Análisis semanal 490: Encuentro Biden-Petro: Soft power, políticas ambientales y, para variar, la guerra contra el narcotráfico (10 de abril de 2023)

Año: 
2023

 

Contextualización

En el marco de la gira norteamericana del presidente colombiano, Gustavo Petro, se llevó a cabo una reunión entre el mandatario y su colega Joe Biden. La misma tuvo lugar en la Casa Blanca y se extendió por un par de horas, una vez finalizada ambos presidentes atendieron brevemente a los medios de comunicación que esperaron pacientes logrando conseguir unas palabras con respecto al acontecer de esta.

Cabe destacar en este punto, que este fue el primer encuentro bilateral que se consigna entre Biden y Petro, desde que este consiguió la presidencia a finales del año anterior. Según su discurso, el colombiano se mantenía dispuesto a continuar con las relaciones diplomáticas entre su país y la potencia estadounidense, mismas que gozan de poco menos de doscientos años de vigencia [1], además de ser el país norteamericano el principal socio político-económico de Colombia; ergo la reunión entre ambos jefes de Estado era precedida por matices interesantes con casi dos siglos de historia.

Según se supo de boca de los mandatarios, la discusión giró en torno a tres ejes principales: ambiente, progreso sudamericano y, para variar, la guerra contra las drogas [2].

Ambiente y progreso de la región

Tanto el eje ambiental como el del progreso de la región se encontraron inherentemente ligados, esto debido a la necesidad de Estados Unidos por ver en el sur del continente una salida para sus problemas de carbonización, cambio climático y contaminación.

Petro aseguró que Biden se encontró dispuesto a participar de políticas ambientales de la mano con Colombia y otros países sudamericanos. Para iniciar de lleno con esta promesa, se comprometió a donar 500 millones de dólares al Fondo de Revitalización de la Selva, una idea propia de Petro que tiene como finalidad revitalizar la selva colombiana y a largo plazo, la selva amazónica.

Biden por su parte, se mostró interesado en cambiar deuda por acciones climáticas en todo el mundo, esta política la generaría por medio del Fondo Monetario Internacional (FMI), esto con la finalidad de saldar no solo las deudas de los países latinoamericanos y del resto del mundo, sino, para poder saldar a su vez, grandes baches que tiene el Estado estadounidense en materias del Medio Ambiente.

Asimismo, ambos presidentes conversaron de un plan por parte del colombiano para poder conectar eléctricamente ya sea al país cafetero con su vecino Panamá, o con su otro vecino, Venezuela; en esta propuesta, según informan, Biden se mostró interesado, ya que esta política provocaría “llenar de energías limpias la región y poder descarbonizar Estados Unidos” [3].

Combate al narco

Ahora bien, el tercer eje principal de la agenda del encuentro se centró en la generación de una Reforma Agraria en Colombia y la guerra contra el narcotráfico.

Hablar de combatir el narcotráfico cuando se menciona la relación entre Colombia y Estados Unidos es algo recurrente. Año tras año, independientemente de cual sea la dupla que posa para la foto de los presidentes de ambos países, siempre el combate al narcotráfico es tema de discusión en los encuentros bilaterales entre ambas naciones.

Desde finales de los años 80-principios de los 90, el tema de la guerra al narcotráfico es un común denominador en las reuniones Colombia-Estados Unidos, pasando por los 90 con las devastaciones sociales, económicas, estructurales y sobre todo humanas del apogeo de los cárteles colombianos, rectificando estas relaciones a finales de la década, cuando el entonces presidente Andrés Pastrana firmaría en conjunto con su homólogo norteamericano Bill Clinton, el denominado Plan Colombia, que según la página oficial de la Cancillería fue: «una estrategia integral de cooperación bilateral, cuyo objetivo general fue combatir las drogas ilícitas y el crimen organizado, para así contribuir a la reactivación económica y la consecución de la paz en Colombia, al tiempo que se fortalecía el control sobre la oferta de drogas ilícitas en las calles norteamericanas» [4].

Después de la firma del Plan Colombia, han pasado diversos jefes de Estado para cada nación, incluso en el 2016, en el marco del quince aniversario de la firma del plan, se celebró una junta entre los entonces presidentes Juan Manuel Santos y Barack Obama, esto con el fin de fortalecer las bases del plan y aumentar las relaciones entre ambos países [5].

Subordinación colombiana

No es de extrañar que después de la destrucción múltiple en todos los ámbitos causada en los convulsos años 90 en Colombia, el país cafetero buscase aliados para poder afrontar las consecuencias; por lo que se estrechó fuertemente de su mano derecha comercial, Estados Unidos, así, mediante cambios y trueques comerciales y financieros, lograsen de a pocos, hacerle frente a las adversidades con las ayudas norteamericanas.

Garay Vargas, en el 2009, hablaba de una subordinación disfrazada de pragmatismo en las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos. El autor mencionaba que la necesidad de Colombia de aliarse con los Estados Unidos era vista por los gobiernos colombianos como una acción pragmática derivada de las necesidades, pero vislumbrando siempre un futuro más prometedor, caso contrario de los gobiernos estadounidenses, que veían al país cafetero como otro Estado subyugado más del sur al cual le podían aprovechar recursos [6].

La historia entre ambos países yace siempre de las necesidades reales colombianas y las necesidades estadounidenses de aumentar su poderío en la región, aunado a los problemas de drogas que afectan indirectamente los intereses estadounidenses a lo interno del país, provocando una migración de las relaciones del pragmatismo a la subordinación total y absoluta. Tanto así, que el Plan Colombia únicamente se defiende con cifras y datos de incautaciones y detenidos, sin embargo, las mismas cifras y datos no le respaldan cuando se interpretan las muertes, aumento de inseguridad y poco control contra la guerrilla y el narco que el mismo plan ha provocado a lo interno del país sudamericano.

Intereses estadounidenses

La banda musical mexicana Molotov es dueña de varios de los temas más emblemáticos de empoderamiento y lucha latinoamericana, uno de ellos “Frijolero”, que si bien es cierto se centra en la relación México-Estados Unidos, la frase propia de la canción “de la droga que sembramos, ustedes son consumidores”, hace eco en la realidad colombiana. Según datos de la National Survey on Drug Use and Health, ente que emite los datos reales del uso de drogas en los Estados Unidos, para el año 2020, aproximadamente 6 millones de estadounidenses habían consumido cocaína, de la cual el 97% fue proveniente de Colombia [7].

Es decir, el gobierno estadounidense, desde la figura de Joe Biden, se encontraba sumamente interesado en la reunión del pasado 20 de abril, así como de la reacción que Petro tuviera de ella, esto debido a que la problemática del narcotráfico colombiano les afecta en cantidades enormes.

La problemática del narco colombiano y sus exportaciones a Estados Unidos no afecta solo en el consumo, que ya de por sí solo es exageradamente abismal, seis millones de personas en el 2020, sino que además les afecta todo lo que esto conlleva y como se mueve al exterior y a lo interno. Tom Wainwright, en su libro Narconomics, hace ver que los cárteles de drogas son más que organizaciones delictivas, son Estados de facto, que intervienen no solo en los Estados de los que son parte, en este caso Colombia, sino también, a los Estados en los que se involucran mediante exportaciones, Estados Unidos para el presente caso [8].

Soft power

Históricamente, a lo largo de los casi dos siglos de relaciones diplomáticas entre ambos países, se entiende que Estados Unidos es quien tiene el poder y Colombia se muestra como el subyugado. Misma dinámica que se acentúo en los noventa y se ha continuado engrandeciendo desde entonces.

Ejemplo de lo anterior es la agenda impulsada por Biden y sus intenciones reales disfrazadas de promesas e intereses en temas ambientales, de reformas agrarias, de energías limpias y de progreso de la región; es evidente que el gobierno estadounidense prioriza del encuentro mantener los acuerdos antidrogas y seguir trabajando para desmantelar las organizaciones dentro desde afuera.

En palabras de Nye, Biden y Estados Unidos mediante sus promesas ambientales y de progreso para la región emiten políticas llenas de soft power [9]; en otras palabras, aseguran el control en las políticas antidrogas haciendo promesas que giran en torno a temas como el ambiente, donando dinero y mostrando interés en el desarrollo y progreso de la región.

Reflexiones finales

El encuentro bilateral fortalece los lazos diplomáticos existentes entre Colombia y Estados Unidos, logra que el país colombiano se jacte de tener como aliado político, económico y comercial número 1 a la mayor potencia mundial. Además, ratifica que, pese a lo disruptivo de su discurso, sus posiciones político-económicas y sus ideales, Petro no tiene en mente variar mucho lo que los anteriores gobiernos colombianos venían haciendo en temas internacionales.

Asimismo, se engrandece la idea de la subordinación colombiana ante los Estados Unidos, en este caso mostrándose que para poner en marcha un plan como el del Fondo de Revitalización de la Selva, es necesario que el gigante norteamericano done millones de dólares y a cambio sigan teniendo el control de las políticas antidrogas, que es el real interés del gobierno estadounidense.

Para finalizar, más allá de las verdaderas intenciones que tenga, es interesante ver como Biden muestra interés por los temas climáticos y ambientales, es probable que siga con la misma agenda en próximas reuniones con distintos representantes de otros países latinoamericanos.

Notas

[1] Ministerio de Relaciones Exteriores. "Estados Unidos de América". Ministerio de Relaciones Exteriores, 2023. https://www.cancilleria.gov.co/internacional/politica/regiones/america/estados-unidos.

[2] Suesca, Lizeth. "Conclusiones reunión Petro - Biden: cambio climático, narcotráfico y sanciones a Venezuela". Caracol Radio, 21 de abril de 2023.

[3] Íbid.

[4] Ministerio de Relaciones Exteriores. "Estados Unidos de América". Ministerio de Relaciones Exteriores, 2023. https://www.cancilleria.gov.co/internacional/politica/regiones/america/estados-unidos.

[5] TeleSUR. "¿Qué es realmente el Plan Colombia?" TeleSUR, 3 e febrero de 2016.

[6] Garay Vargas, Javier. "Un recorrido por las relaciones Colombia-Estados Unidos: del pragmatismo a la subordinación". Oasis, n.º 14 (2009): 71–81.

[7] National Survey on Drug Use and Health. "Key Substance Use and Mental Health Indicators in the United States: Results from the 2020". samhsa.gov, octubre de 2021. https://www.samhsa.gov/data/sites/default/files/reports/rpt35325/NSDUHFFRPDFWHTMLFiles2020/2020NSDUHFFR1PDFW102121.pdf.

[8] Wainwright, Tom. Narconomics. Penguin Random House, 2016.

[9] Nye, Joseph S. "Soft Power". Foreign Policy, n.º 80 (1990): 153. https://doi.org/10.2307/1148580.