas y que estos tienen poco que ofrecer a los refugiados sudaneses por los contextos complejos que ya afrontan los Estados que limitan con Sudán .

Gráfico 1. Datos de desplazamiento de migrantes sudaneses producto del conflicto hacia países vecinos.

Fuente: Elaboración propia con datos de International Organization for Migration. «Sudan — Displacement Situation (3) — 05 May 2023 | Displacement Tracking Matrix». Base de datos. Global Data Institute: Displacement Traking Matrix, 9 de mayo de 2023. https://dtm.iom.int/datasets/sudan-displacement-situation-3-05-may-2023

El principal destino de los migrantes sudaneses ha sido Egipto, siendo el Estado que mejores condiciones les puede ofrecer como receptor. Sin embargo, con el resto de países vecinos el panorama es más complejo. El segundo mayor receptor de migrantes, Sudán del Sur, estuvo inmerso en una guerra civil por 7 años, que culminó finalmente en 2020, y las consecuencias del conflicto en las limitaciones para garantizar los servicios básicos persisten. La situación en Chad, Etiopía y la República Centroafricana no es más alentadora para los migrantes sudaneses; limitaciones económicas, sequías y el rezago en seguridad alimentaria hacen que los países receptores no sean capaces de cubrir sus necesidades de forma plena.

Respuesta de la comunidad internacional 

Ante el estallido de los enfrentamientos en Jartum y alrededores de Sudán, la respuesta humanitaria de la comunidad internacional parece ser vista como primus inter pares; sin embargo, la necesidad imperante del accionar ante esta crisis está llegando a un punto crítico. La lucha por alimento, combustible, productos básicos de higiene y una indispensable atención médica son crecientes demandas por parte de personas civiles y los movimientos prodemocráticos de Sudán.

Y pese a recibir un amparo de organismos internacionales, en especial de Naciones Unidas; Martin Griffiths, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios señaló que las reservas humanitarias se están agotando por los saqueos masivos, poniendo sobre la palestra el estado urgente y paulatinamente debilitado de la ayuda humanitaria. Por ende, es de suma envergadura entender que el seno de la escasez no responde solo a la temporalidad de este conflicto armado, sino que en el país ya eran amparadas 16 millones de personas (un tercio de la población del país) que dependían de la ayuda humanitaria, por lo cual la escalada de esta crisis marca una esfera nebulosa en la capacidad que tengan los organismos internacionales para contenerla. 

Y a las puertas de este conflicto, se pone en el escenario internacional una vez más la crisis migratoria, donde según Naciones Unidas 334.000 personas ya se han desplazado a lo interno del país y más de 100.000 han huido a países vecinos. Uno de los países receptores por su relativa cercanía es Egipto, quién de momento ha recibido 52.500 solicitudes de asilo sudaneses, según el Ministerio de Exterior egipcio, y si bien se sigue manteniendo una apertura fronteriza, los procesos de solicitud de asilo siguen paralizados desde previo al estallido del conflicto. Y, bajo estimaciones generales de ACNUR, 860.000 de sudaneses podrían acabar abandonando el país, por lo cual la cadena migratoria quedaría insondable. 

Claramente la ayuda de la comunidad internacional, pese a los desafíos, sigue en pie. Donde países árabes como Arabia Saudí, Qatar y Kuwait ya han enviado decenas de ayudas en insumos alimentarios y médicos; o desde un marco diplomático, el llamado del gobierno de Biden al cese de la guerra marca un futuro en la agenda mediadora de este conflicto. 

No obstante, el actuar de los mediadores políticos en pro del silencio de las armas y el impulso de reformas democratizadoras, debe considerar que los intereses por el poder en Sudán son multívocos no solo para lo interno, sino para otros actores internacionales y esto genera un juego de suma cero. Tomando en cuenta que en un final, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos como actores más próximos al general Hemedti —jefe de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y ente principal de las tensiones en el país, por su rivalidad con el general Burhan—,  al igual que Rusia por sus intereses en la construcción de una base militar cercana al Mar Rojo, forman un complejo movimiento estratégico para los intereses de Estados Unidos y Naciones Unidas, dentro de Sudán.   

Conclusiones 

El panorama para los habitantes de Sudán se ha vuelto complejo en el marco del conflicto armado. Los procesos de desplazamiento y migración que por sí mismos ya representan una tarea compleja para los afectados, se ven agravados por las condiciones de los destinos posibles de llegada de migrantes. Los flujos migratorios de personas desplazadas por el conflicto pueden ejercer presión sobre la ya limitada capacidad de cubrir servicios básicos de los países de acogida. Sin la garantía de un apoyo efectivo con material humanitario, la crisis humanitaria ya latente en Sudán se puede extender a los países vecinos.

De igual forma, a largo plazo, la inestabilidad política en el país, puede prolongar la lenta consolidación de capacidades estatales de responder a las necesidades de servicios básicos. El conflicto ha acentuado la dependencia de la ayuda humanitaria y el poco avance en el desarrollo de la infraestructura necesaria para la atención de necesidades básicas como salud, alimento y agua potable. El daño a la poca infraestructura ya existente a causa de los enfrentamientos, significa un retroceso en las capacidades desarrolladas en los breves períodos de estabilidad previos. 

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