Análisis semanal 44: Después del COP21: decisiones globales, desafíos estatales, inclusiones comunales (18 de diciembre de 2015)

Año: 
2015

 

Desde el punto de vista de la toma de decisiones, el reciente acuerdo de la COP21 está realizado bajo el antiguo esquema de tratados internacionales westphaliando, basado en la soberanías estatales y coloniales excluyentes entre sí. Si bien, se debe reconocer el avance en cuanto negociación de la comunidad internacional para lograr un acuerdo que quedará ratificado en cinco años. El hecho que la decisión final sea exclusiva de los gobiernos de turno de los Estados miembros de la ONU implica una lógica en decadencia, ya que desde la investigación sobre las consecuencias políticas de la globalización se tienen décadas conceptualizando, teorizando y estudiando la superación del esquema estatal de Westphalia desde distintas ópticas.

Entre otros agentes que hoy determinan (más o menos) decisiones supranacionales están los pueblos originarios y afrodescendientes, muchas veces hasta divididos por fronteras antojadizas; la piratería, los mercados a/ilegales y el narcotráfico; así como los diversos movimientos religiosos, sin dejar de mencionar las agrupaciones armadas que se sirven de cuestionadas interpretaciones de estas religiones, entre otros. Pero más claro es el peso geoestratégico de los grandes intereses corporativos transnacionales y sus poderosos lobbies, y como en ocasiones superan ampliamente el poder económico de muchos de los Estados heredados del proceso de descolonización, y terminan teniendo mayor importancia en estas decisiones internacionales.[i]

Por otro lado, también se habla del resurgir de las comunidades como poderes emergentes en disputa por el uso de espacios y sus recursos justamente contra estas mismas transnacionales, lo que los ha convertido también en un agente internacional con gran capacidad de movilización, principalmente apoyados por Fundaciones u Organismos No Gubernamentales (ONG). En este sentido, contrario a los agentes corporativos, las iniciativas ciudadanas, civileso de los movimientos sociales (o cualquiera que sea la categoría desde donde las veamos) no tienen el mismo peso.[ii]No obstante, si bien las decisiones internacionales de hoy en día pueden llevarse a cabo en el nivel estatal, su éxito y ejecución no es exclusiva de estos, ya que ejecutar estas decisiones se hace lejos de los grandes y aclimatados salones de las COP.

Por tanto, el gran desafío después de COP21 estaba también en incluir por medio de los mecanismos adecuados a los grandes sectores involucrados,[1] desde los responsables como los vulnerables, a quienes irremediablemente tendrán que incluir para la implementación y ejecución de las políticas derivadas de éste acuerdo. Por lo que se corre el riesgo que un acuerdo de tal importancia para combatir el cambio climático desde el nivel estatal, no pase de las ratificaciones legislativas o su ejecución se vea totalmente limitada a pequeños esfuerzos insuficientes y difíciles de medir en su impacto.

Esto conlleva varios temas, primero la capacidad de los Estados por saber aliarse con quienes pujan también por combatir seriamente el cambio climático y ser ese puente entre los diferentes agentes ejerciendo liderazgos morales sobre los basados únicamente en la ley y la autoridad. Esto quiere decir también que se debe juzgar y corregir a quienes aprovechan su posición para lo contrario y continúan con la explotación suicida de los elementos de la Tierra.[2]

Segundo, aliarse quiere decir tanto la inclusión de estos sectores en los niveles regionales, nacionales y locales, etc., especialmente de quienes habitan y conviven estos espacios para la puesta en práctica de las acciones necesarias. Aliarse quiere decir también dialogar, respetar y ceder a otras iniciativas alternativas emergentes que por el proceso internacional de toma de decisiones pueden no estar representados por estos acuerdos y quienes los promueven, pero que tienen que ser proyectos complementarios y no competidores de los internacionales, así como los de la pequeña empresa y la empresa pública.[3]

Finalmente, lejos de ser alarmista lo que se quiere con este breve análisis es poner en una perspectiva crítica compleja la política internacionalen torno al cambio climático, y llamar la atención sobre lo necesario que es esto para comprender el mundo que nos rodea y cuáles son entonces los elementos necesarios para desarrollar exitosamente una política diseñada sólo globalmente, pero que debe ser implementada global, continental, macro-regional, meso-regional, bi-nacional, nacional, micro-regional, local, focal y hasta individualmente. Por lo tanto implica involucrar, escuchar, comprender, compartir, dialogar y comprometer a quienes habitan y conviven en estos espacios, especialmente a las comunidades presentes en estas complejas dinámicas y niveles espaciales.

Notas


[1] Si bien, existen estudios que hablan que la inclusión de múltiples sectores en el diseño de una política no garantiza su éxito, también se concluye que esto se debe a la forma en la que participan, es decir, los mecanismos de inclusión, por lo que no se debe de satanizar la participación intersectorial y comunal, sino el diseño institucional y proceso de esta participación.

[2]Adicional a la referencia de Ban Ki Moon sobre las corporaciones. También es más común que los Estados, especialmente a nivel militar, realicen alianzas con grupos armados a nivel conspirativo o por medio de tercerización de la seguridad, que dependiendo de lugar de enunciación serán rebeldes o terroristas, paramilitares o autodefensas/seguridad privada.

[3] Mencionar este diálogo público-privado-comunal se hace reconociendo también lo complejo que es, no obstante, antes de pensar en que es imposible se deben pensar en los diseños institucionales correctos, si queremos gestionar y mitigar estas dificultades.

Referencias


[i] Ban tells private sector ‘how we do business today will determine if we can do business in the future’: http://www.un.org/apps/news/story.asp?NewsID=52756#.Vm_RLOJ-6ts.

 

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