Análisis semanal 144: Costa Rica se vuelve hacia Centroamérica mediante el SICA (28 de junio de 2017)

Año: 
2017

Recién cumplida la Presidencia Pro Témpore de Costa Rica, de diciembre 2016 a junio 2017, en el marco de la XLIX Cumbre de Sistema de Integración Centroamericana (SICA), se puede analizar la gestión del país en relación con sus vecinos centroamericanos durante este periodo de liderazgo.

El SICA es, desde la firma del Protocolo de Tegucigalpa en 1993, el marco de la integración regional centroamericana, compuesta por Costa Rica, Panamá, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Belice y República Dominicana, y en diálogo con varios países y organizaciones observadoras. Aunque su misión es promover la paz, libertad, democracia y desarrollo en la región, su gran trabajo  se realiza de forma técnica en distintos temas como comercio y aduanas, cambio climático, seguridad, etc. Por su parte, Costa Rica ha tenido una relación incompleta con el SICA, a la vez interesado y desentendido. En 1917 fue sede de la primera Corte de Justicia Centroamericana, sin embargo, actualmente solo es parte del Mercado Común, el Banco Centroamericano para la Integración Económica y la Secretaría Centroamericana para la Integración Económica. Costa Rica no ha ratificado el acuerdo para integrarse al Parlamento Centroamericano, considerándolo un gasto sin resultado.

Tras la crisis migratoria de finales del 2015, y ante la inacción y falta de cooperación de varios centroamericanos para buscar una solución más duradera, Costa Rica decidió romper políticamente con el SICA al levantarse de la mesa de negociación, hasta que se pudiese encontrar una solución conjunta. El Presidente Solís constató, en ese momento, la frustración que lo llevó a tomar esta medida de presión política, ya que había “defendido la integración regional durante 30 años” (1) y confirmó ser un presidente integracionista. Como tal, en junio del siguiente año, Costa Rica se reincorporó al SICA luego de lograr un compromiso de los demás países para trabajar en la transparencia y seriedad del sistema de integración, enfocándose en la rendición de cuentas de sueldos e ingresos del personal del SICA.  El vicecanciller Alejandro Solano insistió entonces que la reincorporación era “un primer paso en un proceso que sigue…y que responde al compromiso de Costa Rica con la región” (2). Se añadió también que Costa Rica busca un sistema que pueda responder eficiente y transparentemente ante situaciones urgentes que surjan en el futuro, y que se eviten las fragmentaciones políticas que dificultan el consenso, y por ende, la toma de decisiones como organización.

Para fortalecer este compromiso con la región, Costa Rica decidió lanzar su candidatura para asumir la Presidencia Pro Témpore, abogando por una “agenda de transformación pragmática y con metas claras” (3).  En la recepción de la Presidencia por parte de Nicaragua, el vicepresidente Helio Fallas asistió como representante de Luis Guillermo Solís.  En ese momento, se atribuyó la ausencia de Solís como resultado de los conflictos limítrofes con Nicaragua. Es importante resaltar este hecho ya que podría dar a entender que Costa Rica (y el Presidente) considera más importante este show político que demostrar su interés y compromiso con el SICA como organización y como agenda.

Sin embargo, en la XLIX Cumbre el día 29 de Junio, se le reconoció a Costa Rica la labor en el fortalecimiento institucional del SICA y en la definición de una agenda priorizada, enfocada en resultados.  Asimismo, se replanteó la relación con los países observadores,  se aprobó una hoja de ruta de un Plan Regional de Seguridad y Combate al Crimen Organizado, se realizó un foro de alto nivel sobre la Pobreza Multidimensional, así como una Estrategia Regional de Articulación Productiva MIPYME y la iniciativa de un Mercado Regional de Deuda Pública. Por otro lado, se buscó acción regional en gestión integral de los recursos hídricos y se aprobó un Plan de Trabajo Regional de la agenda ambiental regional (4).

La declaración final de la Cumbre, “Hacia una agenda estratégica regional para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, entonces, está compuesta por siete acuerdos y doce reconocimientos.  Entre ellos, Guatemala y Honduras establecieron la primera unión aduanera de América Latina, reduciendo los costos logísticos de estos trámites en 25% (5). Se destaca en los reconocimientos, una agenda cargada de temas sustantivos como los anteriormente mencionados, y enfocada en el desarrollo de pequeñas y medianas empresas, la juventud, la cooperación regional y la lucha contra la pobreza multidimensional (6). Como tal, es neutra y enfocada en resultados y no en los temas políticos que no obstante se discutieron en plenario. Algunos temas álgidos fueron el tratamiento de Taiwán como observador ya que Costa Rica ni Panamá (próxima Presidencia Pro Témpore) lo reconocen como Estado Soberano, aunque otros miembros como Belice y Nicaragua le mostraron solidaridad gracias a la ayuda económica y material que Taiwán les provee. En un segundo plano, la crisis en Venezuela también fue un tema de discusión ya que Nicaragua buscaba un reconocimiento de apoyo al régimen ante el reciente ataque en la Corte Suprema, mientras que otros países, como Guatemala, instaron por la paz y la resolución del conflicto en un pueblo hermano latinoamericano.

Es claro que el interés costarricense en la integración a partir de agendas específicas y resultados será un hito importante de la administración Solís Rivera. Quedará por analizar si en su año restante respalda esta integración y deja las bases para que los siguientes gobiernos sigan en sus pasos, y no reviertan a una Costa Rica aislada en su vecindario, y entre quienes mejor conocen sus problemáticas sociales.