Análisis Político no. 16. Crisis en Níger: un golpe militar que amenaza a África Occidental

Introducción: historia de Níger y generalidades del golpe de Estado

La República de Níger, un país ubicado en África Occidental, ha tenido una  historia política tumultuosa desde que obtuvo su independencia en 1960. Sin embargo, uno de los hechos más notables ocurrió en julio de 2023, cuando un golpe de Estado sacudió el país.

El golpe de 2023 en Níger fue liderado por un grupo militar autodenominado  Movimiento Nacional para la Salvación de Níger (MNSN). La principal causa de este levantamiento es el creciente descontento con el gobierno actual y las acusaciones de corrupción generalizada.^[1] El entonces presidente, conocido por su falta de transparencia e incapacidad para cumplir las promesas de campaña, se convirtió en el  principal blanco de las críticas y protestas populares. Sin embargo, el período posterior al golpe ha estado marcado por la inestabilidad política y la polarización social. Las luchas internas entre diferentes facciones militares han obstaculizado los esfuerzos por establecer un sistema de gobierno estable y pacífico.

En términos de política exterior, el golpe de 2023 en Níger provocó una importante preocupación regional e internacional. Organizaciones como la Unión Africana y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) han condenado enérgicamente el golpe y han pedido el rápido restablecimiento del orden constitucional^[2]. Además, se ha ejercido presión económica y diplomática sobre el nuevo régimen militar para que cumpla su promesa de celebrar elecciones justas y transparentes.

El presente artículo busca generar una contextualización de lo acontecido en Níger que llevaron al golpe de estado, lo acontecido después, los posicionamiento de la comunidad internacional y los intereses particulares en la región del Sahel.

Contextualización

1. Los orígenes precoloniales en Níger

La República de Níger, ubicada en África Occidental, tiene una historia política diversa, pero su forma actual de gobierno y  fronteras son resultado de la colonización europea de África durante el siglo XIX y principios del siglo XX. Para contextualizar los orígenes coloniales de Níger, es importante considerar varios factores históricos y geopolíticos.

Uno de los primeros pueblos que se estableció en Níger fueron los tuareg, un grupo nómada de origen bereber adaptado al entorno desértico del norte y  este del país. Los tuareg se organizaron en confederaciones tribales con fines de pastoreo,  comercio transahariano y guerra. El pueblo tuareg conserva su identidad cultural y religiosa, basada en el Islam, y en un código de honor llamado Ashek. El pueblo tuareg también se caracteriza por el arte rupestre, la poesía oral y la música.^[3]

Al sur y al oeste de Níger se desarrollaron varios reinos e imperios aprovechando la fertilidad del valle del río Níger y las rutas comerciales con otras partes de África. Entre estos reinos, se destacan el imperio Songhay, el reino Dendi, el reino Hausa y el reino Zarma. Estos reinos dependían de la agricultura, la cría de animales, la artesanía y el comercio de productos como el oro, la sal, el marfil, los esclavos y la cola. Estos reinos también adoptaron el Islam como religión oficial, aunque convivieron con otras creencias y tradiciones animistas. Estos reinos también se distinguían por su organización política centralizada,  administración burocrática, sistema legal islámico y  producción cultural, especialmente en  literatura,  arquitectura y  escultura.^[4]

La composición étnica de Níger refleja la diversidad de pueblos y culturas precoloniales. Según el último censo del cual se tuvo acceso, el del 2001, los principales grupos étnicos de Níger son los hausa (55,4%),  zarma (21%),  tuareg (9,3%),  fulani (8,5%) y  kanuri (4,7%). Estos grupos étnicos tienen sus propios idiomas, costumbres, vestimentas y estilos de vida. Sin embargo, también comparten elementos comunes como el uso del francés como lengua oficial, el Islam como religión mayoritaria y la nacionalidad nigerina como identidad nacional.^[5]

A finales del siglo XIX, las potencias coloniales europeas, especialmente Francia, comenzaron a expandir su influencia en África occidental. Francia estableció una presencia significativa en la región a través de su imperio colonial, incluido el actual Níger. Durante este período, los franceses llevaron a cabo expediciones militares y llegaron a acuerdos con los líderes locales para establecer su control sobre la región.

2. Formación en África Occidental Francesa (AOF)

En 1904, Francia estableció la Federación de África Occidental Francesa (AOF), que incluía a Níger y otros territorios coloniales de la región en lo comprendido en la actualidad como Mauritania, Senegal, Mali, Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso y Benin^[6].  Este acto marcó el comienzo de una administración colonial más formal y la imposición de estructuras políticas francesas en la región.

Durante el período colonial, Níger experimentó una transformación en su estructura política y económica. El gobierno colonial introdujo un sistema de administración indirecta, involucrando a los líderes locales en la gestión de sus territorios, pero bajo supervisión francesa. Además de fomentar la explotación de recursos naturales como el caucho y el algodón para beneficio urbano. Después de la Segunda Guerra Mundial, hubo un creciente sentimiento de nacionalismo en las colonias africanas, incluido Níger. Los líderes políticos nigerianos comenzaron a promover la independencia y la autodeterminación.^[7] Finalmente, en 1960, Níger se independizó de Francia y se convirtió en una república autónoma.

3. La política de Níger después de la independencia

Después de la independencia, Níger adoptó un sistema político democrático y multipartidista. Sin embargo, durante décadas, el país ha enfrentado una serie de desafíos, incluida la inestabilidad política, la corrupción y la pobreza generalizada. Estos problemas afectan la gobernabilidad y la capacidad de las instituciones democráticas para funcionar eficazmente. Ha sufrido 5 golpes de estado desde que el país se independizó de Francia en 1960, antes del 2023, el último fue registrado el 18 de febrero de 2010, donde Níger fue escenario de un golpe de estado que derrocó al presidente Mamadou Tandja, que buscaba extender su presidencia mediante reformas constitucionales. Las figuras más importantes de este golpe fueron el Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia (CSRD), y el líder del golpe fue el comandante Salou Djibo, quien fundó el CSRD. El CSRD tomó el control del país y prometió una transición a elecciones democráticas.

Tras el golpe  de 2010, Níger atravesó un período de transición política que condujo al restablecimiento de la democracia y a la celebración de elecciones presidenciales y legislativas. En la fase posterior al golpe de estado, Mahamadou Issoufou fue elegido presidente en las elecciones de 2011, lo que marcó un regreso a la política democrática. Issoufou, durante su mandato, se centró en temas como la seguridad regional, el desarrollo económico y la lucha contra la corrupción. El gobierno de Estados Unidos levantó las sanciones económicas contra el gobierno de Níger el 5 de julio de 2011, la Unión Europea (UE) hizo lo mismo el 19 de julio de 2011.

Lo cierto es que la inestabilidad no quedó ahí. En enero de 2011, el gobierno reprimió un complot de cinco militares gubernamentales los cuales buscaban asesinar al presidente Mahamadou Issoufou. El 23 de mayo de 2013 treinta y cuatro personas, incluidos 24 soldados del gobierno y ocho militantes islamistas, murieron como resultado de un ataque suicida con bomba en una base militar en Agadez. La Unión Africana (UA) condenó el atentado suicida. El ataque fue perpetrado por presuntos militantes islamistas, veintidós prisioneros se escaparon de una prisión en Niamey el 2 de junio de 2013, lo que provocó la muerte de tres guardias penitenciarios. ^[8]

El descontento social continuó, el 28 de diciembre de 2013, más de 30.000 manifestantes protestaron contra el mal gobierno, la corrupción y la censura de los medios. El 16 de febrero de 2014, Níger se unió al Movimiento G-5 Sahel para contrarrestar a Boko Haram.

El 6 de febrero de 2015, militantes de Boko Haram atacaron las ciudades de Bosso y Diffa en el sureste de Níger, lo que provocó la muerte de más de 100 militantes, cuatro soldados del gobierno y un civil. El gobierno de Níger declaró el estado de emergencia de 15 días en la región de Diffa el 10 de febrero de 2015. En una operación militar conjunta, tropas nigerinas y de Chad lanzaron una ofensiva militar desde Níger contra militantes de Boko Haram el 8 de marzo de 2015.  El Consejo de Seguridad de la ONU emitió una declaración condenando la violencia mortal de Boko Haram en partes de África occidental. Militantes de Boko Haram mataron al menos a dos soldados del gobierno e hirieron a otros cuatro soldados en un ataque contra una aldea el 2 de octubre de 2015. Cinco civiles, un oficial de policía del gobierno y cuatro atacantes suicidas murieron en atentados suicidas con bombas en la ciudad de Diffa, en el sureste. Níger el 4 de octubre de 2015. El gobierno de Níger declaró el estado de emergencia de 15 días en la región de Diffa el 14 de octubre de 2015. Militantes de Boko Haram mataron al menos a 15 personas durante un ataque en la aldea de Gogone el 26 de noviembre de 2015.^[9] En los años venideros los ataques de Boko Haram fueron recurrentes, siendo condenados por parte de la comunidad internacional.

El 9 de marzo de 2016, la coalición de oposición de Níger encabezada por Hama Amadou anunció un boicot a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Aun así, Mahamadou Issoufou fue reelegido con el 92 por ciento de los votos en la segunda vuelta celebrada el 20 de marzo de 2016.^[10] Los partidos políticos de la oposición rechazaron los resultados de las elecciones presidenciales y legislativas y reclamaron fraude electoral.

Se celebraron de nuevo elecciones presidenciales el 21 de febrero de 2021 y Mohamed Bazoum, del PNDS, fue elegido presidente con el 56 por ciento de los votos. La CEDEAO desplegó 10 observadores a largo plazo y 80 observadores a corto plazo para monitorear las elecciones presidenciales y legislativas del 22 de diciembre de 2020 al 23 de febrero de 2021.

El 24 de febrero de 2021, el líder de la oposición Mahamane Ousmane afirmó que había ganado las elecciones presidenciales. El 25 de febrero de 2021, dos personas murieron en los disturbios postelectorales en Niamey. Ese mismo día, la CEDEAO condenó la violencia en Níger.^[11] El 1 de marzo de 2021, las autoridades gubernamentales acusaron al líder de la oposición Hama Amadou de intentar derrocar al gobierno.

 El 21 de marzo de 2021, el Tribunal Constitucional de Níger confirmó la elección de Mohamed Bazoum como presidente.  Las fuerzas de seguridad del gobierno reprimieron otro intento de golpe militar el 31 de marzo de 2021. Mohamed Bazoum prestó juramento como presidente hasta el 2 de abril de 2021.

4. El golpe de estado de 2023

Un anuncio en la cuenta de Twitter del presidente de Níger decía que el ejército y la Guardia Nacional estaban listos para atacar a la guardia presidencial.  El golpe tuvo éxito y el presidente fue sustituido por una junta militar encabezada por el general Abdourahamane Tchiani, quien se declaró jefe del gobierno de transición. El gobierno militar nombró a 21 ministros encabezados por el Primer Ministro Ali Lamine Zeine. El golpe fue ampliamente condenado por la comunidad internacional y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), que actualmente está considerando una intervención militar en el país.^[12]

El presidente de Níger, Mohamed Bazoum, fue elegido hace apenas dos años en un momento histórico: la primera transferencia de poder pacífica y democrática del país desde que obtuvo la independencia en 1960. El pasado 26 julio, miembros de la propia guardia presidencial de Bazoum dieron el tercer golpe pocos años en la región del Sahel, destituyéndolo de su cargo. Su justificación para el golpe fue el deterioro de la situación de seguridad y la percepción de mala gestión de los asuntos sociales y económicos de la nación.

Este abrupto giro de los acontecimientos se desarrolló en una serie de momentos, los cuales se destacan a continuación:

• 26 de julio: Soldados amotinados capturaron al presidente Bazoum en su residencia oficial en Niamey y declararon su golpe en la televisión nacional. Citaron el empeoramiento de las condiciones de seguridad y la gestión económica como la razón detrás de sus acciones. Para solidificar su control, cerraron las fronteras del país.
• 27 de julio: El mando del ejército nigerino expresó su apoyo al golpe por temor a una posible confrontación violenta. El general Abdourahmane “Omar” Tchiani, comandante de la guardia presidencial, asumió el mando del nuevo gobierno militar. Los disturbios estallaron cuando los partidarios del golpe saquearon e incendiaron la sede del partido gobernante. Yevgeny Prigozhin, el jefe mercenario del Grupo Wagner, ofreció los servicios de sus combatientes para restablecer el orden. Mientras tanto, el presidente Bazoum prometió defender la democracia.
• 29 de julio: Se intensificaron las respuestas internacionales. La Unión Europea cortó el apoyo financiero y la Unión Africana pidió a los golpistas que regresaran a sus cuarteles. Francia suspendió la ayuda al desarrollo, lo que aumentó la presión para el reintegro de Bazoum. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) exigió el regreso de Bazoum en el plazo de una semana, amenazando con utilizar la fuerza e imponer sanciones financieras.^[13]
• 4 de agosto: Los jefes militares de la CEDEAO formularon un plan para una posible intervención militar para abordar la crisis, y varias naciones expresaron su disposición a participar. Estados Unidos detuvo algunos de los programas de asistencia exterior que beneficiaban al gobierno de Níger.
• 6 de agosto: Miles de partidarios del golpe se reunieron en Niamey cuando venció el plazo de la CEDEAO. Los golpistas cerraron el espacio aéreo del país.
• Lunes 7 de agosto: La subsecretaria de Estado de los Estados Unidos en funciones, Victoria Nuland, mantuvo conversaciones con el líder militar Moussa Salaou Barmou.^[14] Aún así, se negaron las solicitudes para reunirse con el presidente Bazoum y el general Tchiani.
• 9 de agosto: La resistencia interna al gobierno del ejército surgió cuando Rhissa Ag Boula lanzó un movimiento para reinstaurar a Bazoum. Los líderes golpistas acusaron a las fuerzas francesas de socavar a Níger.
• 10 de agosto: Los líderes golpistas dieron a conocer una lista de nuevos ministros de gobierno. Los dirigentes de la CEDEAO sostuvieron que el uso de la fuerza seguía siendo una opción para restablecer el orden constitucional.
• 13 de agosto: Académicos islámicos nigerinos mediaron en las discusiones entre los líderes golpistas y los líderes de África Occidental. El ejército de Níger anunció su intención de procesar a Bazoum.
• 15 de agosto: El presidente ruso Vladimir Putin abogó por una resolución pacífica en el Sahel. Trágicamente, 17 soldados nigerinos murieron en un ataque cerca de la frontera con Malí.
• 18 de agosto: la CEDEAO estableció un "día D" para una posible intervención militar, y 11 estados miembros comprometieron tropas para la operación.
• 19 de agosto: Una delegación de la CEDEAO se reunió con el líder golpista Tchiani y vio a Bazoum por primera vez en semanas. Tchiani propuso una transición de poder de tres años y prometió que cualquier intento de retomar el país sería un desafío.

Los acontecimientos ponen de relieve la fragilidad de la democracia y la seguridad en la región del Sahel,  marcada por la inestabilidad política. Además, la lucha por el control de los recursos naturales y la influencia geopolítica en la región ha complicado la situación. La presión internacional para el regreso de Bazoum, el papel de actores externos como Rusia y las posibles consecuencias de una intervención militar resaltan la urgencia de encontrar una solución pacífica a esta crisis. La inestabilidad persiste en Níger y  la región, con importantes desafíos  por delante en la búsqueda de la estabilidad y la democracia.

Posicionamiento de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) ante una serie de golpes militares en la región

Para lograr entender el posicionamiento de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) es importante entender su funcionamiento y sus orígenes. Este grupo se encuentra conformado mediante una alianza regional que cuenta con la presencia de quince países de África Occidental.

La formación de esta comunidad africana se remonta al 28 de mayo de 1975 mediante la firma del tratado de Lagos en la capital nigeriana, con el objetivó de promover la integración de la región para velar por la parte económica y asuntos sociales y culturales. Para esto se conforman dos instancias que ayudan a promover y velar por sus objetivos, las cuales son la Comisión de la CEDEAO y el Banco de Inversión y Desarrollo de la CEDEAO.^[15]

La CEDEAO es la agrupación regional más grande de África occidental, llegando a representar 400 millones de personas. Aunque como se mencionó anteriormente, en su formación tenía una visión más económica, la organización se ha visto directamente involucrada como mediador en los conflictos regionales; involucrados en este sentido desde 1990 en la intervención ante rebeliones, expulsión de dictadores y procesos de cese al fuego.^[16]

En el caso puntual de Níger, de momento desde la CEDEAO se ha pedido la restitución del presidente electo Mohamed Bazoum con el fin de restablecer la democracia. Sin embargo, no se ha recibido respuesta, por lo que el 10 de agosto se anunció un llamado a las fuerzas de reserva. A partir de esto en Níger se ha generado una serie de manifestaciones que se oponen a la intervención de la organización regional, alegando que esta se encuentra desconectada de la realidad interna del país.^[17]

Además de lo mencionado, desde la organización existe una latente preocupación por la vida del expresidente, debido a que el grupo militar que lo destituyó del poder ha amenazado con quitarle la vida en un caso de intervención internacional. De momento la CEDEAO ha cerrado las fronteras de los países que la conforman con Níger, además de establecer una zona de exclusión aérea y congelar los activos económicos tanto del país como de los implicados en el golpe de estado.^[18]

Se puede observar como la CEDEAO ha demostrado a lo largo de los años su compromiso con la región de África occidental como garante de la democracia y el respeto al orden constitucional en los países de la zona. Con este fin, la CEDEAO ha implementado tanto vías diplomáticas como militares para lograr sus objetivos, demostrando una gran capacidad para mediar en conflictos y restaurar la estabilidad en la región; como se puede observar en el caso de Gambia en 2017 donde mediante la amenaza del uso de la fuerza pero sin recurrir a ella logró restablecer el orden democratico, estableciendo a Adama Barrow tras haber sido electo en las urnas sobre Yahya Jammeh, quien se negaba a abandonar su cargo.^[19]

Además, la organización ha tomado medidas concretas para hacer frente a los golpes de estado en Níger, como sanciones económicas, las cuales han sido apoyadas por la ONU mediante su emisario Leonardo Santos Simão, quien ha mencionado que desde la organización confían en que no se recurra a una intervención militar, acción con la que ya ha amenazado la CEDEAO a la junta militar.^[20]

En esta ocasión la CEDEAO se enfrenta a una situación compleja en Níger, donde se hace presente la junta militar que cuenta con un gran poderío y soldados altamente capacitados; luego del golpe de estado han logrado formar un gobierno y han rechazado las sanciones adoptadas por la CEDEAO.^[21] La CEDEAO debería seguir trabajando para restaurar el orden constitucional en Níger y garantizar la estabilidad en la región, aunque no es un trabajo sencillo debido a todas las particularidades mencionadas.

Níger y sus alianzas occidentales: sentimiento antifrancés e intervencionismo estadounidense

Níger, al ser el último país de África Occidental tomado por el poder militar, es el reflejo de una serie de elementos concomitantes que comparte con sus países vecinos, dominados de igual forma por fuerzas militares. Burkina Faso, Guinea, Mali y Chad no sólo han sido atravesados por golpistas, sino que existe una sombra encubierta que ha perseguido de manera histórica a estos países: el legado del colonialismo francés^[22].

Lo dicho hasta este momento supone examinar la caliginosa relación “Francafrique” (franco-africana), una relación que evidentemente supone cuestionar políticas francesas que se enmarcan en un neocolonialismo. Donde por un parte, se vislumbra un encadenamiento de políticas paternalistas que acrecientan el sentimiento antifrancés, como lo fueron las experiencias más recientes en este 2023 de Burkina Faso^[23] y actualmente Níger, las cuales han tenido un control por medio de acuerdos de defensa que posicionan un sólido dominio francés sobre estos países.

Sin embargo, como lo fue con el reclamo radical en Uagadugú (capital de Burkina Faso), el gobierno militar impuso el plazo de un mes para la retirada de las tropas militares francesas^[24]. A lo cual Níger  —contabilizando que se encuentra encabezado por la junta— hace eco al acusar al expresidente Mohamed Bazoum de ser un títere de los intereses franceses.

Siendo esta dialéctica la línea legitimadora en la destitución del poder y por supuesto la plataforma ideal para el general Abdourahmane Tchiani, quien de momento ha revocado cinco acuerdos militares con Francia y apoyado las protestas populares frente a la embajada de Francia ^[25].

En contraste con lo anterior, el posicionamiento discursivo de Emmanuel Macron ante la coyuntura de Níger y sus relaciones con el continente africano, han sido bastante breves, indicando que las acusaciones neocolonialistas representan cortinas de humo, para opacar las luchas contra grupos terroristas y el desenmascaramiento de las fracturas gubernamentales africanas, las cuales a su vez alimentan las operaciones rusas para desestabilizar a Europa^[26]. Este argumento ha sido la desembocadura de fuertes manifestaciones nigerinas que consideran la toma de los golpistas como la recuperación de la soberanía estatal, lejos de la influencia francesa, la cual históricamente ha tenido acceso a las élites políticas de Níger y a los vastos recursos naturales, explotados durante largos periodos^[27]. 

Hecha la salvedad de la postura pro golpista o a favor de la junta, queda evidenciar si las fuerzas militares tienen las capacidades de mantenerse fuera del margen de alcance de los grupos terroristas, lo cual es un punto estratégico al que apela Francia y sus aliados de Occidente. Es asi como, la apresurada salida de las tropas francesas ha sopesado en gran medida para la oposición al régimen, quienes temen porque la inteligencia francesa deje de ser un socio clave en la lucha contra el terrorismo, tomando como referencia el caso vecino, con Mali, donde la salida de las tropas extranjeras y de la ONU —que suponen un resguardo en materia de seguridad— fue seguida por un repunte exponencial de la violencia por parte de salafistas^[28].

Con miras a realizar un análisis desde los diversos puntos críticos de la coyuntura golpista de Níger, se toma en cuenta que si bien el apoyo diplomático de Occidente, por parte de Francia y también por Estados Unidos a Bazoum, no solo se refleja en hechos discursivos, como lo ha establecido la Casa Blanca, al indicar el pasado 3 de agosto que “en este momento crítico, Estados Unidos está con el pueblo de Níger para honrar nuestra asociación de décadas basada en valores democráticos compartidos y en el apoyo a un gobierno dirigido por civiles”^[29], siendo esta la visión de aliado geopolítico que refuerza Occidente.

Sino que también este apoyo se materializó en unos 1100 efectivos estadounidenses y 1500 franceses con bases en Níger, sumado a varias inteligencias en seguridad y bases para drones en la zona, además de que el 40 por ciento del presupuesto nacional del país está compuesto de ayuda proveniente del extranjero, la cual asciende a 2200 millones de dólares^[30]. De modo que, la alianza con Occidente ha utilizado esta justificación financiera, en aras de hacer ver una disminución contundente del escenario de violencia incremental, en especial si se toma en cuenta el detrimento del 79% en muertes relacionadas con el terrorismo, según el Índice Global de Terrorismo^[31].

Empero, existe una visión tergiversada que pretende dar el “resguardo” de Occidente, ya que si bien el Índice Global de Terrorismo muestra que los países que experimentaron los mayores descensos de muertes por terrorismo en 2022 son Afganistán y Níger^[32], cuando se evalúa de manera detallada la situación nigerina, se evidencia que las zonas fronterizas de Níger no presentan un descenso significativo de muertes.

En donde “la provincia de Tillaberi sigue registrando el mayor número de atentados y muertes, a pesar de que los fallecimientos se redujeron en más de un 68% entre 2021 y 2022” ^[33]o que “las muertes en la región de región de Diffa aumentaron un 38% hasta alcanzar su nivel más alto en dos años; debido a su proximidad al epicentro del terrorismo en Nigeria”^[34] por lo cual, no se puede entablar una relación directa de la reducción de la violencia, cuando Occidente utiliza escenarios macro que invisibilizan la situación regional dentro del país. 

Indiscutiblemente, este golpe de Estado marca un panorama culminante en África Occidental, considerando que Níger ha sido un punto de encuentro para sus vecinos Mali y Burkina Faso, quienes han incrementado sentimientos antifranceses y movilizado milicias de autodefensa^[35]. Por lo cual, la actual situación nigerina tiene diversas capas de incertidumbre y complejidad, ya que la junta tiene aún que consolidar su posición frente a aquellas contestaciones violentas en su contra; sumado a que, los discursos de Occidente en apoyo a Bazoum y los acuerdos tentativos de los jefes militares de la CEDEAO amenazan con la intervención militar y sanciones que implicarían graves consecuencias socioeconómicas para el país^[36].

Multiplicidad de actores e intereses en torno al golpe de Estado

Las dinámicas políticas internas de los Estados que componen la región del Sahel han planteado un ajuste en la realidad geopolítica de África. En los últimos tres años, como se mencionó anteriormente, la región ha sido objeto de eventos como el golpe de Estado en Mali en 2021, el golpe de Estado en Burkina Faso en 2022 y en 2023 la guerra civil en Sudán y el golpe de Estado en Níger. La región ha sido de particular interés para Occidente, en el marco de la guerra contra el Dáesh, la política migratoria europea e intereses coloniales. De igual forma, el avance en la influencia de otros actores, como China y Rusia, en el continente africano convierten la región en un escenario geopolítico relevante.

Occidente

Particularmente el caso de Níger y la estabilidad del gobierno resultaba clave para la gestión de los intereses del bloque Occidental en la región. Desde 2016 el gobierno de Mohamadou Issoufou, colaboró con la Unión Europea para el bloqueo de rutas migratorias que cruzaban el país^[37]. Posteriormente e impulsado por los golpes de Estado en los países vecinos de Malí y Burkina Faso, Níger se convirtió en el punto geoestratégico para el destacamento militar occidental en la guerra contra Boko Haram y La Provincia de África Occidental del Estado Islámico  (ISWAP) en la región durante la administración de Bazoum.

De igual forma, las reservas de recursos estratégicos como el uranio, el petróleo y el oro resultan importantes para los intereses de Occidente y particularmente los de la Unión Europea. Si bien es cierto la dependencia del uranio de Níger decreció desde 2021, para ser desplazado por Kazajistán como el principal proveedor del recurso para Europa, la exploración de uranio en Níger por parte de empresas francesas y canadienses en la región continúa. En el caso canadiense Global Atomic Corp recibió en 2022 la renovación del permiso de explotación sobre los seis yacimientos que posee actualmente, GoviEx por otro lado, se encuentra encargada de un proyecto que según los estudios de factibilidad otorgaría 1 Mt de mineral al año. De igual forma se sostiene la extracción desde 2018 por parte de Orano, multinacional con participación mayoritariamente francesa, así como las dos empresas Somaïr y Cominak, copropiedad del Estado de Níger con participación minoritaria, y la empresa francesa AREVA S.A que es poseedora de más del 50% de las acciones en ambos casos^[38].

Pese a tener acceso a otros proveedores en el mercado internacional, los intereses económicos franceses en torno al Uranio en Níger no son menores. Precisamente, la protección de las inversiones y yacimientos de otro de los principales proveedores para la Unión Europea, como lo es Canadá, se proyecta como una tarea relevante en la región para los países del bloque de Occidente. Las dinámicas extractivistas y los intereses económicos asociados, sumados a la relevancia geoestratégica tanto en la atención de flujos migratorios como en la guerra contra Boko Haram y ISWAP hacen de Níger un punto de interés para los principales actores occidentales, particularmente la Unión Europea.  

ISWAP y Boko Haram

El Sahel ha sido territorio de operaciones de ISWAP, particularmente la región de la Cuenca del Chad y la zona de la Triple Frontera, entre Malí, Burkina Faso y Níger. Desde 2016 ambos grupos habían operado en conjunto para garantizar golpes a infraestructura militar en los países del Sahel y el impulso de esfuerzos por control territorial en la Cuenca del Chad. Sin embargo, para 2019 se dieron disputas internas por el liderazgo en ISWAP, relevando a Abu Musab al Barnawi, quien contaba parcialmente con el favor de Boko Haram por ser el hijo del fundador Mohamed Yusuf, para sustituirlo por Abu Abdullahibn Umar al-Barnawi. La relación entre ISWAP y Boko Haram ya eran complicadas producto de las reservas de la cúpula de ISWAP con los métodos del líder de Boko Haram, Abubakar Shekau^[39].

ISWAP lograría acorralar a Abubakar Shekau logrando eliminar al líder de Boko Haram. En 2021 al Barnawi sería reinstalado como líder de ISWAP, pero en agosto de ese año sería eliminado por tropas de Boko Haram lideradas por Ibrahim Bakura Doro. Desde entonces ambos grupos se encuentran en guerra por el control de los territorios en el Sahel, así como por consolidarse como la fuerza legítima representante del salafismo en África occidental.

ISWAP ha centrado sus ataques en objetivos militares o líderes gubernamentales, usualmente asociados con las élites de los países y, en el caso de la población civil, la coerción ha sido concentrada en los opositores^[40]. Los objetivos de ISWAP giran en torno a la consolidación de un control territorial, con coerción más regulada, distinto a los métodos más violentos empleados por Boko Haram. Sostener y expandir el control sobre el sur de Níger, donde ya en Diffa posee control parcial^[41]. De igual forma continuar con el proceso de reclutamiento de combatientes provenientes de Boko Haram, debilitando a la organización rival e incrementando las capacidades militares de ISWAP. El proceso de inestabilidad generado por el golpe de Estado representa una oportunidad para ISWAP de expandirse en aquellos territorios donde la Junta Militar de Níger no logre un control oportuno.

Rusia

Ante el rompimiento de los acuerdos militares con Francia, la junta militar ha buscado acercarse a Rusia^[42]. Para ello han establecido contacto con el grupo Wagner, y líderes del movimiento golpista ya han establecido contacto con miembros de Wagner desplegados en Malí, posterior al respaldo brindado por el líder de Wagner, Yevgeny Progozhin^[43]. Wagner ha actuado como instrumento de influencia rusa en África desde 2017 cuando ingresaron al conflicto en Sudán y desde entonces han contado con presencia en múltiples Estados africanos.

Los acercamientos entre la junta militar de Níger y Wagner se dan en un contexto semejante al vivido por Malí en 2021. Ante la retirada de las tropas francesas destacadas para misiones de antiterrorismo, la junta militar de Malí recurrió al grupo Wagner para recibir apoyo. El precedente de la intervención rusa en Siria en contra del Dáesh ha funcionado al Kremlin para legitimar sus intervenciones militares antiterroristas ante los Estados africanos^[44].

 Sin embargo, ante el conflicto interno entre el grupo de mercenarios y el gobierno ruso, resulta necesario apuntar que la intervención en África se encuentra en un proceso de transición. Posterior a la explosión  y caída  del avión en el que Yevgueni Prigozhin viajaba entre Moscú y San Petersburgo, causadas por el Kremlin según servicios de inteligencia occidentales^[45] o por la explosión de una granada según la versión del gobierno ruso^[46],  el futuro de Wagner se mantiene incierto. La información sobre las reuniones entre el Kremlin y comandantes de Wagner que no decidieron participar en la insurrección, sugieren que la estrategia del gobierno ruso apunta a la fragmentación de Wagner en varias milicias, bajo la coordinación del Ministerio de Defensa^[47]. Las operaciones en África continuarán, según apunta el ministro de relaciones exteriores Sergey Lavrov, donde las milicias de Wagner permanecen y dónde múltiples combatientes del grupo se han hecho con tierras y yacimientos como pago por sus servicios^[48].

Los intereses rusos en este contexto se centran en mantener su presencia militar en la región y consolidar su influencia en aquellos Estados donde ya se encuentra operando. En el caso de nuevas ventanas de oportunidad como la de Níger, el quiebre con Francia puede significar una reforma en las concesiones de explotación de recursos. Siguiendo las dinámicas en otros Estados del Sahel, la Junta Militar de Níger podría transferir permisos de explotación a ciudadanos rusos, dando acceso a recursos claves como uranio, oro y petróleo. Esta influencia rusa se presenta como un recurso para explotar, en la que, según el discurso del Kremlin, corresponde a una guerra “proxy” con Occidente^[49]. 

Consideraciones finales ante el golpe de Estado

Se puede condensar lo expuesto hasta el momento en que la situación de Níger tiene aristas bastante complejas a resolver en un corto periodo, ya que la coyuntura histórica colonial, los intereses geopolíticos en su territorio y la suspensión de ayuda financiera y humanitaria, reducen las posibilidades de estabilidad nacional y por ende en la región.

Sumado a que las sanciones financieras, no sólo fragmentan la arena política, sino que ponen en riesgo la cobertura de derechos fundamentales, como la alimentación. Donde según estimaciones de la FAO las sanaciones a los mercados nigerinos, la inflación vertiginosa de la vecina Nigeria —siendo este el principal país de origen de las importaciones de alimentos de Níger— y evidentemente la suspensión de la ayuda extranjera, son elementos de gran envergadura que podrían en detrimento la seguridad alimentaria de más de 7 millones de personas, esto se traduce en el 28% de la población que podría caer en desnutrición grave^[50].

En definitiva la situación nigerina ha sido un punto de inflexión en África Occidental y además se enfrenta a un cúmulo de actores internacionales que se alimentan de los movimientos golpistas de África, los cuales han creado una reconfiguración en la estrategía establecida por la hegemonía occidental.

Y con miras a los nuevos cambios políticos internos, se debe contabilizar la posibilidad de un aumento en los ataques terroristas, como lo fue en los países vecinos, tomando como base que el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS), siendo el actor armado más activo en la región y de Tillaberi (frontera suroeste de Níger), al reorientar sus fuerzas a la frontera maliense a principios del 2022, han incrementado sus ataques en las zonas fronterizas, como lo fue también en Burkina Faso, donde han utilizado las zonas fronterizas del oeste de Tillaberi como base de operaciones militares^[51]. De manera que se debería poner el foco de atención en la capacidad de la Junta para mejorar la seguridad nigerina dentro de su territorio, y también evaluar las fuerzas de presión que podrían implicar las sanciones internacionales.