Análisis semanal 71: El hombre fuerte de Turquía (25 de julio de 2016)

Año: 
2016

 

El pasado viernes 15 de julio tuvo lugar en Turquía un (desorganizado y fallido) golpe de Estado por parte de los militares. Bajo la consigna de restaurar la democracia secular que se había perdido bajo el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, tomaron el aeropuerto de Atatürk, cerraron los principales puentes de la ciudad y ordenaron toque de queda en las calles.

La falta de organización y legitimidad del golpe se fue volviendo evidente con el paso de las horas: al tiempo que figuras políticas y militares de peso, así como la comunidad internacional, públicamente condenaron el movimiento, el (moderado) éxito de la llamada de apoyo que realizaran el primer ministro así como el mismo Erdogan (vía Facetime este último), anunciaban el inevitable fracaso de los golpistas.

El golpe tiene lugar en medio de un panorama político complejo: mientras que el presidente Erdogan ha buscado avanzar por todos los medios posibles hacia un sistema presidencialista de facto, la guerra contra los kurdos, que lentamente ha dejado de solo ser contra su representante institucional, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y ha pasado a tener tintes de un conflicto civil, y la paulatina transformación de un Estado secular en uno de carácter confesional, reflejan diversas fuentes de tensiones que convergen en Ankara. A pesar de los últimos hechos responden a discusiones casi existenciales para el Estado-nación en Turquía, los niveles de polarización política que han alcanzando en los años se deben sin al liderazgo ejercido por el presidente Erdogan al frente del Partido de la Justica y el Desarrollo (AKP), en el poder desde 2003.

Erdogan, primero alcalde de Estambul, luego primer ministro durante más de una década, y presidente del país desde 2014, se ha mantenido como una figura política central del país. Caracterizado por sus excesos  (mandó construir su propio Palacio de Versalles (1)), ha mantenido un liderazgo marcadamente autoritario, especialmente en los últimos años, el cual ha sido tácitamente respaldado por sus vecinos europeos. El reemplazo del primer ministro Ahmed Davutoglu, que no era suficientemente entusiasta por los proyectos de su presidente, por una figura de absoluta lealtad hacia el presiente, refleja como el sistema ha sido manipulado desde adentro por Erdogan para asegurarse un control tan absoluto como le sea posible.

Por otra parte, la relación del presidente, y en términos más generales del poder político, con la cúpula militar puede considerarse como una de las principales motivaciones del prematuro golpe. En agosto tendrá lugar la reunión anual de las principales autoridades militares con el poder civil, momento clave para ‘limpiar’ las cúpulas y los mandos medios de todos aquellos elementos que se oponían a Erdogan, especialmente en su campaña contra los kurdos, empresa que a partir de 2013 tomó un cariz represivo. El mismo Erdogan celebró el golpe como un ‘regalo de Dios’ que le iba permitir limpiar las fuerzas armadas que no estaban alineadas con su gobierno. Sin duda el golpe le ha permitido al presidente acelerar el proceso de purga que había estado llevando a cabo desde hace años y no solo en las filas de las fuerzas armadas.

Desde esta perspectiva, el golpe deja en una posición desventajosa a las fuerzas opositoras en Turquía, en tanto el presidente sale fortalecido y con las ‘excusas’ ideales para consolidar un sistema mega-presidencialista de facto. Al mismo tiempo, la campaña militar contra los kurdos (que en el largo plazo puede convertirse en el elemento que garantice la inviabilidad del Estado turco como es entendido hoy), así como la transformación en un régimen islámico (debate que siempre toca fibras sociales muy sensibles), son banderas que seguirán ondeando en el Palacio Blanco, desde donde Erdogan conduce a Turquía hacia un destino incierto.

Notas

(1) Blar, D. 2014. Turkey's president moves into world's biggest palace costing £384 million. The Telegraph. Disponible en: http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/europe/turkey/11210083/Turkeys-president-moves-into-worlds-biggest-palace-costing-384-million.html

Fuentes

Hannah, J. 2016. How do you solve a problem like Erdogan? Foreign Policy. Disponible en: http://foreignpolicy.com/2016/06/15/how-do-you-solve-a-problem-like-erdogan/

Işıkara, G.. et al. 2016. What happened in Turkey? Jacobin Magazine. Disponible en: https://www.jacobinmag.com/2016/07/akp-erdogan-turkey-coup-tsk-army-pkk-kurdistan/

Mungiu-Pippidi, A. 2016. So far, democracy has not won in Turkey. Hertie School Research Blog. Disponible en: https://www.jacobinmag.com/2016/07/akp-erdogan-turkey-coup-tsk-army-pkk-kurdistan/

Luttwak, E. 2016. Why Turkey’s coup d’état failed. Foreign Policy. Disponible en: http://foreignpolicy.com/2016/07/16/why-turkeys-coup-detat-failed-erdogan/

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