Análisis semanal 542: La megacárcel de El Salvador: Una manera de legitimar el poder simbólico de Nayib Bukele

Introducción

El concepto de branding político busca generar mayor reconocimiento del representante político combinando técnicas de comunicación y marketing que no solamente resaltan las características del individuo, sino también que proyecta una imagen pública que encaja con la percepción del público clave. A esto se añade el  personal branding, el cual hace referencia a una marca personal, donde la herramienta de comunicación recibe el nombre y/o apellido de la persona  a partir del cual se crea^[1].

El actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ha dedicado a realizar prácticas no tradicionales para hacer política, principalmente en espacios virtuales, logrando la aprobación de la ciudadanía salvadoreña de un 70,9% a 20 días para las elecciones^[2], y una fuerte visualización internacional.

Recientemente, dentro de dicha estrategia mediática, está surgiendo la prensa y las redes sociales como un espacio para publicitar el interior del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), nominada formalmente, pero reconocida como la megacárcel de Bukele, cuya construcción inició en el contexto del régimen de excepción vigente, con capacidad para 40.000 personas, de máxima seguridad y restringida a visitas que no sean periodistas. Recientemente se ha dado una apertura hacia los llamados youtubers^[3], quienes visitan y documentan la vida de las personas recluidas, de manera gratuita y con autorización por parte del gobierno. Sin embargo, ¿no serían estas estrategias una manera para legitimar el poder simbólico de Nayib Bukele por medio de una marca personal?

Fuente: Presidencia de El Salvador. (31 de enero de 2023), X, https://twitter.com/PresidenciaSV/status/1620615018269257729/photo/1

Visitas guiadas a la megacárcel del Salvador: símbolo de la política de seguridad

Dos días después de las elecciones presidenciales celebradas el 4 de febrero, Bukele dirigió una invitación a periodistas internacionales provenientes de medios de comunicación como: La Nación, BBC, El País, Univisión Noticias, y diversos youtubers: Luisito Comunica, Lethal Crysis, Víctor Gonzalez, entre otros, para una visita nocturna al CECOT.

En primera instancia, a un kilómetro del centro, se realiza una revisión exhaustiva del personal, incluyendo vehículos y equipaje. A esto se añade el bloqueo de la señal telefónica que garantiza la no comunicación por dispositivos móviles. El CECOT tiene un único ingreso para el personal y las personas privadas de libertad, quienes se someten a otra revisión interna con detectores de metal y máquinas para identificar si hay algo adherido o dentro del cuerpo y, finalizado este procedimiento, comienza la visita guiada^[4].

En una visita guiada a los medios de comunicación El País y La Nación - Argentina, el director del centro, el guía, dio las primeras instrucciones^[5]: No cruzar las líneas amarillas que se encuentran demarcadas cerca de las celdas y no hacer contacto visual con los privados de libertad^[6], dado que pueden emitir algún mensaje desde dentro.

El concepto clave del CECOT es el encierro, internamente sólo reciben luz artificial. Vestidos con sus uniformes blancos, se encuentran en un circuito cerrado, en camas de hierro con solamente una toalla y una sábana. Las celdas, con capacidad para 80 personas, incluyen unas pilas de piedras y dos retretes para hacer sus necesidades y asearse. Además, cuentan con tres tiempos de alimentación, en el que comen con las manos porque los tenedores y cuchillos podrían ser utilizados como armas. No tienen derecho a llamadas ni visitas y poseen únicamente 30 minutos al día, como máximo, para realizar ejercicios en el pasillo interno; el resto del tiempo permanecen en sus celdas^[7].

Son señalados como “terroristas”, de allí el nombre del centro, “asesinos seriales y psicópatas”, por lo que no existen proyectos de inserción social por parte del gobierno, al contrario, el objetivo de este, es que pasen lo que les resta de vida entre las rejas^[8].

Como demostración final, el director de la prisión llama a cinco de los privados de libertad; sacados con grilletes en manos y tobillos y sin permiso de hablar; les pide que se quiten la camisa para mostrar al personal externo a qué pandilla pertenecen, haciendo un recuento de los delitos cometidos. Justifica este acto al indicar que “son sujetos de alto perfil criminal. Cometieron delitos que durante años han tenido en zozobra a los salvadoreños”^[9].

Explicado lo anterior, Bukele ha logrado construir una branding político por medio de las redes sociales, que muestra la forma en que es utilizada la violencia administrada por el Estado, especialmente aquella proporcionada por el ejército y la policía, siendo el CECOT una muestra de dicha construcción, más específicamente un personal branding que busca que dicha construcción sea atribuida y reconocida como “La megacárcel de Bukele” .

Durante lo largo de su campaña electoral del 2019, la estrategia constante de Bukele ha sido la construcción de un enemigo único, que desde su llegada a la presidencia, consiguió fortalecer el discurso que condenaba a las pandillas, pero a su vez, tomando a las fuerzas armadas como un aliado, que más allá de los organismos internacionales y defensores de derechos humanos, ha sido la única estrategia que ha logrado detener la ola de homicidios que mantenía el país salvadoreño entre los más violentos del mundo^[10]. 

Esto generó un nuevo ordenamiento de la práctica social construida en el “ver, oír y callar”, que si bien, antes fue una frase característica de las zonas controladas por pandilleros, en donde para preservar la vida, se debía seguir reglas estrictas, ahora es utilizada bajo el régimen de excepción, mediante la construcción discursiva emocional de un país que para alcanzar el crecimiento económico, tecnológico y social, requiere que la justicia sea ejercida por el ejército y castigar en la cárcel a cualquiera que amenace ese futuro^[11], pero consecuentemente debilitando los procesos democráticos de la región. 

CECOT: Símbolo de autoridad y represión

El 31 de enero de 2023, el día de la inauguración del centro; Nayib Bukele realizó una transmisión en cadena nacional en el que se hizo un recorrido por las instalaciones y la tituló “una cárcel de Primer Mundo”. El 24 de febrero, publicó otro vídeo, donde 2000 hombres rapados y vestidos solamente con pantaloneta blanca eran trasladados a dichas instalaciones, promoviendo una imagen de Estado fuerte que ha logrado su batalla contra los pandilleros dentro de El Salvador^[12].

Su visualización por medio las redes sociales; principalmente de sus características físicas y culturales, como tatuajes, gestos; no solamente facilitó su encarcelamiento, sino que generó que el centro se convirtiera en el monumento de la mano dura del gobernante^[13], al punto de extender la continuación del régimen de excepción para defender el derecho de vida de “las personas honradas sobre los delincuentes”. Lo anterior ha generado una visualización de pacificación interna y duradera hacia la población, aún a pesar de la limitación de los derechos civiles por esta medida. Además, a nivel internacional se ha obtenido un gran impacto y una necesidad de replicar “el modelo Bukele”^[14], con el objetivo de lograr una imagen país similar a la salvadoreña, debido a la crisis de seguridad en la región centroamericana; ocasionada principalmente por la violencia y el narcotráfico.

En resumen, el mandatario ha logrado por medio de técnicas de comunicación y marketing, provocar estados de ánimo en la ciudadanía y una organización política que no sólo genera un consenso político como gobierno, sino también una gran popularidad presidencial, que le permite ante la estratégia mediática y populista, tomar decisiones con o sin consenso político, con o sin leyes establecidas y con o a pesar de las instituciones legalmente establecidas, con la única finalidad de transformar un país que por décadas se ha sumida en la violencia criminal, corrupción y pobreza^[15].

¿Hay diferencia entre un estado violador de derechos humanos y una pandilla de criminales?

Desde el 27 de marzo del 2022, se suspendieron los derechos constitucionales de la ciudadanía, facultando a la seguridad salvadoreña para desarticular a las pandillas, reducir los homicidios y combatir las extorsiones^[16]. A pesar de que la Constitución salvadoreña en su artículo 30, señala que el estado de excepción no podrá exceder de 30 días, aclara que se puede prolongar por igual período y mediante nuevo decreto, si las circunstancias que la motivaron continúan^[17], artículo que ha promovido su vigésima tercera prórroga promulgada en el mes de febrero de 2024. Esta medida ha generado la detención de aproximadamente 74.000 personas^[18], incluyendo 3.500 detenciones arbitrarias, así como 185 muertes registradas en las cárceles del país^[19]. 

Entre dichas víctimas, se incluyen defensores de derechos humanos, que a través de los esfuerzos de las propias ONG han logrado tener visibilidad ante detenciones por motivaciones políticas. Para ejemplificar, la organización Socorro Jurídico Humanitario, ubicada en San Salvador ha registrado, hasta octubre del 2023, la detención de 17 líderes sindicales de alcaldías y dependencias del Estado, acusados por delito de asociación y terrorismo. Se incluyen 146 trabajadores sindicalizados que han sido despedidos y otros 38 suspendidos. Uno de estos, José Leónidas Bonilla, murió dentro de la cárcel por no recibir atención médica para tratar la diabetes^[20].

Se debe incluir el ocultamiento de información pública, la cual Bukele ha declarado en su mayoría como información reservada, incluyendo la correspondiente a la declaración patrimonial del presidente y la de homicidios y víctimas del delito de desaparición en El Salvador. A esto, se añaden los préstamos y costos de la construcción del CECOT, sobre el cual se desconocen las fuentes de financiamiento, debido a la declaración de la información de gestión administrativa, que imposibilita detectar el enriquecimiento ilícito o malversación de fondos públicos^[21].

Sin embargo, a pesar de las críticas que recibe por parte de organismos nacionales e internacionales ante cuestionamientos por abuso a los derechos humanos, el mandatario se justifica por medio de los resultados alcanzados en seguridad, específicamente en el año 2023, el cual se caracterizó por tener la cifra de homicidios más baja en la historia de El Salvador, con una tasa de 2,4 por cada 100.000 habitantes, en comparación al 2022 de 7,8 por cada 100.000 habitantes^[22]. Esto a permitido que Bukele se defina a sí mismo por medio de su cuenta en X como “el dictador más cool del mundo mundial”^[23].

Respondiendo entonces a la pregunta planteada ¿Hay diferencia entre un estado violador de derechos humanos y una pandilla de criminales?, podría decirse que, a pesar que la estrategia de mano dura implementada por Nayib Bukele ha generado resultados tangibles en la reducción de la violencia relacionada a las pandillas, por medio del estado de excepción y las detenciones masivas, se han ejemplificado casos de detenciones arbitrarias, torturas, muertes bajo custodia y procesos penales abusivos que ponen en cuestionamiento el respeto al estado de derecho y a las garantías básicas de la ciudadanía^[24], que se le cuestionó a las pandillas y que hizo factible las medidas establecidas. En otras palabras, están dando muerte a la muerte para darle vida a un nuevo cuerpo social, olvidando que también los pandilleros se encuentran inscritos dentro del cuerpo social salvadoreño, en sus dinámicas sociales, económicas y políticas, que ante su exclusión gubernamental surgen como una opción de supervivencia^[25].

Reflexión Final

Son característicos los rasgos distintivos de Bukele como líder populista que ha sabido considerar las demandas de la ciudadanía salvadoreña, en contra del sistema, logrando mediante el desvío de los canales legales y democráticos, la subordinación de los otros poderes, debilidad de las instituciones políticas y partidos opositores, un peligro populista y autoritario^[26]. Sin embargo, esto ha sido factible por la operación tecnológica y política aplicada por Bukele, específicamente en las redes sociales al agregar a su discurso al CECOT como “una cárcel de Primer Mundo”. Esto genera una otredad que no solamente ha funcionado para mostrar el terror que provocaron las pandillas en El Salvador, sino también, el heroísmo de los elementos armados en su gobierno que borran las violaciones cometidas por estos grupos a la ciudadanía, aunque esto implique violentar los derechos humanos.

Dicho de otra manera, el manejo mediático de las redes sociales han permitido crear un valor simbólico nacional e internacional que es celebrada al indicar ser el país más seguro de América Latina, cuyo logro se ha atribuido a la visualización y aplicación de un “modelo Bukele” y su representación física “la megacárcel”, fungiendo como una herramienta de comunicación que se le confiere a la imagen del mandatario y no por ejemplo, al gobierno salvadoreño en general, debido a que este funge como el actor clave de la comunicación. A pesar de que esta estrategia desea ser replicada en otros países latinoamericanos, ciega y deja fuera de la vista la debilitación de los procesos democráticos, cuya lucha por la delincuencia viene a justificar su vulneración.

Bukele sostiene que, con tal de mantener la seguridad ciudadana, el fin justifica los medios, ¿pero qué pasa cuando está excepcionalidad viene acompañada del atropellamiento, agresión y engaño? Esto da apertura al cuestionamiento de ¿qué tipo de sociedad podría ofrecer un gobierno que con dichas acciones está aplicando la justicia?, en lugar de cuestionar la  posibilidad de cómo lograr un equilibrio entre la seguridad nacional y el respeto por la dignidad humana. Estas son algunas preguntas que quedan abiertas para próximos análisis.