Análisis semanal 533. Para un Palestino: el teatro documental, la memoria y la visibilidad ante el colonialismo contemporáneo

Año: 
2023

 

La memoria política no solamente trata de evitar que repitamos errores del pasado. La memoria reconstruye la dignidad de todas esas personas que otrora fueron categorizadas como sub-humanas (bárbaros, salvajes, incivilizados y, hoy en día, terroristas, para la política y para la academia de las “epistemologías oscuras”[i]), con el fin de que el Estado pudiese justificarse por desapariciones forzadas, colonialismo, apartheid, esclavitud). Mas, cuando las naciones deshumanizan, los trabajos de documentación en la literatura, la fotografía, el cine y el teatro tienen la capacidad de desafiar la retórica.

En el contexto del genocidio contra los pueblos palestinos, diversos artistas han tomado sus herramientas para poder exponer al mundo sus historias, que no deben ni tienen que reducirse al sufrimiento. Más que víctimas, se apropian de la narrativa para conseguir visibilidad, legitimidad y re-humanizarse.

“For a Palestinian” (Reino Unido, 2022)[ii], de Bilal Hasna y Aaron Kilercioglu, utiliza el teatro documental para esta tarea. ¿Qué simbolismos trae a colación? ¿Qué implica la interpretación de la “realidad” en el espacio efímero de lo teatral? ¿Hasta qué punto estas documentaciones resignifican identidades o reproducen estereotipos de los cuerpos en conflicto? El objetivo del presente trabajo corresponde a evaluar los alcances políticos y éticos del teatro documental como herramienta de la memoria política, utilizando el caso de estudio de “For a Palestinian” a la luz de las teorías anti-coloniales del Teatro Político.

Fuente: Alessandra Davidson.

¿Qué es el teatro documental?

El teatro documental corresponde a una disciplina donde los textos utilizados en el proceso de dramaturgia e interpretación no son ficción. Se investiga a partir de: testimonios, memorias, entrevistas, archivos, fotografías, entre otros. Si bien el uso de estos materiales es natural de la creación escénica, el propósito del teatro documental es relatar un evento histórico partiendo del realismo y las biografías. En ocasiones, se interpreta a personas reales, devolviéndoles la voz a través del actor en escena y reconstruyendo el mundo que vivió con el discurso y la escenografía.

Para poder sintetizar, podríamos decir que hay dos aristas generales del trabajo documental: la reimaginación de los espacios históricos (lo público, lo privado, discursos, símbolos, realidades) y el cuerpo de la persona intérprete como principio de arranque. Ambas fueron heredadas de la voluntad pedagógica del Teatro Político, dentro del deseo por potenciar el imaginario colectivo. “Para algunos expertos, el teatro documental no es un género per se, sino que se trata más bien de una variante, un híbrido de géneros y propuestas teatrales”[iii].

Carolina Martínez e Isadora Guardia (2016) trazan sus fuentes hacia Erwin Piscator y Bertolt Brecht, padres del denominado “teatro épico”. Piscator modeló el teatro político como un instrumento de concienciación (a partir de las fuentes de Wagner) con marcadas dimensiones sociales y políticas surgidas de la República de Weimar, las revoluciones obreras, la censura contra el teatro comunista y la coyuntura de postguerra en Alemania Occidental. Brecht, por su parte, trabajó propiamente el uso del texto teatral por medio de las piezas didácticas “Lehrstücke”.

Las Lehrstücke son piezas donde la estructura –abierta a cualquier opción de cambio siempre que se respete su objetivo esencial– y el proceso están a la vista y que están diseñadas para que el ejecutante las “use” siendo el material  textual un material no-dramático[iv].

Ahora bien, para comprender el elemento del cuerpo como principio de arranque, María Fernanda Sarmiento (2021) valora el rol de las emociones y la corporalidad como un vehículo para el texto. Anterior al siglo XX, dicho texto procedía de la racionalidad de una persona dramaturga y precedía completamente a las herramientas sensoriales. Mas, el teatro político también retó estas jerarquías (junto con su protesta a las jerarquías del autoritarismo político) y comenzó a proponer equidad en la toma de decisiones con respecto a los personajes y sus coyunturas. De este modo, se buscó “corazonar” el trabajo sobre los textos y concederle al cuerpo del intértprete una mayor autoría en la creación del conocimiento escénico[v]. Esta estructura integrada de cuerpo/texto es vital para comprender al teatro documental y For A Palestinian desde el discurso político.

El poder discursivo de “For a Palestinian”

Cuando el telón se sube, encontramos en escena a Bilal Hasna; el actor, el co-escritor, el personaje, el ser humano. No interpreta ningún papel más que el de sí mismo. Bilal nos cuenta que regresará a Palestina para celebrar la boda de uno de sus primos, en un parlamento que explora la identidad, la maravilla de las familias numerosas, la diáspora y la sensación de persecución política dentro del torbellino —ya de por sí complejo— que es la juventud. Bilal entonces reflexiona sobre el poder de conocer nuestras raíces y cómo encontró la historia más asombrosa al buscar “Las 1001 Noches” en Wikipedia.

A partir de aquí, Bilal le presta su cuerpo a Wa'el Zuaiter, el palestino responsable por traducir Las 1001 Noches al italiano por primera vez en la historia. Para poder reconstruir la personalidad de Wa’el, Bilal y Aaron Kilerciouglu consultaron una serie de cartas escritas por la esposa y amistades de Wa’el, así como algunos registros de su actividad política. Los demás actores interpretan al círculo de Wa’el, siendo Bilal el único que regresa continuamente al futuro para rememorar y superponer su propia experiencia en Palestina con los eventos que formaron a Wa’el como activista por la liberación palestina en Italia. Este ejercicio teatral por lo tanto no acude solo al entretenimiento, sino también e intencionalmente a la memoria política.

Whilst living very different lives in very different places, we were struck by the many similarities between Wa’el and Bilal’s experiences as Palestinians living in the Western diaspora...  By cutting back and forth between these two lives, the play tries to connect those presently in the Palestinian diaspora with those who came before, to try and create a lineage, a history, a toolkit, to navigate this funny life in the diaspora, to validate our cultural uncertainty, and to galvanize us to action.[vi]

Otros elementos técnicos que pueden encontrarse son grabaciones de noticias, cantos de protesta y voz en off de la familia de Bilal y de las personas que eran informadas por Wa’el sobre los acontecimientos de Palestina. Esto contribuye a crear una atmósfera que destaca elementos clave de las relaciones de dominación; por ejemplo, al presentar voces sin rostros, exponen la forma en la que los medios de comunicación se despersonalizan al narrar prácticas de ocupación territorial y genocidio, removiendo la humanidad de las víctimas de estos conflictos (tanto en el pasado como en el presente).

Aunado a ello, hay una resignificación del espacio físico en el teatro de Camden y Bristol Old Vic, lugares que albergaron For A Palestinian. Primero, se escribe y presenta la obra en Reino Unido directamente, la potencia responsable por comenzar los proyectos de segregación y apartheid en Palestina y otras colonias en la primera mitad del siglo XX. Segundo, los teatros se presentan a sí mismos como “teatros del pueblo”[vii], espacios cívicos y públicos que reciben propuestas teatrales (incluyendo texto, equipo técnico y artístico) por medio de aplicaciones abiertas y continuas (en lugar de surgir desde la compañía de teatro hacia afuera, ocurren desde afuera hacia adentro).

En este sentido observamos un profundo vínculo entre el equipo de producción y la administración del teatro, que se materializa en una propuesta de rebeldía contra la manera en la que se caracteriza al “palestino activista promedio”. Como lo conceptualizan Carolina Martínez e Isadora Guardia, hay una rebeldía contra el pensamiento dominante de esconder el horror, se resiste activamente desde lo simbólico (la técnica documental, las voces de la familia de Bilal, la inclusión de historias de amor en tiempos de conflicto) y la realidad (la cotidianeidad Palestina, la familia de Bilal, la vida de Wa’el).

Hay un intento de reparación por medio de la investigación y la exhibición, pero también de la reimaginación, pues al final se revela el dolor detrás de esta celebración a la vida de Bilal y de Wa’el. A pesar de que Bilal recrea conversaciones con sus tías en Gaza, a quienes conocemos solamente por sus voces, en la realidad nunca lograron llegar a la boda por la hipervigilancia de las Fuerzas Israelíes en la frontera Gaza. Y a pesar de sus contribuciones a la traducción y el pensamiento político anti-fascista, Wa’el fue asesinado por el Mossad israelí en Roma, por su identidad palestina, sus ideas palestinas, acusado de terrorismo sin un debido proceso.

¿Por qué “memoria”? ¿Por qué “descolonización”?

Palestina ha lidiado desde 1948 con una forma violenta de ocupación ejercida por Israel, con densa evidencia de encarcelamientos en masa y abuso a menores de edad[viii], esterilización forzada de personas judías africanas[ix], expulsión[x], expropiación, crímenes ambientales[xi], ataques a mezquitas, limpieza étnica en sectores clave como Jerusalén[xii] (y actualmente la Franja de Gaza). Las asimetrías militares también son profundas, partiendo desde el gasto militar, la tenencia de armas nucleares, las alianzas estratégicas, e incluso el que Palestina haya sido separada forzosamente en dos territorios con dos gobiernos distintos. Y, recientemente, distintos ministros y jerarcas del Likud han declarado abiertamente su apoyo a la eliminación y desplazamiento de los palestinos de Gaza[xiii].

Este análisis, de manera deliberada, se ha referido a Palestina como un territorio colonizado, y su arte como un ejercicio de resistencia y descolonización. En las artes y en los análisis, nuestro lenguaje es elegido con un propósito. Existe un profundo debate sobre el conflicto entre Palestina e Israel debido a que las características y las acciones militares, aun siendo clara e indiscutiblemente asimétricas, no siempre se asemejan a los elementos teóricos del “genocidio”, “imperialismo”, “apartheid”. Además, se condena la resistencia palestina por no ser suficientemente pacífica. ¿Pero realmente esta discusión nos pertenece a las personas académicas, desde la comodidad de nuestros escritorios? ¿Por qué nuestros libros deben imponer las formas “correctas” de aplicar los conceptos, por encima de las experiencias de los pueblos? ¿Por qué en la literatura unas masacres son imperdonables, y otras son irremediables?

Una posible respuesta es la manera en la que analizamos el poder desde la figura del Estado, despojando de toda humanidad y agencia a los pueblos. Frente a ello los productos de comunicación como el periodismo y las artes tratan de movilizar empatía al mostrar el rostro del conflicto. No obstante, esto también posee implicaciones éticas; la teatralidad como dispositivo discursivo puede tender a sobreexponer los cuerpos martirizados “de manera que convoquen los más terroríficos imaginarios y produzcan irrefutables “lecciones”” (Diéguez, según se cita en Sarmiento Bonilla, 2021)[xiv]. Esto ocurre especialmente en aquello que sea documentado por una cámara, ofreciendo imágenes explícitas del sufrimiento conocidas como “pornografía de la violencia”.

En vista de ello, el teatro documental anti-colonial trasciende el género de la tragedia y redefine los espacios escénicos para potenciar su vínculo con el mundo que nos rodea una vez que salimos del teatro. For a Palestinian, y el teatro palestino dentro y fuera de su territorio, ha optado por el rescate y la visibilización de su historia por medio de la (re)dignificación de sus voces. La dramaturga palestina, Dalia Taha, es clara en su manera de retar las estructuras de poder debido a que no se concentran en el sufrimiento, sino que dialogan con la vida y las maravillas de la herencia cultural palestina[xv]. For a Palestinian rescata quién era Wa’el, qué defendía, cómo amaba (a su esposa, a sus amigos, al activismo palestino). Rebelarse para recordar, documentar y teatralizar la cotidianeidad, en contextos de conflicto y limpieza étnica, se convierten en una cuestión de supervivencia identitaria; en una cuestión de amor y orgullo por esa, la propia identidad.

Notas


Chouloaraki, Lilie. (2022). Chapter 6: Subaltern Voice and Digital Resistance. En: The digital border [electronic resource]: migration, technology, power. New York University Press.

Hasna, Bilal & Kilercioglu, Aaron. (2022). For A Palestinian. Bristol (2021) & Londres (2022), Reino Unido. Bristol Old Vic; Camden People’s Theatre. (Trabajo original publicado en 2021).

Martínez, Carolina & Guardia, Isadora. (2016). El teatro documental, una herramienta para devolver a la ciudadanía su imaginario y su memoria. July 2016. Conference: Congreso Iberoamericano de Comunicación. Comunicación, Cultura y CooperaciónAt: Universidad Complutense. Madrid.

Ídem.

Sarmiento Bonilla, María Fernanda. (2021). Teatralidades De(s)coloniales: Entre la formación, la creación y la política en las calles de Abya Yala. Colombia: Editorial Politécnico Grancolombiano.

Chloethefry (30 de Agosto, 2022). Interview: Bilal Hasna and Aaron Kilercioglu – For a Palestinian. Center Stage. https://cfrycentrestage.wordpress.com/2022/08/30/interview-bilal-hasna-and-aaron-kilercioglu-for-a-palestinian/

Camden People’s Theatre. (2023). Our Community. https://cptheatre.co.uk/Our-Community

Human Rights Watch. (2015). Israel: Fuerzas de seguridad abusan de niños palestinos. https://www.hrw.org/es/news/2015/07/19/israel-fuerzas-de-seguridad-abusan-de-ninos-palestinos

Garralda, Ana. (5 de febrero, 2013). Mujeres etíopes denuncian anticoncepción forzosa en Israel. El País. https://elpais.com/sociedad/2013/02/05/actualidad/1360087233_473189.html

Jensen, Michael. (15 de mayo, 2013). UN marks the 75th anniversary of Palestinians’ mass displacement. The Irish Times. https://www.irishtimes.com/world/middle-east/2023/05/15/un-marks-the-75th-anniversary-of-palestinians-mass-displacement/

Israel viola los derechos humanos al explotar los recursos naturales palestinos, según experto. (18 de marzo, 2019). Noticias Naciones Unidas. https://news.un.org/es/story/2019/03/1453031

Pichel, Mar. (13 de mayo, 2021). Conflicto israelí-palestino: qué pasa en Sheij Jarrah, el barrio de Jerusalén que fue uno de los detonantes de la nueva escalada de violencia. BBC Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57090741

Algunos de los “tweets” publicados por el ministro de patrimonio israelí Amichai Eliyahu y otros oficiales del Likud fueron borrados de la plataforma. Sin embargo, el historial de magistrados, ministros y militares que han empleado lenguaje xenofóbico y potencialmente genocida está ampliamente documentado. McGreal, Chris. (16 de octubre, 2023). Opinion: The language being used to describe Palestinians is genocidal. The Guardian.  https://www.theguardian.com/commentisfree/2023/oct/16/the-language-being-used-to-describe-palestinians-is-genocidal

Sarmiento Bonilla.

Moss, Stephen. (22 de febrero, 2015). Interview: Palestinian playwright Dalia Taha: ‘You want stories of suffering’. The Guardian. https://www.theguardian.com/stage/2015/feb/22/dalia-taha-fireworks-interview