Análisis semanal 81: ¿El NO a la paz en Colombia? (3 de octubre de 2016)

Año: 
2016

 

El pasado 2 de octubre de 2016, todo el mundo se llevó una grave sorpresa al enterarse que el referéndum popular para decidir si el pueblo colombiano aceptaba los términos negociados de los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) había triunfado la postura del “NO”. Esta consulta popular se vio plagada de una campaña muy intensa, a veces bordando en la desinformación y los ataques personales (ver foto). Queda, entonces, por ver si el Gobierno colombiano logra renegociar los acuerdos de paz con las FARC en condiciones que sean aceptables mediante una consulta popular para la ciudadanía colombiana. Mientras tanto, el análisis del referéndum arroja importantes elementos a la hora de buscar entender lo sucedido, y cómo evitar que se repita la historia, en caso de una renegociación de los acuerdos.

El conflicto colombiano, iniciado a partir de 1964 por reivindicaciones agrarias, pero cuyos orígenes se remontan a 1948, lleva 52 años sin poder resolverse, lo que demuestra la pervivencia de las causas de su estallido (1). Muchas veces el Gobierno colombiano y las FARC han buscado negociar la terminación del conflicto, no obstante, no ha sido efectivo hasta el momento. La terminación del proceso, por lo general, había sucedido debido a la mala fe que se desarrollaba en ambos bandos. En la década de 1980, las negociaciones llegaron a su fin por la masacre realizada contra la dirigencia y militancia del partido político, y ala civil, de las FARC, el partido Unión Patriótica (2). En la década de 1990, por el otro lado, fueron las FARC las que se encargaron de estropear cualquier intento por la paz. Desde entonces, el conflicto se intensificó sumamente en la primera década del siglo XXI, para que luego ambos bandos sufrieran un importante desgaste, especialmente las FARC, que los llevaran a optar, verdaderamente y de una vez por todas, por la solución de los conflictos por la vía negociada y el diálogo, en vez de la violencia y la insurrección (3).

Este recorrido o resumen histórico del conflicto colombiano parece sumamente breve, pero no hay que olvidar que este ha cobrado la vida de más 260,000 personas, de ambos bandos, la desaparición de 45,000, y el desplazamiento de alrededor de 8 millones de personas tanto dentro como fuera de Colombia (4). Además, Colombia es el tercer país con mayor cantidad de explosivos-mina en su territorio, lo cual es sumamente preocupante para cualquier prospecto de solución del conflicto, y el riesgo que esto supone para su población civil (5).

El referéndum, que se logró después de 4 años de negociaciones entre las FARC y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, muestra mucho de la realidad política colombiana. Más allá de que el 52,2% del voto haya optado por el “NO” y el 49,8% por el “SÍ”, más representativo es realmente el abstencionismo con que contó esta consulta electoral. De todo el padrón electoral colombiano, de 13 millones de electores, más del 60% ni siquiera llegó a votar el 2 de octubre, quedando la decisión en manos de una importante minoría, de menos del 40% del padrón que sí salió a votar. Entonces, es importante apuntar, fue una mayoría dentro de una minoría que terminó optando por rechazar los acuerdos de paz, y una mayoría en disputa, dado que la diferencia fue menos de un punto porcentual, o 63,000 votos (6). Pero esto es muy posible que se deba a años y años de esfuerzos de pacificación fracasados, y la desconfianza del pueblo colombiano tanto en la élite política en general, como en los grupos guerrilleros, en específico las FARC.

A pesar de lo anterior, también hay una serie de elementos que deben considerarse para poder entender el resultado tan sorprendente, y en casos decepcionante, de este referéndum por la paz. Dentro de las casi 300 páginas que componen los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC existen disposiciones que generaron graves preocupaciones y que fueron aprovechados por la campaña del “NO”, liderada por los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, para deslegitimar los acuerdos en general y la campaña del “SÍ”. Además, las FARC incurrieron en acciones que generaron la sospecha de la población con respecto a su compromiso verdadero con la consecución de la paz.

En primera instancia, los dos elementos más preocupantes con respecto a los acuerdos de paz tienen que ver con el procesamiento judicial en contra de individuos, tanto del ejército como de la guerrilla, de haber cometido graves crímenes. Incluso la Organización No Gubernamental (ONG) Human Rights Watch (HRW) afirmó que, “los beneficios de justicia otorgados a las guerrillas también van a beneficiar a miembros de las fuerzas armadas responsables de atrocidades. Este es una rendición de la justicia que nadie puede, razonablemente, ver como necesaria para lograr la paz con la guerrilla” (7). No obstante, hay que reconocer que, aunque esto es cierto y debe generar importantes reservas, lo cierto es que los acuerdos no impiden que se opte por la vía de la Corte Internacional de la Justicia (CIJ) o la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para la búsqueda de una justicia pronta y cumplida.

Esto fue aprovechado por la campaña del “NO” para arremeter contra los acuerdos de paz, y fue una de las más importantes razones por las que esta posición al final salió airosa del referéndum. Otra disposición que generó recelo fue el hecho de que el Gobierno le otorgara a las FARC la posibilidad de tener representación en el Poder Legislativo: antes de 2018 tendrá representación con voz, pero sin voto, y luego hasta 2026 tendría 5 escaños dentro del Senado y Cámara de Representantes —dado que Colombia cuenta con un Parlamento bicameral (8). Esto fue usado por el “NO” para argumentar, en uno de los momentos más bajos de la campaña, que el Gobierno estaba entregando el país a las garras del “castrochavismo”. Para cualquiera que observe las políticas del gobierno de Juan Manuel Santos en comparación con las políticas de los gobiernos latinoamericanos en donde gobierna el “socialismo del siglo XXI”, entenderá perfectamente que esto es una otrorización —la creación de un “otro” ficticio, un enemigo imaginario— para deslegitimar al contrincante y debilitarlo.

Otro aspecto que generó desconfianza popular en los acuerdos de paz fue la concesión estatal realizada a aquellos guerrilleros que se desmovilizaran y se unieran a la población civil. Esta concesión refiere a una transferencia monetaria por el concepto del 90% del salario mínimo en Colombia. Esto generó oposición, por considerar algunos sectores de la población de que, aunque de que cometieron graves crímenes, el Gobierno estaba dispuesto a recompensar a los guerrilleros por sus cometidos (9). Por más que esto hubiera significado un importante incentivo para que los guerrilleros volvieran a la vida civil, y facilitara su adecuación con el resto de la sociedad, sin perjudicar en ningún momento la búsqueda de la justicia por cualquier crimen cometido. Pueden consultar un análisis de los acuerdos de paz previamente realizado por este observatorio para mayor información (10).

Por otro lado, la dirigencia de las FARC, encabezada por Rodrigo Londoño —alias Timochenko— incurrió en algunos errores que perjudicaron los esfuerzos de paz. El primer error de las FARC fue negarse a reportar todos sus “recursos monetarios y no monetarios”, argumentando que la guerrilla no contaba con ningún recurso, solo para que luego, 24 horas antes de la jornada electoral, aceptara no solo reportar todo su capital y pertenencias, sino que también destinarlo a la reparación de las víctimas del conflicto. Esto no pudo sino haber generado una gran desconfianza en el electorado, que a su vez pudo significar una desconfianza en los acuerdos, y que por ello se rechazaran. Otro error de las FARC fue aceptar destruir 600 kilos de explosivos, frente a una delegación de las Naciones Unidas (ONU) el día antes de las elecciones (11). Si bien esto demostró la buena fe y el compromiso hasta cierto punto de las FARC para con el proceso de paz, lo cierto es que este tipo de acciones lo debieron de haber realizado durante todo el mes de campaña del referéndum, y no solo el día antes. Esto para demostrar que el proceso de paz es irreversible y generar confianza en la población de la perpetuidad de la paz.

Todos estos elementos permiten explicar el motivo por el que fue posible que el “NO” triunfara en el referéndum del pasado domingo 2 de octubre. Lo más triste del caso es que no solo existió una gigantesca desigualdad en la votación, dado que las localidades más golpeadas por la guerra han sido las que se inclinaron mayoritariamente hacia la posición del “SÍ”, mientas que las localidades que han logrado garantizar su seguridad votaron en mayor medida por el “NO” (12), sino que también perviven las causas estructurales que generaron el conflicto en primer lugar. Los acuerdos de paz disponían la realización de una reforma agraria que vendría a beneficiar a una gran cantidad de campesinos, permitiéndoles desarrollarse y aumentar sus niveles de vida y bienestar. Desgraciadamente, sin estos acuerdos y la reforma agraria, la posibilidad de solucionar una importante causa de la desigualdad del país, así como la principal causa por la que muchos campesinos optan por cultivar la planta de cocaína, sigue sin solucionarse.    

El camino a la paz no es fácil y aunque el trayecto que quede por seguir sea bastante inclinado, lo cierto es que es mucho más transitable ahora que años y décadas antes. Aunque el “NO” triunfó a partir de la explotación de las debilidades de los acuerdos de paz, más una mezcla de desinformación y errores de los principales actores que lograron los acuerdos, esto no significa que todo esté perdido. La dirigencia de las FARCS ha reiterado su compromiso con la vía pacífica y ha anunciado que no retomaría la vía armada (13). Por su parte, el Gobierno se ha comprometido en buscar renegociar los acuerdos y subsanar sus debilidades para que sea aceptable a la mayoría de la población —y no sólo a una mayoría dentro de una minoría. Todo dependerá de que el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC logren negociar un nuevo acuerdo pronto, y que el resultado de este referéndum no signifique tampoco una muestra de apoyo a las aspiraciones presidenciales, nuevamente, del expresidente Álvaro Uribe, lo que se traería abajo toda posibilidad de una solución negociada en el mediano plazo.

Notas

(1) Moraria, L. (2016). Colombia, la paz imposible. Observatorio de la Política Internacional. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://opi.ucr.ac.cr/node/635.

(2) Lafuente, J. (2016a). Colombia elige entre guerra y paz. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/01/colombia/1475344555_767173.html.

(3) BBC News. (2016). Colombia’s Farc rebels – 50 years of conflict. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://www.bbc.com/news/world-latin-america-36606568 [A].

(4) Al Jazeera. (2016). Colombia referendum: Peace deal with FARC rejected. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://www.aljazeera.com/news/2016/10/colombia-referendum-peace-accord-farc-rejected-161002220514696.html.

(5) Lafuente, J., Palomino, S. y Marcos, A. (2016). Colombia: el camino a la paz. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://elpais.com/especiales/2016/proceso-de-paz-en-colombia/.

(6) Lafuente, J. (2016b). Colombia dice ‘no’ al acuerdo de paz con las FARC. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/02/colombia/1475420001_242063.html-.

(7) Vivanco, J. (2016). Colombia Peace Deal’s Promise, and Flaws. Human Rights Watch. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: https://www.hrw.org/news/2016/09/27/colombia-peace-deals-promise-and-flaws.

(8) La Fuente, J. (2016a). Op. cit.

(9) BBC News. (2016). Colombia peace deal: what are the most contentious points? [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://www.bbc.com/news/world-latin-america-37457860 [B].

(10) González, L. (2016). El camino para la paz en Colombia. Observatorio de la Política Internacional. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://opi.ucr.ac.cr/node/763.

(11) La Fuente, J. (2016b). Op. cit.

(12) Ibíd.

(13) Marcos, A. (2016). Timochenko: “Las FARC mantienen su voluntad de paz”. El País Internacional. [en línea]. [Consultado el 03/10/16]. Disponible en: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/03/colombia/1475449482_066722.html?rel=cx_articulo#cxrecs_s.